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Una Semana. por Wermai

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Notas del fanfic:

Los personajes utilizados a lo largo de este fanfic son creación de Hajime Isayama.

Notas del capitulo:

Bueno, puess este es el primer Fanfic que hago acerca de esta serie, así que espero que les sea de agrado. 

1. Estatura:

Entonces aquel hombre volvió a mirar con un poco de disgusto la imagen que le devolvió aquel gran espejo perfectamente limpio. Su ceño, como pocas veces, se frunció exageradamente.

Cualquiera que le viera en aquellos momentos, no haría más que caer de espaldas gracias a la gran impresión por causa de la situación. Y no era para menos.

Ver a aquel hombre (de todos los existentes en el planeta) viéndose a sí mismo en un espejo y frunciendo el ceño con desaprobación era una total escena de locos, algo demasiado irreal. En realidad no era la situación; un hombre podía verse en un espejo para auto-calificarse con total normalidad. Aquello debía de ser de lo más común.

Lo que hacía de eso un claro acto surrealista era, en realidad, la persona que se miraba frente al espejo. Porque, no se veía todos los días a uno de los hombres más fuertes, más habilidosos e importantes, a un hombre completamente inexpresivo e impasible, a una de las bases del escuadrón de reconocimiento, al mismísimo capitán Levi escrutándose, en pleno medio día de lunes, severamente frente a un espejo.

Y todo hubo empezado aquella misma mañana, solo un par de horas atrás cuando, a la hora del desayuno, se hubieron reunido la mayoría de los miembros en el gran comedor. Entre ellos, el capitán Levi y sus antiguos compañeros.

Apenas el capitán hubo entrado a aquel salón y tomado asiento, varias personas no tardaron en cambiarse a su lado entre ellas, como no podía ser de otra manera, el comandante Erwin, los miembros de su escuadrón omitiendo al chico titán que comía cerca de su mesa con los demás novatos de la promoción 104, entre mucho otros.

Levi ni siquiera se dignó a levantar levemente la mirada; al fin y al cabo eso de que se sentaran a su lado era una escena que se repetía cada mañana y que no le hacía ni puta gracia, aun así ya se había acostumbrado, un poco, a esa situación.

Pero a lo que no se llegaría a acostumbrar aunque viviera 100 años repitiendo aquella mañana miles de veces, sería a cierta cuatro-ojos escandalosa.

-Jejeje ¡Levi! Siempre tan inexpresivo. –Exclamo la mujer riendo histéricamente y pasando su brazo por los hombros del más bajo. –Mira que si sigues así empezare a creer que en realidad no te gusta mi compañía.

Hanji. Ese era su nombre; el nombre de una de las principales pesadillas de Levi. Aun así el nombrado no cambio siquiera un poco su expresión, si quiera se molestó en responder a tan fastidiosa ocurrencia. La capitana, al ver la falta de interés por parte del otro, decidió picarle un poco más; ya que, para Hanji, molestar a Levi por las mañanas era un gran ejercicio y entretenimiento que, con el tiempo, se hubo convertido hasta en un pequeño ritual de buena suerte.

-Vamos, pequeñín, no pensaras dejarme con la palabra en la boca de nuevo ¿o sí? –Dijo de nuevo la mujer a su compañero para luego sonreír con completa satisfacción.

“Pequeñín”, “enano”, “bajito” En definitiva eran unos de los odiosos adjetivos los cuales irritaban al joven capitán. Y Hanji lo sabía a la perfección, razón por la cual usaba aquellos con evidente malicia.

Al instante el ceño de Levi se frunció. Esa… esa mujer, lo irritaba. ¿Por qué no la ha dejado ser carne de titán aun? Debería amarrarla un buen rato a un árbol fuera del muro y escucharla gritar para no ser tragada, la obligaría a pedirle perdón por todas las malas pasadas. Aunque tratándose de Hanji esta estaría bastante feliz intentando hacer extraños y estúpidos ruidos con la intención de comunicarse con estos…

Y fue suficiente ese gesto para que la capitana cuatro-ojos comenzara con sus malos chistes acerca de su estatura cosa que no hizo más que los otros presentes en la mesa ahogaran una pequeña risita.

Cosas como “leñador de bonsái” o “jabón de hotel” eran algunas de las cosas que decía la capitana. Pero fue el “Hey, ¿Dónde dejaste el hongo, pitufo?” lo que hizo que Levi se levantara de su lugar sin siquiera dedicarle un mirada, seguramente para marcharse a otra mesa.

Al ver como su amigo se levantaba Hanji corrió tras él, apoyando ambos brazos sobre su cabeza.

-Vamos, Levi, no estés de tan malas pulgas. -Hizo un pequeño silencio –Por cierto lindo lugar para apoyarse.

Y Levi exploto, muy a su estilo. Mirándole de esa forma que haría a los novatos mojar sus pantalones, se marchó, muy disgustado.

Minutos después hubo de llegar al lugar en el cual, y por culpa de ese novato problemático, se veía obligado a vivir y, sin poder evitarlo, se miró en el gran espejo de su habitación.

La verdad era que a Levi jamás le importo lo suficiente lo que su apariencia física o estatura pudiese causar en las otras personas; pero aun así siempre le gusto mantenerse a sí mismo bastante pulcro y presentable, pero todo por autosatisfacción. Levi no era de aquellos de dejarse llevar tan fácilmente por opiniones o presión de grupo en general, entonces ¿por qué? ¿Qué hacía mirándose a un espejo con reprobación acerca de su altura?   

Siendo sincero consigo mismo admitió que de verdad era bastante bajo y eso no le gustaba mucho.

Empezando estaban los malos chistes por parte de sus compañeros, también el verse un poco apenado por no poder alcanzar ciertas cosas que están demasiado altas. Si, Levi se había ganado un gran respeto por todos sus compañeros, subordinado, superiores y población en general… pero aquello no quitaba el hecho de que siempre que alguien le veía por primera vez, no pudiera evitar fijarse como característica principal en su altura. Y eso, literalmente, le sacaba de quicio; aunque por fuera no demostrara ninguna expresión.

Pero ahora no solo era el tema de la estatura. Al ver la imagen que le devolvía su espejo pensó un poco más en su físico, y entonces se notó algo diferente a todos los días. Ahora pensaba que sus ojos entrecerrados eran demasiado inexpresivos, que el color claro y metálico de estos, no eran más sino una fría piedra, su cabello azabache, le pareció demasiado oscuro para su gusto. Hasta parecía que a sus labios les faltaba un poco más de color… Y todo aquello por culpa de su maldito tamaño y a la dichosa excéntrica que tenía como compañera.

No es que le disgustara su altura (aunque tampoco le gustaba), era más bien que se sentía un poco acomplejado en algunas ocasiones.

Como sería de esperarse, al día siguiente Levi estaría de nuevo como cada día, enfrascado en planes y puliendo su fina técnica de pelea, importando muy poco los chistes o su tamaño. Pero hoy se sentía un poco melancólico, sentía como los detalles le venían con más fuerza a la cabeza, se sentía como un completo idiota… Pero por un día se daría el gusto de parecer alguien un poco más normal.

Levanto su mano hasta rozarla con la punta de su cabeza para consecutivamente alejarla un poco y mirar su tamaño, cosa que le hizo resoplar un poco más, totalmente frustrado. ¿Cómo hubiera sido ser un poco más alto? En realidad hasta solía ser más bajo que la mayoría de muchachas o de su altura y eso, resultaba ser un poco incómodo a la hora de salir con alguna pareja, y eso que jamás tuvo problemas para atraer personas a su alrededor… cosa que también le irritaba, como las leves ojeras bajo sus ojos. Acercándose aún más a la superficie de cristal, miro a sus propios ojos directamente, bajando con su índice la piel inferior de su ovulo derecho para poder espiar un poco más su interior…

-Ca-capitán Levi –Dijo en lo que pareció un susurro un joven en la entrada de la puerta.

El nombrado se sorprendió por indeseada intromisión, sonrojándose un poco por el espectáculo que debió haber dado.

-Eren… -Consiguió gesticular con pesadez. -¿Qué haces aquí? –Pregunto, esta vez con su tono demandante e impersonal de siempre. -¡¿No deberías estar con tus obligaciones?! –Volvió a decir un poco enojado, pero todo el tiempo mantenía ese leve sonrojo de vergüenza.

Eren no pudo más sino pegar un leve saltito por el repentino cambio del su capitán. Estuvo a punto de volver a su trabajo pero, mordiéndose un poco el labio, decidió seguir hablando.

-Yo… yo creo que su altura está bien, señor. –Dijo en un tono digno de un soldado, a pesar de que en un principio la voz le tembló un poco. –Yo creo que le hace mucho más ágil y rápido, muy útil para combate. Además… creo… yo creo que es algo muy característico suyo, que le hace mucho más especial y diferente, señor. –Al decir lo último Eren se sonrojo pero su voz sonó seria sin una pizca de duda al decirlo.

Porque él creía todo lo que había dicho. Creía que la altura de su capitán era perfecta. Le gustaban sus ojos plateados que desde alguna extraña perspectiva podían confundirse con un extraño azul enigmático, le gustaba como sus largos mechones negros solían caer sobre su rostro; le gustaban esas ojeras que en ocasiones se marcaban bajo sus ojos; le gustaba esa pálida piel; le gustaba… le gustaba todo de su capitán. Para Eren su capitán era perfecto. Por eso, esta mañana, al notar los constantes malos chistes que hacia la capitana y al ver salir a su capitán bastante enojado de allí, no dudo en buscarle para también darle su opinión acerca de aquello. Cosa que se reafirmó al verlo en tan extraña situación.  

Al terminar de escuchar lo dicho por el castaño, la cara de Levi era todo un poema. ¿Qué hacia ese niño diciéndole todo aquello? Levi lo sabía, claro que lo sabía. No necesitaba que un criajo, un simple novato intentara subirle el ánimo.

-¿Terminaste? –Casi bufo Levi al decir aquello. Eren asintió un poco avergonzado. –Si terminaste, ahora continúa con tus deberes y no me molestes más. –La voz le salió como una especie de gruñido, molesto.

-¿Eh? –Dijo confundido Eren. Para luego reaccionar. -¡Si capitán Levi, me encargare ahora mismo de mis deberes! –Y salió casi corriendo.

Pero el joven castaño estaba un poco feliz. No solo había visto esa faceta tan extraña de su capitán o sus diversas expresiones frente al espejo, sino que también pudo ver una escena que juraría nadie más hubo visto antes. Sí, estaba muy contento por ver el leve sonrojo en la tersa piel nívea. Y aún más feliz porque, a pesar de el ceño fruncido, pudo (o intento) subir el ánimo de él en lugar de ser al contrario, como casi siempre.   

Mientras, Levi seguía con su típica mirada, con ese mismo rostro inexpresivo mirando el lugar por el cual se dirigió su subordinado.

-Y no olvides volver a limpiar el piso de arriba, aun quedo con polvo. –Grito hacia el muchacho.

-¡Si señor! –Escucho como respondían.

-¡Tsk! –Chasqueo la lengua, un poco irritado por lo dicho por el joven.

Si, él sabía parte de lo que Eren le dijo acerca de su estatura, como que era útil para su agilidad y velocidad, siempre lo supo, siempre se lo dijo así mismo, razón por la cual podía soportar las constantes y estúpidas burlas de Hanji acerca de su estatura o cualquier otro tipo de mención que alguien se atreviera a hacer. Él lo sabía. De nuevo siguió mirando hacia la puerta, estático, sin mover un solo musculo.

Y, luego, sonrió. Una pequeña, casi imperceptible, sonrisa llena de sinceridad.

Claro que sabía… pero que alguien más pensara aquello, no era del todo malo. En realidad era una muy grata sorpresa. Y… en parte tenía razón, esa altura lo hacía ¿especial? Levi casi pudo reír. Vaya ocurrencia, pero no le desagradaba, la verdad era todo lo contrario. Pensándolo desde otra forma, hasta era cierto, su altura… era interesante.

Levi supuso que desde ahora su altura ya no sería tan mala como creyó aquella mañana.

Resoplo.

Ese mocoso, siempre diciendo las cosas que necesitaba oír.     

Notas finales:

Como dije antes... es mi primer fic de esta serie... y espero que haya gustado y que si hay alguna duda o consejo acerca de esto, por favor ¡diganme! 

La verdad no se si maneje bien las personalidades de los personajes o algo por el estilo... por eso cualquier opinión sera bienvenida.

Y si no les gusto, también pueden decirmelo.

Oh, por cierto, agradezco inmesamente el haber terminado de leer el primer cap. :3


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