Plutón (Dios del Inframundo): ¿Un semidiós acudiendo a mí? Vaya… Esto no se ve todos los días… ¿Tanto vale la vida de ese crío para que estés dispuesto a todo?
Arthur (en verdad Astarte, hijo del Dios de la Guerra): ¡Por favor, sálvalo! Aceptaré el trato que acordamos… Abriré la Caja a cambio…
Plutón: Yo no obligo a nadie… Pero, si tanto deseas salvarlo… ¡ábrela!
Arthur (narrando los hechos de ese momento): Algo parecido a mi fuego, más cálido incluso, me rodeó… Unas llamas negras, que tomaron mi cuerpo y mi consciencia en segundos, me abrazaron… Sí, ahora mi cuerpo había sido poseído por la calidez de las llamadas “Llamas de la Destrucción”… ···Él está a salvo, ya nada importa···, me dije a mí mismo…
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Nos situamos en la prestigiosa universidad de Cambridge. Una joven está allí para cumplir su sueño de llegar a ser médico… Sin embargo, algo la tiene distraída en clase de anatomía humana… No, más bien parece que lleva un par de días de esta manera…
Profesora: ¿Me contesta la pregunta que le acabo de hacer, señorita Helen?
Helen: ¡Disculpe! ¿Me la podría repetir, por favor?
Profesora: ¡Ah! ¡No tiene remedio! ¡Siempre está en las nubes! A ver… ¿Qué es la carótida, donde se encuentra y qué función desarrolla en el sistema circulatorio?
Helen: Es una arteria, está en el cuello en línea con la columna vertebral, es decir no a los laterales como la vena yugular, y su función es transportar sangre “limpia” al cerebro.
Profesora: No sé cómo te pasas todo el rato en la luna y sin embargo sabes contestar todo eso…
Un rato más tarde, Chloe, una amiga de la infancia suya, durante la hora del almuerzo, decidió acosarla a preguntas para sonsacarle quien era esa persona que había conseguido que le metiesen la bronca en su clase favorita…
Chloe (insistentemente, para que su amiga supiese de entrada que no pararía hasta que confesase): ¿Qué te pasa? ¿Te gusta alguien? ¿Por qué llevas tres días un poco ida? ¿Te duele la cabeza? ¿Te llevo a la enfermería? ¡Vamos, suéltalo! Porfa, porfa… ¡Sabes que no callaré hasta que me contestes algo! ¿Verdad?
Helen sabía perfectamente que su amiga no pararía hasta hacerla hablar… Cualquier tontería bastaría para otras, pero ella tenía demasiado buen olfato… No se tragaría cualquier cosa de su vieja amiga… Antes de que decidiese insistir por otro rato decidió contarle la verdad…
Helen: ¡Vaale, vaaale! Hablaré… (algo ruborizada) ¿Sabes la nueva? Es decir, Patricia Blueheather, la estudiante de intercambio desde Reino Unido… Pues verás, ya la conocía por las redes sociales… Es más, teníamos una relación a distancia… Sin embargo, ahora no consigo acercarme… Es tan popular y tan bella que dudo que me vaya a prestar mucha atención, al yo ser una chica del montón…
La joven sintió una ligera presión en la mano… Al principio, trató de zafarse, pero al poco decidió rendirse al recordar la fuerza de su vieja amiga… De seguida estaban delante de Patricia…
Chloe (tras empujarla): ¡Venga, habla con ella!
Helen (totalmente roja): Qué casualidad que estés aquí…
Patricia (acariciándo la cabeza de su tímida pareja): Sabía perfectamente dónde encontrarte… ¿Lo dudabas?
El resto de las chicas que tenían alrededor se habían ido marchando en segundos. ¡Incluso Chloe había desaparecido de escena!
Helen (totalmente roja, pensando): ¡Esa maldita! ¡Mira que dejarnos a solas con lo que me cuesta hablar con alguien tan importante para mí! Aunque por otro lado, debo de acostumbrarme a hablar con ella en persona, ya que es mi novia…
Patricia: ¿Qué? ¿Te gustó la sorpresa?
Helen (roja, mirando hacia otro lado y hablando flojito): Sí, mucho…
Patricia: ¡Me alegro! Al principio parecías evitarme por lo que supuse que en verdad en persona no te había gustado…
Helen: ¡No es eso! (poniendo morritos) ¿Cómo quieres que no me guste una persona tan bella como tú? ¡Nunca te planteas lo hermosa que eres, por mucho que te lo insista! (hablando flojito y roja de nuevo) De verdad… Sólo que ya te lo dije… En persona soy muy tímida… Por eso no me atrevía a hablarte delante de todas esas chicas, que te pueden juzgar mal por mi culpa…
Patricia (riéndose): ¿Pero qué estás diciendo? Esas chicas no son mala gente y jamás me discriminarían por tal cosa como amarte… ¡Y si lo hacen, que les den!
Helen (algo más tranquila): Ya veo…
Patricia (cogiéndole de la mano): ¿Vamos a tomar algo antes que acabe el recreo?
Helen (asintiendo con la cabeza): Vale…