Allí se encontraba otra vez. Sus manos se encontraban apresadas sobre su cabeza, podía sentirlas entumecidas, pero aquel placer abismal que recorría sus partes inferiores era suficiente para que se olvidase de él.
Aquel individuo desconocido, al cual las sombras cubrían, lo penetraba salvajemente contra la pared, soltando jadeos roncos que eran cubiertos por los desenfrenados gritos de placer de Tsuna. El susodicho, en aquella oscuridad casi impenetrable, podía ver estrellas.
En su rostro, una expresión erótica se hallaba, la saliva se escurría por fuera de sus labios, un sonrojo adornaba su rostro, y sus ojos, se encontraban cristalizados por la lujuria.
-Ahh...¿quié...¡ah!n eres? ngh....- preguntó entre gemidos y jadeos Tsuna.
Como única respuesta, recibió una risa profunda, que causó escalofríos en su espalda y aumentó la nube de placer en la cual estaba.
Podía sentir que con cada embestida, aquel desconocido lo elevaba en al aire, causando que su espalda raspara contra una pared, en una forma que en lugar de parecerle dolorosa, le parecía placentera. Cerró los ojos, soltando un gemido mayor que los anteriores.
-Dame-Tsuna...¡Despierta! Dame.....¡Tsuna!- una voz chillona gritó.
Luego de haber escuchado aquella voz, Tsuna sintió un fuerte dolor en su cabeza, y el placer, y las manos de aquel hombre, desaparecieron.
***
-¡Dame-Tsuna!-
Aquel grito, fue lo primero que escuchó Tsuna al despertarse gracias a León, quien como ya era habitual, Reborn había utilizado como martillo de una tonelada. Oh, gloria. Su pobre cabeza latía, y no era lo único, puesto que entre sus piernas, había otra cosa que latía.
Hace un tiempo, Tsunayoshi había descubierto algo; era homosexual. O quizá, mejor dicho, Reborn-sexual. Así es, a Tsuna le gustaba su espartano-bebé-hitman-tortu...tutor. Lo único que calmaba su mente y lo ayudaba a no sentirse un pedófilo, era el echo de que en realidad su tutor, era un adulto maldecido. Maldición que ya había sido rota, por cierto.
Dejando eso de lado, era sorprendente que tuviera un sueño húmedo, ¡y con un hombre! Era algo inaudito. Al Reborn ser aún un bebé, Tsuna no había tenido jamás sueños de "ese" tipo con él. Y sin embargo, allí estaba, teniendo sueños con un desconocido, que, honestamente, le hacía ver las estrellas.
Se levantó sin decir nada, y se dirigió al baño, sin notar la sonrisa de satisfacción absoluta que recorría la cara de su tutor. Una sonrisa que decía claramente; sé algo, que tú no.
Tsuna ingresó al baño, era sábado, por lo tanto, tenía algo de tiempo para acaba con ese problema. No importaba si se perdía del desayuno, y Reborn terminaba por comérselo, él sólo quería acabar ya con el. Tsuna ya había aprendido que una ducha de agua fría no le servía del todo, por lo que, con un sonrojo en sus mejillas, y asegurándose que la puerta tuviese el seguro, se bajó los pantalones, y se sentó sobre el inodoro.
Sus manos rodearon su erección, y en cuanto esta parte de su anatomía sintió el contacto, sus ojos se cerraron, y un suave jadeo se escapó de sus labios. Con suavidad, comenzó a mover sus manos de arriba para abajo, mientras los recuerdos de aquel sueño abundaban su mente.
Aquellas manos recorrían su cuerpo...
Cubrió sus gemidos con su mano libre, cerrando con fuerza los ojos.
Podía sentir sus manos sobre su trasero, estrujándolo.
-¡Ah! ¡Reborn!- gimió, al imaginarse de forma inconsciente a su tutor en su desconocida forma adulta, con sus manos sobre su pene.
Movió su mano más rápido, jugando levemente con la punta, tocando levemente sus testículos.
Podía sentir como lo penetraba sin piedad, mientras sus labios succionaban su cuello.
Finalmente, sin ya poder evitarlo, eyaculó, cubriendo con su mano el grito de placer, que no era nada más, ni nada menos, el nombre de su tutor.
Tras la puerta del baño, con una sonrisa satisfecha, se encontraba Reborn.
***
Tsuna sintió el placer recorrer su cuerpo, se encontraba masturbándose nuevamente, la ausencia de Reborn había traído más de aquellos sueños, y necesitaba desahogarse. Eran las 3 am, y se había despertado por un sueño húmedo más fuerte que los anteriores.
Aquellos dedos estiraban su entrada, mientras esos pecaminosos labios robaban su aliento, aquella lengua dentro de su boca hacía cosas...cosas maravillosas. Cosas que lo volvían loco. Soltó gemidos ahogados, intentando desesperadamente separarse para obtener el preciado aire.
-¿Te diviertes, Damte-Tsuna?- una voz ronca susurró contra su oído.
Tsuna abrió sus ojos, ¡eso no era parte de su sueño! Junto a él, se encontraba aquel hombre, ese hombre que lo había ayudado durante la batalla de representantes. Aquellos ojos obsidiana, esos labios absolutamente atrayentes, aquel sombrero, esas patillas y...¿León?
-¿¡Re...born!?- el ex-acorbaleno, había ido al laboratorio de Verde, quien, al parecer había descubierto la forma de devolverlos a su forma original en de forma instantánea. Hace ya dos meses que se había ido. Y aquí estaba, observándolo con ojos lujuriosos y una sonrisa ilegal.
-Vamos, Dame-Tsuna, deje que te de una lección.
Sería una larga noche, de eso no había duda.