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Lo perfecto de lo imperfecto de la juventud por Natanael

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Notas del capitulo:

Hola, amigos! Sé que he estado algo ausente, pero estuve metiéndole ganas a la facultad, por lo que esa es mi excusa. Por otro lado, sé que debo actualizar mi otro fic, espero pronto poder hacerlo. Espero que este fic les guste, es muy distinto del otro, donde lo que predominaba era el drama. Aquí lo central es el humor y más el romanticismo. Miren, al principio puede que Naruto les caiga algo mal, porque va a ser bastante egocéntrico jaja. Pero eso con el tiempo ira cambiando, lo importante aquí es el cambio de los personajes y como enfrentan estos situaciones por las que nunca han pasado. Espero que les guste, recuerden que la crítica siempre es constructiva y bien recibida, así que dejen sus comentarios si algo no les gusta o quisieran que modificara.

Hasta la próxima actualización!

 

 

Estaba sudando, sí que lo estaba haciendo. Se removía en el asiento ansioso, tanto así que la pareja de estudiantes que se encontraba a su derecha, pararon de darse lengüetazos y comenzaron mirarlo extraño. Pero los evitó. Los evitó como venía evitando todo últimamente. Como venía evitando las náuseas, los mareos, las charlas de sus padres en su cuarto hablando de él, y de su preocupante estado de salud. También evitaba las llamadas de sus amigos y de cierto chico azabache que no dejaban de telefonearle.

De ser posible hubiera querido seguir evitando al mundo entero como venía haciendo hasta el momento, pero era obvio que no podría. No podría y en cierto modo, tampoco quería. Su curiosidad estaba muy ligada junto a su preocupación y después de tres semanas de noches trasnochadas y charlas efusivas, decidió muy en su contra, a enfrentar la situación. 

Se levantó de la banca y caminó sin mirar más allá de su objetivo. Quiso darles una última miradita a la pareja de besos ruidosos, pero sabía que si lo hacía probablemente se echaría atrás. No, él solo debía ir directo a ese lugar. Ese lugar de paredes verdosas, con balanzas, medicamentos, maquillaje, elementos destinados a la higienización y mucho más. Ese lugar, que arriba de si portaba un luminoso cartel fosforescente con la palabra: Farmacia 24 hs.

 

Debía hacerlo, era ahora o nunca. O tal vez nunca… Si, de hecho se le antojaba mil veces más ese nunca.

 

Entro al establecimiento, no había mucha gente. Había elegido un lugar y un horario poco concurrido para así no tener tanto público para el show. Había cuatro mostradores. Observo a los vendedores minuciosamente, tratando de encontrar alguno que destacara menos que el resto. Había uno en el último mostrador que poseía una cara apacible, un joven de veintitantos. No parecía muy alegre, ni deseoso de estar allí. Pero eso a él no le importaba, lo único que importaba es que no hablara alto. Rezo por dentro para así fuera.

 

—Hola, ¿qué necesitas? —preguntó el chico con voz monótona. Observó a Naruto de pies a cabeza y luego le sonrió con sorna—. Al fin entraste al local. Has estado en ese parque alrededor de tres horas mirando hacía aquí. Al principio pensé «¡menudo doncel que me está mirando!» pero luego caí en cuenta de que no me mirabas a mí, sino más bien al lugar.

 

¡Obviamente no te miraba a ti, idiota!, quiso gritarle. Pero su plan era pasar lo más desapercibido posible, por lo que gritar improperios no estaba en él. Sonrió algo incómodo, tratando de normalizar el asunto.

 

—Uhm… sí. Verás… necesito… — trató de pronunciarlo, pero su garganta se secó. De verdad odiaba esto. Odiaba estar pasando por esto, odiaba al chico que tenía frente suyo por poner esa cara de idiota, y también odiaba a todas las marcas de condones del mundo que no se cercioraban de que sus productos fueran buenos.

 

— ¿Necesitas qué? —apuró el chico, impaciente por el titubeo del doncel.

 

¡Bien Naruto, ya estás aquí! Se valiente y dilo de una vez.

 

—Necesito… una prueba de embarazo —soltó el menor. Tenía la mirada baja, por lo que no pudo ver la cara del vendedor. Pero al escuchar una leve risa por parte de esté, levantó la vista al acto. El chico tenía los ojos bien abiertos y una mano tapaba su boca tratando de evitar soltar una carcajada. Y Naruto volvió a odiar de nuevo a todo el mundo y principalmente a ese maldito idiota. Se acercó todo lo que pudo al mostrador, y le hablo directo a la cara.

 

— ¿Jamás te han pedido un maldito test de embarazo, idiota? — su voz sonó tan sombría que el mayor dejo de reír y frunció el ceño sorprendido. Pasada la sorpresa, acarició la mejilla tostada del rubio y volvió a sonreír pícaramente. Naruto se alejó impresionado. De verdad, ¿por qué demonios tenía que pasar por esto?

 

—Está bien, rubio. No te enojes —dijo el chico, levantando las manos en un gesto de paz—. Es solo que te vez tan inocente… pero parece que no es así.

 

—Solo dame lo que te pedí —contestó Naruto, ignorando lo dicho.

 

El chico le hizo un gesto afirmativo y se dirigió al fondo de las estanterías. A Naruto eso le dio tiempo para pensar como pagar sin que nadie viera que era una prueba de embarazo. ¿Y si lo guardaba en su bolso? No, eso parecería un robo. ¿Tapar el producto con la mano? No tampoco, el de la caja debía ver que estaba cobrando. Bueno, no importaba mucho si el de la caja se enteraba. No es como si todo el lugar fuera a enterarse. Solo el idiota y el que le cobraría. Nadie más.

 

— ¡Oye, una prueba de embarazo para el niño! —gritó de pronto el chico desde el fondo, mientas le lanzaba el test al hombre que se encontraba en la caja.

Naruto se quedó estático, sintiendo la piel arder, casi quemándole. Miro atónito al chico y luego automáticamente al hombre de la caja, que le devolvió la miraba algo curioso. Sintió los ojos de los demás clientes sobre él, ignorando cuando el lugar se había llenado tanto. Quería desaparecer, quería que la tierra se abriera y él cayera en el centro de ella, ardiendo en lo que fuera que se encontrara allí.

No supo que más hacer que echarse a correr con todas sus fuerzas y cuando se hubo dando cuenta, ya se encontraba arriba de su coche pisando fuerte el acelerador. Seguro había quedado como el idiota más idiota del universo actuando de esa manera.

¿Pero qué más podía hacer? No es como si fuera a decir «¡Si, es para mí! Porque no si lo saben, pero creo estar embarazo»

Y lo peor era que había viajado unas dos horas para llegar hacia esa farmacia y ni siquiera había podido lograr su cometido. ¡Y todo por ese idiota! Pero ya se iba a encargar de él, no ahora y no después, pero algún día iba a hacerlo. Un día en las que sus preocupaciones no incluyeran la palabra prueba de embarazo.

De todas formas ahora mismo tenía un plan B, en el que Sasuke y la palabra prueba de embarazo si estaban incluidos.

 

*

 

Cuando llego no había nadie, solo una persona recogiendo las toallas sucias. Se había apurado, realmente lo había hecho, pero aun así no había llegado a tiempo. Pero de todas formas pasó por la pista porque sabía que el azabache practicaba hasta tarde. Pero hoy al parecer no, justo hoy no.

 

— ¡Oye! —gritó Naruto al chico que estaba recogiendo las toallas, pero este ni se movió. Se encontraba de espaldas, y movía la cabeza frenéticamente. Volvió a gritarle, pero este no respondió.

 

Fue apurado hacia él y lo volteó. Asustado, el chico tiro la canasta de toallas al rubio, logrando que este cayera al suelo con algunas en su cabeza. Naruto se quitó de un tirón todas ellas y las tiro lejos, mientras se levantaba frustrado y enojado.

 

— ¡¿Eres estúpido?! —vocifero exasperado el menor. No había pasado mucho tiempo de lo de la farmacia y le pasaba esto ahora. ¡¿Es qué nada podía salir bien este día?!

 

El chico sorprendido se quitó los auriculares negros que llevaba en sus oídos y observo a Naruto extrañado. Al rubio solo le quedo pensar que era mudo o simplemente era su día de encontrarse con idiotas sin parar. El otro parecía un estudiante más del instituto, con el pelo castaño y unas extrañas marcas rojas dibujadas en el rostro.

 

— ¿No vas a siquiera disculparte?

 

El chico miró hacia atrás y luego volvió a mirar a Naruto, con la mirada aún más extrañada.

 

—  ¿Me hablas a mí? —preguntó señalándose el pecho.

 

— ¡Claro que te estoy hablando a ti, fracasado! Escucha, ¿has visto a mi novio? —preguntó ya harto, solo quería encontrar a Sasuke de una vez, sin más contratiempos.

 

— ¿Tu novio?

 

— ¡Dios! ¿Has visto a Sasuke Uchiha? ¿Se ha ido ya?

 

— Hace media hora se han ido ya todos de la práctica, él también.

 

¡¿Y por media hora no había llegado?! Estaba tan cansado que se sentó desganado en las gradas. Quería llorar, pero sabía que era una estupidez hacerlo. No podía darse el lujo de llorar ahora, debía encontrar a Sasuke. Pero al parecer todo en ese día le saldría como el carajo.

 

— ¿Estás bien, Uzumaki? —preguntó el castaño, sentándose a su lado y pasándole un brazo por la espalda. El rubio se sobresaltó por la confianza y lo miró receloso.

 

— ¿Cómo sabes mi nombre? —preguntó. Estaba seguro de ser la primera vez que veía a ese chico.

 

El otro rio como si la pregunta fuera una obviedad y lo miró cariñoso, el tono antipático del rubio no parecía ofenderle, más bien agradarle.

 

— ¿Quién no sabe quién eres? —le contestó.

 

Naruto se dio cuenta de que tenía razón. Era uno de los chicos más populares del colegio, junto con Sasuke. Todos los conocían como la pareja perfecta de Konoha High School. Ese chico no podía verlo así, se lo comentaría a todos y sería sumamente sospechoso. Quitó el brazo de su hombro, con actitud distante. Saco las llaves de su auto y se encamino hacía la salida del instituto. No se molestó en despedirse ni en dar las gracias.

 

Su prioridad ahora era encontrar a Sasuke, y no podía pasar de hoy.

 

*

 

Se había tomado una larga ducha de agua fría. Siempre pasada las prácticas lo hacía. No solo lo relajaba sino que también le daba pie a pensar y reflexionar temas que lo tenían preocupado. Una de ellas era Naruto.

 

Hace algunas semanas habían tenido por fin su tan ansiada primera vez. Él lo había disfrutado y Naruto le había afirmado que también. Pero pasado algunos días había empezado a ignorarle las llamadas y los mensajes. Ellos tenían la costumbre de pasar los recesos y los almuerzos juntos, pero también en esos momentos lo evadía. Por lo que la preocupación había empezado a invadirle.

¿Lo habría hecho mal? ¿Lo habría lastimado?

Lo creía imposible, había tenido especial cuidado y le había tratado de otorgar un placer considerado. Además se había informado mucho del asunto. Aunque había evitado preguntarle a Itachi, porque sabía que se iba a poner pesado con el asunto. Pero estaba seguro de no haber hecho nada mal. Entonces, ¿por qué Naruto lo evadía?

 

Le estaba carcomiendo la cabeza, y queriéndolo o no, afligía también a su masculinidad.

 

¿Y si en realidad había sido un mal amante? ¿Y si… era malo en el sexo?

¡No, jamás!

De solo pensarlo le daba jaqueca, él jamás era malo en nada. Y el hecho de ser malo juntamente en eso, de verdad le atormentaría.

 

Inútilmente hoy miró varías veces hacía las gradas esperando encontrar al rubio allí, como usualmente lo hacía, pero no fue así. Se recostó es su cama y tomó el bolso de entrenamiento. No había tocado su celular desde que había estaba entrenando, porque siempre lo apagaba para que no lo desconcentrara del juego. Lo prendió, con la esperanza de encontrar un mensaje del rubio.

Pero no encontró un mensaje, más bien encontró siete de ellos y más de diez llamadas.

Se levantó en el acto y ojeo rápido cada uno de los textos. En casi todos, Naruto le decía que debían hablar urgente y que lo había estado buscando.

 

¿Lo había estado buscando? 

 

Marco rápido el número del menor, y ni siquiera hubo pasado diez segundo que contestó.

 

¡Demonios, Sasuke! ¿Dónde estás? 

 

— ¿Dónde estoy? ¡En mi casa, donde más! ¿Dónde estás tú? ¿Por qué no me hablabas hace días?

 

Eso ya no importa, voy hacía allí. Debemos hablar.

 

El tono preocupó a Sasuke, pero cuando estaba a punto de preguntar que sucedía Naruto colgó.

 

¿Qué estaba pasando? ¿Naruto iba a terminar con él? ¿Iba a terminar con él porque era mal amante? No no, estaba especulando, estaba dejando volar su imaginación. Debía calmarse y pensar serenamente. Lo mejor era esperar a Naruto y ver que tenía que decirle, porque él si tenía muchas cosas que reclamarle.

Se recostó en su cama por algunos minutos, hasta que el impacto del portazo de su cuarto lo hizo sobresaltar desmesuradamente. Naruto estaba frente a él, todo despeinado y con la ropa desarreglada. Parecía como si hubiera corrido una maratón o algo, se veía realmente cansado.

 

— ¿Qué sucedió? ¿Por qué estás así?

 

—De-debemos… hablar… Sasuke —dijo el rubio con la respiración agitada, tratando de tomar aire. El tráfico que había era increíble, y había tenido que dejar el auto a unas cuadras de la casa, por lo que lo demás lo había hecho casi corriendo. No poseía la capacidad atlética de su novio, que acostumbrado a jugar al rugby por horas, esas cuadras eran nada.

 

— ¿Por qué me evitas desde hace días? ¿Crees que puedes venir aquí como si nada hubiera pasado? ¿Qué sucede Naruto? ¿Vas a terminar conmigo? ¡No digas que soy mal amante! ¡No lo digas! —las palabras se le enredaban a Sasuke, que ya malhumorado por la ausencia dejaba salir todo contra el otro.

 

— ¿De qué demonios hablas? ¿Terminar? ¿Mal amante?

 

— ¡No soy una mal amante! ¡No lo soy!

 

— ¡Escúchame! —gritó Naruto, y eso basto para que el azabache dejara sus acomplejados pensamientos de lado—. Creo que estoy embarazado.

 

Naruto ya esperaba la reacción del azabache, que seguro era la misma de él hace unos días atrás cuando la sola idea comenzó a surcar por su cabeza. Pero contrario a eso, no hubo ninguna. Sasuke solo lo miraba y al mismo tiempo no. Sus ojos estaban como idos, mirando la nada. El rubio chasqueo los dedos en sus ojos, pero el otro ni parpadeo.

 

— ¿Me escuchaste? Sasuke… ¡Sasuke!

 

Pero Sasuke ya no razonaba, su mente estaba envuelto en una negrura incomprensible.

 

¿Qué había dicho? ¿Embarazado? ¡¿Embarazado?! Hubiera preferido ser malo en el sexo, fue lo último que pensó, antes de que su cuerpo se estampara de lleno en el frío suelo. 

           
Notas finales:

No olviden dejar sus reviews, gracias por leer!


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