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Mientras Papá está de visita por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Ryou, Bakura y ninguno de los personajes de Yugi-oh me pertenecen. Si no, puzzleshipping, tendershipping, puppyshipping y Bronzeshipping serían canon =3

Ryou se tumbó en la cama con un suspiro pesado… Esto no era nada agradable.

Su yami apareció sentado en la cama, mirándole con gracia.

─ ¿Cansado, ore no yadonushi? ─se burló el mayor, materializándose a su lado.

─Oh por favor. Realmente, REALMENTE no estoy de humor ahora Bakura ─suplicó el adorable albino de ojos esmeraldas.

El mayor soltó un bufido de gracia ─ ¿te parece que me importa?

Ryou rodó los ojos, sinceramente no estaba de humor para soportarlo ahora.

─Oh vamos ─se quejó altivo ─ni se te ocurra ignorarme ahora, niño ─sonrió de lado, sabía cuánto le fastidiaba al menor que lo llamara ‘niño’

Sorprendentemente, Ryou ni se inmutó… Okey, esto ya era serio.

─Ya, Ryou ─ ‘consoló’ ─tu padre vino de visita ¿Qué se le va a hacer? ─razonó ─no nos queda otra más que soportarlo los días que pase aquí.

─ ¿Se supone que tratas de consolarme? ─arqueó una ceja.

─Yo no he dicho eso ─se cruzó de brazos.

─Que bueno, porque eres pésimo en esto ─se burló el menor, levantando el rostro para verlo finalmente, una pequeña sonrisa se asomaba en sus labios.

De una u otra manera, Bakura siempre lograba distraerlo cuando estaba depresivo o cosas por el estilo y por eso no podía odiarlo, simplemente no podía.

─Ya, deja de lamentarte, se supone que soy yo quien te hace sentir mal ─continuó el mayor.

Ryou sonrió y rodó ojos para luego enterrar su cabeza en la cama. Apenas supo que Bakura se movió al dejar de sentir su peso al lado en el colchón y sentirlo sobre su espalda baja, rodeándole las caderas con sus piernas.

─ ¿pero qué…? ─intentó preguntar descolocado por el repentino cambio.

─No digas una palabra ─dijo seco, sin embargo el albino mayor llevó ambas manos a los tensos hombros de su igual y empezó a moverlas, aplicando una ligera presión.

Ryou apenas podía creerlo… ¿Bakura le estaba dando un masaje?

Sorprendido, el menor no pudo contener el ahogado gemido de gusto que aquella agradable y relajante sensación le provocó.

─Eso… se siente muy bien ─puso los ojos blancos, relajando el cuerpo con un suspiro meloso ─gracias Bakura.

─Ey! Dije ninguna palabra ─gruñó en respuesta el mayor, pero sin detenerse.

─Jeje, no seas gruñón other me ─le dijo con gracia, en un tono suave y hasta adormilado ─en serio que es agradable ─Ryou movió el cuello de lado a lado con suavidad mientras Bakura movía sus manos un poco más abajo, por su espalda.

─Cierra la boca niño, o me detengo ─lo molestó Bakura, arrojando con una mano uno de los almohadones hacia la cara de Ryou.

─Por favor, no ─suplicó el chico con voz tierna, hasta que la tela del almohadón le rozó la nariz ─a-a-achís ─Bakura tuvo la impresión de oír a un gatito estornudar.

─Y tú en serio que eres adorable ─dijo con algo de incredulidad en la voz.

─ ¡¿Qué?! ¿Adorable? ¡No soy adorable! ─se quejó, levantándose un poco, apoyándose en sus antebrazos.

Bakura lo miró con cara de ‘sí, aja, como no’ y con una ceja arqueada ─ ¿qué? ¿No te has visto en un espejo, niño? ─se burló.

─No soy un niño adorable ─renegó.

─Por supuesto que lo eres ─continuó, acercando su rostro al de su hikari.

Ambos se desafiaban con la mirada.

─ ¡Ryou! ─llamó una voz masculina desde el primer piso de la casa. Ryou tembló en su lugar e hizo un movimiento brusco sin pensar, provocando que Bakura se moviera un poco hacia adelante, ambos pares de labios chocaron contra la mejilla del contrario.

Otro poco y se hubieran besado.

Se separaron prácticamente de un salto. Ryou se sentó en el borde de la cama mirando hacia el suelo con los ojos como platos y una mano cubriendo su boca y parte de su rostro, que estaba ruborizado.

─Lo siento ─se disculpó con su igual ─ ¡ya voy! ─respondió al llamado de su padre, saliendo apresurado de la habitación, arreglándose un poco el cabello.

Bakura se quedó de piernas cruzadas en la cama, con el rostro desviado, tratando de ocultar tras sus mechones blancos una ligera sombra rosa en su rostro.
Llevó una de sus manos a su rostro, justo a la mejilla que había entrado en contacto con los labios de Ryou. Con un dedo trazó el recorrido hasta sus propios labios y los lamió con parsimonia.

Tal vez no lo había notado hasta ese momento pero… Su piel tenía un agradable aroma… y también un dulce sabor.

Se sobresaltó ¿en qué demonios estaba pensando? Lo que es más ¿Qué demonios estaba haciendo? Nunca debía dejar solo a Ryou cuando este estaba con su padre, era una regla de oro que  se había auto-impuesto en su medianamente-soportable relación… er, es decir, convivencia, con su yadonushi.

 Se hizo invisible y desapareció de la cama, apareciendo dos segundos más tarde a espaldas del menor.

Ryou estaba de pie frente a su progenitor, tenía la mirada gacha escuchando algunas indicaciones del mayor.

─ ¿más o menos para cuantos? ─consultó en voz apenas audible el oji-verde. Diablos, no se había enterado de nada.

Queriendo que el menor sintiera su presencia -en caso de que no lo hubiera hecho ya- le puso las manos en sus hombros, apretándolos con delicadeza, Ryou se tensó un segundo antes de relajar el cuerpo con una suave exhalación.

─Para diez.

─Entendido… entonces, creo que… que iré a comprar lo necesario ─respondió, haciendo lo posible porque su voz se escuchara medianamente normal ─con permiso, padre ─se inclinó un poco frente a él antes de regresar a su habitación.

─ ¿Qué pasó? ─consultó Bakura una vez regresaron a la privacidad del cuarto, volviendo a materializarse.

Ryou torció el gesto, mientas buscaba sus llaves, celular y cartera ─sus colegas vienen a cenar esta noche ─le respondió ─tengo que preparar cena como para diez ─no era que le molestara eso, él era bueno cocinando ─ ¿te importaría si salimos esta noche, Bakura? ─se dio la vuelta para mirarlo, recostando la espalda baja en el filo de su escritorio, tomándose los brazos con las manos ─realmente no quiero estar aquí cuando él este con tantas personas ─pidió con mirada decaída y suplicante.

Bakura lo miró a los ojos unos segundos sin decir nada, luego avanzó lentamente hacia él, Ryou solo esperó y observó entre intrigado y nervioso. Bakura se plantó  frente a él, llevó una de sus piernas entre las de Ryou, que las tenía ligeramente separadas, y luego se inclinó frente a él, poniendo sus manos en la madera del escritorio, acorralándolo. Ryou tuvo el impulso de echarse para atrás, pero no tenía más espacio.

─ ¿Y tú crees que quiero estar aquí con tanta gente en la casa? ─le respondió finalmente ─si tú no lo hubieras dicho, yo habría tomado el control para sacarnos de aquí importándome tres pepinos si a tu padre le parecía bien o no ─se inclinó un poco más, sus frentes se rozaban y los flequillos blancos se mesclaban.

Ryou lo observó sin reaccionar unos instantes, luego le regaló una pequeña pero sincera y dulce sonrisa, cerró los ojos y recostó de vuelta su frente contra la de su yami.

─Gracias ─susurró dulcemente, tentado de pasar sus brazos por el cuello del mayor para abrazarlo pero decidió no hacerlo, Bakura no había reaccionado al beso de hace unos minutos, no había que tentar más a la suerte.

Se quedaron en ese tranquilo y agradable silencio un minuto o dos, las manos de Bakura se cerraron más tras la espalda de Ryou, sus brazos rozaban la cintura del menor, casi como un abrazó. Los ojos esmeraldas seguían ocultos tras los parpados de Ryou mientras que los lila de Bakura recorrían a detalle el delicado rostro frente a él.

No podía evitarlo, algo dentro de él hervía al saber que era el único capaz de tranquilizar a Ryou en situaciones como esta.

No sabía porque desde siempre había tenido ese sentimiento de pertenencia con el menor, algo que al principio despreció enormemente, pero a lo que se rindió muy pronto, descubriéndose a sí mismo queriendo que Ryou viviera únicamente para él, pendiente de él, hablándole y sonriéndole solo a él, ser el único que alterara sus emociones, que lo hiciera avergonzarse y descubrir muchas sensaciones…

Después de todo Ryou ya tenía 14 años, momento perfecto para descubrir cosas muy interesantes.

¿Y quién mejor que él para ayudarle con eso?

Por qué sí algo tenía claro Bakura era que no iba a dejar que nadie más le pusiera una mano encima a su luz. Ni las zorras locas con hormonas revueltas de sus compañeras de clase, ni mucho menos un estúpido chiquillo alborotado.

No, Ryou tenía que ser solo de él.

─Yo… amm, creo que… de-debería ir a comprar las cosas de la cena ─tartamudeo Ryou, abriendo los ojos. Se había avergonzado al darse cuenta de que realmente disfrutaba el momento, al estar tan cerca de Bakura.

El mayor se paró bien, pero no se alejó mucho de él.

─ ¿Qui-quieres quedarte aquí? ─dijo tomando la sortija en su mano, haciendo amago de quitársela.

Bakura lo detuvo, tomándolo de la muñeca en un brusco movimiento limpio.

─Ni siquiera pienses en dejar sola la sortija mientras tu padre está aquí ─le cortó con seriedad en su expresión y voz.

─Bakura, mi padre me regaló la sortija, no me la quitaría ─razonó, aunque la duda se instaló en lo más profundo de su conciencia ¿y si a su padre le daba por mostrársela a sus colegas? ¿Y si alguno quisiera comprársela? ¡No! No quería perder su tesoro ─ ¿Sabes qué? Olvídalo, no dije nada en los últimos 20 segundos ─dijo de pronto, acomodando mejor su colgante milenario. Nadie iba a quitárselo.

─Buen niño ─musitó Bakura, dándole una sonrisa burlona.

─ ¡Que no me digas así! ─le regañó.

─ ¿Sucede algo Ryou? ─preguntó su padre desde abajo.

─Ah, eh, no señor ─el menor tuvo que pensar rápido ─solo… pensé en voz alta.

Bakura largó una risilla divertida ─probablemente piense que estas enloqueciendo.

─Cállate, es culpa tuya ─reclamó enfurruñado.

─Uy, que sensible eres ─siguió burlándose mientras se hacía invisible a los demás para seguir a su hikari mientras este iba de compras.

-o-

Ryou miró a su yami con la incredulidad impresa en toda la cara.

¿Bakura se había ofrecido para ayudarle a cocinar?

─Emm sí, ahh ¿po-podrías lavar y cortar las verduras? ─propuso aun medio estupefacto por el ofrecimiento.

Bakura simplemente se lavó las manos y tomó una coladera para poner los vegetales bajo el grifo y lavarlos.

Por fortuna el padre de Ryou había salido hace un rato, diciendo que iba a comprar algunas cosas por lo que Bakura aun podía moverse con libertad físicamente en la casa.

─Muchas gracias ─le dijo al fin con una dulce sonrisa, mientas condimentaba la carne que pondría a asar después.

Bakura simplemente emitió un sonido suave y se dedicó a lo suyo.

Apenas pasó un minuto y el timbre del teléfono sonó en la casa. Ryou le bajó la flama a las papas que tenía en agua hirviendo y fue a por el inalámbrico.

─Mochi, mochi ─respondió el oji-esmeralda ─ah, Yukiko-san ─saludó a su compañera de clases, regresando a la cocina. Bakura le miró atento ─sí, bien gracias ¿y tú? ─sonrió mientras buscaba un bol en la alacena ─ ¿ah sí? ¿Y eso? ─se puso en puntillas tratando de alcanzar lo que necesitaba pero apenas si lo rozaba con la yema de los dedos ─sí, suena bien ¿dónde será? ─sus ojos se abrieron como platos cuando sintió a Bakura apoyarse a sus espaldas, poniéndole una mano en la cintura y estirando la otra para tomar el plato que él necesitaba ─yo, emm… ─se tomó un respiro profundo al sentir a su yami empujarse un poco contra él, y se obligó a centrarse de regreso en su conversación ─realmente me gustaría pero esta tarde tengo visitas en casa, así que no puedo ─se excusó, Bakura se empujó de nuevo contra él, tomando el plató y poniéndoselo en frente ─gracias por avisarme, quizás la próxima vez Yukiko-san ─Ryou estiró la mano para apagar las papas sin querer moverse de su posición, puesto que Bakura seguía apegado a él… y realmente se sentía agradable el estar rodeado de calor y el embriagante aroma del mayor… ¿Pero en que estaba pensando? ─tú también, nos vemos en clases… Adiós ─colgó, apartando lentamente el teléfono de su oreja.

─ ¿Qué pasó, yadonushi? ─le preguntó lentamente inclinándose para hablarle a oído.

Ryou luchó por no estremecerse al sentir el aliento cálido de su yami a la oreja.

─Los salones A y B, va a reunirse en el parque central ─informó ─parece que los chicos van a hacer un partido de futbol ─le contó ─y estaban invitando a todos.

─ ¿Por qué dijiste que no? ¿Qué no íbamos a salir? ─continuó hablándole al oído, la piel a Ryou se le puso de gallina.

─Sí, pero no me apetece ir a ver el partido, sabes que no soy fanático del futbol ─le dijo ─ni la mayoría de los deportes ─susurró para sí ─quisiera que salgamos solo tú y yo… ─confesó ─ ¿t-te p-parece?

Finalmente Bakura se decidió por rodearle la cintura con sus brazos, cruzándolos por su abdomen. Se encogió de hombros, reposando el mentón en el hombros izquierdo del menor ─como sea, me da igual siempre que salgamos de aquí.

Aunque no lo expresara de ningún modo, Bakura estaba con el ego por las nubes al saber que su yadonushi prefería sin pensar el estar a solas con él que ir a una salida con sus compañeros.

─Bien, eh ah… vamos a terminar con esto ─Ryou tomó un coje-ollas* y tomó la olla donde estaban las papas y ponerlas en el bol que Bakura le había bajado ─ah, y gracias por ayudarme con esto ─le dijo con una sonrisa.

Bakura no se había movido ni un ápice de su posición.    

Ryou empezó a aplastar las papas para hacer puré, añadiendo de poco en poco la mantequilla y la leche. Bakura largó un suspiro y lo soltó lentamente, rozando su cuerpo con las palmas abiertas, provocándole un terrible escalofrío al menor.

Bakura continuó picando los vegetales para la ensalada. Ryou dejó reposar el puré y puso a asar las piezas de carne en la parrilla, esparciéndoles, con una ramita de apio, una salsa que ya había preparado.

─Eso huele bien ─comentó de pronto Bakura, sin siquiera mirarlo.

Ryou le sonrió, tomó en una cuchara un poco de puré y le hecho de la salsa que estaba usando para la carne, entonces se la acercó a Bakura.

─Anda, prueba y dime qué tal está ─ofreció, poniendo la cuchara a la altura de su boca.

Bakura luchó para que sus mejillas no ardieran, lo miró unos segundos con incredulidad pero aun así separó los labios para recibir el bocado, lo saboreó y tragó, relamiéndose los labios. Ryou lo miró a la expectativa.

─Está bueno ─dijo sin más.

Ryou le sonrió con los ojos cerrados, soltando una ligera risilla feliz.

-o-

Ya casi estaba todo listo, Ryou buscó entre las alacenas una jarra de vidrio para servir la bebida pero estaba más alto incluso que el bol del puré.

─Bakura ─el mayor estaba guardando los trastes que Ryou ya había lavado, se giró un poco para verlo por el rabillo del ojo ─perdona, ¿podrías ayudarme a bajar esa jarra, por favor? ─miró al objeto en cuestión y dejó lo que hacía para ponerse de nuevo a espaldas de su luz, se recostó en su espalda, poniendo una mano en el hombro del menor mientras con la otra trataba de alcanzar el objeto en puntillas, balanceándose un poco, sintiendo Ryou como la ingle del mayor se apoyaba en su espalda baja… y más abajo, lo cual logró ponerlo algo colorado.

Bakura logró tomar la agarradera de la jarra justo cuando Ryou se movió hacia atrás inconscientemente, acercándolo más hacia sí, logrando un movimiento coordinado de sus caderas que duró unos escasos segundos pero los hizo estremecer a ambos.

Se sorprendieron a sí mismos, disfrutando enormemente de la sensación, deseando permanecer así un poco más e incluso profundizar ese movimientos de caderas.

En un movimiento casi sincronizado ladearon el torso en direcciones contrarias para mirarse, Bakura bajó la jarra ─aquí tienes ─dijo en un susurro medio ido, mirándolo con los ojos muy abiertos, los cuales se desviaban de vez en cuando a los labios de Ryou, que los tenía entreabiertos.

─Gracias ─le respondió de la misma manera, sintió la mirada lila en su boca, inconscientemente se relamió los labios.

Bakura mandó todo al demonio. Ryou era un niño sumamente adorable, sí; pero también era sumamente deseable.

Bajó lentamente, buscando apropiarse de esos pétalos de cerezos que, sentía, lo llaman con ardor.

Ryou no se movió, aun así Bakura lo envolvió en sus brazos, el menor estaba hipnotizado con la mirada violácea. Estaban a escasos centímetros, la respiración del otro les acariciaba los labios, prácticamente podían sentir el calor y la humedad de la boca ajena.

─ ¡Ryou, ya llegué! ─el gritó de su padre hizo saltar a Ryou en su lugar, igual que a Bakura, lo que provocó un roce mínimo en sus labios gracias a la escasa distancia entre ellos, más bien, fue como un golpe: un ligero choque.

Y por segunda vez en el día, el padre de Ryou demostraba ser una patada en el culo para su hijo.

Y sobre todo para Bakura.

..

─ ¿Qué esperas? ¡Que no te vea! ─lo apresuró el menor en un bajo susurro, luego de haber salido de ese precioso momento de ensoñación.

Bakura se sobresaltó y, en vez de volverse espíritu, regresó a la sortija.

Continuará xD…                   

Notas finales:

*coje-ollas: típico trapo de cocina para no quemarse al sacar cosas del horno/microndas/estufa, etc. 

Bueno, aquí está el primer cap de este… ¿two-shot? ¿tree-shot? Meh, todavía no lo sé a ciencia cierta, pero es una pequeña, algo graciosa (por todas las interrupciones de hoy) y adorable historia tender.

Ya saben cómo me inspiró cuando se trata de esta pareja.

Tambien se los dejo aquí como regalito en lo que consigo terminar el reto de Yami y Yugi de ‘Together’ n.n

Un saludo mis bombones de chocolate (¿
Se me cuidan mucho. Nos estamos leyendo próximamente.

Ja ne


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