- Sehun.
¿Han pensado alguna vez quién fue su primer amor?, ¿fue acaso la primera persona con la que salieron? o quizás fue
la persona con la que tu corazón latió más...
Como saben, el primer amor no es aquella persona con la que saliste, o la primera persona la cual te gustó... No, va
más allá de sólo gustar. El primer amor es la persona en la cual confías, la cual sabes que por mucho que vea
desgatada la relacion, seguirías dando un 120 % por ella, esa persona que aunque no estés con él, sientes su
compañía, amor... sobre todo su amor.
Mi nombre es Oh Sehun, actualmente tengo 25 años, y me estoy preparando para viajar a mi ciudad natal. Nací y me
crié en una pequeña isla lejos del mundo continental. Soy hijo único criado sólo por mi madre, quien siempre se
desempeñó como camarera en restorante cerca de la playa. Viví mi niñez en la playa, mi mayor hobby es surfear, es lo
único que me une a mi difunto padre, quien falleció ahogado al quedan enganchado a una roca cuando surfeaba. Mi
madre nunca quizo que montara olas, pero si esto lo llevas dentro gracias a los genes, no creo que puedas negarte a
ello.
Siempre fui un chico lleno de amigos, nos gustaba hacer fogatas en la playa mientras cantabamos o bailabamos a la luz
del fuego. Mi mejor amigo, Jongin es como un hermano para mi, hacíamos travesuras desde que nos conocimos, y el
único con quien he seguido hablando después de que me viniera al continente a estudiar.
Ah, perdón, no les he contado que hago tan lejos de mi hogar, vine a estudiar Medicina de Rehabilitación, quiero
ayudar a la gente a pararse y caminar cuando no puedan hacerlo, quiero enseñar a nadar a las personas que
pensaban que no podían, y lo más importante quiero hacer creer a la gente que por haber nacido o quedado en un
estado en donde todo se ve negro, pueden encontrar una luz de salvación.
Decidí estudiar medicina por dos motivos, uno es por que al igual que mi padre, han muerto muchas personas en las
olas, pero algunas, las cuales han sobrevivido, han quedado con daños a nivel de movilidad, la cual, si se sigue una
buena terapia, podrán ejercer una vida plena,... y la segunda razón...
Un día, bajo la luz de la luna llena, cuando Jongin y yo decidimos quedarnos hasta tarde bebiendo y divirtiéndonos en
la playa celebrando nuestra graduación de la escuela y con eso, nuestra bienvenida a la adultez... el accidente sucedió.
Estabamos ambos muy ebrios, y entre broma y broma, decidimos salir a surfear borrachos, ya que la marea estaba
salvaje. Nadamos un par de metros mar adentro, tomamos la primera ola con dificultad, pero logramos montarla y
disfrutar de esa adrenalina que recorre las venas. Cuando nos volvimos a montar en otra ola, mi cuerpo comenzó a
sentir fuertemente los efectos del alcohol, y lo último que recuerdo es el sonido del mar mezclado de los gritos que, a lo
lejos Jongin hacía pronunciando mi nombre.
Cuando desperté, me encontraba en una sala iluminada, tanto lo estaba que mis ojos ardian de sólo intentar abrirlos.
Traté de levantarme, pero sentía mis piernas totalmente pesadas a tal punto de casi no poder movilizarlas. Comencé a
desesperarme, golpeaba mis muslos con fuerza, pero sólo sentía un pequeño golpecito.
Mis lágrimas comenzaron a salir, sólo de pensar en que recién estaba por iniciar mi vida de adulto, que estaba
decidiendo en qué trabajar para poder establecer un restorant para que mi madre no trabajase más... De sólo pensar
en mi madre... y en mi padre...
Con más fuerza golpeaba mis piernas, entre más sentimientos y lágrimas salian de mi, más fuerza ocupaba en tratar de
que mis piernas funcionaran a su 100 %, tanto así que los moretones comenzaron a salir de inmediato.
Entre llanto y gritos, fue cuando entraron corriendo los doctores seguidos por Jongin, quien tenía su brazo derecho
enyesado. Entre varios enfermeros me sujetaron y sin darme cuenta volví a desmayarme cuando me inyectaron un tranquilizante.
No sé cuántas horas pasaron, o quizás un día, sólo desperté con la voz de alguien cantando, comencé a abrir
lentamente mis ojos, cuando miré de donde provenia la voz, vi a un joven alto y delgado, de cabellera castaña
ondulada mirando por la ventana mientras que sentado en la orilla de esta, movía una de sus piernas que colgaba y
chocaba contra la pared inferior de la ventana.
Traté de levantarme, pero nuevamente mis piernas no respondían correctamente, y al hacer ruido aquel chico delgado
se volteó a verme. Paró de cantar y de manera rápida se acercó hacia mi, me tomó de los hombros y me recostó en la
camilla.
-No debes esforzarte, aún estás débil.
Lo miré fijamente, sus ojos reflejaban perfectamente la luna. - ¿Quién eres? - Pregunté desconfiado.
El chico sonrió dulcemente, pude verlo apesar de la poca luz que había en la habitación.
-Mi nombre es Luhan, y soy la persona que estará a cargo de tu rehabilitación.