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Los campamentos no son tan malos por MrsCollins

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Notas del fanfic:

Ni Sobrenatural (este fic no se sitúa en el mundo de la serie) ni sus personajes me pertenecen. A pesar de ser Destiel, en Dean y Cas hay una mezcla de personalidades: Dean/Jensen, Castiel/Misha. Es una especie de experimento :P.

Notas del capitulo:

Al igual que no todo lo que brilla es oro, no todo lo que no nos gusta es malo.

 

 

Dean miraba aburrido por la ventanilla del autobús el cartel que pasaba a su lado “Camping The fallen angel”. Aún no se creía que su padre le hubiese obligado a ir a uno de esos lugares para niños pijos a los que le gustaban a su hermano, Sam. Todo porque había suspendido dos asignaturas a final de curso. Increíble. Aunque, pensándolo mejor, prefería estar lejos de la furia de su padre, que se reflejaba en el extenso moratón de su mejilla. Su padre no era muy violento y fue el primero en enterarse y aceptar su bisexualidad, pero en lo referente a los estudios era muy exigente, ya que él no pudo tener una una educación. Al parecer, cuando era pequeño su padre y abuelo de los chicos les abandonó a su madre y a él, y tuvo que dejar la escuela a una temprana edad para ayudar a la buena mujer con una pequeña tienda que tenían, y única fuente de ingresos en la casa. Durante el último tramo del curso Dean se había dejado llevar por al alcohol al romper con su ahora ex-novia, Lisa, y había descuidado todo el tema escolar.

 

Aún así, John sabía lo mucho que odiaba esos sitios. Al menos Sammy estaba en casa de Bobby, un amigo del padre que les ayudó cuando Mary, la madre de los chicos, murió en un desafortunado incendio, hace casi 10 años.

 

Al llegar al sitio y bajar del vehículo, se quedó mirando las pequeñas casas de una planta que se agrupaban en filas a los lados del recinto, a la izquierda la de las niñas, a la derecha la de los niños, que rodeaban una extensa pista de fútbol y, más al fondo, podía ver una gran piscina. A sus 16 años, no tenía otra cosa que hacer que compartir cuarto con algún pijo forrado, ya que encima su padre se había asegurado que las habitaciones fueran solo para dos. Y por la distribución de las casas seguro que no le iban a poner con algunas de las bellezones que veía a unos cuantos metros. Los directores del camping no querían hacerse responsables de futuros bebés, ya que no veía que se repartieran condones entre los chavales, que al ver las caras de algunos al ver a la chicas hasta él les pasaría uno o dos. O diez.

 

 

 

-Vaya mierda de cuatro semanas me esperan...

 

 

 

En ese momento una mujer de aspecto severo, un moño apretado y un folio en la mano se situó justo enfrente de todos los adolescentes.

 

-Silencio... ¡silencio!... HE DICHO SILENCIO.

 

 

 

Ante el grito las conversaciones cesaron, aunque se podían seguir escuchando algunos murmullos.

 

Dean se apoyó en su maleta con ruedas, que solo contenía algunas prendas de ropa y sus deportivas, indiferente a todo.

 

 

 

-Eso está mucho mejor... Me llamo Naomi. Antes de que os vayáis al comedor, voy a decir en voz alta vuestro compañero de tienda y el número de la misma. Prestad atención, porque no lo voy a repetir dos veces. Primero las damas.

 

 

 

Se escucharon algunas risas ahogadas y Dean puso los ojos en blanco. No estaba para esas cosas.

 

Solo alcanzó a escuchar algunas parejas.

 

 

 

-...Meg y Ruby, tienda 4...

 

 

 

-... Anna y Pamela, tienda 7...

 

 

 

-... Charlie y Hannah, tienda 12...

 

 

 

-... y por último, Jo y Jess, tienda 20. Ahora los chicos.

 

 

 

Ahora sí que prestó más atención, ya que la mujer decía los datos del tirón y no quería quedarse parado entre toda esa gente.

 

 

 

-Benny y Garth, tienda 1... Gabriel y Michael, tienda 2... Ash y Kevin, tienda 3... Balthazar y Crowley, tienda 4... Dean y Castiel, tienda 5...

 

 

 

_Vale, ya lo demás no me interesa en absoluto.

 

 

 

Cuando todos hubieron sido mencionados, cada uno fue corriendo a su tienda como si la vida les fuera en ello. Dean rodó sus ojos otra vez, y con toda la parsimonia del mundo recorrió la hilera de casas para buscar la suya.

 

En la número 1 vio parado en la puerta a un chaval que tendría que tener su edad su edad, a pesar de la espesa barba que le poblaba la cara y una vieja gorra de marinero, con cara de no entender nada mientras otro chico, alto y delgado le abrazaba insistentemente. La sola cara del pobre diablo le hizo reír entre dientes.

 

Al pasar por la número 2 pudo ver por la puerta abierta a un chico bajito de pelo dorado saltar en la litera de arriba mientras que gritaba a su compañero, que estaba muy serio sacando la ropa de su maleta, que si se había traído chocolate. La escena le resultó un poco rara por el contraste de personalidades.

 

En la tienda número 3 había un hombre que tendría que tener 18 recién cumplidos, con una melena considerable, preguntándole al otro, un chico asiático joven de cara amable, cuál era su banda de rock favorita.

 

Anotó mentalmente que se tenía que pasar por esa tienda para tener una larga conversación con el individuo (si se atrevía), ya que le parecía que iban a tener varias cosas en común.

 

En la 4 había un chaval que parecía británico, de pelo rubio y el cuello de la camiseta en forma de V pronunciada, sentado en el porche de la casa tranquilamente. Del interior se escuchó una voz gritándole que no se atreviera a coger la litera de arriba. Lo repitió de nuevo, sin respuesta. Entonces se asomó una cabeza, también con un aire británico y pintas de niño rico.

 

 

 

-He dicho que no te atrevas a coger la litera de arriba.

 

 

 

-Lo has dicho. Dos veces. Bien por ti.

 

 

 

Dean no pudo evitar la carcajada que salió de él sin poder evitarlo, llamando la atención de los dos chicos. El rubio le guiñó un ojo.

 

 

 

Por fin llegó a su tienda. Tenía las paredes blancas y techo plano, con una sola ventana, pero de gran tamaño. Al entrar vio que su compañero aún no había llegado. Suspiró de alivio y dejó su maleta cerca de la pared mientras inspeccionaba el pequeño lugar. Solo esperaba que tuviera unas condiciones higiénicas aceptables para no tener que hacer sus necesidades fuera. Pero el lugar estaba limpio, y el cuarto de baño olía a desinfectante.

 

La puerta de madera se abrió con un chirrido, y lo primero que vio fueron unos ojos azules como el cielo que lo dejaron sin respiración. Al mirar hacia arriba vio un pelo castaño oscuro casi negro recogido en una coleta (lo tenía bastante largo) pero aún así le salían algunos mechones que apuntaba a todas las direcciones, y al bajar la mirada, una boca carnosa y seca, que por algún motivo estaba apretada con frustración. La ropa ancha y de colores vivos no conseguían ocultar del todo que le sobraban algunos kilos. Pero Dean no menospreciaba a nadie, al contrario, no pudo dejar de mirar aquellos ojos.

 

 

 

Por su parte, el individuo (¿Se llamaba Castiel?) entró con la mirada baja, y al ir subiendo y ver a su compañero de cuarto poco a poco soltó la maleta de mano que llevaba y la boca se le fue abriendo en un gesto de sorpresa al ver los labios bien delineados, la nariz surcada de pecas, los ojos verdes esmeralda y el pelo rubio oscuro de Dean.

 

Se quedaron así un rato hasta que éste último se dio cuenta de lo incómodo y absurdo de la situación, y con la cara roja dijo que primero que se le pasó por la mente.

 

 

 

-¿A-arriba o abajo?- Casi se golpea la frente al instante, ya que lo único que se le ocurre decir después de haberse quedado como tonto mirándole es sobre el lugar de dormir.

 

 

 

-Eeeeehhh... arriba- encima tenía esa voz tan ronca y... sexy. Cojonudo.

 

 

 

-Bien, entonces yo dormiré abaj-

 

 

 

-A-ah te referías a la litera... entonces abajo por favor.

 

 

 

Dean no se podía creer lo que oía. ¿¡Enserio acababa de decir eso?!. Con los ojos que se le salían de las órbitas y la cara aún más roja vio cómo Castiel recogía su maleta para luego tirarla a los pies de la cama, para luego tirarse él mismo con un gesto casi infantil, como si la conversación hubiera sido casual, a pesar del color rosado de sus orejas. Dean también tenía las orejas ardiendo, tanto que Hellen podría hacer una de sus hamburguesas encima si quisiera.

 

 

 

_¿¿Así van a ser las próximas 4 semanas??- pensó mientras miraba la amplia sonrisa que le dirigía Castiel.

 

 

Notas finales:

Bueno, como ya he dicho es un experimento, ya que hay una mezcla de personalidades e historias (esto se verá en los próximos capítulos). Muchas gracias por leer, y un comentario ayuda mucho ;).


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