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El pequeño mundo de un bufón por Luccie

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Notas del fanfic:

Él se consideraba no más que un aventurero, y tenía una misión que debía de cumplir... aunque no supiera exactamente que era... aunque todo el mundo parecía despreciarlo

 

 

K-project no me pertenece. yo solo utilizo los personajes para fines de entretenimiento.

Notas del capitulo:

Todo comenzo, como un día cualquiera...

Los días transcurrían con relativa tranquilidad para los integrantes de HOMRA. Aunque al principio comenzó siendo difícil, todos terminaron aceptando a Ana Kushina como la nueva reina roja,  y de la misma manera todos se habían comprometido a protegerla y ayudarla en lo que ella necesitara.

Sin duda uno de los más entusiastas fue Yata Misaki, el vanguardia de HOMRA, él quería mucho a la pequeña, y estaba dispuesto a hacer lo que fuera por ella, y ese era un pensamiento que ya le había externado a la peliblanco, recalcándole, que si en algún momento ella se sentía insegura respecto a lo que debía hacer no debía de tener miedo en contarle a él. Estas palabras fueron recibidas con gratitud por parte de la pequeña reina.

La situación con los otros reyes seguía igual, el rey azul, Munakata Reisi, había tomado el control de la Torre Minashira. El rey plateado seguía desaparecido (Yata y Ana deseaban con sinceridad que Kuro y Neko pronto pudieran reunirse con su rey). Y principalmente todos seguían alertas de algún movimiento sospechoso que fuera a realizar el rey verde.

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Ese día en particular era bastante bonito, era soleado, pero no hacía mucho calor, las calles estaban tranquilas y en el bar de HOMRA se hallaban pocos clientes. Ana estaba en su cuarto, ella se esforzaba mucho por tratar de controlar debidamente sus poderes, sin embargo, en días tan lindos como esos, se dedicaba a leer o a hacer otras actividades. Ese día Yatagarasu le había prometido llevarla al parque de diversiones que acababa de abrir. Y siendo sincera… eso le provocaba una gran felicidad, ella había descubierto que Misaki estuvo haciendo diversos trabajos de medio tiempo para lograr pagar los boletos (por eso no iría nadie más). Por esa misma razón se había esforzado en arreglarse de acuerdo a la ocasión. Llevaba un vestido ligero y su cabello estaba amarrado en una coleta.

El skater llego por ella a las 10 en punto de la mañana.

-¡Hola Ana! ¿Estas lista? – pregunto animadamente el chico pelirrojo.

Ana esbozo una ligera pero linda sonrisa – Si, por favor cuida de mi

-Jejeje, ¡por supuesto! ¡Este será sin duda un día que siempre recordaras!

El ambiente era de gran felicidad entre los dos chicos.

Kuzanagi se acercó a ambos antes de que partieran, le puso un sombrero a Ana para que la cubriera del sol

-Por favor no lleguen tarde, Yata-chan, confiare en que llevaras a comer algo delicioso a nuestra pequeña princesa – termino de decir el dueño del bar mientras les sonreía.

Misaki soltó un bufido – Oh vamos Kuzanagi-san, es obvio que me encargare de consentirla. Y definitivamente llegaremos antes de que se oscurezca… aunque no debería de preocuparse por eso, ¡yo la defenderé de cualquiera! – decía con decisión el chico.

-Sí, sí, solo no se metan en problemas ¿de acuerdo?

Con esas últimas palabras, Ana y Misaki dejaron el lugar.

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La visita al parque fue mucho más divertido para la pequeña reina de lo que pensó que sería. Yata de verdad cumplió su palabra de consentirla en todo lo que quisiera, se subieron a casi todos los juegos (aunque en cierto momento parecía que Misaki ya no lograría subirse a otro).

Ana de verdad apreciaba los gestos que tenía el chico con ella, ya que era consciente de que al igual que ella, Misaki era uno de los que no había podido sobrellevar bien la muerte de Mikoto. Aun recordaba la mirada que tenía pocos días después del descenso de su rey. El chico parecía haber perdido todo interés en la vida, simplemente se había encerrado en el bar, encerrado en los tristes recuerdos felices de antaño. Anhelando por un futuro que ya no podía ser.

En ese aspecto Ana había notado algo bastante triste en el chico pelirrojo. El parecía aferrarse con profundidad a las cosas que le causaban felicidad, y aunque eso algunos lo vieran como cualidad, ella lo veía también como una gran debilidad… en realidad… a veces se cuestionaba que era lo que sentía verdaderamente Yata respecto a la traición de Fushimi Saruhiko, no era secreto para nadie que ellos eran amigos cercanos. Así como también siempre parecía que ellos se entendían el uno al otro mejor que así mismos. De alguna forma ella creía comprender los motivos que orillaron a Saruhiko a su traición… aunque en realidad decirlo de esa manera seria más bien pretensioso, era más bien una teoría que tenía en base a lo que sabía de ellos dos y de las acciones que tomaba Fushimi estando en HOMRA. Sin embargo… de Misaki no podía decir lo mismo.

De manera general casi todos los del clan rojo veían a Yata Misaki como un chico espontaneo, un  poco torpe pero con un gran corazón, y sobre todo, un chico bastante fácil de leer. Era descubierto casi instantáneamente cuando mentía o cuando trataba de hacerlo. Sin embargo, noto que después de que Fushimi Saruhiko los traiciono, Misaki no dejaba de repetir una y otra vez que era un traidor, pero no decía más del tema. Totsuka parecía comprender un poco mejor sus sentimientos y a veces soltaba comentarios al azar para tratar de levantarle el ánimo al pequeño vanguardia; pero este pasaba del tema diciendo que no había porque hablar de cosas desagradables.

Misaki nunca había expresado una opinión clara acerca de lo que pensaba con claridad de su amigo.

Pero de algo si podía estar segura Ana… Misaki Yata era un chico mucho más inestable emocionalmente que Fushimi, y parecía que el mismo Misaki lo sabía, tuvo miedo de depender por completo de la imagen de Saruhiko, sin embargo cuando este le abandono se aferró con fiereza a la imagen de Mikoto Suoh, y de la misma forma había sido el primero  en volver a aceptar a HOMRA con ella como reina.

Aunque en realidad ese pensamiento no le gustaba.

Alzo su vista hacia el chico que sostenía su mano. Ella sabía que él había cambiado. Aunque fuera de manera lenta, pero ella tenía la esperanza de que un día Misaki y Saruhiko hablarían y dejarían las cosas claras entre ellos.

Así, cuando ella se volviera una reina digna de HOMRA, Yata Misaki sería su más valiente e importante compañero y ambos podrían guiar al clan rojo hacia un camino cubierto de gloria. Pero en lo que eso pasaba ella esperaba que ambos maduraran juntos, poco a poco.

-¿ocurre algo Ana? – pregunto curioso el chico al verla tan sumida en sus pensamientos,

-¿eh? No, lo siento. – dijo con una pequeña sonrisa.

-ok, espera, ¿antes de regresar quieres comer un helado?

-De fresa y pistacho.

El chico sonrió como respuesta. Y ambos comenzaron a caminar en dirección a la heladería.

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Ana podría relatar lo que ocurrió en cada segundo antes de que llegaran a la heladería.

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Uno, fue una simple luz que apareció de golpe enfrente de ellos.

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Dos, Misaki tomo el brazo de la niña y la aventó en dirección contraria sin medir su fuerza

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Tres, Antes de tocar el suelo vio como una camioneta estaba a punto de golpear a Misaki

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Cuatro, extendió su mano y lo único en lo que pudo pensar fue en que tenía que proteger al chico.

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Cinco, Vio una brillante luz roja que la aventó aun con más fuerza y se golpeó su espalda al caer

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Ana, finalizo ese día gritando con todas sus fuerzas el nombre de su acompañante.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡MISAKI!!!!!!!

 

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Todos los miembros del clan rojo se encontraban en el bar. Si  bien en otro momento esto pudo haber llevado a que hubiera desorden, esta vez todos estaban callados y con una evidente cara de preocupación.

En el cuarto de arriba se encontraba la reina roja a lado de Kusanagi Izumo, la menor tenía la cabeza agachada, mientras que Kusanagi a lado de ella miraba con preocupación al chico que estaba en la cama con los ojos cerrados.

El de lentes miro a la niña un momento y suspiro.

-Ana… tu sabes que es gracias a ti que  él todavía está vivo ¿cierto?

La pequeña no contesto.

-La barrera que lo cubrió hizo que no recibiera ningún daño, en estos momentos solo esta inconsciente. En cualquier momento despertara, y cuando eso pase… estoy seguro de que odiara verte con ese rostro tan deprimido.

Ana siguió sin responderle al mayor, pero esta vez alzo su mirada hacia Misaki… ella sabía que el escenario pudo haber sido peor, pero no podía dejar de sentir inquietud. Lo único que quería era que el pelirrojo por fin abriera los ojos y se disculpara por preocuparla a ella y a los demás.

Kusanagi se dio cuenta de que no lograría tranquilizar a la niña, así que decidió mejor bajar a prepararle algo caliente para que tomara… estaba seguro de que el chico de la cama despertaría de un momento a otro, después de todo, era cierto lo que le había dicho a la chica; Misaki no había recibido ningún daño, ni un solo rasguño.

Cuando bajo, el ambiente en el bar no era mejor. Rikio y los demás lo interrogaban con la mirada, pero el solo negó con la cabeza en señal de que Yata todavía no había despertado.

Estaba preparando la bebida para Ana, cuando escucho la voz de la niña llamándolo.

-¡Kusanagi, Misaki ha despertado!

Izumo subió corriendo seguido del resto de HOMRA y entraron de golpe al cuarto donde se encontraban Ana y Yata.

La preocupación de todos se dispersó al instante en que vieron como Misaki se sentaba en la cama, mientras se sobaba la cabeza, probablemente tratando de recordar que era lo que había pasado. Ana solo lo observaba expectante. El chico alzo la cabeza viendo primero a los demás hombres del clan, y luego giro su vista hacia la menor.

-Eh… creo que algo me ha dejado fuera de combate ¿cierto?

Esas palabras fueron un respiro de alivio para todos, en especial para Ana, quien con los ojos llorosos abrazo fuertemente al chico.

Mientras los demás chicos rodeaban a Yata y le hacían pequeños reclamos sin darle oportunidad al chico de poder reaccionar a ninguna pregunta, Kusanagi se recargo sobre la puerta con una sonrisa de alivio, sin duda también reprendería al vanguardia, pero por el momento lo mejor era dejarlo descansar.

Estaba a punto de decirle eso a los otros cuando observo un curioso detalle en la escena frente a él: Ana todavía seguía abrazando fuertemente a Misaki, pero este no le respondía el abrazo, es más, en realidad parecía bastante cohibido al respecto, como si no creyera que la niña estuviera realizando dicha acción. Y casi podía jurar que era la misma razón por la que no les contestaba a los demás.

Tuvo un mal presentimiento.

-¿Yata?

Llamo de manera firme Kusanagi, sin embargo en cuando vio que el nombrado alzaba la vista diciendo un nervioso “¿Qué?”, se tranquilizó un poco, por un momento llego a pensar que talvez había sufrido pérdida de memoria o algo así, esas cosas tan clichés que suelen ocurrir en las películas y novelas, pero parecía que no era así, y a decir verdad no le hubiera gustado que lo fuera. Talvez el chico todavía seguía en shock por el accidente.

Izumo sonrió con amabilidad.

-Bueno chicos, estoy seguro de que es mejor dejar descansar al herido, Ana, creo que lo mejor es que descanses tu también.

La niña soltó a Misaki y lo observo con unos ojos suplicantes

-¿Puedo quedarme contigo? – dijo la niña

Sin embargo, el chico no le contesto, en cambio se agacho a la altura de la pequeña y la observo fijamente. Los demás pensaron que Yata talvez le diría a la  niña que no debía preocuparse por él ya que era muy fuerte. Pero Kusanagi que se había puesto atrás de Ana se sorprendió al ver como el labio del pelirrojo estaba temblando.

Acaso… ¿iba a llorar?

Más la respuesta le sorprendió mas, ya que la potente risa de Yata Misaki lleno el cuarto en el que estaban. El chico reía como si le hubieran contado un buen chiste o hubiera visto a uno de sus amigos haciendo una ridiculez. Casi podía jurar que el chico estaba a punto de llorar de tanto que reía.

-Lo... lo… lo siento… mucho – decía el chico tratando de controlarse – pero… no lo creo – todo se sorprendieron cuando vieron como el chico levanto a Ana con sus dos brazos - ¡Eres tan pequeña! – termino volviendo a reír nuevamente.

Todo quedo en silencio.

-…

Aunque los demás vieron que Ana no pareció cambiar su expresión, sí que pudieron notar como el rostro de su reina se comenzaba a teñir de carmín hasta que su rostro quedo completamente rojo.

-¡Yata-san, no debes burlarte de Ana! – le reprendió Kamamoto un poco sorprendido de que haya dicho eso.

La risa del menor comenzó a disminuir poco a poco

-Si… si, lo siento – volvió a poner a Ana en el suelo. – es solo que incluso su cara fue genial, casi parecía que estaba preocupada por mí – termino de decir soltando una ultima carcajada.

La reina del clan rojo y los miembros de este no pudieron evitar sorprenderse

-¡¿Pero qué dices?! ¡Ella estaba muy preocupada por ti! ¡Todos lo estábamos! – esta vez fue Bandou quien alzo la voz.

-¿Enserio? – Dijo el Yata casi sin prestarle atención – bueno, supongo que eso deberá ser recordado – dijo al mismo tiempo que parecía buscar algo en su ropa.

Esa actitud no era una que pudiera pasar desapercibida, todos sabían lo mucho que Yata Misaki apreciaba HOMRA, no era secreto para nadie que el chico los consideraba su familia. Y más aún, quería y protegía a Ana más que cualquier otro en el clan, haciéndole parecer su hermano mayor.

-Yata, ¿qué pasa contigo? – dijo serio Kusanagi, al mismo tiempo que se acercaba a él.

Más, el chico no solamente lo ignoro, si no que ahora parecía buscar con más desespero ya no solo entre su ropa, sino que también buscaba en la cama en la que estuvo acostado.

Izumo, ya sin poder tolerar eso, tomo al chico bruscamente de su mano obligándolo a que lo volteara a ver.

-¡Misaki!

El chico lo observo esta vez con ojos asustados.

-No esta – le dijo

-¿Qué cosa? – dijo el de lentes sin entender

-¡No está mi libreta! ¡No esta! ¡Ahí están escritas muchas cosas! ¡Cosas importantes! Es mi única pista ¡Mi única pista!

Decir que estaban sorprendidos era decir poco. Hasta hace menos de 3 minutos, Yata se encontraba casi llorando de risa, y ahora estaba tan asustado que parecía que entraría en un estado de histeria en cualquier momento. Misaki comenzó a respirar de manera agitada, mientras repetía una y otra vez “no está”, pero al llevarse una de sus manos a su rostro, su semblante empeoro aún más.

-¡Mis lentes! – esta vez el grito del menor espanto a todos, nadie comprendía lo que el otro decía. ¿Libreta? ¿Lentes? - ¿Dónde están? ¡Son míos! ¡ÉL ME LOS DIO! ¡YO DEBO DE TENERLOS!

Sus gritos comenzaron a hacer pensar a los demás de que en cualquier momento cometería alguna acción violenta si no encontraba esos objetos pronto.

Para sorpresa de todos, Izumo tomo al chico por ambos brazos y lo sacudió fuertemente.

-¿de qué hablas Yata? ¡Tú no tienes nada de eso! Sufriste un accidente ¡¿Qué pasa contigo?!

La potente voz de Kusanagi, parecía silenciar al otro, quien agacho la mirada.

-… lugar

-¿?

-¡si tuve un accidente de seguro se cayeron en ese lugar! – Dijo Misaki con los ojos llorosos -¡Por favor llévenme!

Esta vez Kusanagi no supo que decir, el chico parecía tan desesperado, pero sus reacciones y actitudes eran demasiado extrañas, algo definitivamente había pasado con el chico, pero no podía saber que era.

-Está bien.

Todos se sorprendieron al oír la voz de la única niña presente, por lo que Yata la miro inmediatamente.

-Te llevaremos, y te ayudaremos a encontrar esos objetos.

La cara del chico se ilumino, se zafo del agarre del mayor y se sobre sus rodillas para estar a la altura de Ana

-¿lo prometes? – Ante la confirmación de la niña, Misaki por fin sonrió – gracias, gracias, le prometo que si me ayudan, serviré para alguna misión a HOMRA, ¡es en serio, lo anotare inmediatamente recupere mi libreta!

Ana nuevamente asintió, mientras le decía al otro que la siguiera. Antes de salir le dirigió una mirada a Izumo, quien inmediatamente comprendió la preocupación de la reina.  Ella también quería ver que había pasado en ese lugar que parecía haberles entregado a una persona completamente diferente al Yata Misaki que conocían.

Notas finales:

Nos leemos en el próximo capitulo :)


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