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Café sobre mi sombrero por Reinombertu

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Notas del capitulo:

Este sera un two-shot, no planeo escribir mas que eso. Ya vere si la semana que viene publico el segundo capitulo, solamente quiero ver la reaccion que pueda conseguir este capitulo.

Se lo dedico a mi amiga Francis que hoy se gradua :'D

Todo el mundo que me conoce sabe que odio el café, es enserio, cuando digo que todo el mundo es: TODO (o por lo menos los que me conocen). Mi aversión al café comenzó cuando a los 11 años tome tanto café con leche que termine vomitándolo, no fue una agradable escena para serles sincera; sin embargo por alguna razón o castigo del destino siempre termino aquí, en el centro de la Caracas, sentada en una silla dentro de uno de los lugares a los que siempre me prometí nunca entrar, y no, no hablo de un burdel y mucho menos de una cárcel, estoy hablando de una cafetería.

 

 

 

Cada día desde hace tres meses vengo a esta misma maldita cafetería, compro un cachito y un café mediano para acto seguido sentarme en el último de los asientos del lugar que normalmente esta con muy poca gente pero entre esa poca gente está ella, esa chica que me ha hecho volver cada día desde el momento en que la vi.

 

 

 

El primer día en que la vi estaba volviendo de una fiesta que se dio en el apartamento de un compañero de la universidad cuyos padres de una buena posición económica (asquerosamente ricos) le regalaron, este estaba situado en el centro de la ciudad que el niño de papi estuviese más cerca de sus estudios, el normalmente ofrece fiestas cada sábado y yo por primera vez en los 2 años que llevábamos estudiando juntos me había animado a ir, saliendo de su estúpida fiesta tambaleándome por las calles más por el sueño que por ebriedad, mientras caminaba por las aceras fijándome de saltar cada que una raya se me presentaba tal cual niña de 4 años mientras las personas caminaban a el lado contrario apresurados y sin prestarme mucha atención, hice eso durante un par de cuadras hasta que levante la mirada por simple instinto y la vi, una chica no muy alta, piel morena y con un cuerpo nada fuera de lo común, lo único que parecía resaltar de ella era la jirafa morada de medio metro y con dientes chuecos que usaba por sombrero.

 

 

 

A pesar de su muy particular sombrero ella no parecía aun algo que llamara mi atención hasta que me fije en la expresión que esta traía o más bien la falta de ella, pensé en ese momento lo admirable que ella era pues todo el que pasaba a su lado se reía de ella o simplemente se atenían a mirarla de una manera poco discreta hasta que se tenían que marchar a sus asuntos.

 

 

 

Ella cruzo la calle con parsimonia ignorando olímpicamente a las demás personas que caminaban rápidamente hasta legar a esa cafetería llamada “Café puro”, ya había visto ese lugar por una propaganda, parecía un lugar en donde te dejan la billetera vacía por comprar un simple café, siempre que había pasado frente al lugar para ir a la universidad pero nunca contemplé la posibilidad de desayunar ahí hasta ese día. Por instinto mis pies me guiaron hasta dentro del establecimiento y apenas entre me encontré con que ella ya estaba al fondo del lugar tomando un café y observando con un muy notable desinterés su celular, pero aun así no lo apartaba de su vista.

 

 

 

Pedí lo que sea ese día, solo me limite a observarla de una manera poco discreta durante esa media hora que estuvo ahí; los días que vinieron después de ese fueron de ayuda para darme cuenta que había más detalles sobre esta particular chica que hacían que solo me interesara mas y más por ella, era como si todo lo que los demás encontraran raro para mi fuese increíble y fascinante.

 

 

 

Ella es muy cambiante, no por personalidad sino que una semana usa un sombrero de vaquero verde fosforescente con luces navideñas y a la otra usa una boina con dibujos de monitos en ella, así como cambiaba sus sombreros cambiaba lo que solía desayuna, una semana café y un ponquesito y la otra chocolate caliente y pastel, siempre iba muy abrigada ignorando la temperatura de nuestra ciudad que siempre suele ser de 32° para arriba y lo más grandioso y raro de todo es que estos tres meses que llevo acosándola, si, ya soy más discreta, no la he visto sonreír en ningún solo momento, de hecho, no la he visto hacer ni un solo gesto, ni siquiera uno de disgusto lo cual ha despertado mi interés en ella.

 

 

 

Siempre he dicho que las personas nacen, no se hacen, creo que hay un poder o fuerza superior que nos asigna un futuro de nuestra vida, yo nací siendo lesbiana y con mucho esfuerzo le hice entender a mi familia lo que yo era. Nada de esto viene al caso, pensaran que divago y quizás es cierto, tengo esa costumbre y no es algo que guste para serles sincera sino es que desde pequeña yo divagaba mucho, que curiosa es la palabra divagar, ¿Sera que viene de la palabra vago? Ah! Los vagos, pobres de esas personas que viven en la calle, a veces me gustaría tener mucho dinero y construir una casa para ellos pero tendría que conseguirles trabajo y eso es muy difícil.. Ush! Lo hice de nuevo…

 

 

 

-Disculpa, ¿Este asiento está ocupado?-levanto la vista de mi libreta y la encontré allí, esperando una respuesta de mi parte que la verdad no sabía si se la podía dar debido a que la impresión me había dejado muda, nunca la había tenido tan cerca-

 

 

 

Asentí un par de veces en una afirmación y ella se sentó sin decir más, saco su teléfono y se centró en el mientras yo la miraba sin pudor alguno pues mi mente me gritaba que aprovechara la oportunidad que ella me había brindado sin saberlo.

 

 

 

-Miranda.

 

 

 

-¿Disculpa?-Ella levanto la mirada de su celular y me miro interrogante, me aterrorice por unos segundos por lo que me había atrevido a decir durante mi momento de estupidez pero ese terror se esfumo cuando me fije por primera vez en la mañana en el sombrero que esta vez usaba un bearskin (gorro algo hecho con piel de oso, pero dudo que este fuera de piel de oso de verdad) y es sorprendente lo mucho que tarde en notar su sombrero porque es realmente llamativo.

 

 

 

-Me llamo Miranda-logre repetir pero ya con más calma, así fuera fingida pero calma es calma, debo admitir que después de eso me di un aplauso mental por mi autocontrol.

 

 

 

-Yo me llamo Ana-no sonrió y mucho menos me estrecho la mano, pero lo que sí hizo fue contacto visual conmigo por unos 5 segundos (si, los conté) lo cual fue suficiente para mí, luego desvió su mirada a mi libreta y en un rápido movimiento me la arrebato dejándome perpleja-

 

 

 

Mis manos comenzaron a temblar y pareció que todo pasaba en cámara lenta, ella lo guardo en su bolso y luego de ello me siguió observando pero esta vez en su mirada habla un brillo de interés, ¿De qué? Ni idea, pero de que era interés lo era.

 

 

 

-No deberías seguir a la gente-mi corazón se detuvo en ese momento, ¿Por qué no enloquecía? ¿Cómo me descubrió? ¿Sera lesbiana? ¿Me encuentra bonita? ¿Sera el mundo redondo? Miles y miles de preguntas invadieron mi mente en ese instante pero se interrumpieron cuando ella siguió hablando-Aunque me alaga tener mi acosadora personal, siempre quise una.

 

 

 

Sonreí con nerviosismo porque la verdad no sabía cómo excusarme, ella sabía lo que había estado haciendo todas estas semanas y aun así no dijo ni hizo nada hasta este momento, me sorprendió lo que increíblemente paciente que ella podía llegar a ser.

 

 

 

-Me llevare esto-dijo refiriéndose a mi libreta- Y te lo traeré otro día con una crítica escrita, espero que estos meses te hayan servido para pulir bien la historia en la que llevas trabajando-luego de decir eso se levantó y se fue con la misma parsimonia en la que me llego dejándome con el corazón latiendo rápidamente, temía que en ese momento me diera un paro cardiaco de lo rápido que iba, ella es como una inyección de adrenalina y la verdad no sabía cuándo podría cansarme de ello ya que debía admitir que esta mujer era fascinante en todos los sentidos, Ana, un nombre muy sencillo para tan complicada mujer.

 

 

 

Durante una semana ella siguió volviendo al café, pero no me miro ni se acercó a mí en ningún momento, pensé en acercarme a ella para darle a entender mi interés en conversar pero en ese momento mi mayor preocupación era lo que pudiera opinar sobre mi historia, parecía no importar nada, solo ella. Ya al octavo día ella me llego a mí de la misma manera en la que me llego la última vez, creo que le gustaba que me sobresaltara pues no note su presencia hasta que se situó frente a mí. Disculpa, ¿Dije que no note que ella se acercó a mí? Pues, ¡Mentí! Claro que note cuando se acercó, normalmente noto todos sus movimientos.

 

 

 

-Hola, buenos días-saludos para acto seguido sentarse frente a mi sin siquiera pedir permiso como la última vez, saco la libreta de su bolso y la deslizo sobre la mesa con mucha cautela, tanta cautela que parecíamos dos espías intercambiando información clasificada sobre alguna bomba atómica o táctica de ataque- Me ha gustado lo que escribiste pero falto algo ahí-Dijo seriamente y tras varios segundos de expectación me entrego un pedazo de papel bien doblado- puedo atenderte después de las 7 pm, no antes.

 

 

 

Luego de eso tomo su café que en realidad no me había dado cuenta que había traído consigo y se fue, esta mujer era demasiado misteriosa, cualquier otro hubiera huido de ella y no sería nada raro ya que con el nivel de inseguridad que hay en mi país y sobretodo en mi ciudad no me sorprende que todos actúen paranoicos de vez en cuando, hasta yo a veces soy así pero esta vez mi instinto me gritaba que me acercara a esta mujer. Luego de un rato salí de mi ensoñación y por primera vez tome en cuenta el pedazo de papel que me había entregado, esperando ver un número telefónico lo abrí pero conseguí algo mucho mejor, había conseguido su dirección.

Notas finales:

Espero les haya gustado, si se les antoja pueden dejar review, me gustaria leer su opinion. Hasta la proxima


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