“Secrets”
Toda persona normal tiene secretos en su vida y Obito no era la excepción. Sin embargo, él tenía un secreto oscuro y vergonzoso, ese tipo de secreto que prefería cortarse la yugular antes que revelárselo a alguien, así de horrible era la cosa. Uchiha en serio prefería cortarse un brazo antes de que alguien se diera cuenta de su secreto. Por suerte su secreto estaba en un lugar completamente alejado de la zona de su instituto, no había nada de lo que preocuparse, eso decía su madre. Suspiró levemente, todavía no sabía cómo había aceptado eso, tal vez la presión psicológica por parte de su progenitora tuviera algo que ver.
Se vio en el espejo con el uniforme puesto y se sintió estúpido y humillado, muy humillado, podía cavar su tumba en ese momento. Negó con la cabeza y se acomodó mejor el peinado cuidando que nada se saliera de su lugar. Se dio el visto bueno y se decidió a salir por la puerta, si tardaba mucho su madre iría a buscarlo.
- ¡Te ves tan bonito, Obito!- la mujer de cabello corto junto sus manos mientras una sonrisa en su rostro.
-¡Mamá! No digas mi nombre- el muchacho dijo en un susurro ahogado girando su rostro a todos lados para ver si alguien los había notado. Suspiró aliviado al notar que no había nadie, agradecía a la lluvia que caía estrepitosamente, solo un idiota saldría en esos momentos.
-La tía Haruka tiene razón, prima- su rostro se enrojeció y señaló amenazadoramente a Itachi quien estaba sentado en la barra bebiendo algo como chocolate caliente.
-¿Cómo me dijiste?- frunció el ceño pasando sus brazos sobre su pecho. No importaba que estuviera vistiendo un traje de sirvienta, que llevara una peluca larga y esas horribles orejas de gato. ¡Seguía siendo un hombre! Un hombre que había sido obligado por su madre a trabajar en el café de ella mientras conseguía una suplente… Maldita su suerte.
-No molestes a Itachi, Obito- su madre le dio una mirada amenazadora-. Ve a la puerta junto a Sasuke para recibir a algún cliente- ordenó la mujer de cabello negro.
-Como si alguien fuera a venir con esta lluvia- masculló entre dientes mientras caminaba hacia la puerta. Ahí ya estaba Sasuke con el rostro fruncido-. Nos vengaremos- le dijo al niño que asintió solemnemente.
La persona a la que Sasuke más admiraba era su hermano mayor, por lo menos cuando no entraba en plan de hermano mayor obsesivo como en esos momentos. El pequeño arrugó más el entrecejo al recordar como su querido hermano mayor le tomo fotos cuando salió vestido con ese ridículo disfraz de gato-. Lo haremos- tonto hermano mayor que salió bien librado. Itachi había tomado el puesto de barista y lo peor de todo es que él realmente no estaba haciendo nada, solamente se tenía que parar al lado de la puerta para saludar. Ahí moría su trabajo.
Obito suspiró levemente al escuchar la campanilla de la puerta principal, en serio, ¿Quién demonios era tan estúpido para salir con ese clima? Puso una sonrisa enorme en su rostro-¡Bienvenido a casa, amo!- saludó con alegría intentando que su voz sonara más suave, su largo cabello negro levemente ondulado se meció con suavidad al inclinar un poco su rostro al lado derecho.
-Bienvenido- dijo Sasuke intentando no sonar tan amargado. Tenía 5 años, pero estaba consciente que eso era toda una humillación, por lo menos no le había tocado vestirse de chica como a Obito.
El pelinegro sintió como el corazón se le paraba y se quedaba tieso en su lugar. De todas las jodidas personas que había en el mundo y se tenía que topar con ese tipo, ¡Con ese tipo! Medio empapado y con esa estúpida bufanda que le ocultaba casi todo el rostro-¿Obito?- el bastardo lo suficientemente inteligente para saber que era él. Su corazón pareció volver a bombear sangre, pero parecía que toda esta iba para su rostro.
-Kakashi…- murmuró incómodo. De todas las jodidas personas en el mundo y se tenía que encontrar con el bastardo que era su jodido mejor amigo.
-¡Oh, Kakashi-kun! Así que Obito te contó acerca de la tienda- Haruka se acercó con una sonrisa en el rostro mientras que Obito huía en dirección de la habitación en donde se había cambiado. Su rostro completamente rojo.
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Tenía unas ganas de quitarse toda la ropa de un solo tirón, quería irse a su casa… Empezó a estrellar la cabeza contra la pared más cercana-. No deberías lastimar a la pobre pared- Kakashi ingresó al lugar con una toalla alrededor de su cuello, seguramente su madre se la había dado para que se secara.
-Cállate, Kakashi- masculló entre dientes mientras seguía repitiendo la acción-. Estoy intentando dejarme inconsciente, si tengo suerte caeré en coma- todavía podía sentir su rostro rojo.
Hatake sonrió de lado mientras se apoyaba en la pared, sacó de su bolsa un libro naranja y suspiró aliviado, el objeto no se había mojado y como había llovido no había tenido que hacer tanta fila para comprarlo. Lo abrió para ojearlo-. Haz lo que quieras, después de todo me das una buena vista, por cierto, tienes lindas piernas- esquivó sin mucho esfuerzo el peine que le había lanzado el pelinegro.
-Jodido bastardo-Uchiha se acercó a él con rostro contrariado, Kakashi sonrió debajo de la bufanda. Realmente Obito parecía una chica, una chica muy linda, sino fuera porque lo conocía desde pequeño seguramente no lo hubiera reconocido-. No le puedes decir de esto nadie- Obito cruzó los brazos sobre su pecho mientras giraba el rostro en otra dirección.
Kakashi que hasta ese momento había estado ojeando su libro lo cerró-. Mmm, no lo sé, tal vez mucha gente venga si les digo que atiendes, seguro Haruka-san se pone feliz- Hatake tenía una mueca pensativa.
-¡¿Qué?!-gritó Obito consternado.
-Bien, bien, no te exaltes-Kakashi sonrió con los ojos-. Como soy buena persona te daré un chance para que me convenzas.
A Obito se le formo un tic en el ojo izquierdo-. Tal vez… ¡Porque soy tu jodido mejor amigo! Porque te salve de ser atropellado cuando tenías 10 años, porque soy la única persona que te soporta, estúpido Bakakashi- el pelinegro se puso en actitud defensiva, realmente no quería decir nada acerca de lo de cuando lo salvo, pero estaba nervioso.
Hatake hizo un gesto como de quitarse una lágrima-. Auch, no pensé que fueras de ese tipo, Obito. Lo que dirían los demás si te conocieran bien- el tic regresó al ojo izquierdo de Obito con más fuerza-. Pero me has convencido, no le diré a nadie, pero a cambio quiero un postre por todos los días de la semana- los ojos de Kakashi se habían cerrado producto de la sonrisa que tenía en esos momentos.
Obito soltó todo el aire contenido-. Está bien, le diré a mi ma…- las palabras murieron en su labios cuando lo empujaron contra la pared, sus brazos quedaron encima de su cabeza-. ¿Ah?-sus palabras fueron cortadas de nuevo, pero está vez por los labios de Kakashi que se movían sobre los suyos. Obito cerró los ojos intentando quitarse de la cabeza el shock provocado al ver a Kakashi sin la bufanda, su boca se abrió al sentir una mano colándose por su pierna. ¡¿Qué demonios estaba pasando?! La lengua de Kakashi estaba en su boca… ¡En su boca! Y lo peor era que el bastardo estaba besándolo condenadamente bien.
Un sonido ahogado salió de sus labios al sentir las heladas manos de Hatake en los bombachos que llevaba puestos, los tironeo un poco jugando con ellos-. Oh, hasta la ropa interior la llevas a juego- Kakashi se había separado de él y Obito necesitó de todo su autocontrol para seguir manteniéndose de pie. Su respiración estaba agitada y estaba seguro que algo de saliva se estaba escapando por la comisura de su labio derecho mientras que el idiota en frente suyo lucía completamente normal-. Bueno, gracias por el postre- Kakashi se relamió los labios y se colocó la bufanda igual que siempre-. Te veo mañana en clases Obito- el peligris se despidió con un gesto de mano después de tomar un libro naranja de la mesa donde lo puso-. No olvides el postre de mañana- añadió antes de cerrar la puerta de nuevo.
¡¿Qué había sido eso?! Ocultó su rostro entre sus manos sintiendo su rostro arder, realmente no sabía si había sido buena idea salvarlo cuando tenía 10 años, ¿dónde estaba el niño amargado de ese entonces? Porque lo único que veía ahora era a un pervertido holgazán.
Porque sí, todas las personas tenían secretos y el de Obito era realmente vergonzoso. Tenía que vestirse como maid para atender el café de su madre, pero lo peor de todo fue que su retorcido mejor amigo lo había descubierto. Nada bueno iba a salir de eso y menos con los postres que Kakashi exigía.
Estúpido Kakashi.