LA PROPUESTA
Prólogo
El reloj marcaba las 8 en punto de la mañana y él abría los ojos lentamente, como si tuviera todo el tiempo del mundo para levantarse. Tomó su reloj de muñeca lentamente y le miró entre dormido, mala idea no levantarse aún, estaba retrasado.
—Mierda.
Se levantó de la cama rápidamente casi como por arte de magia. Hizo todo su recorrido por el baño y el ropero de la manera más rápida posible, y tomó sus portafolios antes de mirarse por última vez al espejo y verificar que su cabello estuviera bien peinado y todo en su lugar. Salió corriendo del edificio donde vivía a toda velocidad y comenzó a correr entre las calles. Llegó con la corbata casi en la cabeza a la cafetería y miró la gran fila que había para hacer un pedido, no tenía tiempo de hacerlo.
—¡Seung Hyun, hola!
El pelinegro alzó su vista y miró a la chica detrás del mostrador que sonreía grandemente. Avanzó entre las personas que le quedaron mirando con pocas ganas y llegó hasta el mesón donde ella seguía sonriendo esperándole.
—Aquí tienes, son dos latte.
—Acabas de salvar mi vida, gracias.
Seung Hyun le miró mientras suspiraba y ella sólo sonreía mientras le observaba, casi embobada con el pelinegro. Agradecía al cielo que de tanto comprar cafés ahí todos los días, la chica del mesón ya le conociera y supiera lo que debía llevar. Sabía que quizás lo hacía con doble intención, pero él sólo necesitaba el café para seguir vivo.
Tomó ambos cafés y salió corriendo nuevamente. Poco le importó correr entre los autos y cruzar la calle con luz roja, debía llegar justo a la hora. De no ser porque la diva era tan puntual, no correría, pero conociéndolo, si llegaba un minuto tarde o sin su latte seguramente estaría despedido, y lo que menos necesitaba en estos momentos era quedar sin trabajo. Agradecía en el alma ser guapo, gracias a eso la chica de los cafés ni siquiera se preocupaba en preguntarle qué quería, simplemente se lo tenía preparado cuando veía lo veía cruzar la puerta de la cafetería.
Seung Hyun actualmente tenía 28 años. Trabajaba en el edificio de editores más grande de Seúl. Era bastante apuesto a los ojos de mujeres y hombres, como solían decirle. La verdad era muy alto, siempre llevaba su cabello negro muy bien peinado y nunca usaba menos ropa de lo usual. Incluso tapado hasta la cabeza resultaba muy sexy a todos.
Entró corriendo en el edificio y apenas vio el elevador abrirse casi saltó para alcanzar a entrar antes que se cerrara. Marcó el piso al que debía ir e intentó respirar calmadamente para no llegar agitado. Salió con la cabeza en alto y entró en el piso mientras caminaba, la secretaria de la entrada le miró y luego sonrió.
—Casi no llegas.
—Tuve una mañana horrible.
Le miró y luego suspiró. Cuando se volteó para seguir su camino, terminó chocando contra alguien. Uno de los cafés se derramó por completo en su camisa y terminó por retroceder mientras gruñía.
—O-oh… lo siento…
—¡¿Qué hiciste?!
Miró al hombre con enojo y luego intentó seguir su camino mientras negaba con la cabeza una y otra vez. Dejó el café que quedaba encima del escritorio y se quitó la chaqueta mientras caminaba directamente hasta Dong Hyun, su compañero de trabajo quien estaba muy tranquilo haciendo unos papeleos en su computadora.
—Quítate tu camisa.
—¿Es en serio? —Él se giró y miró a Seung Hyun, quien estaba empapado en café. Seung le miró y luego alzó una ceja. —Bromeas.
—Te regalo dos entradas para el partido de béisbol el martes, quiero tu camisa. Te doy cinco segundos… 1, 2, 3, 4-
—Hecho.
Apenas se puso la camisa se acomodó la corbata y se miró al espejo. Por lo menos ahora no tenía la gran mancha de café, porque si llegaba con ella, ahí sí que seguramente de la ventana hacia abajo sería lanzado. Miró su reloj y luego tomó el café en su mano para ponerse de pie al lado de la puerta de la oficina.
—Buenos días, Jefe —Seung Hyun saludó al verlo entrar, venía tecleando en su celular lo que parecía ser algo importante. Siempre de punta en blanco. Traía un traje negro ceñido al cuerpo y ni un sólo cabello en su cabeza se salía de su peinado. Él no le miró y solo recibió el café mientras entraba. —Tienes una teleconferencia en 30 minutos.
Él no le prestó atención, pasó de largo como si le ignorara. Típico en Kwon Ji Yong, el jefe de edición, 1ue para su desgracia, era muy difícil de llevar.
Ji Yong era demasiado responsable, perfeccionista y la vez exigente y directo. Era llamado "la diva" por todo el departamento de editores, nadie se metía con él, ni siquiera había que cruzarse por su camino si no querían problemas. A pesar de que tenía unos años menos que Seung Hyun, tenía más rango, por ende, no podría nunca decirle que no. Ji Yong era fanático de la moda, de ahí que tuviera que cambiar su camisa llena de café. Seguramente él lo hubiera despedido si lo ve con aquella camisa manchada.
Tenía un rostro demasiado perfecto, a veces le asustaba lo fino que podía llegar a ser. Derrochaba belleza, pero nadie era capaz de acercarse ni dos metros. Nadie se metía en su espacio personal, sino él mismo los mandaba a volar de manera '’sutil’'.
—Sí —él caminó hasta su escritorio y se sentó mientras se cruzaba de piernas. —¿Cómo va el festival de primavera? —Preguntó.
—Tienes una junta con el personal del festival a las 9.
—Llamaste a… ¿cómo se llama? El de las manos asquerosas, ya sabes, que se viste como abuelo y usa zapatos horribles.
—Max.
—Sí, ese.
Ji Yong comenzó a ojear los papeles en su escritorio mientras revisaba uno por uno.
—Le dije que si no entrega el manuscrito a tiempo, no le darás fecha de publicación. —Este asintió. Seung le pasó otros papeles y luego le miró. —Llamó tu abogado de inmigración. Es vital…
—Cancela la llamada —interrumpió —, pospón la junta y que el abogado espere.
Él se cruzó de piernas nuevamente mientras tomaba uno de los papeles y se detenía a leerlo. Seung Hyun se quedó de pie ahí, habían sido muchas indicaciones de diferentes cosas en menos de cinco segundos. Debió esperarlo de él, siempre tan insistente y exigente.
—Frank, el escritor del manuscrito más exitoso de este mes se presentará en SBS. Prepara todo.
—Wow, te felicito —Seung Hyun alzó una ceja mirándole.
Él simplemente se giró en su silla mirando hacia el gran ventanal de su oficina mientras tomaba el café en sus manos.
—Si quiero elogios, te los pido.
Seung Hyun rodó los ojos cuando el otro le dio la espalda y se dirigió a la puerta para retirarse. Era de esperarse.
—Am… —Seung se detuvo al escucharlo, y miró a su jefe. —¿Quién es Hye Mi? ¿Y por qué quiere que la llame?
Seung Hyun se quedó helado y le miró. Ji Yong miraba de manera despectiva su vaso de café mientras leía la nota en él que citaba un número y al final un "llámame". Alzó su ceja y por primera vez en el día miró al pelinegro.
—Ese… era mi vaso —dijo casi sin aliento.
—¿Por qué estoy bebiendo tu café?
Ji Yong miró el café y luego a Seung Hyun mientras fruncía los labios. Seung le miró fijamente y luego se maldijo internamente.
—Porque el tuyo se derramó.
Ji Yong alzó ambas cejas ahora y luego asintió mientras se mordía el labio inferior. Volvió a mirar el café y esta vez lo acercó a sus labios cuidadosamente. Tomó un poco y luego lo saboreó. Seung Hyun rogaba internamente por su vida.
—¿Tomas café sin azúcar con leche de soya descremada? —Ji Yong le miró fijamente sin quitarle la vista de encima.
—Sí —Seung Hyun asintió buscando alguna excusa de por qué tomaría él el mismo tipo de café que Ji Yong. —Es muy saludable.
—¿Es coincidencia? —Ji Yong se echó hacia atrás en su silla y le sonrió de lado mientras seguía con el vaso en alto.
—Increíblemente sí —mintió —, jamás tomaría el mismo café que tú sólo por si de derrama. Eso sería patético.
El teléfono de la oficina sonó salvándolo. Ji Yong simplemente se giró en su silla dándole la espalda nuevamente.
—Buenos días, oficina del Señor Kwon. —Seung contestó rápidamente. —Hola Minho —Ji Yong le hizo un gesto con la mano al oír quién era —De hecho, vamos a tu oficina justo ahora. Sí —colgó —. ¿Para qué vamos a su oficina?
Ji Yong se volteó en su asiento para ojear nuevamente los papeles e hizo un ruido que sólo significaba una cosa. Seung asintió entendiendo de inmediato. Salió de la oficina hasta su lugar y escribió rápidamente en su computadora: ''¡La diva saldrá!'' apretó Enter y lo envió mirando a sus colegas, viendo que efectivamente les llegara el mensaje. Todos, casi de manera automática, se ordenaron perfectamente en sus puestos fingiendo trabajar en su computadora o hablando con clientes por teléfono. Ji Yong salió justo a tiempo mientras sostenía el latte en su mano izquierda. Seung rápidamente llegó a su lado.
—¿Terminaste el manuscrito que te pasé?
—Leí unas páginas. No quedé impresionado —dijo casi sin interés.
Seung hizo un gesto de cansancio que Kwon ignoró olímpicamente.
—¿Quieres escucharme?
—No. —Respondió de inmediato. Seung habló igual.
—He visto un montón de manuscritos, y sinceramente, este es el único que me convenció casi al instante. Hay una novela increíble ahí, es la clase de novelas que publicas…
Ji Yong casi no le prestaba atención. Mientras caminaban por el pasillo de la oficina, vieron a uno de los trabajadores con la camisa manchada con café. Ji levantó una ceja seriamente mientras daba un sorbo a su latte.
—Emm… No. Y sí creo que ordenas el mismo café que yo por si se te derrama. Lo que es, la verdad, patético.
—Im-pre-sionante.
—Sería más impresionante que no lo derramaras, y no olvides —dijo antes de entrar a la oficina de Minho —, sólo vienes de apoyo.
—No diré nada.
Ji Yong se aclaró la garganta. Ambos entraron, encontrándose al hombre leyendo unos papeles de pie detrás de su escritorio. Este levantó la vista y sonrió sin ganas. Ji Yong le devolvió el gesto mientras elevaba un poco su café.
—Ah, nuestro audaz líder y su aliado. Pasen, es su oficina. —Musitó, claramente el hombre era incisivo.
Ji Yong veía todo a su alrededor pensando en lo triste que sería la vida del hombre después de su visita. Realmente le hacía gracia saber que no le vería más la cara.
—Hermoso mueble. —Comentó dirigiéndose al objeto —¿Es nuevo?
—Es importado de París del siglo XVII, pero sí, en mi oficina es nuevo.
—Que gracioso —susurró Ji Yong. Volteó hasta el hombre que no dejaba de mirar los papeles y continuó —Minho, te voy a dejar libre.
Este le miró de inmediato, Seung Hyun también.
—¿Perdón? —Preguntó apoyando sus manos en sus caderas.
—Te pedí un millón de veces que Frank fuera a la SBS y no lo hiciste. Estás despedido.
Seung Hyun volteó a mirar a Minho, luego volvió su vista a Ji. Incómodamente miró al suelo, no sabía qué hacer. Cerró la puerta de la oficina esperando que los demás no se enteraran de la situación. Estaba seguro que el volumen de la voz del hombre que aún yacía tras su escritorio, iba a subir.
—Y-ya te dije que es imposible, Kwon. Frank no ha dado entrevistas en 20 años.
—Sí, eso es interesante porque acabo de hablar con él y aceptó.
—¿Disculpa?
—Ni siquiera lo llamaste, ¿verdad?
—P-pero…
—Lo sé, lo sé. —Decía caminando hacia él —Sé que Frank puede ser aterrador… para ti. —Se detuvo frente a Minho, el cual estaba parado apretando sus dientes, en cualquier momento explotaría —Bien, te voy a dar un par de meses para que busques otro empleo, y les vas a decir a todos que renunciaste.
Salió de la oficina junto a Seung Hyun dejando a Minho completamente shockeado.
—¿Qué está haciendo? —Preguntó Ji Yong a Seung. Éste se volteó y miró al hombre quien caminaba de un lado para otro con el ceño fruncido.
—Camina… Creo que enloqueció.
—No lo hagas Minho, no lo hagas… —Susurraba Ji Yong cansadamente.
El hombre de traje salió casi corriendo de su oficina y habló fuertemente.
—¡Tú, venenoso egocéntrico! ¡No puedes despedirme!
Ji Yong y Seung voltearon. El pelinegro se sentó en un escritorio esperando a que pase todo.
—¿Tú crees que no sé lo que estás haciendo? Me regañas por lo de la SBS para quedar bien ante el consejo superior. ¿Y sabes la razón? ¡Porque te sientes amenazado por mí!
Ji sonrió, el hombre realmente le daba lástima.
—Tú eres un monstruo.
—Minho, ya basta.
—Sólo porque no tienes nada parecido a una vida fuera de esta oficina, crees que puedes tratarnos como tus esclavos personales. ¿Sabes qué? Siento pena por ti. ¿Porque sabes que habrá en tu lecho de muerte? —Ji Yong lo miraba fijamente —Nada ni nadie.
Seung cerró los ojos, apretando sus labios mientras seguía sentado. Ji suspiró y comenzó a hablar de la manera más tranquila que pudo.
—Quiero que pongas atención, Minho. No te despedí por sentirme amenazado. No. Te despedí por holgazán, arrogante, incompetente y pasar más tiempo engañando a tu esposa que en esta oficina. Y si dices otra cosa, Seung tendrá que ponerte en tu lugar, ¿sí?
—N…
—Otra palabra, y saldrás de aquí escoltado por guardias. Seung lo filmará con la cámara de su teléfono y lo subirá a ese sitio de internet… ¿Cuál era? —Preguntó a Seung.
—YouTube.
—Exacto. ¿Es lo que quieres?
Minho lo fulminaba con la mirada, más no replicó.
—Eso creí. Tengo trabajo.
Dio media vuelta y con la cabeza en alto caminó hacia su oficina seguido por Seung. Dejando con cólera al hombre quien no dejaba de mirarlo con rencor.
—Que seguridad quite ese mueble de su oficina y lo lleve a mi sala de conferencia. —Ordenó a Seung, el cual ya se encontraba a su lado.
—Sí, claro.
—Y te necesito el fin de semana para que revises los archivos y manuscritos.
—¿Este fin de semana?
—¿Algún problema? —Preguntó encarándolo.
—No, es que es el cumpleaños 90 de mi abuela y quería ir a mi casa… —Ji Yong se encaminó nuevamente hacia su oficina ignorándolo completamente —Está bien, lo cancelaré. Me estás salvando de presenciarla en sus días y… Linda conversación, sí. —dijo mientras se iba a sentar en su lugar. El castaño le había dejado hablando solo.
Después de terminar con algunos papeleos, Seung llamó a su madre y le contó que no podría asistir al cumpleaños.
—Lo sé, lo sé. Dile a la abuela que lo lamento, mamá. Lo siento, es que ¿yo qué puedo hacer? Trabajaré el fin de semana. No, no pienso hacer… Escucha, me he esforzado para subir de puesto y no lo pienso arruinar. Sí, sé que estará muy molesto… —sintió unos pasos acercarse hacia él, y por instinto supo que era Ji. Rápidamente cambió de tema para disimular que hablaba con un cliente —Tomamos los documentos muy en serio, señor. Le llamaré en cuanto tenga algo. —Colgó y suspiró.
—¿Era tu familia?
—Eh, sí… —Lo miró.
—¿Te piden que renuncies?
—Como todos los días.
Ji iba a replicar, pero Seung contestó una llamada. El castaño se quedó quieto mirando hacia todos lados mientras suspiraba, no le gustaba que lo hicieran esperar.
—Oficina del señor Kwon. Ah, sí claro. Entiendo. —Colgó y volteó hacia Ji Yong. —Kang me pidió que subas de inmediato.
—Mm… Sí. Ve por mí en 10 minutos. Tengo trabajo.
—Okay.
Ji Yong estaba camino a la oficina de su jefe.
—Buen día, señor Kwon —le saludó amablemente la secretaria. Él simplemente la ignoró mientras seguía caminando con elegancia. Entró a la oficina encontrándose a su superior sentado tras el escritorio.
—Daesung —cerró la puerta y se encaminó hasta quedar frente a él.
—Ji Yong, —habló Kang —felicidades por lo de la SBS. Es una gran noticia.
—Gracias, gracias. No hablaremos de mi aumento de sueldo, ¿o sí? —Comentó en broma.
Kang rió mientras miraba unos papeles.
—Ji Yong, como recordarás, acordamos en que no podías asistir a la gala de la edición de Edwin, porque no podías salir del país mientras se procesaba tu solicitud de Visa.
—Sí, claro.
—Y… fuiste igual. ¿No?
—Sí, fui. Pero la cosa estaba entre Minho y yo, así que no tenía opción, ¿o sí?
—Pues parece que a nuestro gobierno no le importa eso. Ya hablamos con tu abogado de inmigración.
—Bien, ¿y? ¿Todo en orden? ¿Qué pasó?
—Ji Yong, la Visa solicitada fue negada.
Ji casi no podía creerlo. Esto estaba mal, muy mal.
—Y… ¿Entonces?
—Y vas a ser deportado.
—¿Deportado?
—Y al parecer también hubieron unos papeles que no llenaste a tiempo.
—¿Cómo? —Reía nerviosamente —Ni que fuera un inmigrante. Vengo de Corea Del Norte, señor. Tiene que haber algo que se pueda hacer.
—Reintentarlo, pero por desgracia debes dejar el país al menos un año.
Ji Yong abrió grande sus ojos sin poder creerlo.
—En-entiendo. Bueno, no es lo ideal pero, eh… lo puedo manejar todo desde allá. En video conferencias, por internet.
—Por desgracia, Ji Yong. Si eres deportado no puedes trabajar en una compañía Del Sur. Hasta que se resuelva voy a asignar las operaciones a Lee Minho.
—¿Lee Minho? ¿Al que despedí?
—Necesito un editor en jefe y es la única persona con experiencia para esta empresa.
—No puede ser, le suplico por favor…
—Ji Yong, estamos desesperados porque te quedes. Si hubiera una forma, la que fuera para que esto funcione, lo intentaríamos. Créeme.
—No puede ser… Debe haber algo…
Tocaron a la puerta y entonces Kang le indicó a Ji Yong que se quedara en silencio unos minutos. Seung Hyun asomó su cabeza y miró algo asustado.
—Disculpen… esto es importante, no quise interrumpir —avisó.
Ji Yong se giró y le miró casi queriendo ahorcarlo.
—¿Qué? ¿Qué? —Insistió rápido.
—La oficina de SBS llamó y dijo que querían hablar contigo ahora, pero les dije que tenías un compromiso y me dijeron que te necesitaban con urgencia y… —Ji Yong le quedó mirando fijamente unos minutos, su mente comenzaba a unir ideas y todo iba cobrando sentido. —¿Y? ¿Qué les digo?
Ji Yong salió de sus pensamientos. Siguió observándolo fijamente y entonces todo hizo "click", esa era la solución a todos sus problemas. La solución a no ser deportado del país. Seung Hyun miró a todos lados, no sabía qué rayos pasaba por la mente de su jefe, pero seguramente nada bueno.
—Ah… —Ji Yong iba a hablar. Le hizo un gesto con los ojos a Seung Hyun para que se acercara a él. —Ven aquí —le susurró bajo.
Seung Hyun no tenía idea de qué rayos pasaba, pero se irguió y entró en la oficina lentamente con las manos en los bolsillos mirando asustado la situación, sobre la que no tenía ni idea tampoco.
—Kang, entiendo el problema en el que estoy metido y… Ahm… —Ji Yong se volteó al mayor, le examinó con la mirada y luego volvió a mirar a Kang. —Bueno, debes estar enterado de algo…
Ji Yong retrocedió hasta quedar al lado de Seung Hyun. Le dio una palmadita en el estómago y luego suspiró mientras miraba a Kang.
—Nos casaremos. —Seung Hyun abrió mucho sus ojos y entreabrió sus labios sin entender. Ji Yong dio otro golpecito, esta vez en su pecho. —¡Seung hyun y yo nos casaremos!