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Contando Besos ONE-SHORT ZxS por OldTownThoughts

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Notas del fanfic:

Muchas gracias por leer, este es el primer que publico, porfabor, no sean malos ;____;

Sin mas, lean!

 CONTANDO BESOS

 

 

La primera vez que se besaron fue un accidente, la segunda fue un error. Pero los besos siguieron… ¿sería el error una costumbre y el accidente un golpe de suerte?

Al final demasiados para contar, pero Zoro no era sincero del todo, pues su corazón llevaba un recuento secreto…

 

UNO

La primera vez que Sanji y Zoro se besaron fue un accidente casual.

 

En el instituto, Zoro esperaba impacientemente la hora de irse a casa. Era última hora y estaba cansado. No es que tuviera ganas de irse a casa para empezar a batallar con sus deberes, ni tampoco para escuchar recomendaciones de su tío, diciendo que tenía que estudiar cierta carrera (cada día cambiaba de idea con respecto a la carrera, así que apuntó mentalmente no pedirle consejo a su tío sobre el estudio); simplemente quería tirar su cartera por algún lugar de la habitación, tumbarse en la cama y dormir toda la tarde.

 

Cuando el timbre sonó se sintió en la gloria. Sonrió mientras metía sus libros con pereza en la mochila y salía de allí bastante feliz. Ni siquiera podía predecir qué estaba a punto de pasar… y fue algo para quedarse helado.

 

Zoro había salido del aula muy distraído. Había agua esparcida por el suelo (siendo causantes unos estudiantes de primer año, cuando a uno de ellos  derramó la botella de agua) y él pisó allí… como era de esperarse, resbaló. Sanji vio como el “alga”  iba a caerse, como él estaba cerca, se apuró a agarrarle de la cintura por reflejo, Zoro si saber bien quien era, y también a acto reflejo, agarró con sus manos el cuello de la camisa del uniforme de Sanji… ¿el resultado? Zoro agarró con tanta fuerza el cuello de la camisa del, rubio que le había atraído hacia él. Tan solo fue un roce de labios, ni siquiera se juntaron, pero fue suficiente para que una descarga eléctrica recorriera por todo el cuerpo de ambos chicos.

 

Ambos se separaron lentamente y con algo de sorpresa. Zoro se ruborizó ,eso sí que había sido impensable…

 

—Sanji… ¿acabamos de… besarnos? —preguntó el abochornado.

— ¿¡Pero qué demonios?!, ¡Maldita alga mira a por donde coño vas! ¿¡Quieres?!

 

— ¡Pues haberme dejado caer no te jode cejillas!—dijo Zoro, realmente el empezar a formular una pregunta tan tonta como la de "¿acabamos de… besarnos?" era para merecer el premio por formular “La mayor estupidez del mundo”.

 

—Oye… —llamó el peliverde y levantó la vista para mirarle.

 

—Di-Dime —Dijo parando de gritar por la seriedad del mayor en el rostro.

 El contrario puso una sonrisa luminosa y declaró:

 

—Tienes unos labios realmente suaves.

 

— ¿Co-Cómo? ¡Maldita alga!

 

La cara de Sanji parecía un tomate maduro, pero no lo dejó notar, pues se giró antes de que Zoro lo viera y se fue echando humos.

 

DOS

 

La segunda vez había sido en casa de Sanji. Ese día, sus padres habían decidido hacer las compras para los regalos de navidad. Las clases se estaban acabando y pronto empezarían las vacaciones.

 

Sin embargo, antes de las vacaciones viene algo que a casi todo el mundo le desespera: los exámenes finales. No es que Sanji fuera un mal estudiante, pero las matemáticas no eran su punto fuerte.

 

Y sus padres habían decidido pedirle a Zoro que ayudara a su hijo con las matemáticas.

—Oye, Marimo —llamó Sanji a la salida de la escuela—. Disculpa, pero me gustaría preguntarte una cosa.

 

—Ah, dime cejillas—le prestó atención. Ambos se miraron, el tema del beso no fue del todo olvidado, pero eran amigos y no quería que eso lastimara su relación de amistad ¿no? Algo tan tonto como un accidente no debería afectarles, aunque los dos admitían llevarse como el culo…

 

—Como tú eres bueno en esa materia pues… ¿podrías ayudarme con las matemáticas? Me están resultando muy difíciles —le dijo el rubio.

 Zoro sonrió y habló:

 

—Sin problema.

 

Vale, hasta ahí todo bien, sin ninguna pelea. Zoro fue más tarde a la casa de Sanji y el chico de ojos azules le abrió la puerta de la casa mientras le ofrecía pasar.

 

—Gracias por ayudarme, no tenías porqué… si tienes cosas mejor que hacer entonces lo dejamos —le dijo Sanji. El peli verde negó con la cabeza y aclaró:

 

—En cierto modo a mí también me sirve para estudiar… A ver, ¿qué tal si empezamos por la trigonometría?

 

—Ahhhhhhhhh…. —suspiró el menor haciendo algo de drama—. Si no queda otro remedio.

 

—Vamos —se carcajeó el chico de ojos oscuros—, te aseguro que las matemáticas no van atentar en contra tuya.

 

—Ay dios, solo faltaba eso —se rio el rubio imaginando a un 1 persiguiéndole por todos los lados. Pero pronto dejaron las bromas de lado para concentrarse en los estudios, Zoro le explicaba lo mejor que podía para que Sanji lo entendiera con más facilidad, e intentar que el rubio no se desquiciara y se pusiera a pegarle patadas.

—Bueno Sanji, espero que hayas entendido porque harás este ejercicio.

 

— ¿Cómo? —Protestó —. Porque lo dicen mis padres, si no te mulo a patadas…

 

—Sin idioteces Sanji… —advirtió Zoro con una sonrisa asesina. Sanji frunció el ceño y cogió el libro de mala gana para empezar a hacer el ejercicio marcado. Lo leyó y releyó una y otra vez pero…

 

—Y se divide el… ¿coseno? No, era la tangente… ¡un momento! ¿Y qué hago con el seno? ¿En realidad hay que dividir algo aquí? ¡Ah! ¡Me estoy volviendo loco! —pensó el chico de ojos claros a punto de tirar el libro por la ventana de su casa.

 

— ¿Qué narices está haciendo? —Pensó el peli verde con una gotita en la cabeza mientras miraba como hacía el ejercicio—. Ni siquiera apuntó bien los números del ejercicio.

 

— ¡Ah! —dijo Sanji con lágrimas en los ojos de forma exagerada—. ¡Nunca aprenderé las matemáticas! ¡No tiene sentido!, ¡Es como si intento enseñarte la manera de que no te pierdas!

 

—Joder ese ánimo, que me estas puteando el mío—susurró Zoro dándole una palmadita en el hombro. Sanji levantó la vista para mirarle y quedaron con las caras muy juntas.

 

Zoro se quedó completamente hipnotizado mirando el rostro de Sanji. En realidad no supo ni siquiera, quien se acercó, tampoco supo si fue él o el rubio quien lo inició pero… se estaban besando, sus labios estaban juntos, inconscientemente se habían acercado.

 

— ¡Oh dios! —exclamó el mayor separándose bruscamente de Sanji tras darse cuenta de lo que hacía—. ¡Pe-Perdona Sanji! ¡N-No sé qué ha pasa-pasado!

 

Sanji sonrió algo nervioso y sonrojado por el beso y susurró:

 

—No… yo tampoco sé que ha pasado.

 

Ambos se miraron por un tiempo hasta que el rubio rompió el silencio.

 

—Oye…

 

— ¿Sí? —preguntó algo avergonzado, estaba seguro de que le diría algo sobre lo del beso.

 

—Por favor —dijo Sanji mientras lloraba a mares y cogía el libro—. ¡Explícamelo de nuevo! ¡No hay manera de entenderlo!

 

Zoro casi se cae tras eso… ¿es que acaso no le importaba lo que acababa de pasar o qué? Aunque, en cierto modo… Sanji  no quería seguir con las peleas, él intentaría hacer lo mismo que él.

 

Así que, finalmente, Zoro siguió explicando las matemáticas a Sanji.

 

TRES

 

La tercera vez fue algo que Zoro NO se esperaba.

 

Unos días más tarde, cuando dieron el boletín con las notas, lo abrió temeroso… esperaba que hubiera podido aprobar matemáticas.

 

—Un… ¡¿7? —exclamó Sanji, una nota que no se esperaba ni de broma. Zoro sonrió y dijo sinceramente mientras iban a casa los dos juntos:

 

— ¡Sabía que lo conseguirías!

 

Sanji cogió a Zoro repentinamente por los hombros y lo atrajo hacia él… uniendo sus labios con los del peli verde. El chico de ojos oscuros se ruborizó mientras que Sanji, sorprendido por su propia reacción, se separó algo cohibido.

 

—Ah… Zoro yo… —Sanji no sabía cómo excusarse. El mayor sonrió tímidamente y susurró:

 

— ¿Seguimos? Digo… caminando hacia casa.

 

Sanji sonrió de oreja a oreja y dijo con estrellitas en los ojos:

 

— ¡Sí! ¡Tengo que enseñarle este 7 a mi padre! ¡Wau! ¡Aún no me lo creo!

 

Una gota enorme resbaló por la cabeza de Zoro mientras pensaba resignado:

 

—Hay que ver lo rápido que cambia de personalidad… antes estaba todo tímido y ahora como si nada… Sanji es una caja de misterios.

 

CUATRO

 

La cuarta vez que se besaron, Zoro ya no sabía que pensar.

 

Luffy y Ace los había invitado a su casa el 25 de diciembre, en navidad. Los chicos habían aceptado, aunque algunos no podían ir porque iban a celebrar la navidad con sus familias.

 

Zoro y Sanji sí que pudieron. Ellos había visto su familia el día anterior, en noche buena, igual que todos los que estaban allí.

 

El peli verde había salido afuera, se había cansado de batallar con Ace para que este le dijera a Luffy lo que sentía… pero no había remedio de convencer al pecoso.

 

—No solo escandaloso… sino también cobarde… —susurró medio molesto Zoro mientras refunfuñaba un par de insultos hacia Ace.

 

— ¿Quién es escandaloso y cobarde? —preguntó una voz detrás de él. Dio un respingo y se dio la vuelta… allí estaba Sanji mirándolo con un cigarro.

 

—Ah, Sanji… —susurró, pero después dio asimilado la pregunta que le acababa de hacer el rubio—. Pues… hablaba de Ace.

 

— ¿De Ace? —Preguntó extrañado—. ¿Qué ocurre con él?

 

—Bueno, pues… —intentó explicarse—. Ace está enamorado de Luffy pero, no quiere decírselo. Estúpido ¿no?

 

—Sí, un poco —se rio el chico de ojos claros con su sonrisa característica—. Sobre todo porque Luffy  también siente lo mismo que él.

 

Zoro se unió a las risas de su amigo y se estuvieron riendo por algún tiempo recordando situaciones divertidas.

 

—Vaya, otro año que pasa —susurró Sanji—. Aún me acuerdo cuando éramos unos niños estúpidos… tú fuiste el ultimo que va a madurar.

 

—Que te jodan —musitó el peli verde mientras sentía la fría, aunque agradable, brisa acariciando su rostro. Sanji sonrió de nuevo y susurró:

 

—No sé cómo agradecértelo… como agradecéroslo a todos.

 

Zoro se quedó prendado de la sonrisa que le dedicaba Sanji y, inconscientemente, su fue acercando a su cara, lentamente. El aliento de Sanji golpeando contra el suyo y su olor a tabaco hizo que despertara de su estupor pero… no quería separarse y no lo haría.

 

Los cálidos labios de Zoro se posaron sobre los suyos… esta era la cuarta vez, pero se sentía tan bien… ¡Un momento! ¡Zoro sabía que iban a besarse y no hizo nada por separarse!

 

El chico de ojos oscuros se separó bruscamente al enterarse de eso. ¿Por qué no evitó ese beso? Aunque lo más importante, ¿por qué se había acercado a Sanji?

 

Miró a su amigo y vio que estaba ruborizado mirando hacia arriba. Zoro se extrañó y miró en la misma dirección que Sanji, cuando vio lo que miraba se sonrojó.

 

—Muérdago…

 

—Vaya, que casualidad que nos hayamos besado debajo de muérdago ¿no? —dijo Sanji de buen humor, le hacía gracia que hubiera ocurrido algo así. Zoro se quedó a cuadros y reprochó algo molesto:

 

— ¡Sanji piensa un poco! ¡Esta es la cuarta vez que nos besamos! ¡Y en dos meses!

 

El rubio sonrió y preguntó divertido:

 

— ¿Has contado las veces que nos hemos besado?

—E-eso no… tiene ¡nada que ver! ¡El caso es que no es normal! —expuso el chico haciendo un puchero. Sanji se acercó a él y dijo:

 

—Marimo, calma… no pasa nada.

 

— ¡Pero qué dices!

 

—La verdad.

 

Zoro suspiró con resignación y susurró:

 

—Yo… creo que volveré adentro.

 

CINCO

 

La quinta vez fue en la calle. Zoro sabía muy bien que Sanji lo había besado por “salvarle”.

Fue por la noche. Zoro se había quedado hasta tarde en la biblioteca para intentar acabar el trabajo que habían mandado en navidades. Suspiró al ver las horas que eran y el frío que hacía.

Se abrazó a sí mismo y caminó hacia casa temblando… y es que por encima se puso a nevar. Murmuró un par de maldiciones hacia la nieve y el frío y siguió caminando.

 

Pronto se dio cuenta de que unos tipos adultos le seguían. No sabía quiénes eran, y por cómo le miraban no parecía que tuvieran intenciones "inocentes".

 

— ¡Maldición! —pensó el peli verde, aún faltaba mucho para llegar a su casa, y las calles estaban prácticamente vacías a esas horas.

 

Esos chicos se acercaban más a él y no sabía qué hacer para despistarles y dada su fuerza de vista y que era un dos contra uno...

 

— ¡Zoro! —gritó una voz que él conocía muy bien. Sanji se acercó a él, y cuando Zoro le iba a saludar, sintió como los labios del rubio se posaban sobre los suyos.

 

Zoro se ruborizó violentamente mientras el beso seguía sin mayor dificultad. Era un beso que no tenía nada de intenso, pero era muy agradable para sentir los labios del menor sobre los suyos.

Cuando el beso acabó, ambos se miraron a los ojos algo ruborizados. El rubio después miró disimuladamente hacia atrás y vio que los tipos que seguían a Zoro se habían marchado. El peli verde se sorprendió y preguntó:

 

—Sanji, ¿acaso tú…?

 

—Te salvé —dijo suspirando aliviado—. Puede que nos hayamos liado a hostias con esos pero bueno, se notaba las intenciones que tenían esos chicos. Lo siento Zoro, pero la única manera que se me ocurrió fue ésta.

 

—Ya… —susurró el peli verde bastante avergonzado—. ¿Y no sería mejor que simplemente me vinieras a saludar? Creo que se habrían marchado igualmente.

 

La sonrisa de Sanji se desvaneció y dijo sorprendido:

 

— ¡Tienes razón! ¡Podría haber hecho eso!— Dijo disimulando sus intenciones.

 

—Pero no lo hiciste —pensó Zoro con un notable sonrojo cubriendo su cara. Sanji sonrió finalmente y soltó:

 

— ¿Quieres que te acompañe a casa?

 

—Um… si quieres no veo el problema —dijo el chico de ojos oscuros mientras sonreía—. A propósito, ¿qué haces a estas horas en la calle Sanji?

 

—A mi madre se le olvidó de ir a buscar el pescado que había encargado para hoy, así que me ofrecí a ir a por él. Cuando volvía para casa te vi seguido de esos chicos, fue ahí donde me decidía a… —sonrojado, continuó—, a hacer eso… tú sabes.

 

Zoro se ruborizó y susurró:

 

—Ah, sí… eso.

SEIS

 

La sexta vez fue en el sitio favorito de Sanji, el lugar donde podía verse toda la ciudad, en una montaña, donde la carretera ciclista.

 

Zoro y Sanji habían quedado allí, en realidad, el rubio lo había citado en ese sitio porque tenía que decirle algo. El peli verde salió algo apurado de su entrenamiento rápidamente para esperarle en el “parque”.

 

El chico de ojos oscuros suspiró con algo de pesadez mientras se dirigía al lugar citado. En realidad no tenía ganas de ir, pero si Sanji lo había citado con tanta urgencia supuso que sería con algo de suma importancia… no podía faltar.

 

Cuando llegó, Zoro se quedó un rato observándole, curiosamente estaba serio y con una cara de paz que le hizo quedarse embobado mirándolo. Se veía tan sereno, tranquilo, con tanta paz… era imposible no embelesarse de esa imagen.

 

—Ah, Marimo —dijo al ver a Zoro—, ya has llegado.

 

—Sí, bueno —susurró con una tímida sonrisa y un leve rubor cubriendo sus mejillas, no sabía cómo pudo quedarse como un tonto mirando a Sanji. El rubio ensanchó su sonrisa, algo avergonzada, y murmuró:

 

—Bueno… supongo que… te preguntarás porque… te cité aquí ¿no?

 

—Pues… sí —dijo algo nervioso, no sabía por qué pero estaba empezando a sentirse incómodo. Sanji se sonrojó mientras le miraba y empezó:

 

—Zoro…

 

— ¿Eh? —preguntó extrañado el chico, últimamente le llamaba sin insultos…

—Verás —siguió—, quería decirte algo muy importante, es sobre ti y sobre mí.

 

— ¿Ocurre algo… grave? —preguntó Zoro asustado, ¿acaso iba a decirle algo malo? ¿Quizás le odiaba? Sanji abrió los ojos sorprendido al ver al chico algo espantado y gritó:

 

— ¡No! ¡No es nada grave imbécil! O eso creo… Esto… Alga, ¿recuerdas el 25 de diciembre? ¿Cuándo dijiste que te parecía estúpido que una persona que está enamorada de otra y no se lo diga?

 

—Sí, me acuerdo —contestó desconcertado. Sanji cerró los ojos, todavía sonrojado, y soltó después de un largo suspiro. Se acercó al peli verde hasta quedar frente a frente con él.

 

Zoro se sorprendió, pero inconscientemente empezó a corresponder el beso que le estaba dando. ¿Cuándo se había acercado para besarle? Ni idea, tan solo sabía que se sentía muy bien esa sensación.

 

El beso no era muy fuerte, era un beso suave y sencillo. Se separaron poco después algo ruborizados y el rubio soltó:

 

—Zoro yo… te quiero.

 

El viento empezó a soplar fuerte mientras que movía las ramas de los árboles de forma violenta. Zoro abrió los ojos sorprendido mientras el viento golpeaba furiosamente su rostro, como obligándole a que reaccionara.

 

Sanji bajó la vista, algo abochornado, y dijo:

 

—Es verdad lo que digo… te amo y aunque sea increíble que me halla enamorado de un Marimo, Alga de mierda, no me importa repetirlo las veces que haga falta. Me di cuenta cuando nos besamos por segunda vez. Y tú… ¿qué sientes por mí?

 

Zoro tenía un debate mental. No estaba muy seguro de que era esa sensación que sentía en el estómago cuando miraba a su amigo, pensó que era amor, pero no estaba seguro y lo último que quería era hacerle daño a Sanji con su estúpida inseguridad.

 

—Oye yo… no estoy seguro, por el momento no sé…

 

El rubio sonrió tristemente y murmuró:

 

—Bueno… al menos te he dicho lo que sentía y yo ya estoy feliz por eso, me siento mucho más tranquilo.

 

Zoro le miró preocupado mientras que Sanji se daba la vuelta para marcharse.

 

SIETE

 

Esa vez Zoro tenía muy claro que quería que pasara el beso, en realidad quería que se besaran y así lo hicieron. El peli verde, después de un gran debate mental y de noches en vela pensando en cierto rubio, se convenció a si mismo que estaba enamorado de él.

 

Fue hacia la casa de su amigo decidido a contarle lo que sentía, ya sabía que era correspondido, no tenía que temer a ser rechazado ¿no? Cuando llegó a la casa de Sanji no dudó ni un instante en timbrar.

 

El timbre sonó en la casa.

El rubio  miró extrañado en esa dirección, era sábado por la tarde, en realidad estaba anocheciendo a esa hora… ¿quién podría estar fuera?

 

Se acercó a grandes zancadas a la puerta y la abrió. Se sorprendió al ver a Zoro allí, que le miraba entre seguro y avergonzado.

 

— ¿Marimo? —Preguntó Sanji algo sorprendido, pero después sonrió forzosamente y preguntó de nuevo—. ¿Qué haces aquí?

 

A Sanji aún le dolía verle, saber que le había declarado sus sentimientos y él aún no había respondido se le hacía doloroso.

 

Zoro, por su parte, se sintió mal por él, estaba claro que lo que acababa de echar era una sonrisa falsa.

 

—Tengo que hablar contigo… ¿puedo pasar?

 

Sanji lo miró por un momento y después le permitió pasar. Zoro avanzó al interior de la casa y se dirigió al salón seguido de Sanji.

 

—Dime —dijo amablemente el rubio. Este se sonrojó y empezó:

 

—Bueno, aún no te respondí sobre la confesión del otro día porque no lo tenía claro pero ahora… tengo una respuesta… tú también me gustas muchísimo.

 

Se sorprendió, abrió los ojos desmesuradamente y sonrió seguidamente. Zoro tenía la vista hacia el suelo, no sabía porque le había dado tanta vergüenza de repente, supuso que era porque no sabía qué hacer.

 

—Zoro…

 

El chico levantó la vista y sintió como los labios de Sanji apresaban los suyos. Por séptima vez sentía esa sensación, y era algo que realmente le encantaba. Los labios de Sanji eran cálidos y suaves al tacto, estaban unidos con los de él en un beso sencillo y suave.

 

Pero eso cambió cuando recostó a Sanji en el sofá y se puso sobre él. El beso empezó a hacerse más violento. La lengua de Zoro entró en la boca de Sanji, quien sonrojado la recibió frotándola con la suya. Era una nueva sensación para él, pero le encantaba.

 

Se separaron cuando les faltó el aire, pero volvieron a unirlos rápidamente, les encantaba besarse, los labios del otro era como una droga para ellos, ya sabía porque después de la primera vez se besaban con frecuencia.

 

VEINTICINCO

 

Después de un rato Sanji ya había perdido la cuenta de cuantos besos le había dado a su novio, ni siquiera sabía cuándo habían subido a la habitación de él.

 

— ¿Aún llevas la cuenta de los besos? —preguntó divertido mientras le besaba de nuevo. Zoro sonrió y susurró:

 

—Sí… veintiseis.

 

El rubio se sorprendió y miró a su novio, pero después sonrió maliciosamente. Tumbó Zoro en su cama y se puso sobre él, se acercó a su oído y susurró:

 

—Se nota que eres bueno en matemáticas Marimo, pero… voy a hacer que pierdas cuenta.

 

Zoro miró a su ahora novio algo ruborizado, pero puso sus brazos alrededor del cuello de Sanji y lo besó mientras susurraba:

 

—Ahí ya van veintisiete… quiero ver cómo me haces perder la cuenta.

 

Se acercó a él de nuevo y empezó besándole el cuello, haciendo que Sanji se ruborizara y empezara a dar leves suspiros de placer.

 

INCONTABLES

 

Zoro recostó en su pecho desnudo a Sanji quien estaba aún algo cansado por lo que habían hecho minutos atrás. Besó una vez más sus labios y Sanji susurro:

 

— ¿Y bien? ¿Sigues con la cuenta?

 

Zoro puso cara pensativa y después asintió:

 

—Por supuesto que sí.

 

— ¿Ah sí? —preguntó Sanji sorprendido—. ¿Y cuántos van?

 

—Pues —empezó mientras le abrazaba—, demasiados para contar.

 

Sanji se carcajeó con eso último y susurró:

 

—Si es así entonces también llevo la cuenta.

 

Zoro sonrió de nuevo y recostó en la cama, abrazando a su novio, aún no podía creer que todo eso estuviera pasando, pero le gustaba saber que todo iba bien entre ellos.

 

RECUENTO SECRETO

Después de dos meses todo iba sobre ruedas.

 

Zoro esperaba a la salida por Sanji. El examen de matemáticas había sido difícil y él ya había acabado, estuvo practicando las matemáticas con su novio toda la tarde (aunque Sanji quería hacer cosas poco inocentes en lugar de estudiar, pero Zoro le dio convencido de lo contrario).

 

Sonrió inconscientemente ante eso, le encantaba ser el novio de ese loco, le amaba más que a nadie.

 

— ¡Marimo!

 

El peli verde miró en dirección y vio a Sanji corriendo hacia él. El rubio cuando llegó a su lado dijo:

 

—El examen creo que me salió bastante bien.

 

—Ah, me alegro —sonrió. Él le agarró de la cintura y le dio un beso en los labios, poco después se separaron y el castaño preguntó:

 

— ¿Y bien? ¿Cuántos besos llevamos?

 

—Demasiados para contar —sonrió Zoro mientras le abrazaba. Pero tenía que admitir que no era sincero del todo con Sanji, porque en su corazón llevaba un recuento secreto:

436 besos.

Notas finales:

MUchas gracias por leer, acepto criticas para mejorar, gracias por toooooodo!

Pero comenten, si hay algun fallo diganme que no me oriento  muy bien en esta pag, que acabo de empezar

¡QUE LIOOOO! Chaaooooooo


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