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Te amaré por siempre. ROXANNE por aurora_la_maga

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Notas del fanfic:

Hola!!

 

Aurora atacando nuevamente!!!

 

Primero que nada aclararles que AMO EL REIGISA con toda mi alma son una pareja exquisita y hermosa… amo mucho a Rei y a Nagisa lo adoro es tan lindo!!! En fin!!!

 

Esta historia esta basada en un comic que anda rondando por ahí en FB en el cual Nagisa es algo así como un bailarín y que vende su cuerpo para ganar dinero, su nombre prácticamente es ROXANNE por que así se llama la canción. A raíz de los sentimientos que me causo quise hacer algo para ellos… aunque triste y doloroso será algo para que recuerden siempre (Eso espero)

 

Aclaraciones: El echo que haya tomado el comic como base, no quiere decir que será así de simple y sencillo, necesito hacerlas meterse a la historia y agregar detalles enormes que verán otra vez de los capítulos, espero realmente que les guste mucho n_n y no… no tiene MPREG >< quisiera pero no >< En esta historia RIN SERA MUY MALOOOOOO Y KISUMI MI AMOR TAMBIEN!!!

 

Bueno habrá mención de algunos otros personajes pero los principales son Rei, Nagisa y Rin… espero os guste y no shoren porfa!!!!

Notas del capitulo:

iniciaremos despacio… este es el comienzo de las cosas…

Te amaré por siempre.

By:

Aurora la maga

 

“Seni sonsuza dek seveceğim”.

 

Inspirado en el comic REIXGISA ROXANNE.

 

Durante el Imperio Otomano en 1617, la guerra entre turcos y mongoles se había extendido, luego de que el primer periodo de Ahmed primero sucumbiera en la guerra encarnecida que Mongolia lidero; logrando recuperar parte de sus tierras y vienes… sin embargo la situación al entrar el primer nuevo periodo de Mustafa I causo que Mongolia retrocediera, pues el sultán tenia terribles, soldados que habían sido entrenados de la forma más siniestra de todas, además de implementar nuevas estrategias de guerra para contra atacar… Turquía estaba ganando, y tras un buen tiempo Mongolia, retiro a sus tropas, dejando así un periodo de paz y de tranquilidad en ambos países.

Mustafa I vivió un año lleno de triunfos, pero una terrible enfermedad pudo derrotar al primer Sultán que había llevado a ganar a su pueblo aquella dolencia lo consumió y mucho antes de si quiera morir, dejo en manos el reino, a su único hijo y quien sería el sultán más severo, perverso y plebe de todos los tiempos. Su nombre Rin Matsuoka… que recibió el apodo del sultán Mustafa II, Su padre Toraichi Matsuoka quien había sido Mustafa I. Le confió a su pueblo y a toda Turquía. Siendo muy bien aconsejado por uno de los soldados que su padre apreciaba como un hijo, Rin en cambio odiaba a ese sujeto de cabellos azules con gafas de las cuales pendían dos cordones de oro y perlas que relucían elegantemente en su rostro, ese muchacho que solamente le llevaba un año de edad, al nuevo y más joven sultán, resulto ser el mejor consejero de su padre siendo el propulsor de las estrategias de guerra más fructíferas en toda la historia de Turquía.

Pero la envidia, la codicia y su orgullo no dejaban ver con claridad a Mustafa II quien, mando a bajarlo rango, ya no era la mano derecha del sultán, en mas ahora era un simple soldado que cumpliría las mismas asignaciones que los de bajo rango tuvieran.

Esa misma noche que se anunció su nuevo puesto Rin había citado al sujeto de cabellos azules, él estaba frente al nuevo sultán, con la mirada puesta en el piso. Esperaba las palabras que le diría aquel pelirrojo quien revestido por trajes blancos de seda y un fajo negro con bordes rojos que ajustado a la mitad de su cuerpo resalto su cintura masculina. Aquel traje blanco era digno de un Sultán el contraste de aquel color claro hizo notorias las joyas que gobernaban en su cuello. Los ojos rubí brillaban en maldad  ante el que tenía al frente, la luz de las velas en aquella enorme habitación compuesta por enormes ventanales, que dejaban ver el correr del rio más extenso y enorme de toda Turquía, además de velos y telas que caían por todos lados, dando un efecto soberbio y cálido dentro de aquella habitación, la cual apenas y era iluminada por las enormes velas y candiles, Rin traía el reconocido sombrero de los sultanes.

Mustafa I estaba por mas decirlo complacido e inquieto, por haber cancelado la libertad de aquel prisionero el cual ya no era tan importante sin la presencia de su padre, la mirada violeta del peli azul se fijó en la mano huesuda y llena de brazaletes de oro que tomo una copa fina y colmada de vino rojo como los mismísimos cabellos de él que estaba al frente suyo. Rin había engullido aquel liquido haciendo los sonidos más fuertes al hacer pasar el fluido en su tráquea, libero un buen jadeo de placer ese líquido era el elixir de los dioses mismos. Luego de beber deposito la copa en la mesita a su lado.

Al tiempo que decía:

-Ryugazaki Rei…-

El chico mencionado elevó despacio su rostro, admirando a su sultán a quien no le miro a los ojos sino más bien a su pecho justo donde colgaba el collar de oro que abarcaba todo su escote.

-¿Te informaron de los cambios que he hecho?-

Cuestiono Mustafa II con una cierta ironía en sus palabras.

-Sí, Sultán.- Respondió escuetamente.

-Muy bien… con eso deberías saber que no te necesito por aquí… yo no soy como mi padre, no permitiré que un mocoso como tu… un huérfano que encontró tirado en aquel pueblo… me dé ordenes si quiera, ¿Esta claro?-

El peli rojo quería deshacerse de su presencia, la verdad estaba furioso pues desde que tenía memoria ese sujeto era el maldito favorito de su padre, incluso hacia lo que él le opinaba, Rei sin embargo él no se enfadó, acepto con humildad aquel echo e incluso susurro.

-Sultán…acepto con humildad sus órdenes, pero… me permite, preguntarle algo.-

Rin le observo con ojos llenos de soberbia.-Habla no tengo toda la noche.- Refuto apreciando  un costado a un grupo de bailarines y prostitutas.

-Su padre, Mustafa I… antes de morir me permitió hacer una salida.- Sus orbes observaban al sultán con preocupación y miedo.-¿Podría entonces regresar a mi tierra?-

-Ah… TKS, ¿Sabes que pasara si permito eso?- Cuestiono de mala gana chasqueando su lengua.-¡Todos querrán hacer lo mismo!- Mustafa se puso en pie fue directo al enorme ventanal y posando una de sus manos sobre una columna pensó.-“Este idiota, sé que quiero deshacerme de ti, pero primero… te hare pagar todo el dolor que sentí, el desprecio de mi padre todo, te lo hare pagar Ryugazaki Rei…”- Rin se la pensó un poco y susurro, observando de reojo al soldado.-Mi padre, era mi padre, ahora soy yo el nuevo Sultán, Mustafa II y por consiguiente, no permitiré que dejes tu puesto en las filas.- Rei agacho su rostro estaba adolorido, en su pecho se podía sentir la pena de no poder regresar a su pueblo, quizás él no tenía familia, pero había alguien que le esperaba con enormes fantasías había soñado con este momento desde que Mustafa I le permitió ir hace 5 años y había echo una promesa en la cual dijo, que regresaría libre... pero ahora esa promesa se disolvía como arena en el viento

-Sin embargo…- Agrego el pelirrojo.

Rei cortó su aliento al escuchar aquello.

-Te permitiré ir por solo unos días… si no regresas me encargare de ir personalmente a esa asquerosa ciudad y traeré tu cabeza.- Expuso con rabia mostrando sus dientes puntiagudos, Rin era conocido como el hijo tiburón del sultán, era excelente en el nado, en enfrentamiento de cuerpo a cuerpo y un semental tremendo. Rei aun podía escuchar los lamentos de su Toraichi, expresarse cuando él estaba presente, al ya fallecido hombre le preocupaba su hijo, el cual parecía no querer sentar cabeza nunca y estaba completamente seguro que aún estaba penando, pues antes de morir encontró a su hijo compartiendo el lecho con un hombre.

Dejo de pensar y susurro.

-Muchas gracias señor… yo le prometo…-

-No te confundas imbécil…-Gruño violento.-Sera la última salida que harás en tu vida…Ve y regresa, en dos días, cuando regreses te encargaras personalmente de conseguir mi entretenimiento.- Rei asintió y haciendo un saludo perteneciente  a los soldados partió esa misma noche a en dirección a su hogar.

 

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Había llegado a las caballerizas, en donde encontró a sus compañeros, los cuales saludaron con ademanes de manos, el traía un bulto blanco en su hombro derecho, estaba dispuesto a irse de inmediato, pues alguien le esperaba con ansias, desde hace mucho, observo al camello que sería su compañero en estas 5 horas de camino, acaricio con su mano recubierta por un guante negro que protegía únicamente su antebrazo y que conectaba con un anillo el dedo medio de su mano, las pulseras que ajustaban esta prenda se removieron con el mismo movimiento que Rei imponía al animal, acomodo su sombrero rojo que era adornado por una pluma blanca señal que pertenecía a la cuadrilla de Mustafa II, y posando el bulto sobre la silla para montar el camello, saco despacio y lentamente una capa blanca y se la puso, se acomodó sobre el lomo del animal, dejando ver sus pantalones blancos holgados, y sus botas negras que llegaban justo a la rodilla, Aquel animal se irguió lentamente elevando a su ocupante y quien hizo un ruido con su boca, dándole a entender que debía moverse, todos los ahí presentes le vieron partir, pero no pudiendo evitar que hubiera más de alguno que susurro.

-Ryugazaki, ¿Regresaras?-

-Claro.- Respondió él con seriedad.- “No puedo faltar a la promesa que le hice al Sultán Mustafa I…. como él lo supuso su hijo no me liberó.”- Pensó recordando la promesa que le había echo al Matsuoka y el que había sido como un padre para él.

-Te esperaremos, eres mucho más querido que ese criajo.-

-Por favor obedezcan sus órdenes, no quiero que los maltraten sean humildes y protéjanlo…-

-Ese idiota…-

-Silencio… le debemos fidelidad…-

-De acuerdo, Ryugazaki que te vaya muy bien.-

El asintió y se dispuso a partir.

Le esperaba un largo y caluroso viaje, pero la noche en el desierto le daría un clima fresco; mientras avanzaba y sentía el vaivén de los pasos del camello. Libero su mano izquierda de las riendas que le ayudaban a dirigir a aquel animal, con los dedos de su mano derecha, desconecto el borde del guante izquierdo que se mantenía ajustado en la manga, y lo fue bajando, hasta descubrir una hermosa pulsera, la cual parecía una joya de tres hileras, conectadas con cuatro piedras que se mantenían al centro s, parecía una joya demasiada cara, sus ojos se hicieron tristes había llevado esa joya desde que salió de su pueblo, el amor de su vida se la había obsequiado cuando eran pequeños nunca había logrado ponérsela hasta que creció  y ahora la admiraba, para poder revivir ese amor que sentía hacia esta persona tan especial… cubrió de nuevo aquella joya ya que era prohibido para los soldados portarlas, ya demasiadas reglas había roto el Sultán Mustafa I al regalarle aquellas gafas con cuerdas de oro y permitirle el salir hace cinco años.

La tristeza dejo de sentirse en su pecho, mientras apreciaba tras las enormes dunas de arena y algunas montañas como lentamente estas mientras avanzaba más y más dejaban ver el pequeño pueblecito, sus cejas azules se juntaron en nostalgia y las lágrimas abarcaron sus ojos, las orbes violetas se tornaron temblorosas y al instante  que por fin estuvo a unos cuantos centímetros de la entrada de aquel pueblo susurro.

-Ya estoy en casa.-

 

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Entro al pueblo, apreciando las casas de piedra y de mármol, estaba impresionado, puesto que ahora el negocio, la vagancia y posiblemente la depravación era lo que más se movía en su tierra, entraño esa época en la que corría al lado de aquel joven cuya familia era la más rica de esa zona, Rei desde que tenía memoria, había crecido sin padres y a muy temprana edad había sido vendido a una familia.

 Hazuki, ese era el apellido de tal honorable e importante casa en la cual el creció; mas sin embargo al entrar las tropas a aquella villa, Mustafa I fijo sus ojos en el peli azul, el cual lo sorprendió por sus tantas habilidades, caligrafía excelente, lenguaje y expresiones nunca antes vistas y una inteligencia que restaba de donde provenía.

La familia Hazuki lo tenía como criado y también lo educo, puesto que no estaba permitida la vagancia y la flojera en ese tiempo.

 Rei sonrió un poco al acordarse de las enormes aventuras que había vivido con Nagisa el hijo del patriarca de esa familia.

Pero rápidamente su mirada se tornó triste al recordar como el señor Hazuki no tubo de otra opción y lo vendió al sultán… Quien desde que lo escucho, hablar de las leyes, de la política de las tropas lo atonto demasiado que quiso que ese chico fuera su principal concejero, Ryugazaki era un diamante en bruto así lo determinaron, tanto Hazuki como Matsuoka.

El camello lo llevo por las avenidas, en la cual más de algún borracho intento robarle pero él no lo permitió ya que tenía conocimientos de defensa, ¿Realmente estaba en su casa? ¿Qué tanto había cambiado ese lugar con tan solo 5 años? Estaba preocupado, tanto así que aceleró el paso en dirección a la mansión en donde se suponía vivía su amigo y siendo este el amor de su vida.

Pero al llegar a esta… noto con horror como las puertas las ventanas y todo rasgo elegante que el recordaba había sido robado o removido, estaba tremendamente asombrado sus ojos casi se salían de sus cuencas, aprecio como el mármol del piso había sido arrancado y el emblema de aquella familia que había sido tallado en oro macizo en el portón había sido robado toda aquella casa era un tremendo desastre parecía la escena más terrible; esto lo aterro que miedo no debieron sentir los que la habitaban ante aquel saqueo.

En su pecho se abarco ahora la desesperación, si así había quedado la casa ¿Qué habrá pasado con esa familia? Observo a todos lados encontrando respuestas.

 Por ahí pasaba una mujer caminaba despacio apoyándose con su bastón, ya eran las 5 de la mañana y él había llegado de madrugada.

Con prisa cuestiono a la mujer.

-¿Señora que sucedió con la familia Hazuki?-

-Los Hazuki… oh si… los Hazuki.- Dijo ella mirando con una expresión llena de pena a la enorme casa que parecía haber sido tomada a la fuerza por maleantes viciosos.- Ellos luego de que el señor de la casa muriera entraron en una extraña maldición, la cual se robó todos sus bienes, la madre murió hace poco y el hermano mayor de los cuatro hermanos, está por ahí, viviendo de la calle.-

-¿Vi-viviendo de la calle?-

-Sí, muchacho… esas pobres niñas y ese chico viven en aquella modesta casa.- Señaló a lo que parecía una casa humilde de quizás tres habitaciones.- Yo que tu no me mezclara con ellos, el hermano mayor Nagisa es considerado una prostituta… él vive vendiendo su cuerpo por sus hermanas y por su vida.- Rei quedo de piedra, el corazón se le había hecho trizas, pronto noto como la mujer se apartaba y él se quedó ahí mirando al vacío.

Pese a todo ese sentir en su pecho, tomo valor y se encamino a la casa, parecía un ente extraño con la capa blanca la cual cubrió su cabeza con una capucha, al situarse al frente de aquella puerta, admiro la casa elevo su mano para tocar la madera y llamar para anunciarse pero se contuvo… más él no sabía que, aquella puerta se abriría y tras esta, un rubio se asomó, el seguía siendo bajito, tal y como lo recordaba, traía los cabellos alborotados y lindos, sus prendas de vestir eran simples, se trataba de una túnica café, con un fajo rojo. El corazón se le acelero y sin esperar más susurro.

-NA-NAGISA.-

El mencionado le observo, no lo reconoció arrugo sus cejas y susurro de forma desesperada y frustrada.- Oye, no es de noche todavía, espera tu turno cuando termine la función.-

Rei mientras él hablaba se fue retirando la capa y sombrero rojo, dejando al descubierto sus cabellos azules.

Nagisa agrando sus ojos en los cuales se notó, como estos se hacían acuosos, ambos estaban de piedra mientras Ryugazaki alcanzó a decir.

-He vuelto…-

-Re-Rei…- Expuso con poca voz, lanzándose a él, lleno de emoción, estaba contento estaba eufórico, tanto así que no pudo evitar el besarle, los labios con enormes deseos.

-Nagisa, ¿Quién es?- Cuestiono una de las hermanas mirando a la puerta y aun rascando sus ojos pues el jaleo y el grito de Nagisa la despertó.

Después de aquel encuentro, Nagisa decidió quedarse esa mañana en casa y recibir a su más grande invitado; sus hermanas se arreglaron rápidamente y comenzaron a preparar el desayuno mientras Ryugazaki estaba en la sala sentado sobre dos enormes cojines de tela con plumas frente a Nagisa, quien le miraba y serbia agua de un enorme pichel. Hazuki estaba contento se le notaba en todo el rostro que emitía un brillo hermoso aunque su rostro parecía estar pálido.

Rei analizaba todo con atención, su chico estaba había bajado levemente de peso, pero no por eso dejo de ser atrayente a las miradas aquella ropa que lo cubría no le evito el admirarlo.

Ryugazaki en cambio retiro su capa y mostro su uniforme, pues aunque estuviera de licencia él debía de traerlo puesto, por algún incidente que lograra darse. Nagisa no pudo evitar el ver a Ryugazaki y sonrojarse en el acto.

Detuvo lo que hacía y susurro dejando en el piso el pichel.

-Rei… haz cambiado.- Dijo admirando aquel pecho bien dotado y su abdomen trabajado, si había algo que adoraba de ese uniforme era que permitía ver el pecho descubierto de los soldados, Ryugazaki se tensó un momento y susurro ajustando la montura de sus gafas.

-Tú también lo has hecho.-

Nagisa se acomodó mejor en el otro cojín su rostro paso de feliz a uno triste, pues claro que había cambiado… se había vuelto alguien a quien odiaba con intensidad, se odiaba a si mismo por ser tan débil y optar a la vida fácil. El ruido de las hermanas al acerarse y sentarse a los costados de ambos interrumpió todo deseo de Ryugazaki de preguntar qué había pasado con su familia y con su antiguo amo.

La comida aunque era poca se servida por las chicas en platos hondos Rei contemplo aquellos panes simples, queso y carne seca eso era todo. Rei apretó los puños, él estaba molesto pues antes en casa de los Hazuki había una variedad de frutas, de comida y de las mejores verduras y ensaladas, podrías disfrutar de un rico postre también.

Y él Te negro, que nunca debía de faltar en las reuniones que ameritaban visitas.

-Lamento que sea poco Rei…- Susurro el rubio notando la mirada sorprendida de Ryugazaki.- No tengo Te negro… a lo mejor el agua tenga un sabor feo pero…-

-Nagisa… despreocúpate…- Expuso Rei, sometiendo su mano en el fajero que cubría su cintura y sacando de esta una bolsa de tela, la entregó a la hermana mayor de las tres chicas a la cual ordeno con una sonrisa.- Vayan a la tienda, compren dulces, te negro postre fruta y lo que sea, que necesiten.-

-¡REI!- Grito Nagisa preocupado.-No puedo permitir eso, es tu dinero.-

-Es el dinero que gane por haber ayudado a mi pueblo y quiero compartirlo con las personas que me criaron… no es molestia.- Respondió con voz grave y seria, las hermanas comenzaron a gritar eufóricas, aprovecharían aquellas monedas de oro al máximo, Nagisa solo las observo corretear se pusieron ropas más decentes y partieron, dejándolos solos, por otro lado Hazuki susurraba.

-Las mal acostumbraras…-

El levantaba los platos, mirando con seriedad estos, mientras la mano de Rei, tocaba su mano y ya que estaban solos cuestionaba.

-¿Nagisa que pasó?-

-…-

El no dijo nada, solo se puso en pie y fue a la cocina en donde deposito los platos sucios en un enorme deposito que al rato llevaría a lavar al rio, lo cubrió con un manto para que las moscas y los insectos no se entrometieran en los restos de comida, Rei estaba ahora de pie, se acercó despacio a Nagisa quien se apoyó en la mesa de la cocina demostrando una expresión derrotada y adolorida a sus  escasos 25 años ya tenía ojeras y un enrome peso enzima; soltó en un suspiro.

-Mi padre murió, Rei, eso fue lo que paso.-

-¿Pero cómo es que terminaron así, mi amo Hazuki tenía mucho dinero y…?-

-Mi padre tenía dinero… y tenía también un hijo muy débil, el cual no pudo defender lo que su padre le dejo…-

-¿Nagisa?-

-Vinieron, unos soldados, dictaron que los bienes de Hazuki serían confiscados, porque no había una cabeza  en la familia lo suficientemente fuerte…-

-¿De que estas hablando? eso es absurdo, eso no está permitido.-

-Como sea, nos quitaron todo y nos obligaron a vivir aquí, con suerte pude conseguir un trabajo de día… madre enfermo y falleció hace poco…- Nagisa mientras relataba todo aquello ninguna lagrima asomaba en su rostro, pues había llorado demasiado por aquello que ocurrió.- La enterré en una fosa común ¿Puedes creer eso?-

Rei estaba furioso, ¿Quién fue capaz de hacerle esto a aquella familia? Esto era indignante.

-Indagare, y traeré a los culpables, ellos te devolverán todo Nagisa…-

-No… Rei… eso no importa.-

-¡Nagisa!-

-Estamos bien, mis hermanas y yo lo estamos pasando bien…-

-¿Cómo puedes decir eso, viven aquí, no tienen comida, incluso tu estas… vendiéndote?-

-¡E-ESO NO ES VERDAD!-

Grito mirándole directamente a los ojos violetas, Rei admiro como sus piedras rubís temblaban llenas de pánico por lo que había dicho.

-¿No lo es?-

-No… yo so-solo bailo, eso es todo.- Dijo con mirada cabizbaja, volviéndole a dar la espalda mientras en su rostro se notaba el dolor y una expresión que solo podía determinar que el rubio se sentía un hombre traicionero y mentiroso.- Yo… solo doy una función de danza, eso es todo.-

-¿Es eso cierto?- Rei se acercó despacio a su espalda, mientras elevaba sus brazos y lo entrelazaba  con sus fuertes brazos, un estremecimiento vago rápidamente  por todo su delgado cuerpo, Hazuki sintió como el vacío se formaba en su estómago Rei había causado que el calor abrazante de su cuerpo pusiera nervioso y ansioso a su chico, per además de todo aquello Hazuki percibió como en su pecho se asomaba un sentimiento que le causada sentirse verdaderamente seguro y amado, Rei le observo con las cejas juntas llenas de preocupación llevo sus labios a su nuca en donde olio los cabellos de su rubio y dando un tierno beso en este susurro.

-Perdóname por pensar algo que no debía…-beso con calma su cuello y susurro.-Eso me alivia…-

-…- Nagisa no podía con su alma, le había mentido a la única persona que amaba.-“¿Porque soy tan débil por qué?”- Se preguntó internamente.

 

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El día paso, lento y caluroso, las chicas se habían comprado toda una despensa para un mes, esa cocina rebosaba de alimentos sanos y balanceados, también se habían dado un pequeño lujo y se habían comprado velos hermosos, una de ellas le regalo uno a Nagisa diciéndole que debería llevarlo esa noche en su función, puesto que se acercaba la hora y Nagisa se disponía a arreglarse, pero Rei, no se lo permitió evito todo arreglo que el mas bajito estuviera a punto de hacer a su cuerpo, en más admiro la dedicación que iba a poner en ello, pues había sacados aretes y había colocado uno en su ombligo demasiado hermoso, también coloco dos en cada una de sus orejas y Rei se acercó más para admirar  un traje impecable y lleno de adornos que  se había colocado sobre la que parecía ser la cama de Hazuki, Ryugazaki lo tomo en manos y susurro mientras él le miraba con esos ojos color rubí hermosos y llenos de preocupación.

-Hoy no habrá función.-

-Pero Rei…-

-Esta noche quiero que tú y yo…- Se acercó despacio, para tomar entre sus manos el rostro de Hazuki quien sintió que su cuerpo no tenía fuerzas en más, un mareo lo golpeo, causando que los brazos fuertes de Rei lo sujetaran y lo abrazara de forma que Nagisa no quería ser soltado... deseaba estar así para siempre con Ryugazaki, no habría vida más perfecta con él a su lado, superarían todo juntos dejaría lo que hacía todo definitivamente todo cambiaria. El calor de aquel cuerpo pegado al suyo le hizo hablar suavecito y con dificultad ya que no quería una respuesta mala cuestionó.

-Rei… ¿Vas a quedarte?-

El suspiro hondamente, sabía que aquello que respondería causaría pena y sufrimiento al rubio.

-Sabes que no puedo…-

-Pero entonces ¿por qué regresaste? Se suponía que regresabas a quedarte a mi lado.-

-Lo se… pero mi amo, murió hace poco y su hijo no quiere liberarme.-

-Rei… Te extraño.- Confesó.

Mirándole con esos ojos llenos de tristeza los cuales cerro lentamente y fue acercando su rostro al de Ryugazaki para entre lazar sus bocas y besarle con suma calma, el calor de esos labios lo estaban excitando, sus manos aun recubiertas por aquellos extraños guantes, fueron a los hombros de el rubio al cual acaricio bajando por sus hombros y brazos y situándose en el fajo el cual desato de manera pausada, dejando caer la vestimenta de su amante quien muy lentamente aprecio con sus ojos violetas, parecía un hermosos cuadro que invitaba a la lujuria, amaba el esbelto cuerpo de Nagisa le examino con la mirada, sus ojos violetas, recorrían el rostro y su cuello para bajar a su pecho y admirar el tierno color rosado de sus tetillas y de su miembro, el cual cubrió con una de sus manos y susurro.

-Rei-chan eres un pervertido…-

-Hacia mucho que deseaba que estuviéramos así…debo grabarte en mi memoria para siempre Nagisa…-

Las manos del más bajo, ahora se situaron en las manos de Ryugazaki quien pronto fue despojado de su chaleco y sus guantes,  el fajero también callo y sus pantalones fueron a parar lejos, ambos estaban desnudos, mirándose el uno al otro recorriéndose con la mirada, grabando en sus recuerdos el cuerpo de cada uno. Nagisa se separó un momento del peli azul para con prisa  apagar el candil de la habitación, dejando entrar la luz de la luna que hacia su presencia en aquella enorme ventana con un marco redondeado y extenso y por el cual podías ver la ciudad y el pueblo, que fue la única que los ilumino.

Dio gracias a lo más sagrado porque sus hermanas se habían dormido ya, ahora estaban juntos ahí de pie, besándose cada parte de sus cuerpos Nagisa besaba el hombro izquierdo de Ryugazaki en  el cual se podía ver una cicatriz enorme, que  se extendía hasta su espalda, dolorosamente recordó aquella carta que le había enviado Rei diciéndole que había salido herido de un enfrentamiento y en la cual relataba que su enemigo no quería declararse perdedor y por consecuencia lo ataco por la espalda. El aire se escaseo y las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos besando aun esa piel cicatrizada.

-¿Qué sucede?-

-Esta cicatriz… ¿Qué hubiese sido e mi si te pierdo, Rei?-

Rei sonrió y susurro.- Tu  recuerdo me mantuvo vivo…- Expuso tranquilo, y besando sus labios para muy despacio llevarlo a la cama en la cual, Rei se situó sobre Nagisa ambos cuerpos se frotaban con deseo Rei estaba ansioso, se había guardado para su rubio y ahora que lo tenía con él no permitiría que nada los detuviera los temblores en ambos se dejaron sentir, los labios estaban tomando calor gracias a la fricción de sus besos, los jadeos se presentaron en ambos.

Rei acariciaba su hombría sobre la de Nagisa quien susurro bajito.

-Rei… ¿Me amas?-

-Te amo… Nagisa, te amo…- Hundió su boca en su cuello y sintió los temblores del mencionado, quien acariciaba su espalda y abría sus piernas a los costados de su cuerpo, mientras él estaba tremendamente asustado y aterrado, sería la primera vez para Rei y no sabía bien que hacer.

Nagisa, guio su mano a la mesa que estaba a un costado de su cama y tomo un pequeño recipiente de cristal, en el cual había un aceite, que contenía la esencia de las flores más aromáticas, lo guio a su mano y untando sus dedos susurro, mientras llevaba aquella mano a su entre pierna y por siguiente a sus bajos y recto.

-Esto nos ayudara.-

-¿Qué es?-

-Es un aceite mágico Rei.-

El sonrió y noto que el rubio estaba metiendo dos de sus dedos, pronto susurro.

-Yo ¿quizás deba hacer eso?-

-Solo, quiero que no duela, Rei…-

-No lo hará.- Dijo tomando su mano y sacando sus dedos, para besarla, justo donde permanecía un brazalete idéntico al que Rei poseía Nagisa se sobresaltó, aquellas muestras de cariño lo estaban nublando en su vida de libertinaje, nadie había sido tan amoroso con él y era obvio ese hombre que tenía a su frente le amaba con locura, sus lágrimas se juntaron en sus ojos y no pudo contener el llanto mientras que Rei se detenía y cuestionaba.-¿Qué sucede?-

-Te amo…- Respondió para elevarse y atraer su rostro al suyo y besarle, mientras que Rei le besaba sintió que las caderas de Nagisa comenzaban a moverse ansiosas, buscando que en esos movimientos su pene se  rosara con sus bajos, trago grueso en aquel beso y en segundos se separó un poco escuchando de Nagisa.- Rei… entra en mi… por favor…-

El asintió, tomo con su mano su grueso y duro pene, para dirigirlo al orificio de su rubio al cual presionó con la punta aquel lugar que estaba húmedo por los aceites causando que Nagisa cerrara despacio sus ojos, y soltará sus hombros para aferrar sus dedos a las sabanas de la cama, Rei en cambio cuando una parte de su pene se introdujo, cerro sus ojos y jadeo violento, abrió uno de sus ojos y apreciando a Nagisa con las cejas juntas en dolor confeso.

-E-Es doloroso…-

-Rei…- Susurro con la voz más tierna de todas, sintió como su chico ahora penetraba más y más, causando que ambos contuvieran el aliento, ya que estuvo dentro Rei se apoyó con las manos a los costados del rostro de Nagisa al cual susurro.

-Es cálido, apretado… húmedo… es, eres tu Nagisa…-

No pudo evitar el soltar lágrimas, ahora Rei se agachaba despacio apoyándose en sus codos, buscando sus labios y moviendo de a pocos sus caderas, en un suave vaivén que volvió loco a Nagisa, Las envestidas comenzaron a ser suaves, llenas de delicadeza llenas de amor y entrega, Rei a pesar de no saber de estas cosas, el inconscientemente sabía lo que hacía, se irguió, sujetando los pliegues  de las piernas de Nagisa y las abrió más, para entrar más profundo en su interior, causando que él gimiera.

Sujeto sus caderas y poso sus nalgas sobre sus rodillas, para tenerlo más pegado a su pelvis, Nagisa tomo una sábana y con esta cubrió sus gemidos, no quería despertar a sus hermanas, pero estaba sintiendo cosas que nunca antes había percibido.

-¡Ahhhh, Re-Rei, te si-Siento dentro!-

Confeso, al sentir un golpe más que alcanzo su próstata y que lo tumbo haciendo que su respiración se acelerara, pues esa sensación de electricidad recorrió toda su espalda y bajos incluso su abdomen, Rei por otro lado entraba y salía con facilidad, aquel aceite había cumplido muy bien su labor, ambos estaban entregándose esa noche en que sus cuerpos fueron uno, Nagisa ahora estaba sentado en el regazo de Rei, le abrazaba por el cuello y jadeaba en su oído con exaltación, mientras Rei no soportaba, mas, aprecio el rostro sonrojado de su rubio siendo iluminado por el reflejo de la luna.

Y al cual abrazo rodeando todo su torso mientras ambos dejaban salir su esencia, el orgasmo los llevo a clavarse las unas uno al otro.

Después de haber tenido la noche más hermosa que en sus cortas vidas hubieron podido tener, se quedaron dormidos; sin embargo él se levantaba se sentaba en la orilla de la cama, buscando con la mirada algo que cubriera su cuerpo. Tenía que ir a hablar con el dueño de taberna a la cual asistía para dar sus enormes y talentosos shows, se apresuró vistiéndose ligeramente y salió de la casa alrededor de las tres de la madrugada. El supuso que Rei no se había percatado de nada.

Pero estamos hablando de un soldado el cual nunca es sorprendido mientras duerme.

No obstante Rei dejo irse, ya que no vestía con el traje que encontró en la cama antes de que aquello sucediera, se acomodó sentándose en la cama y susurro.

-¿Qué es lo que ocultas, Nagisa?- Se puso en pie y se dirigió al ventanal en donde coloco sus manos sobre el marco que le llegaba arriba del ombligo y desdichado suspiraba susurrando.- Llegara el día en que pueda liberarte de esa prisión, lo prometo… no permitiré que vivas de la calle lo prometo Nagisa…-

 

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En tanto este llegaba a hurtadillas al enorme lugar en el cual el clima se había calmado ya, todos se habían ido parecía que había sido una noche no tan movida, Hazuki se introdujo a la enorme casa por la parte trasera en donde un hombre lo sujeto del brazo y le jaloneo furioso mientras susurraba,

-El amo quiere verte.-

-Ag… espera me lastimas.-

-Lo lamento princesa, pero debería castigarte.-

Nagisa fue llevado al frente del dueño de aquella casona, aquel hombre de cabellos Rosas lo miraba con un rostro torcido en enfado, tronaba sus dedos y susurraba mientras, llevaba su mano al escritorio y decía.

-¿En dónde estuviste toda la noche?-

-Kisumi… yo lo lamento…. Una de mis hermanas…se enfermó y…-

¡NO ME MIENTAS!- Grito violento el golpeando el escritorio de manera en el cual las velas se removieron violentas y un vaso con vino se cayó al piso rompiéndose en mil pedazos.- Vieron a tus hermanas comprando muchas cosas en el pueblo, ¿Crees que soy idiota?-

-No… e-escuche yo…-

-No, eres mi esclavo, estoy consciente de eso… pero deberías de cumplir el trato que tuvimos.-

-Yo lo estoy haciendo es solo que…-

-Infeliz… deberé enviarte a vivir a las cuevas de la montaña a ti y a tus hermanas. Con suerte y una de ellas muera como tu madre.-

Nagisa se puso pálido.- No por favor, lo que sucede es que… un soldado ha llegado a mi casa y él…-

-Si… lo vi, todos lo vieron, ese ingrato, ¿Es quién te está pagando tanto dinero como para abandonar tu puesto?-

-No, escuche, por favor…-

-NADA, NO QUIERO ESCUCHAR NADA NO.- Grito furioso haciendo entonar su voz en molestia arrugando sus cejas y agregando, mientras sacaba un pergamino diciendo.- Debería azotarte y matarte, pero estas de suerte.- Gruño, extendiendo el pergamino.- A mis manos a llegado una carta de Mustafa II él quiere celebrar su coronación, a lo grande y está pidiendo que todos los pueblos envíen a su mejor artista, eh fijado mis ojos en ti… así que…-

Nagisa sintió un escalofrió tremendo, había escuchado muchas cosas de ese nuevo sultán, pero la emoción también se abarco en su pecho al enterarse que era el nuevo amo de Rei entonces pensó.

-“Si logro llamar la atención del Sultán estaré siempre a su lado.”- Su emoción lo inundo por completo y susurro.

-¡Kisumi, no te fallare, hare que el Sultán Mufasa II quede imprecisado!-

-Pues eso espero, están dando una suma enorme al artista y a su representante, eso quiere decir que si logras llamar su atención, te liberare con tus hermanas y volverán a ser lo que eran antes… una familia respetada.-

En su rostro se dibujó la determinación el impulso de querer hacerlo, estaba tremendamente emocionado e ilusionado, vería en esa noticia una enorme oportunidad ¡DEBIA APROBECHARLA! Con esa exaltante noticia regreso a su casa, en silencio se sometió a su recamara en done encontró a Rei aun durmiendo, se subió a la cama gateando y acercando sus labios a su mejillas le dedico un beso susurrando.

-Nada nos volverá a separar…- Se apartó despacio y se dispuso a dormir, mientras que Ryugazaki abría lentamente sus ojos y apreciaba la pared con tristeza.

 

Continuara….

+*+._~~~R&G~~~_.+*+

Notas finales:

Bueno  mis amadas REIGISA!!!


Este fue algo asi como una introducción de la historia, se que en el comic es mas simple y directo… pero yo quiero que sientan y tengan algo lindo de ellos dos que aunque se que la historia termina mal… yo, procurare darles un buen final ToT


Muchas gracias por leerla y si es posible me dejan sus opiniones si son tan amables muchas gracias y un enorme saludo al indo grupo de FB el cual tiene como título REIGISA LOVE!!! (Es una página las invito a formar parte de ella)


Cuídense mucho sigan lindos y disfruten la vida al máximo nunca se rindan n_n nos vemos en unos días con la segunda parte n_n


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