Ambos eran despistados
Ambos seguían a sus instintos
Como muchas tardes se juntaron para un one vs one , la adrenalina de sus cuerpos salía por cada poro, un tiro de Aomine era contrarrestado por una clavada de Kagami, solo existían ellos dos y esa cancha abandonada de básquet que habían encontrado para sus encuentros, sus cuerpos se rozaban de vez en cuando, la pelea de sus luces siempre era infinita, no se dieron cuenta de la chispa que sentían en cada uno de sus enfrentamientos
Ambos eran despistados
Al termino de su partido, los dos se encontraban acostados debajo de uno de los aros, donde el moreno había encestado el último tiro de la tarde, dando así una victoria más a su persona, sus respiraciones eran agitadas, su eterna rivalidad siempre los llevaban al mismo lugar, siempre la satisfacían en el campo de juego, la hermosa tarde se estaba terminando, dejando a su paso la confidencial noche
Aomine levanto su cabeza, reposándola sobre sus brazos flexionados, mientras observaba como Kagami regulaba su respiración con los ojos cerrados, el perfil de su contrincante era iluminado por la luz de la luna brindándole un aspecto celestial, su cabello estaba alborotado por la reciente práctica del deporte, unas pequeñas gotas de sudor estaban esparcidas por su piel, la ropa se le ajustaba debido a la humedad marcando levemente su bien formado cuerpo, una gota de sudor resbalo por su cuello
La imagen era demasiado tentadora, se acerco al contrario que aun poseía los ojos cerrados, simplemente lo observaba desde arriba, los parpados de Kagami se abrieron lentamente dando paso a sus ojos rubíes que poseía, la imagen frente a él era maravillosa, Aomine lo miraba de una manera intensa, sus ojos semejantes a la noche que era presente, su piel morena resplandecía gracias a la luz reflejada en las gotas de sudor, sintió como este poco a poco se cernía sobre él, hasta que sus labios sintieron la presión de los contrarios, un simple roce a causa de la chispa de su relación
Ambos seguían a sus instintos
Kagami se acompaso a los movimientos que brindaba el otro sobre sus labios, tratando de seguir el ritmo del ahora apasionado beso, en un momento sintió como Aomine le pedía con su lengua permiso para explorar su boca, el acceso fue concedido, los dos se perdieron en un torbellino de placenteras sensaciones, el porqué de la situación no importaba, simplemente eran ellos dos en su eterna rivalidad, desatando la chispa que llevaba tiempo esperando por desatarse
Su rivalidad aumentaba la necesidad de sentirse cerca del otro, por saber quien poseía el control, la chispa que se desataba en cada encuentro había estallado, llevándolos a una nueva forma de juego, una nueva competencia, una en donde sus cuerpos explotaban de placer, donde exploraban el cuerpo contrario delineándolo con sus manos, donde sus labios no daban espacio ni para los suspiros, la noche cuidaba con recelo la escena que cambiaria la rutina de esos dos nuevos amantes
Al final ambos se necesitaban con locura