En una época de hace muchos años atrás en donde existian los demonios, aquellas tierras se encontraban divididas en cuatro reinos: Norte, Sur, Este y Oeste.
Estos reinos eran gobernados por demonios, y como en cualquier reino ellos buscaban preservar la paz entre sus tierras para evitar conflictos haciendo tratados entre ellos.
En esta historia, los reinos del Norte y el Oeste precisamente realizarán uno, deseando unir sus reinos ellos comprometerán a sus hijos en matrimonio, el príncipe del Norte con el menor del Oeste, pero algunas veces las cosas que planeamos no siempre salen como se esperan.
Uno ya tiene a alguien a quien ama, o eso cree, y el otro no tiene esperanzas en que algun día alguien lo llegue a querer de esa forma.
El hijo menor de la casa Oeste, gobernada por su padre lord Inuno Taisho y su madre lady Izayoi, su hermano mayor Sesshomaru se habia casado hace 3 años con la simpática princesa Rin, del reino de los demonios zorros, territorio en el que viven, que está ubicado en el Sur y ahora esperaban un pequeño bebé, fruto del amor que surgió entre ellos al conocerse en ese tiempo.
Sus padres estaban felices y él también, seria tio de una adorable criatura y la mimaria cuanto pudiera. Durante ese tiempo sus padres habian tratado de buscar a alguien con quien desposarlo, pero el problema estaba en que a donde fuera que trataran de hacer el convenio, estos se negaban por una sola razón...él era un hibrido.
Al ser su madre humana, el habia nacido siendo un mestizo, seres que demonios y humanos por igual desprecian. Su hermano por el contrario era un demonio de sangre pura, solo que la madre de esta durante el parto falleció, su padre devastado pero con la motivación de su pequeño hijo, salió adelante durante 5 años y despues de ese tiempo conoció a la adorable princesa humana, Izayoi. Joven de asombrosa belleza, ojos marrones, cabellos negros como la misma noche y piel suave y blanca además de un gran corazón.
Al principio nadie estuvo de acuerdo con su relación pero pese a eso, el lord le pidió matrimonio y esta encantada acepto. De esa unión nueve meses despues nació él, y aunque fuera del reino no lo aceptaron muy bien tenia a su familia y a los habitantes del reino que lo apreciaban y respetaban como a cualquier ser de la realeza, sin importarles su naturaleza.
Era un joven de agraciada belleza a pesar de su condición, suponia el haberla heredado de su madre, sus ojos eran de color dorado y su cabellos plateado, esto por parte de su padre aunque su piel era blanca y suave como la de su madre, en las noches de luna nueva cuando perdia sus poderes, su apariencia era identica a la de ella. Su padre decia que era su viva imagen y él apenado agradecia el cumplido, sinceramente no creia parecerse a su hermosa progenitora.
Su hermano tambien era identico a su padre solo que este tenia unas marcas a los lados de su mejilla, herencia de su padre, y una luna menguante adornando su rostro herencia de su madre, lady Irazue.
Su vida siempre se habia visto rodeada de atención y afecto por parte de su familia y aunque los quisiera con toda el alma no podia confiarles algunas cosas que guardaba en su interior y ni siquiera a sus amigos.
¿Quienes son? comenzaremos con Sango una linda chica de 20 años, cabellos castaños, ojos del mismo color y encantadora belleza, Miroku un joven de 20 años, cabello negro y hojos azules, mujeriego y apuesto aunque siempre se mete en problemas al sobrepasarse con Sango pero es un gran amigo, Kagome una joven de 15 años, cabello negro-azulado, ojos marrones y tambien era muy bella. Siempre han estado para él y todos habian tenido que pasar situaciones dificiles pero sus padres los habian ayudado y ellos decidieron agradecerles sirviendoles en el palacio.
Ellos trataban de darle ánimo y más aun despues de enterarse hace dos semanas de que estaba comprometido con el príncipe del reino Norte, pero dudaba que fuese una buena idea, sus padres dijeron que unir a los reinos pareció agradarles a los gobernantes y que por esa razón habian aceptado. Pero estaba preocupado por lo que pudiera pensar su futuro esposo, y el reino de este, sabia que era apuesto, o eso escuchaba de los rumores que rondaban por el reino, pero aun asi no era suficiente, a pesar de lo que pensaran de él guardaba esperanzas de que alguien viera mas allá de su condición y se fijara en él por ser quien era y no por apariencias, deseaba casarse por amor. Pero conforme fue pasando el tiempo y veia que todos rechazaban a sus padres cuando intentaban encontrarle un buen partido, decidió desechar toda ilusión y es que en el fondo sabia que siempre estaria sólo y que cosas como el amor, no habian sido hechas para él.
Aparentaba no darle importancia para no preocupar a sus amigos y a su familia cuando en el fondo la verdad era que se resignaba, por eso cuando le dijeron que el reino Norte habia aceptado lo tomo por sorpresa, no habia imaginado que alguien aceptara y ahora a tan solo dos dias antes de la boda partirian al palacio del Norte para conocer a su prometido y acostumbrarse al lugar pues despues de la boda ese seria su nuevo hogar, aunque no sabia si ese hecho fuese algo bueno, tenia los nervios de punta ¿cómo se tomarian los habitantes esto? ¿lo tratarian bien o por lo menos cordialmente? ¿qué hay de su prometido? ¿lo odiaba aun sin conocerlo? aunque de esta ultima se podria decir que estaba seguro de ello y es que ¿quién queria casarse con un hibrido?
Sin duda la vida no se cansaria de fastidiarlo, ahora, solo le quedaba aceptar los hechos y ver como seguirian las cosas de ahora en adelante.
— De todas formas, será mejor no hacerme ilusiones, puede que no resulten bien las cosas -dijo suspirando pesadamente mientras observa la hermosa Luna llena desde el balcón de su habitación.
Inuyasha no tenia idea de cuanta razón tenia en ese momento.
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