Dicen que antes de nacer eres un ángel. Cuando luhan lo era, el vivía feliz con alguien que lo amaba. En el paraíso no había edad ni estatura. Todos eran iguales. Su única forma de identificarse consistía en el color de sus alas, y la persona más especial para luhan tenía las más bellas plumas que el chico jamás hubiese visto en cualquier otro cielo, ni en el mismísimo infierno había un color de alas tan fantástico como el de su persona. Estas eran blancas, era el mismo color de la nieve cuando recién caía del cielo, y en la punta de ellas, una leve tintura en rosado claro las decoraba de una forma intensa pero celestial.
Luhan amaba esas alas. Las amaba mucho más que a las suyas. La mayoría de ángeles carecían de un solo color de alas, muy pocos lograban tenerlas totalmente blancas o un poco manchadas como las de aquel personaje, pero la mayoría las tenían de diferentes colores, y las de luhan parecían un arco iris de colores pasteles. No estaban mal, eran muy lindas, nunca nadie había logrado tener todos los colores en un par de alas. Si, era cierto que tenerlas unicolor, o un tanto pintadas era un privilegio, pero casi nadie las tenía como las de un arco iris, y eso era fascinante pero normal a la vez.
Sehun, quien era el ángel amado de lulu, vivía diciéndole constantemente que sus alas eran un regalo hermoso ya que todos los colores de ellas representaban los sentimientos que siempre iba a tener y nunca debía olvidar. Amarillo para la felicidad, el azul para la tristeza, el verde para nunca rendirse, el rojo para el amor, naranja para recordarse a sí mismo que aunque siguiera creciendo, debía que mantenerse como un niño, y violeta para la nostalgia y la angustia.
Cuando sehun le explicaba esto, luhan se mantenía atento. Aun recordaba la primera vez que el de cabellos blancos le había explicado el significado de sus colores y él había arrugado el ceño tan pronto como supo el del purpura y azul.
-por qué pones esa cara? -le había preguntado sehun sonriendo-
-por qué no quiero tener tristeza y angustia en mi corazón -le había respondido él y su compañero se había echado a reír por ello. Cuando hubo estado más calmado, lo miro y le sonrió-
-los ángeles no somos perfectos luhan -comunico sehun mirándolo fijamente a los ojos - esos sentimientos son vitales para nosotros. Si yo me llegara a morir, que sentirías tú? -preguntó el chico y luhan lo miro con ojos muy abiertos
-eso nunca. A ti no te va a pasar nada- se negó lulu, a lo que Sehun rio nuevamente-
-es solo un ejemplo. Pero, como te sentirías? - volvió a preguntar. Luhan agacho la mirada
-muy triste - respondió. Sehun le acaricio el cabello-
- vez, son sentimientos que necesitamos. Cuando vayas a allá abajo, lo entenderás - dijo, y se paró para irse, pero luhan se sujetó a su cintura-
-No quiero estar allá abajo, aquí soy feliz -murmuro luhan contra su pecho- no me dejes solo nunca -pidió. Sehun le devolvió el abrazo-
-seré tu ángel guardián. Lo prometo -acepto. Y el chico sonrió. No estaba solo y lo sabía. Él iba a acompañarlo por el resto de la eternidad y nunca lo abandonaría. En ese momento, él era feliz.
Mienstrastanto, en la tierra, la sangre manchaba las calles, los accidentes se hacían presentes, muchas más almas se encaminaban hacia el infierno y el mundo sufría lo que los humanos causaban.
En medio de esto, una chica alcohólica se acostaba con un tipo cualquiera, no tenía protección y como era lógico, el embarazo no se hizo esperar.
Luhan estaba perdiendo sus alas y Sehun se daba cuenta de esto con dolor. El ya no sería más parte del cielo. Él tendría que ir a la tierra y se olvidaría de todo lo sucedido en su verdadera forma, sus recuerdos y también, que alguna vez en su vida eterna había querido y amado a alguien. Luhan se negaba, él no quería sufrir, y entonces noto que el color de sus alas se pasaba a su cabello. Tenía que ser feliz como le había dicho su compañero, tenía que hacer feliz a la persona que sería su mama. Tenía que aguantar lo que le viniera hasta el día en que volviera, y no lo podía cambiar. Ese era su destino y su misión.
Aun así luhan lloraba, se aferró a Sehun con fuerza y le rogaba con la mirada que no se lo llevaran. Pero Sehun no podía hacer nada. Todos los ángeles que aún no han nacido tenían que hacerlo. Era una obligación y más que eso era una misión hasta el día en que su vida se acabara.
-no me dejes ir -pedía luhan abrazado a su protector- perder mis alas duele. No quiero irme -rogaba infantilmente. Sehun lo estrecho fuertemente entre sus brazos mientras negaba. Él no podía decir mentiras, pero ver a luhan llorar era estúpidamente cruel
- luhan. No puedo hacer que te quedes. Lo siento pero no puedo -le comunico. Las lágrimas de lulu se intensificaron aún más y Sehun contuvo las suyas. Cuando se separó de él, limpio las saladas gotas de agua que mojaban sus mejillas y le sonrió- te dije que el azul y el purpura eran necesarios -le recordó. Luhan sonrió débilmente y luego agacho la mirada-
- no estaré triste. Te lo prometo. Sé que vas a estar con migo y eso es suficiente -murmuro y dándole el ultimo abrazo a su compañero, desapareció como una nuve de humo con el aire.
Sehun estaba solo ahora, y sus lágrimas delataban la tristeza del abandonó. Aun así tenía que soportarlo. Como él se había ido, mucho más se irían. Ese día, en la tierra, la lluvia oscureció el firmamento con la tristeza de aquel quien había perdido una parte importante de su corazón.
Un ángel jamás olvida. Un ángel jamás miente. Un ángel es firme y confiable, noble y guerrero. Un ángel jamás te abandona, se preocupa por ti y te protege a capa y espada. Pero un ángel por más que se escuche fuerte y perfecto, sufre, llora y es debilitado. Sehun se mantuvo los días lejos de lulu solo. No quería encariñares mas. Era un ángel que en algún tiempo había sido feliz y ahora era cruel. Y entonces tomo su decisión.
Sehun no podía nacer, era un ángel guardián y por lo tanto cuidaba. Aun así, si un ángel guarda quiere nacer, ha de rechazar sus alas y vivir una vida terrenal como los demás. Pero el castigo por esto no es cualquier cosa. Una persona al morir vuelve al cielo donde recuerda lo ocurrido antes de irse. Eso significa que hay muchos reencuentros de ángeles que estaban juntos con otros antes de llegar a la tierra. Pero un ángel que abandona sus alas para nacer, al morir, se convierte en nada. Como cuando el agua es evaporada por el fuego, el ángel es desaparecido por la eternidad. Como si nunca hubiera existido, como si nunca hubiese estado allí. Era un precio justo si se pone a pensarse, pero doloroso y agobiante.
Aun así. Sehun había tomado su decisión. Estaba tomada y no cambiaría. Todo lo que puedes llegar a hacer por amor es estúpido, torpe y sínico, pero si te hace feliz ¿vale la pena? SI.