Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Carta de despedida por HakudiNN

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Me enfermó como el peor de los virus.

Me lastimó como la peor de las heridas.

Me desarmó como ninguna otra persona antes.

Todos podían darse cuenta de lo adentro que lo tenía, de lo mucho que se había tatuado en mi alma hasta convertirse en el sol de mi vida, en todo el universo que se acoplaba a la perfección con mi enferma locura. Mis manías, mis gustos, mis pasiones y hasta mi demencia.

No era de aquellos que se dejan vencer, eran de aquellos que luchan hasta el final aunque no vayan a ganar. Con calma se fue introduciendo en mi alma, haciéndola suya, desgastando de a poco el muro que rodeaba mis sentimientos. La barda proclamada como fuerte en contra de las heridas y las historias de amor. Mi escudo contra el miedo a salir lacerada.

Se hizo tanto mío como yo de él. Los recuerdos azotan mi mente y la descuartizan, cada instante a su lado pasa cual ráfaga que limpia todo el enojo que por él pudiese llegar a experimentar. Basta un centímetro de algún sitio en el que hayamos estado para que repita entre labios, de memoria, lo sucedido allí con él…Es el veneno que carcome mi fuerza de voluntad.

Porque siempre volvíamos tras la distancia y las heridas. Porque nunca fue el príncipe que pensaba ni yo el ángel guardián para él.

Éramos tan perfectos antes de que su vida se pusiera de cabeza, antes de que adoptara las decisiones que nos llevaron al abismo, antes de olvidarse de mi existencia para cargar sobre mi espalda sus propios problemas.

Las advertencias volaron de a millones, pero seguí jugando con fuego. Me calciné. Fui cenizas entre sus dedos, derramándose hasta arrodillarse frente a él.

Porque volvía. Porque di lo mejor de mí. Porque le creí. Porque creí en nosotros…Porque creí que ambos nos teníamos en la mano para sujetarnos en la vida.

Porque lloré.

Porque caí.

Porque cometimos errores.

Porque me enamoré.

El abismo se abre, me convierto en un misil en caída libre directo al infierno que su ausencia provoca. No hay nada más que hacer, ha decidido expulsarme de su vida.

Porque no merezco eso.

Porque lo merezco.

Porque él mismo lo merece.

Lo curioso del asunto es que en realidad no le deseo ningún mal, quizás, con un poco de suerte, que se arrepienta de habernos dado la espalda. La esperanza que sigue estancándome en la negación y que me ha costado el paraíso entero.

La fe que deposité en él alguna vez se ha convertido en caminos bifurcados que pelean contra el destino para no cruzarse de nuevo. Somos la flama que no se extingue, pero el fuego que lastima. Las llamas de la destrucción.

La toxina misma.

La mierda personificada.

El amor puro.

No puedo sacarte de mi cabeza, no todavía. Eres el tiempo de mi vida y el deseo de mi existencia. Cada minuto te lo dedico, obsequiándote en cada segundo un pedacito de recuerdos.

Porque también me amabas.

Porque también me amas.

Porque todavía nos amamos. Maldita sea.

Elegí amarte, elegí salvarte, elegí darme una chance para bajar la guardia. Elegí, entre miles, al que me hacía feliz.

Como personas humanas cometimos errores, sin embargo, nuestra historia era tan bella que rayaba en la novela, en el romance y el drama. En Romeo y Julieta. Nos equivocamos. Erré.

No somos almas gemelas. No eres mi deja vú a través de las eras. No eres más que tú. No soy más que yo. No hay más “nosotros”.

Mierda, te amo.

Bueno ¿Y qué? La vida continúa en movimiento, renuente a detenerse solamente porque alguien como yo, alguien como tú decida perderse en sus propias pasiones.

La tuya, el trabajo.

La mía, escribir.

Y a ambos nos une la necedad de las leyes y el problema de frecuentar los mismos sitios una y otra vez. Nos evitamos como si quisiéramos evadir responsabilidad, ahondar en nuestra miseria y distraernos de las lágrimas que acosan hasta que las sombras las sustituyen debajo de las mantas.

Porque comprendo ahora tu desgracia: desear soñar para evitar enfrentarse a la realidad.

Te odio en igual proporción a lo mucho que te amo.

Yo siempre fui un desajuste en tus conceptos arcaicos de compromiso, que sucumbían dóciles ante los míos de libertad y enfermedad. Porque detesto en contacto humano. Porque te medicabas con anti psicóticos. Porque también estas enfermo. Porque ambos éramos las piezas del rompecabezas de la ternura.

Te odio por abandonarme. Te odio por regresarme la inspiración de la que tanto carecí mientras volaba en las nubes junto a ti, mi amor.

Te odio por atarme a la realidad. Te odio por haberte ido. Te odio por haberme amado. Te odio por ser quien eres. Te odio por habernos hechos promesas. Te odio porque si quería casarme. Te odio porque ese anillo significaba más de lo que pudiste pensar.

Te odio por enamorarme. Te odio por ser mi perfección. Te odio por olvidarme. Te odio por sustituirme con trabajo. Te odio por haberte sido infiel. Te odio por haber vuelto. Te odio por hacerme volver.

 Te odio por amarte. Te amo por odiarte.

Te amo.

Te amo con todo lo que soy. A pesar de dejarte ir rogándote no volver a cruzarte en mi camino cuando la vida te azote. Cuando la soledad te abrume o cuando la noche sea demasiado densa como para ver las estrellas.  

Siempre presupuse en la vida, mi maldición decías tú, ahora presupongo que te dejaré atrás con una huella dolorosa, ardiente en mi alma.

¿Y, bien? Aquí vamos. Dejarlo atrás, dejarte ir. Porque en las lágrimas y en la cápsula de sensaciones humanas, en mi personal mundo de papel, logré consagrar lo más bello que tengo.

Porque “OBED” ve la luz noche a noche gracias a ti.  Porque aun recuerdo que SUBASTA HUMANA terminaba cuando platicábamos a las tres de la madrugada, y porque me ayudaste a crear otra historia para la drogadicción de “EXCESOS”, porque agregué amor y no el final realista que había previsto.

Porque gracias a ti he vuelto a “esto”.

Porque nunca leerás nada mío nunca más.

Porque en nuestras vidas…ya no tenemos lugar para nada más.

Te dejo en libertad, amor mío. Permíteme volar a mí también.

Quédate con lo mío, que de a poco recuperaré trozos de mi corazón, escaparan de tu vida sin que te des cuenta, no harán ruido para despertarte mientras vuelven conmigo. No te quiebres ni te rompas, príncipe, sigue adelante como hasta ahora. No llores que te devuelvo tu corazón, es tuyo, tómalo y vete sin mirar atrás. Solo entonces, podré andar también.

Tú eres mi toxina. Un poco de ti y de mi queda plasmado en cada historia, en cada palabra y letra garabateada…todo de mi alma se graba.

Jugamos con el peligro sin precaución…no significa que moriremos, no aún.

No por ti.

No por mí.

No por “nosotros”.

Notas finales:

Disculpen que utilice este medio, solo así puedo expresar lo que siento, y solo así, quizás esta carta llegue a quien va dedicada.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).