Título: Pervertido
Resumen: Era un hecho, él no quería escuchar “eso”... solo pasaba por ahí.
Clasificación: Mayores de 13 años.
Género: AU. Romance. Humor
Advertencias: Ninguna
Autor: Haruka Eastwood
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Pervertido
Capítulo único: Realidades
Como todos los días Itachi llegó de la escuela con una expresión de completo fastidio, arrojando su mochila sobre el sillón de la sala. Estaba demasiado cansado y las terribles ojeras en su rostro eran prueba fehaciente de las malditas noches de desvelo, las cuales dedicaba a terminar la infinidad de proyectos que los docentes le dejaban en la universidad. Al menos agradecía enormemente que ya fuera fin de curso, lo que significaba unas pequeñas vacaciones que le caerían de maravilla. Pensándolo bien todo estaba genial, mejor que eso, incluso la cara de aburrimiento y fastidio que mostraba momentos antes había desaparecido por completo de su rostro.
Subió las escaleras en silencio, como era costumbre en él, para ir directo a su habitación; dormiría un poco y ya después podría elaborar un itinerario en donde planificara las actividad que quería realizar, de esta manera tendría todo en orden, pero a unos pocos metros de llegar se detuvo frente a la puerta de su pequeño y torpe hermano menor, debido a unos ruidos de dudosa procedencia.
No es que el mayor de los Uchiha fuera un curioso de primera, para nada, tan solo aquellos extraños sonidos le confundieron e incluso hicieron que el sueño que momentos antes lo hacían parecer un zombi desapareciera. Intrigado y movido por su curiosidad se acercó a la puerta hasta tener su oreja contra esta, reconociendo enseguida la voz de aquel encantador y enérgico rubio, quien era el mejor amigo de Sasuke.
—No Sasuke —gimoteó el pequeño niño—, mejor espera —pidió con un hilo de voz que apenas y fue escuchado por Itachi.
El mayor solo se preguntaba ¿cómo es que alguien tan dulce podía soportar a alguien tan malhumorado como lo era Sasuke? Porque había que admitirlo, muchas ocasiones ni él se soportaba y siempre tenía cara de estreñido.
—Cállate torpe y será mejor que te quedes quieto —ordenó el menor de los azabaches, logrando que su hermano negara con la cabeza en un gesto de desaprobación por tratar así a su mejor amigo.
—Pero estas muy cerca —se quejo el blondo.
De acuerdo, eso era bastante extraño, por lo que sorprendido se acercó más a la puerta, buscando estar más cómodo y escuchar mejor.
—Si estoy más lejos no podre hacerlo —exclamó Sasuke de manera arrogante—. ¿Acaso tienes miedo? Gatito asustadizo —le insto con burla.
—Yo no tengo miedo ¡De veras! —Gritó enérgico el pequeño Naruto.
—Entonces acomódate como te dije —murmuró neutral, como si evaluara las acciones del rubio—. Separa más las piernas.
—Sasuke eres un mandón —susurró molesto, para después bajar un poco más su voz—. ¿Así? —Inquirió dudoso.
Mal, mal, mal. ¡Todo estaba muy mal! Su “pequeño e inocente hermanito” estaba a punto de dejar de serlo, e Itachi no sabía que era peor, ¿qué Sasuke perdiera la virginidad o que lo hiciera con Naruto? Y eso suponiendo que aun eran inocentes. Su cara mostraba pánico, pero ¿cómo diablos no hacerlo? Si Sasuke tenía trece años ¡Trece! Por todos los cielos y si mal no recordaba Naruto solo tenía doce, por amor de Dios, los niños de esa edad deberían estar jugando, no “jugando” (saben a lo que me refiero), eso era de adultos… adultos como… ¡como él!, no niños pequeños e inocentes como su lindo Sasuke.
Aun recordaba aquel angelical rostro que le mostraba cada que le pedía algo y como siempre le seguía todas partes, diciendo que sería como él, para después exclamar que lo superaría y vaya que lo había hecho. Por todos los cielos, Itachi era virgen, ¡Virgen!... y eso que tenía diecinueve años…
—¡¡Ay!! —¡Oh por todos los cielos! Y ahí se fue la inocencia de ambos pequeños, ahora se arrepentía de no haber entrado e interrumpirles, ¡pero es que no se quería encontrar con una escena por demás bochornosa! Pero con tremendo grito los colores se le subieron al rostro—. ¡Me duele! ¡Sácalo! —chilló Naruto.
—Si no te quedas quieto no puedo hacer nada —sentenció Sasuke con voz ronca, intentando sonar lo más normal que podía—. No aprietes tanto las piernas que me lastimas la cadera.
—¡Pero me duele!
—Ya, ya, déjame ver —sorprendentemente esta vez su voz era más dulce—. Mira, ya salió.
—¡Ah!~ tiene sangre —exclamó alarmado—. ¡Es enorme! ¿Todo eso tenía adentro? —cuestionó inocentemente el blondo.
«No quería saber eso» Pensó Itachi con cascaditas en sus ojos.
—Sí, estoy seguro que te va a estar doliendo —comentó neutral el menor de los Uchiha.
—¡¿Qué?! ¡Pero si todo ha sido por tu culpa! —reprochó Naruto.
—¿Mía? Pero si tú eres el torpe que me andaba provocando —le recriminó con enfado—. Ahora quédate quieto mientras voy al baño por papel para limpiarte.
«Mi inocente hermanito» dijo Itachi para sí mismo tras un largo suspiro, aunque pensándolo bien ya no lo era. Su pequeño y torpe hermanito había crecido demasiado rápido…
—Oye Sasuke, ¿ya tiraste la basurita?
—Sí, ¿acaso la querías de recuerdo? —preguntó con mofa.
—¡Claro que no! Pero sigo sin creer que eso se haya clavado en mi frente.
¿Basurita? ¿Frente? Ahora sí que no entendía nada, por lo que decidido abrió de golpe la puerta del cuarto de Sasuke, observando a este salir del baño con un botiquín de primeros auxilios, mientras Naruto se encontraba sentado en una silla con una enorme herida en la frente, de la cual escurría un pequeño hilito de sangre, mientras sus mejillas estaban sonrojadas y sus preciosos ojos azules se encontraban vidriosos, como si en cualquier momento fuera a llorar.
—¿Qué fue lo que paso? —Inquirió Itachi desconcertado.
—El torpe de Naruto se cayó de cara en el jardín, justo antes de entrar —fue la escueta respuesta de Sasuke.
—¡No es cierto! —Chilló ofendido el blondo—. Me tropecé por tu culpa.
La cara de Itachi era todo un poema en esos momentos, ¡Y es que lo había malinterpretado todo!... bueno, ¿pero qué se podía esperar de un pervertido de primera?
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Fin