Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El otro yo por vitlion

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola a todos!! Llevo años leyendo yaoi de Saint Seiya, pero nunca me había atrevido a hacer un fic, hasta ahora, así que este es el primero ^.^ Tengo gran parte de el ya escrito, sin embargo muchas cosas aun estan por ser escritas (así que acepto sugerencias!!) Espero sea de su agrado n.n

Se despertó de golpe, cuando la fría agua humedeció sus harapientas ropas, se levanto rápidamente y busco refugio bajo un árbol.

Su pelo castaño se le escurría en la cara a causa de la fuerte lluvia que se había desatado en aquel lugar y, entonces lo sintió, su estomago le exigía a gritos que necesitaba comer ¡y lo necesitaba ya!

Frente a sus ojos un rio crecía poco a poco con el agua que caía intensamente, y el instinto lo guio hasta la orilla. Sus sentidos eran agudos, audaces, y sabía muy bien que cualquier animal frente a sus ojos sería muy fácil de atrapar. Se agacho frente a la corriente, agudizo su esmeraldina mirada, y de un zarpazo atrapó a su presa, lo miro un instante y como un león hambriento lo tomo con sus dientes por la mitad, arrancándole un gran pedazo, él pescado era su favorito, eso lo sabía muy bien. ¿Lo sabía? pensó, y es que eso era raro, ya saciada su hambre podía pensar, y si lo pensaba, no sabía dónde estaba, no sabía quién era, vaya, ¡ni siquiera sabía qué demonios era!

 ...

Era una fría mañana, pero por alguna extraña razón, aquel frio era reconfortante. Se incorporo a la par que los primeros rayos del sol se asomaban sobre las dunas, haciendo brillar sus melena dorada, desperezándose se estiro y observo detenidamente a su alrededor. Vio una majestuosa cactácea no muy lejos y con cuidado le arranco las 15 espinas más grandes que tenia, las miro por un instante y sonrió perversamente, ¡era hora de desayunar!

Se sentó tranquilamente sobre la arena, en completo silencio observo como una serpiente se acercaba, y justo cuando estaba frente a sus ojos, con una audacia envidiable le clavo una espina por la mitad, la vio retorcerse de dolor y le clavo una más y otra y ¡otra! y así hasta llegar a la número 14, la miro, sin borrar esa sonrisa orgullosa y perversa, retorcerse, sufriendo ante los 14 puntos de dolor, y como si lo disfrutara más que nada en el universo, le clavo la quinceava espina justo en el corazón, un acertado golpe, matándola...

...

Se observaba detenidamente frente aquel viejo espejo, estaba solo en la sencilla habitación. un catre, un pequeño buro, una puerta sin puerta y aquel viejo espejo, esas eran todas sus posesiones, claro si es que eran de él... Su imagen le parecía extraña, aquella piel blanca y tersa, demasiado suave, sus cabellos blondos y largos, aquellos ojos celestes y hermosos, era demasiado bello, miraba su reflejo contemplándose y dentro de sí, sentía que no podía permitirse esa frivolidad. Una sencilla túnica blanca cubría su perfectamente formado cuerpo, y sobre su pecho, amarrado a su cuello reposaba un pequeño objeto, lo miró sin expresión y con extrema tranquilidad lo retiro, lo sostuvo un momento con curiosidad, era como un niño, un pequeño niño que ve una mariposa por primera vez, pero no pudo recordar por qué tenía aquel objeto, un pequeño diente, un colmillito engarzado en oro; lo dejo sobre la mesa, observo su belleza una vez más, acaricio su larga cabellera con tranquilidad, como si se quisiera despedir de ella, y decidido, caminó hasta el buro, del pequeño cajón saco lo único que ahí había, unas tijeras y una navaja de afeitar, justo lo que requería, pensó. Se dirigió nuevamente al espejo, tomo un mechón de su cabello y justo cuando estaba por cerrar las tijeras sobre este, observo algo con el rabillo del ojo. Él, ignoraba muchas cosas, en ese momento no habría podido siquiera decir quién era, pero estaba seguro de algo y eso era que aquello que acababa de pasar frente a su puerta descubierta era en extremo poco probable, eso no existía en aquel lugar... Extrañado se levanto de golpe y salió de prisa de aquella habitación en dirección de aquella figura, pero no vio nada, siguió caminando, concentrado en encontrar su objetivo, tan ensimismado que no noto eso, aquello que golpeo su cabeza con tanta fuerza que cayó de bruces sobre la calle, perdiendo la conciencia por unos instantes...

Cuando despertó, un joven monje lo miraba preocupado, y un enorme polín de construcción estaba tirado a su lado.

-Disculpe, no lo vi. ¿Se encuentra bien? - se disculpo apenado el muchacho.

-¿Donde está el león? -balbuceo mientras se tallaba la adolorida cabeza.

-¿León? aquí no hay leones -contesto el joven preocupado...

Se levanto en un instante, sin siquiera contestar, corrió de regreso a su habitación, cogió aquel pequeño diente y salió disparado con un claro objetivo, sabia quien era y sabía perfectamente hacia donde se dirigiría.

...

Tan pronto despertó, supo lo que tenía que hacer, más de 240 años esperando, él no tenía tiempo para perder. Se puso de pie, encantado de tener su cuerpo rejuvenecido, se sentía simplemente ¡fabuloso! Era una suerte contar con un espejo de cuerpo completo en aquel lugar, pensó mientras admiraba sus perfectos glúteos y sonreía con orgullo, en su espalda desnuda, aquel tigre relucía, tan perfecto como siempre.

-Vaya, quien lo diría, 240 años y aun no te cuelgas y deformas -su tatuaje siempre lo había escuchado, su fiel amigo... alagarlo un poco no estaba de más -Bueno, basta de charlas, hay un gran camino por recorrer -tomo una camisa, una que no se acabó de abotonar y salió sonriente con un destino fijo.

...

El duro suelo bajo su espalda le hizo notar su situación actual, lo sentía, eso era bueno, pero estaba frio, ¡helado! Se incorporo rápidamente, o eso le pareció a él, pero la verdad, le dolía la espalda... tal vez eran los años... ¡qué va!, si estaba bastante bien conservado para su edad... debía ser que paso la noche en el suelo, ¡frio!

A su lado, una acogedora cama con sabanas de seda parecía burlarse de la circunstancia.

-Tu ahí tan campante... -entrecerró los ojos y frunció el seño molesto, dirigiéndose amenazadoramente nada más y nada menos que a aquella cama... La imagen hubiera sido temible, pero si alguien hubiera estado ahí para verla, tal vez hubiera pensado que mas que amenazantes, aquellos puntitos sobre sus ojos eran divertidos...

Salió del templo patriarcal, al menos no tenia que moverse a otro lugar, con lo cansado que estaba... sabía que solo tenía que esperar, ¡esperar! pensó con ironía, como si no hubiera esperado ya lo suficiente... 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).