Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Solitaire por LeeJinhyunnie

[Reviews - 39]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hi~! Después de muchos meses, ¡estoy de vuelta! Quizás ni me recordareis, pero qué más da xDD

Bueno, esta vez os traigo un fic un poco más serio, quiero creer. No sé cuál será su duración, pero en un principio tengo pensado hacer un three-shot; aunque no sé si cambiaré de opinión conforme avance...

La primera mitad se os puede hacer pesada, pero es necesario para entender al personaje principal, que en este caso es Zelo ^^

Y nada más por decir, sólo que espero que os guste, y... Enjoy! o/

Capítulo 1: Solitario.

 

Zelo P.O.V


Nunca me consideré una persona solitaria... Al menos no hasta hace unos años. El sentimiento que empezó siendo deprimente, insoportable y tedioso, ahora es algo con lo que convivo cada día; incluso podría decir, aunque no esté orgulloso de ello, que me acostumbré a vivir así.

Si hubiera hecho un esfuerzo y no me hubiera encerrado en mí mismo, quizás ahora me reuniría después de clases con mi grupo de amigos, quizás saldría a patinar más a menudo, quizás estaría viviendo mi primer amor... Quizás. Aunque ya es demasiado tarde para eso.

Me graduaré del instituto sólo, empezaré la universidad sólo, y nada me garantiza que la vaya a finalizar acompañado.

La soledad tiene dos variantes: cuándo deseas sentirte sólo, y cuándo te dejan sólo sin que tú lo desees.
Yo, siendo contradictorio, me encontraba entre ambas; a fin de cuentas, nacimos solos, y de igual forma morimos.




-Alumnos, la semana que viene no tendreis que asistir a clases; se ha convocado un claustro de profesores. Ya os comunicaré el resultado de éste. Pasadlo bien en vuestras improvisadas vacaciones, pero no os olvideis de estudiar para los próximos exámenes- Anunció la profesora en cuánto el timbre que indicaba el fin de la jornada había sonado.

--Genial-- Pensé. Tenía toda una semana para poder despertarme a la hora que quisiera. Me levanté mientras recogía mis utensilios escolares y los guardaba en mi mochila. Cuándo iba a ponerme ésta sobre la espalda, sentí un pequeño toque en uno de mis hombros. Me giré para ver a una de mis compañeras sonriéndome; esto no iba a terminar bien.

-¿Se te ofrece algo?- Le pregunté con todo el respeto que poseía en aquel momento.

-Nada en especial. Me preguntaba qué harás en esta semana que tenemos libre- Alcé una ceja ante lo dicho y decidí no mostrar mayor interés.

-Lo siento, pero no es de tu incumbencia- Respondí mientras me colocaba la mochila en los hombros y echaba a andar hacia la puerta del aula.

-¿Cómo vas a hacer algo si no tienes amigos?- Rió. -Eres un marginado- Siguió carcajeándose con esa voz tan irritante que me hacía querer arrancarle las cuerdas vocales.

-Por lo menos no vengo al instituto con la cara pintada cómo una puerta- Y dicho eso, salí del instituto rumbo a mi casa. No me importaba en lo más mínimo escuchar las protestas de esa chica.


Caminaba hacia mi hogar con paso tranquilo. Era un viernes bastante soleado, así que me apetecía tomarme un tiempo para llegar.
Mientras tanto, me puse a pensar en lo que me dijo esa detestable chica. Era cierto que no tenía muchos amigos... Bueno, siendo específico, no tenía ninguno, pero no era un tema que me perturbara demasiado a día de hoy.
Nunca fui una persona popular, todo lo contrario, la mayoría de estudiantes que asistían al mismo instituto que yo solían meterse conmigo. Y aunque suene raro, e incluso masoquista, llegó un momento en el que me acostumbré a sus burlas diarias.

Cuándo cursaba mi primer año aún conservaba a varios amigos que hice en la escuela primaria, otros decidieron estudiar en distintos institutos y rápidamente perdimos el contacto. Todo me iba bien por aquel entonces; sacaba buenas notas, solía pasar los fines de semana haciendo skate con aquellos chicos que consideraba mis amigos, no recibía tantos insultos por parte de mis compañeros, y mi familia estaba orgullosa de mí.

Pero todo eso cambió en cuanto pasé a segundo curso.

Estaba contento porque mis notas del curso pasado habían sido impecables, por lo tanto no tenía que preocuparme por recuperar alguna asignatura, pero mi nueva clase estaba llena de completos desconocidos, y yo no me caracterizaba por ser una persona sociable, así que todos los días me sentaba sólo en mi pupitre, atendiendo en clase mientras esperaba a que alguien me hablara, o más bien a que llegara la hora del descanso para poder juntarme con mis amigos.
Pasado el primer trimestre, pocas cosas habían cambiado. Mis notas seguían siendo buenas, y los recreos los seguía pasando con mis amigos, pero mis compañeros de clase no paraban de burlarse de mí porque casi siempre estaba sólo. Nadie de ahí dio su brazo a torcer para dirigirme un saludo, así que decidí no malgastar saliva con ellos e ignorarlos, centrándome en mis estudios.
A mitad del segundo trimestre, en un descanso cómo otro cualquiera, mis amigos me dijeron que iban a salir ese fin de semana con algunos chicos de su clase, y que si quería podía ir con ellos. Acepté y fui, pero no terminaba de encajar entre ellos. Fue ahí cuándo me di cuenta de que mis amigos habían cambiado. Habían hecho nuevas amistades, mayores que ellos, a los que les gustaba demasiado pasárselo bien; y con eso me refiero a que bebían, fumaban, y se tiraban a todo lo que se movía. Yo nunca podría encajar en ese círculo de personas. Y fue así cómo perdí a mis amigos.
Ellos cada vez salían más con esos tipos, hasta que se olvidaron de mí y me dieron de lado, cómo si nunca hubiera existido. Desde entonces empecé a ir cuesta abajo y sin frenos. Pasaba los días en soledad, y eso me deprimía tanto que acabé dejando de estudiar.
Así fue cómo me refugié del mundo, creando una burbuja en la que no permitía entrar a nadie excepto a mis seres queridos.

Llegué a mi casa aún lleno de recuerdos, saludé a mi familia antes de dejar mi pesada mochila llena de libros sobre el escritorio de mi habitación, y acto seguido me dirigí al comedor para almorzar junto a mis padres y mi hermano. Puedo decir abiertamente que ese era uno de los momentos del día que más me gustaban. Mi familia siempre lo ha sido todo para mí, porque a pesar de mi estado de ánimo prácticamente depresivo, ellos seguían creyendo que lo que me ocurría era sólo un obstáculo más que la vida nos pone por delante, y que podría superarlo; aunque cada día que pasaba, mis esperanzas de que eso sucediera parecían desvanecerse cómo una noche de verano.
Aún así, yo agradecía que siguieran confiando en mí de esa forma tan ciega que sólo un ser querido sabe hacer.

-¿Qué tal te ha ido hoy en clase?- Me preguntó mi madre con su característico tono de voz tan alegre.

-Cómo siempre, nada nuevo. Bueno, la semana que viene hay un claustro de profesores y no tenemos que ir- Comuniqué mientras escarbaba en mi plato de arroz.

-Así tendrás una semana libre para estudiar. ¿No te parece?- Me encogí de hombros ante lo que dijo mi padre.

-Quizás tu hermano pueda ayudarte. ¿No, cariño?- Le preguntó mi madre, pero éste rodó lo ojos.

-Mamá, sabes que le ayudaría si no tuviera que estudiar para mis propias asignaturas. Recuerda que yo no tengo esa semana libre de la que estamos hablando. Y además, se acercan los exámenes finales-

-Tiene razón. Ya estudiaré por mi cuenta- Aseguré.

-Eso espero, porque estos últimos meses has estado sacando unas notas excelentes- Puntualizó mi padre.

-Es cierto. ¿Ha ocurrido algo bueno que debamos saber, Honggie?- Preguntó mi hermano alzando las cejas con sugerencia.

-Absolutamente nada. Sólo que estoy en mi último curso y me gustaría graduarme limpiamente, eso es todo-

-Nuestro JunHonggie está madurando...- Comentó mi madre, dramatizando un poco.


Pero lo cierto es que sí había ocurrido algo bueno en esos últimos meses.

Antes de empezar mi último curso, una calurosa y aburrida tarde de verano, estaba navegando por internet cuándo encontré un vídeo en Youtube de un chico que se autodenominaba Jepp Blackman, el cuál rapeaba realmente genial. Quedé tan maravillado por su voz y sus rimas, que decidí entrar a su canal y ver más vídeos suyos. Lo curioso, por así decirlo, es que él nunca mostraba su rostro ante la cámara, siempre se mantenía oculto entre las sombras. Pero eso no me impidió idolatrarlo.
En poco tiempo podía decir, sin exagerar, que me había convertido en un gran fan suyo. Así pues, en un arrebato de confianza, le envié un mensaje a su e-mail; el cuál siempre adjuntaba bajo sus vídeos por si alguien tenía la necesidad de comunicarle algo importante.
Y, bajo mi criterio, mi comunicado tenía importancia.

Así pues, utilizando un seudónimo, le escribí un gran párrafo contándole lo mucho que me inspiraba su música, y también cuán agradecido estaba porque compartiera su talento; entre otras muchas cosas sin relevancia alguna que me apetecía narrarle.

Lo que no esperaba para nada es que, días más tarde de haberle enviado aquel mensaje, recibiría una respuesta de su parte. Casi colapso frente a la pantalla de mi ordenador después de leerla.

Nunca pensé que me pudiera caer mejor, pero su respuesta no me quitó la sonrisa durante el resto del verano.
En ésta ponía que jamás había recibido un e-mail así, que le había hecho muchñisima ilusión, y que se sentía muy agradecido por mis palabras de aliento. También me dijo que en cuánto sacara su primer álbum, me enviaría uno sin falta. Realmente parecía que me había tocado la lotería.

Pero lo mejor, sin duda, es que a partid de ese día muchos mensajes fueron compartidos entre nosotros, y comenzaba a sentir que él me tenía cierta confianza, cómo si fuéramos amigos de toda la vida.
Esa sensación me encantaba.

Empezamos a conocernos un poco mejor; yo le contaba cómo me había ido el día y viceversa. Nunca me molestó que únicamente habláramos por e-mail, puesto que no le tomé mayor importancia al asunto.

Y así fue cómo pude entender lo importante que es esforzarse en la vida, si quieres hacerte valer cómo persona. Todo gracias a él y a sus consejos.
Por esa razón, decidí dejar de ser débil, superar el instituto cuánto antes, y así conseguir olvidarme de esas personas que me causan antipatía. Esa es mi meta actualmente.

-

Después de almorzar y ayudar a mi madre a despejar la mesa, decidí ir hacia mi pequeña habitación para hacer los deberes lo antes posible; así no habrían prisas de última hora, cómo me ocurría a principios de curso.

Justo cuándo los estaba terminando, recibí un correo de mi modelo a seguir.

De: Jepp
Para: Zelo
Asunto: Pasa un buen día.

"Hola Zelo, hoy estoy un poco ocupado, así que no podré escribirte mucho, pero espero que pases un viernes fantástico. Te leeré mañana. Un abrazo."


En mi rostro se mostró una mueca de disconformidad al leer el mensaje. Aún así, le respondí cómo si no pasara nada.

De: Zelo
Para: Jepp
Asunto: No pasa nada.

"Hola Jepp, no te preocupes por mí, entiendo que tienes cosas más importantes que hacer. No te robo más tiempo. Un abrazo." 

--Hoy será otra tarde aburrida...-- Suspiré ante lo pensado.

Tras echar un vistazo rápido por la habitación, encontré mi skate; el cuál, por cierto, llevaba bastante tiempo sin utilizar.
Así que sin pensarlo dos veces, lo cogí y lo cargué hasta la entrada de mi casa.

-Mamá, voy a dar un paseo en skate. No creo que tarde mucho- Le informé al pasar por el salón.

-Está bien, pero llévate el teléfono por si acaso-

-Sí, no te preocupes- Metí mi mano libre en uno de los bolsillos de mi pantalón, asintiendo al sentir ahí mi móvil.

Salí de mi casa y caminé hacia las escaleras de mi piso; no me apetecía bajar en ascensor.
Una vez llegué a la entrada principal, me topé con un montón de cajas obstruyendo mi camino.

-Pero qué...- Hablé para mí mismo.

-Oh, disculpa- Me sobresalté al escuchar una voz a mis espaldas.

Me giré para encontrarme con el que supongo es el causante de este desorden, y observé a un atractivo chico en su veintena, un poco más bajo que yo, de piel bronceada, cabello corto y oscuro, y ojos color café negro. Vestía un pantalón vaquero rasgado, una camiseta negra de mangas cortas un poco holgada, y unas deportivas blancas.
No aparté la vista de su cuerpo hasta que volví a escuchar su profunda voz, la cuál me sonaba de algo.

-Siento mucho si las cajas están impidiendo tu salida, pero me estoy mudando ahora mismo, y bueno... No sabía dónde dejarlas mientras voy instalándome- Rascó su nuca, sonriendo levemente.

-No pasa nada, realmente no voy a ningún sitio en especial, así que no tengo prisa- Respondí sinceramente, aunque no tuviera porqué hacerlo. -¿A qué planta se muda?- Pregunté con confianza. Algo raro en mí, pero este chico me transmite buenas sensaciones.

-A la segunda planta, puerta B-

-Oh, vive justo arriba de mí- Respondí con una gran sonrisa.

-¿En serio? Me parece perfecto- Rió. -Pero no me trates de usted, tampoco soy tan mayor- Siguió riendo.

-Por supuesto, perdona hyung- Reí con él. -¿Quieres que te eche una mano?-

-Bueno, te lo agradecería, pero no quisiera quitarte tu tiempo libre-

-Pero si no es ninguna molestia. Cómo ya dije antes, iba sin rumbo- Después de todo, si hay algo que mi madre me ha enseñado muy bien, es a ser amable con las personas que lo precisan.

-Si insistes... Muchas gracias, de verdad- Me regaló una gran sonrisa.

-No hay problema- Le devolví el gesto y me apresuré en coger una caja.


Pasé el resto de la tarde ayudándolo a subir las cajas hasta su casa, y también a ordenar algunas cosas. Fue un trabajo un poco duro, pero comprobar que sirvo para ayudar es gratificante.

-De nuevo, muchísimas gracias por ayudarme. Sin ti todavía habrían cajas en la entrada- Dijo mientras estrenaba sofá.

-No ha sido nada, en serio hyung- Me quedé parado a un lado, sin saber qué hacer.

-¿Quieres algo de beber?- Asentí tras lo preguntado. -Puedes sentarte, el sofá no muerde- Rió y se levantó para traer unas bebidas. Yo me senté y me dispuse a esperarle. -Aquí tienes- Me ofreció la bebida al llegar, y se sentó a mi lado, mirándome fijamente. -¿Te has dado cuenta de un detalle? Me has estado ayudando toda la tarde, pero aún no nos hemos presentado. Me llamo YongGuk, ¿y tú?- Dio un sorbo tras preguntar.

-Oh, es cierto. Me llamo JunHong, pero prefiero que me llamen Zelo- Respondí, y él se me quedó mirando con los ojos bien abiertos. -¿Sucede algo?- Pregunté, nervioso. Lo acababa de conocer y ya había metido la pata en quién sabe qué. Típico de mí.

-No, nada... ¿Zelo dijiste?- Repitió mi apodo, dubitativo.

-Así es. Sé que de primeras suena raro, pero a mí me gusta- Reí, un poco cohibido.

-Está bien, me agrada, Zelo- Sonrió, y yo automáticamente me sentí más calmado. Al final, no parecía todo perdido.

-Me alegra que te guste hyung, pensaba que te resultaba extraño-

-Para nada, tranquilo- Le sonreí y me relajé.

-¿Sabes? Tu voz me recuerda a la de alguien que conozco, pero ahora mismo no sé decirte quién- Pareció tensarse ante mi cuestión.

-Hay muchos hombres con mi voz, así que...- Rió y depositó su bebida vacía sobre la mesa ratona frente a nosotros.

-Tienes razón- Hice lo mismo que él mientras me levantaba. -Bueno, ha sido un placer conocerte y ayudarte, YongGuk hyung. Para cualquier cosa ya sabes, vivo justo arriba- Le dediqué una sonrisa, encaminándome a la puerta.

-Claro, cuenta con ello- Me siguió y estrechamos manos en un gesto de despedida.

Volví a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja; skate en mano, por supuesto.

¿Había ganado un amigo por mi cuenta, y en tan sólo unas horas? Esta noche podré dormir habiendo cumplido un gran logro... Al menos para una persona cómo yo; un chico que en estos últimos 3 años ha sido un completo solitario.

Notas finales:

Bueno, ¿os ha gustado? ¿Merece la pena que lo continúe? Es obvio el porqué Bang está sorprendido, ¿no? XD Agradecería de todo corazón que me dejarais un review con vuestra opinión, tanto si es buena cómo si es mala; a fin de cuentas, no puedo mejorar sin saber qué os parece~

He tardado bastante (casi todas mis vacaciones) en escribir este capítulo. Quería expresar bien lo que siente Zelo, y no sé si lo he conseguido, nunca he escrito algo cómo esto. Además, he cambiado mi forma de escribir, así que... Digamos que estoy un poco ansiosa xDD

Aún no empecé la segunda parte, y me queda semana y media de vacaciones :'3 Pero bueno, que si os gustó y tal, trataré de escribir rápido. Aunque no os garantizo nada... Me falta motivación. Si tengo suficientes reviews cómo para motivarme, lo continuaré rápido, promise (?)

Sin más, ¡cuídense~! Y, #BAPisBack ^^/


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).