Su respiración se encontraba agitada, su cuerpo caliente y su cabeza solo pensaba en tenerlo dentro de él de una vez…… ¿Cómo habían terminado así?
Pues no es muy larga la historia pero tampoco era aburrida pensaba el pequeño conde soltando una pequeña sonrisa debajo de los brazos de su demonio dentro del armario… ¿armario?
Esa Mañana:
Como era de costumbre sintió una delicada pero muy cálida voz diciendo su nombre, esforzándose por abrir los ojos y tratando de acostumbrarse a la luz del día lo primero que vio fue una figura elegante en un traje negro y al lado un carrito que desprendía un aroma dulce que conocía muy bien.
Para el desayuno de hoy, se escuchaba decir a su mayordomo mientras este lo cambiaba, tenemos té verde con fragancia dulce de la más alta calidad y de acompañamiento ca... –iba terminar cuando su joven amo lo interrumpió completando la palabra.
Cannolo-dijo Ciel con una sonrisa en sus labios.
Me impresiona su sentido del olfato joven amo- dijo su mayordomo con un tono burlón y una sonrisa.
Desviando la mirada el pequeño conde hiso un puchero diciendo- Es que es mi favorito.
Hump…- El demonio soltó una pequeña risa que para su mala suerte noto su amo.
¡¡¡NO TE RIAS!!! – Dijo Ciel mientras se lanzaba a su demonio dándole pequeños golpes en el pecho.
Sebastian agarro las muñecas del conde y acercando su cara le dijo- Es su culpa por ser tan lindo.
Ciel se sonrrojo y agachando su cabeza en un acto desesperado de ocultar su vergüenza le dijo con un tono de voz muy bajo y avergonzado- idiota.
Ante este acto lo único que pensó Sebastian fue- Hacer eso solo lo hace ver más lindo.
Pero no lo pensó para él y por error lo pensó en voz alta haciendo poner más rojo al conde que trataba con intentos inútiles esconder su vergüenza agachando más la cabeza.
Sebastian soltó otra pequeña risa al notar que las orejas de su pequeño conde estaban rojas.
Este al escuchar su risa levanto la cabeza de golpe le dijo con un tono de vos entre nervioso y avergonzado - ¡¡¿¿TE HAS VUELTO A RE…
Quiso continuar pero unos labios se posaron enfrente de los suyos haciéndolo callar.
Es su culpa por ser tan lindo- repitió el mayordomo volviéndolo a besar pero esta vez con más pasión que antes, pasaron un par de minutos, así, solo besándose, a veces entre sonrisas y caricias y otras veces besos desesperados por probar los labios del otro, ninguno tenía la intención de parar pero el destino no es tan bueno como aparenta.
CIELLLLLLL- se escuchó un grito de una niña en el primer piso.
El mayordomo chasqueo la lengua un poco molesto porque sabía que tendrían que parar, al ver esta reacción Ciel se rio un poco y dijo con una sonrisa y un tono de voz cálido y amable dándole un bezo en la frente a su demonio- No se puede evitar ¿verdad? tú la conoces, si no bajo pronto ella vendrá a buscarme, lo continuaremos después así que…
Como decir que no después de haber presenciado esa sonrisa tan hermosa- pensó el demonio
Está bien, lo entiendo- dijo el demonio con una sonrisa separándose de su amo terminando de vestirlo, cuando iba a salir del cuarto para atender a Lady Elizabet que estaba esperando en el primer piso dijo con un tono amargo fingido- Pero definitivamente hoy no voy a dejarlo dormir así que prepárese.
Después de haber dicho eso cerró la puerta y se dirigió al primer piso con una sonrisa en el rostro.
Por otro lado, Ciel se quedó un poco sorprendido por las palabras de su amante……al pensar eso el conde se sonrrojo de sobre manera repitiendo esa hermosa palabra en su mente…. amante…..amante….mi amante….
Pensaba en pequeño conde recordando los besos que se habían dado hace apenas unos minutos atrás, empeorando su sonrrojo, cuando un ruido lo saco de sus pensamientos.
Grrrr……-el conde se avergonzó un poco tocándose el estómago suspirando unas palabras-……tengo hambre……
De pronto recordó que su amante le preparo su dulce favorito.
Cannolo…-dijo emocionado destapando la cacerola de plata.
Cogió uno delicadamente y se lo estaba llevando a la boca cuando de pronto un sonrrojo se apodero de su cara y dijo en un tono de voz bajo y avergonzado-…amante...
Se quedó en silencio un rato pensando en esa pequeña pero muy vergonzosa palabra para luego sonreír dulcemente y decir- Mi amante.
Volvió a sonreír tiernamente y comenzó a comer su desayuno preparado por su……. amante.
Después de un rato bajo las escaleras para ver a su prima que esperaba en el primer piso tomando un té lo más probable es que fuera preparado por Sebastian pensó para él, soltando una pequeña sonrisa.
Lady Elizabet me podría decir ¿Qué es la trae a mi mansión esta mañana?-dijo el conde con una sonrisa caballerosa.
Apenas la niña escucho la voz de su prometido dejo la taza de té a un lado y rápidamente salto para abrazar a su prometido.
¡¡Cielllll…!!- decía la niña contenta.
Vine a jugar y no aceptare un no por respuesta- decía la niña mientras aprisionaba con sus brazos uno de los brazos del conde.
Está bien juguemos- dijo el conde sabiendo que no se iría a menos que cumpliera con sus caprichos.
¿Qué quieres jugar?- pregunto muy amable el conde.
Mmm… ¡¡JUGUEMOS A LAS ESCONDIDAS!!- dijo la niña muy emocionada.
Muy bien yo cuento y Ciel se esconde- dijo la niña empujando por la espalda al conde para que se fuera a esconderse.
Ok- dijo Ciel mientras subía las escaleras en el momento que empezó la cuenta regresiva.
Es solo un estúpido juego pensó solo tiene que ganar y luego se ira decía el conde dentro de él, pero su orgullo le impedía perder ya fuera un simple juego para críos una derrota era una derrota.
Con esa idea en mente empezó a buscar un escondite en un lugar en donde no se le ocurriera buscarlo.
En ese mismo instante:
Listo- decía el mayordomo terminando de arreglar el jardín, dejando todos los instrumentos de jardinería sucios en la mesa de al lado, pero al voltearse todas las cosas de jardinería se cayeron al piso ensuciando su pantalón y el suelo, alzo la vista y el culpable lo miraba con una cara de cachorrito para evitar ser castigado.
Pluto…- dijo suspirando el mayordomo.
Ten cuidado la próxima vez ¿ok?-le dijo el demonio recogiendo las cosas y limpiando todo.
Pluto por su parte comenzó a mover la cola y como si lo hubiera entendido, ladro y siguió su camino.
Luego de haber terminado de limpiar… otra vez, se dirigió a su cuarto para poder cambiarse de ropa ya que la que tenía se había ensuciado de tierra.
Llego a su cuarto, cerró la puerta y se dispuso a abrir su armario para cambiarse el pantalón pero…… se encontró con una muy reconfortante sorpresa.
Ohh…. Vaya mi amor ¿tanto me necesitas?- dijo en un tono burlón con una sonrisa, al encontrarse a su amo en su armario, sentado y abrasando sus piernas.
Es que no se me ocurrió otro lugar para esconderme…- dijo Ciel agachando su cabeza para ocultar su sonrrojo con sus piernas.
De pronto se escuchó una voz de una niña caminado por los pasillos, abriendo todas las puertas, buscando a cierta personita, se escuchó tan cerca que por inercia Ciel jalo del brazo a su mayordomo asiéndolo entrar al armario y cerrando la puerta de este, se miraron un poco sorprendidos ya que la postura en la que estaban no era para nada cómoda era…muy vergonzosa para el conde asiendo que este se sonrroje y desvíe la mirada de esos ojos que parecía que quisiesen aprovecharse de la situación.
Sebastian por su parte comenzó a hacer movimientos que rosaban la entrepierna del niño con la pierna del demonio, haciendo que su niño gima de forma muy lasciva, esto solo provoco que el demonio tuviera ganas de mas, y continuo con sus tocamientos hasta llegar al punto en que comenzó a acariciar el miembro de Ciel con el suyo al descubierto, los dos gemían y se dejaron llevar por el placer.
Ahhh…..ya…ya no puedo más….Ahhh- decía entre gemidos dulces Ciel que ya no podía aguantar más.
Ciel… quiero venirme dentro de ti- le dijo el demonio en susurros en el oído del menor.
Ciel se sonrrojo al escucharlo y lo único que hizo fue asentir, como dándole su permiso, Sebastian lo entendió y sin más, con mucha dificultad trato de acomodarse en el angosto armario y entro en su pequeño amo haciéndolo gemir de placer, con el poco espacio que tenían era un poco difícil moverse pero eso no los iba a detener, los dos se deseaban mutuamente, deseaban el toque del otro, lo sabían muy bien, los dos se amaban con locura, y para ellos esta era la manera más pura de decírselos, para uno entregando su cuerpo, y para el otro entregando su corazón de demonio (si amigos un demonio enamorado esto no se ve todos los días a no ser… ok no .-. xD) las envestidas aumentaron junto con el placer, se besaron hasta que se escuchó la puerta de la habitación abrirse, era la prima del conde, comenzó a buscar por toda la habitación y vio el armario, se acercó y coloco la mano en la perilla, haciendo que las dos personas que estaban dentro de este les recorriera un escalofrió…..iban a ser descubiertos.