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Las dos caras de la moneda por Bartina

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Notas del fanfic:

One Shot

No era una tarde diferente a todas las demás. Ya habían terminado de ensayar, el almuerzo fue ameno y la tarde se presentaba tranquila. 

Los integrantes de B.A.P compartían un departamento y todos podían enterarse de las actividades de los otros, era el riesgo de compartir una casa.

A la noche  Yongguk había arreglado una salida, se reuniría con sus amigos   para  poder jugar un partido de básquet.  Daehyun, JongUp y Youngjae fueron al cine y luego cenarían en  un restaurante que les habían recomendado.  Zelo se había ido a la casa de sus padres a pasar el resto de la tarde y llegaría recién a la mañana del día siguiente. El único sin planes era Himchan pero tampoco le molestaba pasar una noche en paz en esa casa que siempre solía ser ruidosa.

Todos habían salido menos Yongguk que todavía se estaba preparando. Debía ducharse y poder esperar a que lo pasaran a buscar.  Bang comenzó a buscar entre sus cosas, revolvía  el ropero para poder encontrar  lo que deseaba usar ese día.

Chanie , por su parte,  estaba con su notebook conversando con un contacto del Facebook.  Himchan  se había animado a crear un perfil  falso,  solo quería conversar con sus amigos cercanos.  No figuraba su nombre real, ni alguna foto que evidenciara quién era, tenía pocos contactos, solo a los necesarios.

< No puedes vivir así, Himchan ¿Por qué no le dices lo que sientes? >

< ¡¿Estás loca?! Es muy pronto y Yongguk se asustaría. >

< No se asustará, créeme. Quizás puede que te rechace… como puede que no. >

< Haré lo que me habías dicho la otra vez. >

< ¿Qué dije? Ya me olvidé jajajaja :$  >

< Que debería leer más sus expresiones corporales y así saber si le pasa algo o no conmigo.>

< ¿Acaso nunca te fijaste? Babo~  >

< No…  es que me habla y me pongo tonto. >

De pronto Bang dio un grito lanzando una camiseta al suelo, se volteó viendo al menor allí sentado.

-¡Himchan!

Chanie cerró rápido  la ventana de la conversación y bajó la pantalla de la notebook  para ocultar todo lo que había estado hablando con su amiga. Volteó y le sonrió.

-¿Qué sucede?

-¿Acaso viste dónde está mi camiseta de  Chicago Bulls?

-No lo sé… pero la busco por ti.

-Muchas gracias. Iré a la cocina  a comer algo porque muero de hambre.

-Hay un ramen, si quieres puedes comerlo.

-Gracias, Chanie, sin ti no sé lo que haría.

Himchan empezó a buscar entre los cajones llenos de ropa para ayudar a su líder, al chico que le gustaba. Bang sonrió unos segundos y revolvió  los cabellos del menor en señal de cumplido. Las mejillas del menor de ambos se tiñen de un color rojizo pero el otro no pudo verlo.

Yongguk pasó por el living de la casa, rumbo a la cocina,  y notó algo raro que había a un costado del sofá, se acercó logrando descubrir la camiseta que tanto buscaba. Cuando estuvo por avisarle a su amigo sonó su móvil y atendió sin tardanza.

-¿Sí? Claro que sí, ya casi estoy listo. Entendido…  no tardaré, lo prometo.

Colgó la llamada y observó la hora, era tarde por lo cual debía apurarse a estar listo.

En la habitación el menor buscaba esa camiseta pero no estaba, pensó que seguramente estaría para lavar y que su compañero debería usar alguna otra.  Había estado buscando alrededor de unos 10 minutos, se había esforzado en serio.  Se acordó que había dejado a su amiga en el chat sola y regresó a la computadora para hablarle pero ella ya se había desconectado. Volvió  a cerrar todas las ventanas e incluso apagó la computadora. Se  recostó  en la cama y se dispuso a cerrar sus ojos, tomó sus audífonos y su celular y puso una canción. Se quedó  escuchando ésta y se olvidó, por un rato, de todo a su alrededor. En su imaginación solo había una escena: él confesándole su amor a su compañero, a su líder.  Sonreía  como tonto mientras estaba preso de esa fantasía.

Un sonido lo sacó de su transe obligándolo a abrir sus ojos y sentarse en la cama. Cruzó las piernas sin abandonar el colchón ¿Se había dormido por unos minutos? No lo supo pero solamente vio un chico alto, con vestimenta deportiva, una gorra negra  y una camiseta de básquet de los Lackers.  

-Disculpa, Kim Himchan-ssi, espero que no te haya molestado pero ¿Acaso podría pasar a la cocina a servirme algo de comer?

-¿Otra vez? Y… es raro que pidas permiso sabiendo que no soy el dueño de la cocina. Sé que a veces digo que lo soy pero es broma.

-Oh, perdona. Me voy…

Chanie dejó de lado su móvil y salió del cuarto siguiendo al otro que se  encontraba sentado en un sofá.  Lo miró intrigado.

-¿Acaso no comiste ramen?

-¿Tanto se nota? Comí pero ya me dio hambre otra vez… je je

Comentó con incomodidad el chico alto. Se puso de pie y con su típica voz grave preguntó.

-Kim Himchan-ssi  ¿Podrías darme unas galletas aunque sea? Sé que tienes porque te gusta comer de chocolate. Además sé que tienes muchos paquetes guardados.

-¿C-Cómo sabes eso?

El corazón de Himchan se detiene por un momento ¿Acaso Yongguk  había notado esos gustos propios? Era extraño.

-Es que me acuerdo… Solo le presto atención a lo que me interesa.

El mayor se dio cuenta de lo él mismo dijo y se puso algo nervioso, se suponía que no debería sonar tan obvio.

-Con-Con-Con mucho gusto … ya te traigo las  malletas, digo, galletas.

Se dirigió  a la cocina, entró  y se quedó en silencio un momento anonadado. Comenzó a saltar en silencio como un loco.  Bang Yongguk había dicho que valía la pena, que él valía la pena, el comandante no podía estar más dichoso.  Tomó un paquete de sus galletas y colocó algunas en un plato, tomó un vaso y lo llenó de jugo de naranja, puso todo encima de una bandeja. Trató de calmarse un poco, no lucir tan obvio.

-Hoy será, hoy será, ya tengo las señales esas. Fighting a mí mismo. Ay, las señales son más que obvias aunque… podría cerciorarme un poco más… y… podría dejar de hablar solo, parezco loco así.

Se dirigió a donde estaba el mayor y colocó la bandeja sobre una mesa pequeña frente al sofá.  Le dedicó una sonrisa al contrario y éste también lo hizo. Estaban los dos solos y hacía mucho que no sucedía  así, con la paz en la casa sin que nadie los molestase.  El mayor comía y bebía ese jugo y Chanie solo lo miraba pero por momentos desviaba la vista por pudor y nerviosismo.

-Ya otra vez haces eso…

El comandante lo observó curioso mientras su compañero se sonríe mirándolo. Pero esta sonrisa no era la de siempre, algo había distinto en su compañero.

-¿Qué hago? No creo haber hecho algo extraño.

-Siempre se te arruga un poquito la nariz cuando estás nervioso. No sé si es algo notorio pero yo lo veo.

-¿Mi nariz?

Jamás se había percatado que hacía tal cosa ¿Cómo podía ser que Bang sí? Había una única respuesta para esto y era obvia, Yongguk correspondía a sus sentimientos. Chanie se animó a declararse porque era el momento justo para hacerlo.

-Yo… tengo algo que… decirte.  No es ninguna broma, no quiero que te rías creyendo que estoy loco, es muy en serio y voy a ser directo. No sé si dejarás de ser mi amigo tras oír lo que estoy a punto de decirte.

-Claro, te escucho. Yo nunca me reiría de ti, Kim Himchan-ssi.

-Y no me digas así, tan formal, suena raro…

-Entiendo, solo que quiero ser educado. Ahora dime…

-Hace tiempo, desde hace un año que… que me gustas. Nunca te lo dije porque me daba miedo ser rechazado ¿Pero sabes por qué te lo digo ahora? Porque no puedo vivir de este modo, en una duda terrible, en una incógnita diaria sobre lo que opinarías de esto.

Se quedó paralizado tras escuchar esa declaración. No supo  qué hacer, qué decir, no tuvo palabras listas para una ocasión así. Solo dejó salir lo que tuvo en su mente y corazón.

-Himchan, nunca creí que dirías eso… yo… a mí… tú…

- ¿Sí?

-Nunca  creí escuchar esto…

-¿Entonces?

-Es que yo… tú…

-¡YAH! ¡Contesta de una vez! ¿¡No ves que me tienes desesperado!?

 -¡Tú me gustas desde que te conocí! Te vi y no pude sacarte los ojos de encima, no pude sacarte de mi cabeza.

Lo tomó a Himchan de los hombros hablándole seriamente y casi desesperado porque pudo expresar sus sentimientos, aquellos que guardó en secreto. El menor no pudo contener la emoción al escucharle decir eso, los dos estaban con los ojos brillosos, la alegría era enorme.

-Me gustas Himchan, me gustas.

-Estoy… tan… feliz… estoy en un sueño.

El mayor lo tomó del rostro a Chanie y lo besó de una manera tierna durante unos segundos.  Los dos estaban compenetrados en ese dulce beso pero algo los interrumpió. Era el sonido de una puerta que se cerró de repente. Apareció un chico alto con el torso desnudo y una toalla alrededor de su cintura, un hombre idéntico a quien Himchan tenía en frente.

-¿Me esperaste mucho, Yongnam? Siento mucho haber tardado pero ya estoy listo.

-Yongguk, hermano, tengo que darte la noticia ¡Himchan y yo estamos saliendo!

-¡Wow! Veo que al final te animaste. Chanie, deberías haber visto lo mucho que me insistía para que no hablara, para que no te dijera nada sobre lo que sentía Yongnam.  Felicidades, tórtolos.

-Himchan, si no te hubieras confesado nada de esto se habría hecho realidad. Gracias.

Yongnam abrazó a Himchan muy fuerte mientras éste estaba en shock.

 


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