Tan pronto como Jinki se bajó del ascensor supo que algo no andaba bien. Había una tensión, un ligero aroma de algo diferente, algo extraño que mezclaba el aire suspendido con el olor más delicioso que hubiera encontrado. No sabía exactamente qué, pero algo andaba mal. Sus sentidos se agudizaron, su cuerpo reaccionó por cuenta propia, sus feromonas alfa se agitaron en el acto, pero no estaba muy seguro de porqué.
El pasillo nunca se había sentido más largo a pesar de que cada paso lo llevaba más y más cerca, con cada poro de su cuerpo ansiando esa fragancia, necesitándola.
Se paró delante de la puerta, su mano se congeló en el teclado de bloqueo cuando de repente tomó una respiración profunda, el débil olor de la esencia era más fuerte, asaltó sus sentidos, arremolinándose sensualmente en su cabeza como la niebla sobre el océano, eclipsando todo lo demás que su cuerpo estaba diciéndole. La más mínima bocanada de esta perfecta fragancia de deseo estaba forzando su pene a temblar con necesidad.
Pero era una locura. Nadia debía entrar en celo por un par de semanas más. El calendario de los miembros era como un reloj. Un calendario de colores coordinados colgado en el refrigerador que representaba perfectamente el ciclo exacto de calor de cada miembro, un calendario que los cinco habían aprendido de memoria tan bien como sus cumpleaños. No podría ser ninguno de los miembros. Simplemente no podía ser.
Independiente de lo que dijera su mente, a pesar de que su cerebro demasiado lógico se mantenía diciéndole que era solo un vecino, su primer instinto fue romper la puerta, para encontrar la fuente de aquel olor tan embriagador y reclamarlo. Su lado alfa quemaba con la necesidad de tomar lo que quería como suyo, por otro lado, su parte humana le gritaba que corriera, que dejara el edificio antes de hacer algo que podría lamentar.
No ejecutó ninguna de las dos opciones.
En cambio, abrió la puerta tranquilamente, esperando ser recibido por sus amigos y miembros, pero en su lugar se encontró solo, el zapatero vacío y la sala de estar desolada. Se rió de su propia estupidez; se había preocupado por nada como de costumbre. Se permitió relajarse, los músculos tensos en su espala se aflojaron, hasta el fatídico momento en que tomó otra profunda e inocente respiración.
El aroma era más potente dentro de los muros cerrados del dormitorio, recirculado a través del ventilador repetidamente para asaltarlo con toda su fuerza. Su cuerpo se congeló momentáneamente, sin dejar de estar alerta, un profundo gruñido animalista brotó de su garganta mientras una sacudida de deseo recorría su sistema. Su cerebro era más animal que humano mientras se concentraba en la única habitación con la puerta cerrada, sus piernas lo llevaron allí mucho antes de que pensara en decirles. La pequeña parte de su cerebro humano que quedaba, se hacía más y más débil mientras le gritaba que diera la vuelta.
Sus ojos, ya de un aterrador color ébano, sólo se oscurecieron más ante la vista delante de él cuando abrió la puerta.
Ver a Jonghyun tan excitado, tan necesitado, tan duro, envió todo la sangre de su cuerpo directo a su pene.
La fina capa de sudor que cubría al chico más joven dándole un brillo atractivo y la visión de su cuerpo desnudo restregándose contra la cama, tocándose a sí mismo con fervor, quedaría grabada por siempre en la mente de Jinki. El insoportable aroma del beta que fluía por cada poro del cantante estaba haciendo que Jinki se olvidara rápidamente que era siquiera un poco humano, queriendo nada más que enterrarse en ese cuerpo apretado, hacer que Jonghyun gritara su nombre, dominarlo completamente y reclamar al más joven como suyo para siempre.
Pese a que Jonghyun podría ser más fuerte y musculoso que él, no era rival para el estado alfa de Jinki; Jinki apenas tendría que mover un dedo para forzar al hombre más joven a la sumisión. No es que tuviera que forzar nada porque Jonghyun rápidamente saltó de la cama hacía sus brazos tan pronto como abrió la puerta.
“Hyung, Jinki hyung, te necesito,” prácticamente ronroneó, envolviéndose alrededor del chico mayor, tirando de su ropa con absoluta desesperación, muriendo por la piel en contacto con la piel.
Su tono suplicante solo estaba ayudando a incitar el impulso posesivo en el alfa, por tomar, reclamar y follar.
Los dientes de Jinki de inmediato encontraron la blanda unión del cuello de Jonghyun, hundiéndose en la piel delicada, maldiciendo ante los sonidos que Jonghyun estaba haciendo. Su mordisco hizo que el más joven se quedara quieto, sometiéndose a la no-tan-sutil muestra de dominación de Jinki.
Prácticamente arrojó al hombre más bajo sobre la cama, arrancando por accidente un par de botones en su apuro por quitar su propia camisa, Jonghyun avanzó a la cama para arrodillarse, trabajando en la hebilla del cinturón de Jinki, palmeándolo mientras lo hacía. Jinki le dio un manotazo a sus dedos apartándolos, el nivel asfixiante de feromonas en la habitación ya lo tenían rígido con dolorosa necesidad.
Forzó la tela a bajar por sus caderas y la lanzó lejos, sin embargo Jonghyun estaba aparentemente demasiado ido para darle importancia a la silenciosa orden de Jinki de no tocar, su lengua colgaba contra sus labios mientras se inclinaba para saborear, capturando la cabeza entre sus sensuales labios y chupando profundamente. Gimió, sus ojos rodando tras sus parpados por el placer, la mirada de gozo en la cara del menor hacia parecer como si pudiera correrse solo por el sabor de Jinki. De inmediato lo tomó más profundo en su garganta, su lengua recubriendo con saliva cada centímetro al que pudiera llegar.
Jinki pasó sus dedos por el cabello de Jonghyun, agarrándolo con fuerza y tirando de él, el chico más joven hizo una mueca y se quejó mientras caía sobre la cama. Los labios de Jinki se curvaron de nuevo en un gruñido silencioso, su ira se disparó puesto que el chico más joven seguía tratando de tomar el control. Él era el alfa, ¿cómo se atrevía Jonghyun a pensar que podía tocarlo sin su permiso?
Jinki lo levantó, liberando su agarre sobre el cabello del cantante mientras sus labios se encontraban con los de Jonghyun y sus manos se movían para sentir cada centímetro del menor mientras se arrastraba sobre la cama.
“Hyung, por favor,” imploró Jonghyun otra vez, su manos de inmediato se dirigieron a la dolorosamente dura erección de Jinki, un gemido quedó atrapado en la parte posterior de la garganta del cantante mientras sentía cada vena y rugosidad palpitando en su mano.
Jinki gruñó otra vez, su cuerpo amaba la atención, pero a su orgullo alfa no le gustaba la constante falta de sumisión de su compañero.
“Sobre tu estómago.” Su tono profundo y autoritario hizo a Jonghyun estremecerse.
El chico más joven obedeció inmediatamente, poniéndose sobre sus manos y rodillas, esperando no-muy-pacientemente a que Jinki lo tocara.
“Dije sobre tu estómago.” Jinki gruñó, con su gran palma empujando la espalda del más joven, hundiéndolo en la cama en la posición que quería.
Jonghyun gimoteó ante la sensación, su pene duro aplastado contra el colchón y su instinto diciéndole lo mucho que amaba ser controlado, necesitaba ser dominado.
Jinki sonrió satisfecho ante la vista delante de él, disfrutando lo complaciente que Jonghyun estaba siendo, se puso mucho más ansioso por estar dentro de él, por reclamarlo.
Agarró las caderas del joven, tirando de ellas hasta obtener un ángulo más cómodo, el abrumador lado alfa de su cerebro floreciendo ante la posición de ‘perra en celo’ que Jonghyun estaba asumiendo: pecho fijo en la cama y culo en el aire, solo esperando que Jinki lo tomara. Guió su polla a la entrada de Jonghyun, que ya estaba goteando con necesidad y empujó hasta la empuñadura de inmediato, sus caderas se sacudieron rápidamente con el fin de escuchar al más joven gemir en completo éxtasis.
La mano de Jinki presionaba la espalda de Jonghyun, manteniéndolo firme en su lugar mientras mecía sus caderas contra él una y otra vez, gruñendo por lo insoportablemente estrecho que era.
Jonghyun apretaba las sabanas con fuerza, sus muslos temblaban mientras continuaba empujando sus caderas hacía arriba, aceptando cada contundente golpe que el mayor pudiera darle. Jinki sonrió con suficiencia, deleitándose con el poder, la alegría pura de tener a Jonghyun tan dispuesto, tan necesitado, tan mojado para él.
Sus cuerpos se deslizaban juntos en perfecta armonía, la fricción causando que ambos se resbalaran por el sudor, las gotas caían por la espalda musculosa de Jonghyun pidiendo a gritos ser degustadas. Así que Jinki hizo el favor, pasó su lengua por la gran extensión de piel intacta, perlas de sudor salado y el sabor único de Jonghyun bailaron sobre sus papilas gustativas como un refrescante cóctel de placer para sus sentidos. Dejó que sus dientes rasparan los músculos como broma, burlándose del beta con la promesa incumplida de otro mordisco.
“Mierda hyung, tan bueno; tan grande.” Jonghyun se mantuvo murmurando, su voz se volvía más y más alta con cada golpe de las caderas de Jinki, en el ángulo preciso para hacerle ver las estrellas con todos y cada uno de sus empujes.
El más joven rodó sus caderas hacía atrás, follándose a sí mismo más profundo en el pene de Jinki, un gemido necesitado cayó de sus labios mientras el agarre de Jinki se tensaba sobre su delgada cintura, las yemas de sus dedos dejaron marcas de moretones en su piel perfecta. Su cerebro era básico y completamente salvaje mientras hacía la única acción que su cuerpo estaba programado para hacer: follar. Sus feromonas se mezclaban en el aire húmedo, dando vueltas con el olor a sexo y sudor para crear una rueda giratoria de sensaciones para ambos.
“No pares Jinki, no te atrevas a parar.” Jonghyun estaba sin aliento, su respiración comenzó a caer en series cortas mientras empujaba hacía atrás con más fuerza, su piel provocando sonidos de bofetadas con cada embestida.
El agarre de Jinki se volvió doloroso cuando su cuerpo se tensó, un apretón profundo en sus entrañas le advertía que su nudo estaba cada vez más cerca. Hundió sus dientes en el hombro de Jonghyun, haciendo que el chico más joven se quedara quieto mientras un último golpe de sus caderas empujaba el nudo dentro del más joven, conectando sus cuerpos mientras su orgasmo se apoderaba de él. La sensación de ser llenado era aparentemente todo lo que el beta necesitaba para encontrar su propio orgasmo, su semen salpicó sobre las sábanas mientras dejaba escapar sensualmente un gemido complacido.
Jinki respiraba entrecortado contra su espalda, frotando la nariz en su cabello mientras esperaba que su nudo bajara; no podía separarse de Jonghyun hasta entonces. Cuidadosamente giró a ambos sobre sus lados, permitiéndoles estar en una posición más cómoda mientras esperaban. Envolvió sus brazos protectoramente alrededor del más joven mientras lamía y chupaba su cuello con suavidad.
“¿Jonghyun, estás bien?” Preguntó Jinki, sus feromonas alfa se nivelaban ahora que su cuerpo estaba satisfecho, recordándole que en sus brazos no estaba solo un beta sino Jonghyun, su amigo, y ahora su pareja.
Jonghyun asintió, gimoteando un poco ya que el pene que Jinki continuaba palpitando dentro de él, liberando más y más de su esencia dentro del menor.
Jinki simplemente lo sostuvo con más fuerza, sus labios de felpa trabajaban para distraerlo lo mejor que podían, su corazón ahora se encogía dolorosamente al ver a su recién-descubierto compañero vinculado en cualquier tipo de dolor.
Después de lo que pareció una eternidad, Jinki sintió que se empezaba a relajar, su miembro se resbaló lentamente fuera de Jonghyun cuando su nudo finalmente fue liberado.
Jinki suspiró ligeramente, rodando sobre su espalda, su raciocinio humano finalmente volvió y le decía lo absolutamente estúpido que fue al aparearse con un miembro del grupo. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para preocuparse sobre tales asuntos cuando de repente se encontró con Jonghyun en su regazo, con las manos frotándolo a la dureza de nuevo mientras seguía susurrando con sensualidad. “Hyung te necesito, por favor. Tócame, hyung. Fóllame. Te necesito.”
Aparentemente el ciclo de calor de Jonghyun no había terminado y ahora era responsabilidad de Jinki mantener al más joven penetrado y feliz hasta que terminara. Pensó que era un trabajo con el que podía vivir mientras permitía que Jonghyun se empalara a sí mismo en su duro pene otra vez. Las manos de Jinki solo guiaron sus caderas mientras Jonghyun trabajaba subiendo y bajando, por lo menos hasta que la parte alfa de su cerebro tomó el control una vez más; determinando que Jonghyun había tenido el control del ritmo por mucho tiempo ya, volteó a ambos y forzó al beta a someterse a él.
Jinki decidió que había cosas peores en la vida que aparearse con un miembro de la banda durante el calor del momento, mientras se mecía contra el cuerpo dispuesto de Jonghyun por segunda vez, un poco más amorosamente pero no menos necesitado que la vez anterior.