Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Noche desaparecida por ZAHAKI

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

¡Hola!

Como dice el resumen, este fic nació de un juego de rol. No sé si sabían que yo roleo a Judal en mis breves momentos de ocio y bueno, en una de las tantas cosas que hablo con mi Aladdin salió esta idea y ahora es un fic. Esperamos sinceramente que sea de su agrado.

Por otra parte, comenté que es al estilo "¿Qué pasó ayer?" pero no se acerca ni por asomo a la película, sólo a la idea general de una borrachera. Es todo. El por qué de la clasificación: porque hay muchas malinterpretaciones, lenguaje soez e insinuaciones. Nada explícito que merezca la categoría M.

¿Estamos locas? Sí ¿Nos drogamos? No ¿Somos peligrosas? Mucho.

Y lo que ya saben: Magi pertenece a Shinobu Ohtaka.

Capítulo I

Lo que salta a la vista no necesita anteojos

 

Todavía quería seguir durmiendo.

Su cuerpo le decía que aún no era hora de despertar, pero un sonido lo obligó a levantarse. Alguien había gritado su nombre, muy fuerte cabía destacar, y eso lo obligó a incorporarse. Judal se levantó agitado, gritando por el susto y a punto de matar a alguien, pero… ¿Dónde estaba su varita? ¿Dónde estaba su ropa? ¿Qué carajo estaba pasando?

— ¿Qué es lo que hiciste, bastardo? —Esa voz… Él conocía esa irritante voz.

—Nos debes muchas explicaciones, Judal —Oh, y esa voz sin duda le provocaba nauseas. Judal trató de enfocar la vista, mientras se refregaba los ojos y limpiaba la baba seca alrededor de los labios mientras había estado durmiendo. Se quedó sin palabras. ¿Por qué estaban Sinbad, sus imbéciles generales y un montón de idiotas más frente a él? ¿Acaso estaba soñando aún? ¿Qué es esto?

—Más vale que empieces a hablar pronto.

Esa otra voz… Confundido, Judal volteó y se encontró con el rostro de Kouen, junto a varios de sus hermanos.

— ¿Eh? —Apenas pronunció, sin entender nada— ¿De qué hablan? ¿Qué pasa?

—Esto es una gran deshonra para nuestro Imperio, te mezclaste con el enemigo —explicó Kouen.

—Se metió en nuestro territorio, que es aún más grave—Sinbad parecía igual de disgustado que el primer príncipe de Kou.

— ¿Qué demonios es esto? —preguntó Judal nuevamente, pero nadie le quería contestar, por lo visto.

— ¡Judal! —La chillona y emocionada voz de Kouha se alzó entre todas las demás—. No puedo creer que te acostaras con el pequeño.

— ¿“Pequeño”? —repitió sin entender, pero para su desgracia se tomó la molestia  y giró la vista a un lado. Ahí lo vio, al Magi enano, durmiendo junto a él y sin prenda alguna.

¿Qué hacía ahí? ¿Por qué estaba con él? ¿Por qué estaba sin ropa? ¿Por qué todos lo veían de esa manera acusadora? ¿Qué estaba pasando? Una pregunta tras otra amenazaba con provocarle una fuerte jaqueca por lo que no hubiera sido muy difícil llegar a una solución eficiente: Explotar todo.

Si tan sólo Judal hubiera tenido su varita cerca…

Pese a las miradas acusadoras y al sofocante ambiente, Aladdin siguió ajeno al problema que se cernía sobre ellos. Judal notó, no sin cierto disgusto, que el niño dormía a pierna suelta y si no intervenían no parecía que fuese a despertar pronto. ¿Explicaciones? Sí, el mocoso podía tenerlas y él las necesitaba para poder darle forma a lo que pasaba.

Judal apretó los puños y subió la manta un poco más para comprobar que efectivamente ni siquiera los pantalones estaban en su lugar y los del enano insolente, mucho menos. Un suspiró desesperado fue opacado por la acalorada discusión que cobraba vigor, pero él no podía seguirla con el aturdimiento de la jaqueca ensordeciendo sus oídos sumado a la garganta áspera por una sed que se acercaba a lo insoportable.

Primero lo primero.

“Agua. ¿Dónde carajo consigo agua?”

Haciendo un rápido movimiento de piernas, echó las sábanas fuera de su cuerpo y  se levantó sin pena ni pudor para comenzar a buscar en los alrededores. Los reclamos seguían cayéndole como kamikazes, pero él se las arregló para que no le afectaran, de hecho no podía importarle menos a no ser porque los mismos eran lo suficientemente irritantes como para incrementar su molestia varios niveles por sobre lo normal.

— ¡Arg, maldita sea! —exclamó moviéndose por la habitación con torpeza— ¡¿Quieren cerrar la puta boca?! —exigió encontrando a su paso una botella vacía de vino y que terminó pateando frustrado al comprobar que estaba vacía.

—Borracho—recriminó Sinbad con profunda negación y de inmediato la mirada de Ja’far cayó sobre él con una expresión sólo descifrable por ese par.

—Pero es un hecho de que esto fue consensual—intervino Kouha con voz casi profesional mientras se acercaba a examinar un pequeño moretón en el pecho del Magi moreno—. El pequeñito se adaptó muy pronto a la vida del adulto—completó desagradablemente cantarín a percepción de Judal que no reprimió la mirada incómoda.

—No tengo la más mínima idea de lo que hablan—replicó rechinando los dientes con molestia, tratando de alejarse de la desvergonzada mirada que el menor de los príncipes seguía dirigiéndole, aparentemente inspeccionando si su cuerpo tenía más “señales”.

— ¡Y te atreves a decir eso, bastardo! —esta vez fue el turno de Alibaba para reclamar. La voz del rubio estaba teñida de indignación irrumpiendo en el espacio personal del Magi, pero Sinbad le detuvo antes de que avanzara más, obligándole a regresar— ¡Aladdin es un niño! —Completó con las manos extendidas hacia él para agredirle.

—Nunca lo hubiera notado—refutó con burla mientras rodaba los ojos y provocando que los presentes endurecieran  la mirada—.  Temo arruinar sus morbosas fantasías, pero no hay manera de que me haya cogido al enano—argumentó con fingida seguridad. Intentó rehacer las memorias del día anterior, pero no había muchos datos para armar una explicación creíble al menos para él.

No recordaba un carajo

En ese instante Aladdin rodó hacia el otro lado dándoles la espalda y mostrando una herida fresca de uñas que la recorría por completo—Humm, no más no, por favor. No puedo más…—susurró entre sueños y las miradas se devolvieron de inmediato a Judal, está de más decir que se notaban más enojadas que al principio.

Si había lugar a dudas, con eso había sido desechado. 

Incluso el Magi no pudo evitar dudar un momento de sí mismo. ¿Realmente él se había acostado con ese enano? No, eso no podía ser. Y aunque pareciera extraño en él, se había quedado sin palabras, ¿qué podía decir? Ni siquiera sabía dónde estaba parado.

—Ay, Judal —ronroneó Kouha arrebatándolo de la mezcla extraña que eran sus pensamientos en ese momento, acercándose a él con las cejas arqueadas y una sonrisa que no le agradó. En realidad nada le gustaba de Kouha—. De ti esperaba cualquier cosa, pero no sabía que tuviera este tipo de gustos— ¿Sus cejas se estaban moviendo de forma extraña o eran ideas suyas?

— ¡Yo no he hecho nada! —espetó harto de tanta acusación.

—Esto ha sido muy problemático, Oráculo —intervino Koumei, que a pesar de tener voz tranquila, se notaba algo preocupado por la situación—. Si tu plan era declararle la guerra a Sindria y la Alianza de los Siete Mares pudiste hacer algo más a tu estilo: incendiar la ciudad o algo así. No abusar a un pequeño niño.

— ¿Acaso no me están oyendo? ¡Yo no hice nada!

— ¿Y cómo explicas que estabas durmiendo desnudo con Aladdin en mi habitación?

—Eso fue porque… Espera, ¿qué?

Oh, con que esa era la habitación del rey idiota y estaban en Sindria. Ahora vagamente recordaba un par de cosas mientras sus ojos dieron vueltas por el dormitorio real. Él había ido a ese país, sí; hasta ahí podía recordarlo claramente. Recordaba haber tomado esa decisión por aburrimiento y, tal vez, con la finalidad de causar algún caos para molestar a la monarquía, nada fuera de lo común, por supuesto. A él en su momento le había parecido una buena idea, pero en su camino se había cruzado Aladdin. Sí, también recordaba haberlo visto a él y que estuvieron hablando, pero después de eso todo estaba borroso. ¿Qué demonios le había pasado? ¿Qué clase de magia era esa?

—No Judal… —la atención tanto suya como la del resto volvió al enano durmiente, quien no dejaba de balbucear idioteces y, para colmo, ahora lo mencionaba a él— No quiero hacerlo…

No… La cara de varios presentes, incluso la del propio Judal, se vio desencajada. ¿En qué momento esto había pasado y por qué demonios no recordaba nada? Aladdin al parecer siguió diciendo un par de cosas más, pero ya no quiso escucharlo. El Magi acabó abalanzándose a la cama para sacudir a ese niño, esperando que despertara y aclarara las cosas de una buena vez.

— ¡DEJA DE DECIR ESO, ENANO DE MIERDA! ¡DESPIERTA Y DILES QUE NO HICE NADA! —Judal lo siguió agitando y ahí se le tiraron encima varias personas para que soltara al niño.

— ¡No te atrevas a tocarlo, ya hiciste suficiente! —chilló el imbécil rubio. Que ganas de tenía dejarlo congelado en el medio del techo. Judal soltó al niño dispuesto a matar al estúpido candidato de éste, pero Aladdin comenzó a despertar finalmente después de la zarandeada.

El pequeño Magi se agarró la cabeza, mareado y aún sin poder enfocar la vista claramente— ¿Qué? —Dijo el niño débilmente, todavía sin ser capaz de abrir los ojos—. ¿Por qué todos están gritando? ¿Qué ocurre?

—No te preocupes, Aladdin —Ja’far se adelantó y abrazó al niño, tal como lo haría una madre preocupada; para luego echar una mirada fulminante hacia Judal—. Nadie te hará más daño.

¿Cómo se atrevía aquel perro faldero a decir eso? ¡Él era inocente, por favor! El enano maldito tenía que decirlo y de ser posible ya mismo.

— ¡Enano, explícales que no hicimos nada anoche! —exigió, pero lo que no sabía era que Aladdin se encontraba tan aturdido por la conmoción de aquel estrepitoso despertar que no le entendía nada. El chico atinó a cubrirse los oídos, apretando con fuerza los ojos mientras escondía la cara contra el pecho de Ja’far.

—Ja’far, estoy cansado. Haz que se callen —Aladdin pidió con un hilo de voz, pero todos en ese momento lo escucharon—. Me duele mucho… —Por supuesto, Aladdin quiso referirse a que le dolía la cabeza, pero nadie lo comprendió en ese sentido.

Y Judal mucho menos.

Aquel Magi creyó que su mente se quebraba al escuchar al niño. No recordaba nada de la noche anterior y se negaba a creer que había hecho algo semejante, aunque debía buscar una explicación rápidamente porque ya la potente mirada de los presentes, se cernía amenazadora sobre él.

Continuará

Notas finales:

Estimo que subiré un capítulo semanal de acuerdo con mi disponibilidad y la aceptación de fanfic. 

Hasta la próxima ;D


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).