PRÓLOGO —Lo que no te mata de hacer más fuerte—
Yunho, Jung Yunho, el chico más popular de aquella escuela… bueno, quizás no el más popular pero sin duda tenía ese tipo de aura llamativa que atraía a todo el mundo, con su sonrisa brillante, su estatura perfecta y su cuerpo bien tonificado, y ni hablar de su excelente capacidad en los deportes y las matemáticas, además de la familia adinerada y amable que se rumoraba tenía, parecía como si fuese un don innato en él, como si hubiese nacido destinado a ser el tipo de persona con una vida perfecta por delante. Bien decían que Dios ponía corona a algunos mientras que a otros parecía solo darles miseria y tristeza; quizás lo hacía por diversión, quizás Dios estaba aburrido y gustaba de usar a las personas como si fueran las piezas en un perfecto juego de ajedrez. Eso era lo que Kim JaeJoong solía pensar cada vez que llegaba a lo que él denominaba como el infierno, su sufrimiento diario y todo gracias únicamente a esa persona, esa persona que a sus ojos no merecía ni una pizca de todo lo que poseía. ¿Buen amigo? ¿Persona idónea? ¿Talentoso? No, para Jaejoong, Jung Yunho era más como su peor pesadilla, el demonio en persona, el ser que hacía de su vida una más desgraciada a diario por sus contantes burlas y maltratos, todo por el simple hecho de ser gay, “maricón” como el moreno solía llamarlo.
— Oye, ¿por qué me miras así? Qué asco, yo no soy un maricón como tú —De manera altiva Yunho dijo en alto aquellas palabras para JaeJoong, quien estaba sentado en la otra esquina del salón, perdido en sus pensamientos, ni siquiera había caído en cuenta de que su posición hacía ver como si estuviera mirando atentamente los movimientos del más alto de los dos. Estaba perdiendo la cabeza en ese momento.
— No te estoy mirando… —Musitó a medias, pues cuando trató de defenderse lo primero que escuchó fueron las risas estruendosas de casi todo el salón mientras lo señalaban y empezaban a “murmurar” entre sí cosas sobre él, cosas que él podía escuchar perfectamente desde donde se encontraba, por supuesto.
Era algo de todos los días, le dolía pero aun así prefería ignorarlo para no meterse en más problemas, quizás dentro de él pensaba que lo merecía, merecía ese tipo de tratos por ser gay, ellos habían logrado que empezara a pensar de esa manera con sus constantes maltratos. Por ello solo atinó a ponerse sus audífonos y subirle el volumen al reproductor de música de su celular, no quería escuchar más esos comentarios vacíos y estúpidos. Pero, ¿quién era JaeJoong? Al contrario del afortunado Yunho, JaeJoong siempre tuvo una vida compleja, una familia algo disfuncional pero una capacidad innegable para ver la vida de manera hermosa, como si sus ojos tuviesen un caleidoscopio en los conos. ¿Y qué tenía entonces que ver con Yunho? Simple y vano, ambos eran compañeros de clase. ¿Le había hecho algo a Yunho? Aparte del hecho de existir, no había hecho nada. Todo se resumía a que Yunho era homofóbico y desde el momento en que se había enterado de que el joven de piel nívea, labios carnosos y rojizos y cabello lacio y negro era homosexual no dudó en decirlo a los cuatro vientos a todo el colegio e iniciar una serie de maltratos diarios, maltratos verbales y de vez en cuando también hubieron algunos maltratos físicos. Al mayor de los dos —Resultaba ser el chico gay el mayor de los dos— le seguía sorprendiendo como aquel joven podía ser tan amable con las personas a su alrededor y al mismo tiempo tratarlo a él y solo a él como si fuera basura, peor que eso. ¿Tan malo estaba a sus ojos el ser gay? Quizás se trataba de la manera en que había sido criado, pero eso no le daba derecho a ser cómo era con él. Lo malo de la situación era que el chico Kim tenía un corazón muy blando, así que durante esos años lo único que hizo fue defenderse por sí mismo, fuese a golpes o devolviéndole respuestas a sus agresiones, pero jamás lo acusó con profesores o con sus padres, pensaba que aquel problema solo le incumbía a los dos.
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— Maricón estúpido, ¿cómo es posible que saques mejores notas que yo en los exámenes finales?
Fue eso lo primero que escuchó Jaejoong antes de sentir como su cuerpo se desequilibraba y caía al suelo a causa de la zancadilla que el más alto le había puesto. Lo volteó a mirar en seguida, allí estaba el sujeto de sus pesadillas mirándolo con superioridad, rodeado de sus amigos de siempre, ChangMin y DongHae, quienes lo miraban con asco y adicional a ello también alcanzó a ver a aquella chica, esa chica que tanto detestaba por el simple hecho de ser una hipócrita —Y sí que tenía razones de pensar que lo era—, BoA, la novia de Yunho.
— ¿Quizás porque soy mejor que tú, eh? —Se atrevió a alzar su voz, mirando de manera desafiante al culpable de sus desgracias mientras mordía su labio inferior ante la ansiedad de la situación.
— Tú… Já, claro. ¿Crees que un maldito homosexual lleno de enfermedades extrañas podría estar a mi nivel? Esto fue cuestión de suerte, no te hagas el inteligente, aquí todos sabemos que no eres nadie, nos das asco. Suicídate o escápate con ese noviecito con el que estabas cogiendo ese día en los baños —Y dicho aquello destapó una botella de jugo que tenía en su mano, regando así el contenido sobre JaeJoong, mojando su cabello, parte de sus ropas, sus preciados apuntes y exámenes, además de también haber alcanzado a humedecer su dignidad y parte de su orgullo.
Se había olvidado mencionar que el motivo por el cual Yunho se enteró de la homosexualidad de Jaejoong fue porque un día lo había encontrado besándose con otro chico, Kang In, quien se suponía era su novio desde hacía cerca de un mes pero desde que Yunho empezó a esparcir rumores aquel chico se había desaparecido de su vida por completo, sin siquiera darle una explicación, cuando lo veía lo ignoraba, justo como si no existiera. Cabía decir que solo estaban haciendo eso, besándose, pero como el moreno parecía ser uno de esos exagerados chismosos había dicho incluso que lo había visto teniendo sexo con otro tipo.
Había estado pensando seriamente en toda la situación mientras vio a Yunho y sus secuaces irse, dejándolo a él allí, en el piso y pegajoso de jugo; por ese día, solo por ese día se iba a romper un poco, solo por ese día pensó que estaría bien llorar incluso antes de llegar a casa.
Sí, así era su vida a diario, todos los días llegaba a clases donde todos lo miraban como si tuviese una enfermedad contagiosa, por cada cosa que hacía tenía por seguro de que YunHo lo ofendería y aprovecharía cualquier oportunidad para pisotearlo y recordarle por enésima vez cuánto asco le provocaba. Lo único bueno en su vida en esos años sin duda fue su mejor amigo, con quien vivía ya para esas épocas dado a problemas familiares: Park YooChun. YooChun estudiaba en otra escuela probablemente más prestigiosa que donde el joven hermoso estudiaba, sus padres vivían en el extranjero y por ello solían enviarle el dinero para todo lo que necesitaba, de hecho era tan buen amigo que nunca le cobró a Jaejoong por su estadía en su apartamento, “eso es lo que hacen los amigos”, era lo que solía decirle cada vez que Jaejoong insistía en pagarle por todo lo que hacía por él. Era YooChun quien aguantaba sus berrinches, era él quien guardaba todos sus secretos, era él quien limpiaba sus lágrimas cuando no podía soportarlo más y se desvanecía. Probablemente Yoochun odiara más a Yunho de lo que el mismo Jaejoong lo hacía.
Quizás uno de los motivos por los que aquel chico lo apoyaba tanto se debía a que él era bisexual, además habían crecido juntos, eran como hermanos —Así que no había sentimientos románticos de parte de ninguno de los dos—; así mismo Yoochun solía contarle sus problemas amorosos y las estupideces por las que pasaba a diario. Probablemente la razón por la que había soportado todos esos años había sido por él, era él quien le había dado una esperanza de que todo mejoraría algún día, probablemente después de graduarse y no volver a ver a Jung Yunho Jamás.
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Y para su mayor y gran suerte así sucedió. La última vez que vio a Yunho fue el día de la graduación, no cruzó ni una sola palabra con él, pues sus padres estaban allí ese día y por supuesto él se comportó como el ser humano ideal, ello causó que su graduación saliera mejor de lo que esperó. Solo hubo algo, algo que lo intrigó y fue la mirada penetrante e intensa que recibió de ese sujeto justo antes de que él entrara al auto con sus padres; usualmente lo miraba así, pero no parecía ser una mirada de odio, era algo que el mismo joven Kim no podía descifrar, el tipo de mirada que lo hizo erizarse e incluso detener su andar por un momento. ¿Qué tipo de sentimiento había sido ese por unos segundos? Nunca lo supo y jamás pudo preguntarle directamente por qué era tan cruel con él, siempre quiso preguntarle qué le había hecho y por qué odiaba tanto a los homosexuales. Sin embargo fue una oportunidad que nunca tuvo y que pareció irse por completo el día en que ambos se graduaron.
Poco después de haberse graduado Yoochun le sugirió a Jaejoong asistir a un psicólogo a causa de todos los traumas emocionales que no solo Jung Yunho sino su familia y otros habían dejado en él. Al final le hizo caso y un par de años después se sintió lo suficientemente bien como para querer tomar riendas sobre su vida de nuevo, olvidar el pasado, seguir adelante y decidir lo que quería hacer con su vida. En esta primavera Kim Jaejoong empezará a estudiar psicología en la universidad nacional de Seúl, el motivo por el cual escogió esa carrera fue por su propia experiencia, porque en verdad deseó poder ayudar a otros que quizás la hayan pasado igual o peor que él, decirles a esas personas que él estaba para ellos y que la vida era maravillosa; que lo que no te mata te hace más fuerte. Pero eso sí, Kim Jaejoong jamás sabría que en ese nuevo lapso de su vida cosas inesperadas sucederán, que la vida de la que tanto ha tratado de huir pronto regresará a él, incluyendo su peor pesadilla.