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Grandma Says por Mintae

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Notas del fanfic:

Este fic es el primero que me da por publicar asi que es un poco a lo que surja. Como además no tengo nada sobre seguro, acepto sugerencias, quejas, consejos, etc. Espero que os guste y disfrutéis tanto como yo al escribirlo. ~

Notas del capitulo:

Bueno, aqui va el primero. Quejas, sugerencias, pedradas y demás:

http://ask.fm/ChoiMintae

Espero que os guste. ;;

Byun Baekhyun era un joven de 23 años al que le gustaba pasar los veranos en el pueblo de su abuela. Él vivía en la ciudad, con sus padres, y allí acudía a clases con sus compañeros y amigos, pero a quien deseaba ver de verdad y con quien se lo pasaba realmente bien era con su vecino, Park Chanyeol. Ambos tenían seis años cuando se conocieron, yendo Baekhyun con su abuela para darles la bienvenida a los Park, los nuevos vecinos. Al pequeño no le gustaban esas cosas pues siempre tenían que comentar lo “afeminado” que era para ser un niño tan pequeño o lo bien que le quedaría una faldita de cuatros. Para él, eso era simple belleza. ¿O no es que por lo general, los hombres cuando más afeminados, más atractivos son de ver? Al menos eso le decía su abuela cuando él se cabreaba por ello. Pero aquella vez fue diferente. Cuando los comentarios iban a surgir, un niño de aspecto bobalicon, gafas extremadamente horteras, unas orejas estrepitosamente grandes y un extraño tic en el ojo al sonreír apareció para invitarlo a su habitación a jugar. A partir de aquel día, era raro el verano que no se quedaba en casa de su vecino a pasar la noche jugando a videojuegos y charlando sobre todo y sobre nada. Hasta que cumplieron 14 años. Y entonces, no volvió a verlo. Ni a él, ni a sus gafas, ni a sus orejas. Su amigo se había esfumado de la noche a la mañana.

– Baek.. ¡Baekhyun! – El joven se despertó de forma agitada por los gritos, aún algo somnoliento por la siesta que se acababa de pegar.

Por lo general era un chico normal y corriente al que le gustaban las tardes durmiendo en el parque, tumbado al solecito, las salidas con sus amigos para reír y jugar a estúpidos juegos de mesa en los que siempre perdía y pasar la noche viendo películas del repertorio de su madre. Para su gusto, aquellas películas eran las mejores. Cabría destacar su pelo teñido de rosa pastel el cual hacía juego con sus delicados rasgos dignos de una princesa. No se consideraba gay ni mucho menos, pero sus relaciones con las mujeres habían sido auténticos desastres. Desde chicas que se cuidaban menos que él hasta otras que lo tomaban por una mariquita que aún no había salido del armario. Ninguna de ellas tenía ni idea. Simplemente no le interesaban esas cosas, pues no había encontrado aún a la persona que le llamase mínimamente la atención para querer una relación más íntima y compleja. ¡Hasta su abuela lo tachaba de gay! Aunque claro, la mayor parte de sus amigos lo eran, y ella era bastante abierta con esos temas pese a sus 72 años bien cumplidos. Su abuela solo quería verlo feliz al lado de alguien que lo quisiera, fuera del sexo que fuese, y en parte la adoraba por ello.

– Te tengo dicho que no es bueno que te quedes durmiendo al sol. ¿No ves que estás muy pálido? ¡Cualquier día te quemas! – Se quejaba frente a él un joven de labios finos y pelo castaño.

Cuando Chanyeol desapareció, conoció a nuevos amigos con los que pasar el verano. Kim JongDae, el chico que le gritaba y reprimía sin descanso, día y noche, era uno de ellos.

– En serio, ¿cómo puedes sobarte en la piscina comunitaria así, por las buenas? Te podrían robar, o raptarte. Aunque claro, habría que estar muy loco para hacer lo segundo. – El joven de comisuras felinas rió por su propio chiste, y Baekhyun se limitó a arrugar la nariz de forma molesta, incorporándose sobre su toalla, aún algo dormido.

 – Tú no lo entiendes Jongdae. El arte de dormir es cosa de dioses, ¿sabes? – Continuó con las bromas del contrario mientras recogía sus cosas. Si su compañero estaba allí, es que ya era la hora de comer y su abuela le reclamaba. Jongdae tan atento como siempre.

– Por cierto, Baek, ¿qué tal con el socorrista? Tu abuela sigue insistiendo en que deberías quedar con él. Creo que está preocupada por tu futuro. Pfftff… – Hubiera sonado creíble de no ser por el espurreamiento de babas que su amigo estaba montando mientras intentaba aguantarse la risa. Él se limitó a suspirar. No entendía que obsesión tenía su abuela con encasquetarle alguno de los socorristas de la piscina. Pero no solo con ellos, con los dependientes de las tiendas; los camareros de las pizzerias… Todos los años lo mismo. Y tampoco es que él ayudase con su color de pelo. 

– Ni lo menciones. – Con un gesto de cabeza, señaló a la zona de vigilancia donde el socorrista solía pasar las horas. Allí, sentando en su silla, con camiseta blanca y pantalones rojos había un señor grande y de cejas abundantes que daba un pelín de miedo. “Gorila” lo bautizó Baek cuando lo vio. De nuevo, las risas de Jongdae se hicieron intensas, y el pelirosa, cansado ya de tanta burla, terminó de recoger sus cosas para irse de allí cuanto antes.

– Eh, mira el lado positivo. A él parece que le gustas, y si le gustas al socorrista, tienes menos posibilidades de morir ahogado. –

–A lo mejor el que muere ahogado eres tú. – Empujó levemente a su amigo con el hombro a modo de reprimenda, provocando que el contrario lo imitase y que se tirasen la vuelta a casa peleando como críos. Por esas cosas el joven disfrutaba de la compañía de su amigo.

Se despidieron en la entrada de la puerta de Baek, y este se dispuso a entrar para comer, holgazanear y luego ir a visitar a Luhan y Yixing a su bar familiar. Estos dos eran primos, ambos chinos y tenían un bar de ambiente con bastante buena reputación en el pueblo. Ambos eran apuestos, Yixing tocaba el piano a gusto de los clientes, y Luhan se encargaba de la barra. Tenían más servicio, pero a Baek solo le caían bien ellos. Jongdae trabajaba como oficinista por las mañanas en la empresa de sus padres. Cuando terminaba, solía ser la hora de comer, por lo que pasaba por la piscina comunitaria para asegurarse de que a su amigo no le había dado una insolación. Baek era el único que aún no trabajaba, pues había terminado los estudios en aquel mismo año y no tenía claro si quería quedarse en la ciudad o, por el contrario, instalarse allí con su abuela. La idea le gustaba, pero no la tenía del todo clara. Debía pensarlo mejor.

– Baekkie, ¿viste al socorrista? – Su abuela irrumpió en la cocina mientras este buscaba algo para comer, encargándose entonces ella de prepararle algo como es debido, y no un triste bocadillo como pensaba hacerse él.

– Sí, lo he visto. Es muy mayor abuela. Y muy grande. Ya te dije que no estoy interesado en esas cosas. – La anciana lo miró con el ceño fruncido y entonces rio, negando suavemente con la cabeza.

– Oh, no no no cariño, Pedrito no. Pedrito es el hijo de la Juani. Un zagal muy majo, sí, pero no para mi nieto. Yo me refiero al otro que ha llegado nuevo. ¿Puede ser que esté en la piscina de la comunidad de al lado? No estoy segura… Pero es guapo. Es muy guapo. Cuando lo veas, sabrás quién es. – Baekhyun se quedó con la boca abierta mientras su abuela le servía un buen plato de tortilla de patatas. Sí que era verdad que siempre intentaba hacerle de celestina con los chicos del pueblo, pero nunca la había escuchado darle tanta coba a ninguno de ellos, y aquello despertó su curiosidad. Pero lo primordial era lo primordial, y cuando su abuela le ponía tortilla de patatas delante, debía ignorar todo lo demás.

Eran las ocho y media pasadas cuando sus amigos lo llamaron para que fuese al bar, y por suerte para ellos, el chico se había arreglado mínimamente con anterioridad, por lo que salió directamente para ir con ellos. Al ir bien de tiempo, (cosa que no había hecho aposta ni nada pfftff) tomó un ligero desvío para pasar por la piscina de la comunidad vecina, echando un ligero vistazo a través de los arbustos para ver si conseguía percibir alguna silueta distinguible. Eran casi las nueve, y normalmente el socorrista salía de trabajar a aquella hora, por lo que comprobó nuevamente su reloj. Lo comprobó tan a tiempo que, cuando quiso darse cuenta, un cuerpo que salía del recinto se había interpuesto entre él y su camino, pidiendo disculpas algo aturdido pues eso le pasaba por ir pendiente de otras cosas.

– Lo siento, estaba distraído… Yo… – Al apartarse y alzar la cabeza para terminar de disculparse, tuvo que pestañear un par de veces para procesar la información que le llegaba directamente a las retinas. Un chico alto, guapo, aparentemente de su edad, moreno, guapo, de labios gruesos, guapo otra vez… Debía ser él. Su abuela no podía referirse a otro.

– No te preocupes, pero ten más cuidado la próxima vez. Y procura no estar así de distraído cerca de las piscinas. – Su sonrisa fue lo que faltó para que a Baekhyun se le cayese el mundo encima. ¿Aquello era amor? Si lo era, no podía dejarlo escapar. Sabía que a aquel chico lo había visto antes. No tenía lugar a dudas…

 ¡¡Lo había visto en sus sueños!!

– Ah, ¿eres el socorrista asignado a esta piscina? – Su interlocutor sonrió de forma algo obvia, alzando las cejas para mirarse la ropa, la cual era el uniforme de socorrista, y después dirigir la mirada hacia la puerta de la que acababa de salir, la piscina comunitaria.

– Me parece que sí. Quién lo diría, ¿eh? Soy Jongin, pero me suelen llamar Kai. Y si no te importa me voy, que tengo prisa, ¿vale? Un placer…. –

 – ¡Baekhyun! – Su interlocutor volvió a sonreír de aquella manera. A Baek se le estaba pudriendo hasta el alma.

– Un placer, Baekhyun. – Y acto seguido, se fue. Baek se quedó allí parado, con la boca entreabierta y observando la esquina por la que había desaparecido aquel chico. Se hubiera quedado allí clisado de no ser porque su tono de llamada, exageradamente fuerte, le había devuelto los pies a la tierra.

– BYUN BAEKHYUN, TE ESTAMOS ESPERANDO. ¿NO DECÍAS QUE YA ESTABAS LISTO? – El pobre casi se queda sordo al coger el teléfono y escuchar los gritos de Jongdae al otro lado. Puso pies en polvorosa para llegar cuanto antes al bar e informar de que le había pasado algo increíble, pero no fue hasta que Yixing y Luhan tuvieron su descanso cuando decidió expresar la belleza de aquel joven que decía apodarse Kai.

– Ah, a ese yo lo conozco. Es el amigo del rarito. –

– ¡Lu-ge! – Una mirada de desaprobación apareció en el rostro de Yixing, y Baekhyun y Jongdae se frotaron las manos como moscas, esperando el salseo inminente.

– Veréis, en vuestra ausencia, queridos “solo aparecemos en verano porque somos estudiantes”, aparecieron unos chicos nuevos. Ese tal Kai, que las trae a todas locas, el rarito, que antes venía solo, veía tocar a Yixing y se iba, Kris, un chaval muy majo, alto y chino, y el del tic en el ojo. Otro rarito. – Se olía a kilometros que lo que le pasaba a Luhan es que ese tal “rarito” tenía interés en Yixing, y para él, Yixing era la cosa más inocente, buena y pura de todo el mundo. En parte no se equivocaba, a día de hoy Baek seguía sin procesar las caritas que ponía cuando contaban chistes verdes y él no los pillaba.

 – ¿El del tic en el ojo? Eh, aquí hay favoritismos. Solo te sabes el nombre del chino, porque el de Kai nos lo ha dicho Baek. – Luhan se hizo el santo con una sonrisa en los labios y Yixing seguía de morros por el trato tan hostil que tenía su primo hacia los nuevos clientes.

– Sí sí, ese es muy gracioso, porque sonríe mucho y cuando lo hace, se le cierra más un ojo que otro. Además es super majo, pero creo que nunca me ha dicho su nombre. Ash... Aunque creo recordar que dijo que también era socorrista de vuestra comunidad. Y no estaba en la misma que Kai. – A Baek le entraron hasta mareos de escuchar aquello. ¿El “Gorila” era amigo de ese ángel caído del cielo? Esperaba que no le dijese nada de él, pues como bien había dicho Jongdae, aquel señor le hacía ojitos, y como se lo dijese a su compañero de trabajo lo mismo perdía cualquier oportunidad. Ya se sabe que entre colegas, los ligues se respetan. Por otra parte, un nudo en el estómago algo incómodo había aparecido al escuchar hablar de tics así. Ojalá ese señor no tuviese ese tic el cual para el pequeño, era tan especial.

Después de un rato más de cotilleos, Luhan y Yixing huyeron para proseguir su trabajo, y Jongdae y Baek se instalaron en la barra para poder conversar al menos con Luhan, pues era un día tranquilo y podía permitirse el holgazanear un poco. Como de costumbre, los días tranquilos cerraban antes el bar, y los cuatro amigos se quedaban allí, tomando algunas copas y jugando alguna partida de dardos o de billar. Aquella no era la excepción, o eso aparecía hasta que la puerta el bar sonó, llamando la atención de los jóvenes. Yixing se apresuró a abrir la puerta para comprobar qué pasaba y, si fuesen clientes, informar de que ya habían cerrado. Pero fue Luhan quien se apresuró hacia esta al ver de quién se trataba.

– Lo siento, estamos cerrados. – El joven alto y rostro inescrutable formó una “o” con los labios mientras su compañero, alguien que ya habían visto casi todos por allí, se adelantó con una sonrisa.

– Vaya, pensabamos que cerrabais a las tres. –

– Y así es, pero en noches tranquilas como esta, solemos cerrar una hora o dos antes. Depende de la gente. – Baekhyun ya estaba algo entonado, pero juraría que esa voz la había escuchado antes, por lo que se apresuró a la puerta a olisquear.

 – ¡Kai! – Luhan rodó los ojos y abrió más la puerta para que el reencuentro no lo pillase de por medio, lanzándole una mirada severa al primer joven que había osado mantener contacto visual con su primo. Jongdae se acercó para unirse a la conversación, terminando por invitar a los dos chicos al interior pues, después de todo, no tardarían en irse.

– Así que Oh Sehun, ¿eh? ¿Y qué edad tienes? – Yixing gastaba distraídamente su turno en el billar mientras al pobre Sehun lo acribillaban a preguntas, todas hechas por aquel chico tortuoso de sonrisa felina. Se notaba que lo estaba disfrutando, y Baek hubiera ido a echarle una mano si no fuese porque estaba entablando una conversación super entretenida con Mr.Bombón. Aunque todo fuera dicho, después de hablar media hora con él, sabía que no era su tipo. Era guapo, precioso para concretar más, pero se le olía el fantasmeo desde donde estaba. Eso sí, era idiotamente encantador, pues pese a su apariencia, a veces parecía un niño pequeño, pero lo veía más como un posible buen amigo. Byun Baekhyun, cuándo dejarás de ser tan tiquismiquis en el amor.

Después de aquella noche, todos volvieron a casa con cosas que querían. Baekhyun había conocido mejor a Kai, habían descubierto la identidad de “el rarito”, y Luhan había descubierto que dicho rarito aun estudiaba y, por desgracia, no sabía por cuanto tiempo estaría allí con sus tíos.  Ya en su casa, el pequeño pelirosa se dedicó a subir a su habitación y ponerse el pijama, asomándose a la ventana para, distraídamente, observar la de los vecinos. La que solía ser la de su bobalicón amigo de la infancia. Pensó en lo bien que le habría caído Kai. Eran de ese tipo de personas que se llevarían bien, al igual que con Sehun. Lo echaba de menos, y aquello era un hecho, pero no podía hacer nada, pues aquella casa estaba vacía desde hacía ya nueve años. El tiempo pasaba demasiado rápido.

A la mañana siguiente, una vez más como casi todas las mañanas, Baekhyun cogió su mochila con su toalla, sus cremas, sus gafas y demás tonterías que le metía su abuela para disponerse a salir de la casa con intención de ir a la piscina, encontrándose a Yixing y Jongdae en el salón.

– ¿Y esta visita tan repentina? –

 – Venimos a acompañarte a la piscina. – La sonrisa de Yixing hizo que sus hoyuelos se marcasen de forma encantadora, contagiándosela a todo el que estuviese en un radio de tres manzanas y media.   

– Vaya manera de tratar a tus acompañantes. Yo libro, y al parecer, Luhan está que se sube por las paredes con el Oh Sehun ese. La leche, peor que una madre. – Todos rieron, aunque la risa de Yixing se notaba algo apurada. No debía ser bonito tener a un ciervo montando en cólera en casa por cosas como aquella. Después de todo, Yixing y Luhan vivían juntos.

Los tres se dispusieron a salir de la casa cuando, el dueño de esta vio cajas de mudanza en la casa de enfrente. La que solía ser de su viejo amigo. Su ceño se frunció automáticamente.

– Abu, ¿se ha mudado alguien a la casa de enfrente? – La cara de su abuela fue un poema. Con ojos entre cerrados, sonrisa diabólica, cejas alzadas y boca fruncida, asintió para acercarse a los chicos, observando con ellos aquellas cajas.

– Al parecer hace ya unos días, pero como no habían puesto aún la luz, no se notaba. Al fin tendremos vecinos en frente. Por cierto, ¿viste ya al socorrista guapete? – El pequeño asintió.

– Kai es muy majo, pero no es para mí. – De pronto, otra expresión extraña apareció en el rostro de aquella anciana, esta vez digna de alguien que acababa de oler un pedete de los pestosos. De esos que no suenan pero se notan por su presencia.

– Niño, estás tonto. El guapo te he dicho. Aih, tendré que hacer tarta para los vecinos… - Y con aquellas palabras, volvió a adentrarse en la casa. La anciana parecía realmente emocionada, al contrario que su nieto, que estuvo de morros todo el camino a la piscina. Por su parte, Jongdae y Yixing comentaban lo increíblemente creepy que era la cara de la abuela de Baek con esa expresión. Tendrían que ir al psicólogo después de aquello. Lo mejor vino cuando, por estar de morros, el pequeño Byun se dio de bruces contra alguien que salía de la piscina, otra vez. Pero esta vez se trataba de la piscina de su comunidad, por lo que con expresión dolida, alzó la cabeza. Allí estaba, el Gorila guiñándole un ojo a Baek con una sonrisa mientras se iba a dios sabe dónde. Al más bajo le dio un escalofrío que le erizó hasta los pelos de los brazos, y sus compañeros no pararon de reír hasta que colocaron sus toallas en el césped y se metieron en el agua.

– Baek, tu abuela me inquieta mucho. – Jongdae parecía seguir desconcertado.

– Sí. ¿Quién será el socorrista ese si no es Kai? Si dice que es más guapo… – Añadió Yixing.

 – ¿Qué dices? ¿Tú has visto sus caras mientras habla? ¡Eso es más inquietante que el misterio del socorrista! –

– Yah, yah, no gritéis tanto. Mi abuela es especial cuando se trata de belleza. Dice que Jongdae es guapo…. JAJAJA – Yixing y Baekhyun rompieron a reír como críos, y Jongdae, no acostumbrado a que el bullying sea dirigido hacia su persona, los atacó con agua. Una vez acabada la guerra, el pelirosa se apoyó con ambos brazos en el bordillo de la piscina para descansar la cabeza sobre estos de forma distraída.

– Lo que no sé es quién se habrá mudado a la casa de enfrente. – Lo normal habría sido una respuesta por parte de sus amigos, pero en su lugar solo se topó con dos pies los cuales caminaban hacia él y, repentinamente, una rodilla debido a que al parecer, la persona dueña de esta se había inclinado para ponerse a su nivel. A juzgar por el bañador, era el socorrista. Seguramente el Gorila querría entablar una conversación por el choque de antes y, él, de forma algo desganada, alzó el rostro.

 – Supongo que eres de la casa de los Byun, ¿me equivoco? – Una vez más en aquella semana, se le quedaron las palabras en la garganta. Aquella voz grave no correspondía para nada a la cara de bebé que tenía aquel chico. Era alto, con cara de bobalicón, unas orejas estrepitosamente grandes y cierto tic en el ojo al sonreír. Las gafas habían desaparecido, pero era el, y Baekhyun no podía asimilarlo. Seguía allí, estático, mirando su rostro con los ojos bastante abiertos y la mandíbula desencajada. Quería echarse a llorar allí mismo. 


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