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Amor y locura por Allen Walker

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Notas del fanfic:

Hola, ha sido un largo tiempo desde que publiqué/escribí algo y quisiera disculparme por ello, lo que pasa es que estuve muy ocupada con mi titulación, mi proyecto de fin de carrera y la graduación, pero finalmente soy una Ingeniera~ Hace varios meses que estoy en un grupo de whatsapp de una página llamada Entre Sábanas y Yaoi, se hace más yuri que yaoi irónicamente, donde tengo una waifu, siendo yo la dominante~ Un día estábamos haciendo drama -como casi siempre- pero cuando nos reconciliamos, nos pusimos en un modo romántico sadomasoquista, así que terminé contándole –la versión resumida- de porqué el amor es ciego y la locura lo acompaña, siendo el relato, junto con nuestro drama, la inspiración para este fanfic~  Sin más que añadir, espero que lo disfruten~

Notas del capitulo:

Bienvenidos a este nuevo fanfic, los personajes no me pertenecen  son del gran Fujimaki Tadatoshi, sólo los tomé prestados para crear esta historia~ Sin más, espero que la disfruten~

P. O. V. Murasakibara:


Aka-chin es hermoso, siempre ha atraído la atención de la gente, siempre hay alguien que quiere acercarse más de lo debido a mi hermoso emperador… Por eso siempre tengo que aplastarlos, intimidar a la gente a su alrededor para que se mantengan alejados… Pero aun así no puedo evitar que tenga que convivir con esa gente, quiero que Aka-chin sea solo para mí, que solo piense en mí, que solo me vea a mí con esos hermosos ojos escarlata y topacio solo se fijen en mis ojos amatista…


Fin P. O. V. Murasakibara


Murasakibara llevaba bastante tiempo soportando sus celos, llegando ya al punto de que los ojos de su amado Akashi se convirtieron en su obsesión, su delirio, su locura… Un día, vagando por internet encontró un relato que lo dejó fascinado, su título era: “El amor es ciego y la locura le acompaña”. Después de leerlo finalmente optó por un plan, uno sádico y retorcido, producto de su fijación, sus celos y su posesividad extrema. Decidió ejecutarlo a la mayor brevedad posible, por lo que empezó a conseguir todas las herramientas necesarias, llevando mientras tanto una vida normal a los ojos de la sociedad.


Finalmente, después de un par de meses de haber hecho su resolución, pudo disponer de todo lo necesario, por lo que ese día Murasakibara invitó a Akashi a su casa a tomar té y dulces. Suena el timbre, indicando a Murasakibara que la cereza de su pastel ha llegado.


-Aka-chin, te extrañé~ Me he sentido muy solo sin ti~- Dijo Murasakibara, mientras abría la puerta y haciéndole un puchero a Akashi.


-Atsushi, sabes que he estado muy ocupado con el trabajo, sabes que soy absoluto, pero tengo que cumplir con mis deberes, sino mi padre sospechará de lo nuestro y me prohibirá verte- Le recordó Akashi a su titán morado come dulces, mientras soltaba un suspiro de cansancio.


-Moo~ Aka-chin~ Tendré que aplastar a tu padre un día de esto~- Se quejó el más alto, mientras se hacía a un lado para dejar pasar al otro –Preparé té y dulces~ El trabajo en la pastelería me gusta, pero no puedo comer dulces y es una tortura~- Continuó quejándose el pelilila mientras guiaba a su invitado a la sala, donde ya había dispuesto el té y los postres.


-Atsushi, sabes que eso sería un gran problema, no quiero tener que usar las conexiones de la familia Akashi para encubrir un crimen- Contestó como si estuviera hablando del clima –El trabajo en la compañía es interesante, pero agotador, así que te entiendo en cierta forma, Atsushi- Dijo el pelirrojo, mostrando algo de empatía por su amado mientras lo seguía a la sala.


-Aka-chin~ Se te olvidó darme algo~- Dijo el más alto mientras se inclinaba hacia los labios de Akashi. Akashi acortó la distancia faltante, depositando un beso al principio casto y superficial, convirtiéndose poco a poco en un beso apasionado y algo salvaje, separándose por falta de aire ambos.


Murasakibara, después de haber recuperado el oxígeno, invitó a Akashi a sentarse, sirviendo el té en las tazas de ambos, el cual tenía una dosis mediana de somnífero, la cual no le haría nada a Murasakibara por su tamaño, pero para el cuerpo pequeño –comparado con el de Atsushi- de Akashi, sería un problema.


Para evitar cualquier efecto del somnífero en su cuerpo, Murasakibara se dedicó a comer postres, dando apenas un par de sorbos a su té por compromiso, mientras observaba como Akashi iba lentamente bebiendo su té, esperando a que pronto hiciera efecto. No tuvo que esperar demasiado, apenas el pelirrojo había bebido media taza, cuando la dejó caer, rompiéndose en mil pedazos y derramando su contenido en el piso, quedando el mismo sumergido en un profundo sueño.


El pelilila, al ver esa adorable escena, inmediatamente abandonó sus postres para tomar a Akashi en sus fuertes brazos, llevándolo al sótano, donde había dispuesto una camilla, instrumentos médicos y otras cosas parecidas. Depositó con suavidad en la blanca camilla su preciada carga, parecía un ángel durmiendo en las nubes, casi le daba lástima mancillar a tan hermosa persona, pero detuvo a tiempo su arrepentimiento, así que procedió con su plan.


Lo primero que hizo fue poner una sonda intravenosa con morfina para que, en caso de que su amada cereza estuviera libre del efecto del somnífero, siguiera adormecido mientras lo operaba. ¿Que en qué consistía la operación? Murasakibara obtendría eso que tanto lo había obsesionado, aquello que más ansiaba… Los preciados ojos de su emperador, serían solamente suyos, además de que no se posarían ya en nadie más, solo en él y en nadie más que en él por el resto de la eternidad.


Había tardado un par de meses en poder llevar a cabo su plan ya que no solamente estaba reuniendo cosas como el material quirúrgico, la camilla y las medicinas, sino que también estuvo investigando y estudiando arduamente sobre como poder hacer adecuadamente la operación para provocarle el menor dolor posible a su amado, así como asegurarse de no matarlo por accidente con algún error o descuido suyo. Murasakibara sí que se había esforzado esta vez, tal era el grado de la obsesión que poseía con su amado y sus ojos.


Después de asegurarse de que la cantidad de morfina fuera la adecuada, así como que estuviera fluyendo adecuadamente y que la sonda estuviera bien conectada, procedió a cambiarse con ropa esterilizada para poder comenzar la operación. Una vez listo, tomó un pequeño instrumento, poniéndolo en el ojo escarlata de su emperador, ayudándole a mantener el párpado abierto. Una vez acomodado, comenzó con la extracción del globo ocular, teniendo extremo cuidado para no dañarlo. Ya que lo sacó, faltaba cortar con cuidado el nervio óptico y suturarlo con cuidado para que sanara adecuadamente, completando así la extracción del primer ojo.


Depositó el hermoso globo ocular escarlata en un recipiente lleno de una disolución de agua con 5% de formol, mezcla adecuada para la conservación de muestras biológicas, o eso había visto Murasakibara en diversos foros de internet. Quitó el instrumento, dejando caer el párpado en la cuenca vacía, imitando el mismo procedimiento en el ojo topacio. Pronto tuvo ambos ojos en su frasco de cristal templado, aprueba de golpes, se veían tan hermosos. La camilla ya no era blanca, ahora tenía manchas rojas de la sangre carmesí del emperador, había puesto mucha atención en evitar sangrado innecesario, por lo que Akashi apenas había perdido sangre.


Dejó su precioso frasco en una caja de cristal templado con montura de titanio, cerrándola con llave, se puso unos guantes y comenzó después por limpiar los instrumentos quirúrgicos de la sangre y desinfectándolos antes de meterlos en una bolsa de basura negra, la cual depositó en un callejón oscuro un poco lejos de su casa. Luego siguió con las sábanas sucias de Akashi, lo movió cuidadosamente a una cama acolchada que tenía en la misma habitación, aún conectado a la morfina, dejándolo reposar, para tomar dichas sábanas y meterlas al incinerador de basura junto con su ropa esterilizada, gasas y otros materiales de curación utilizados. Después dispuso de los medicamentos que ya no necesitaría disolviéndolos en agua y tirándolos por el drenaje, disponiendo así de toda la evidencia. Por último volvió a revisar todo para cerciorarse que nada se le había escapado, ni el más mínimo detalle, quedando satisfecho con el resultado.


Habían pasado un par de horas desde que Akashi había quedado sedado por el somnífero que Murasakibara había puesto en su té, pero finalmente los efectos de los sedantes iban pasando, despertando lentamente, pero, aunque estaba despierto, todo estaba en la más profunda oscuridad, desesperándose.


-Ahhhhhhhh- Gritó Akashi, sumido en la desesperación, deseando que todo fuera una pesadilla, un mal sueño, sus manos palparon su rostro, llegando temerosas a sus ojos, sintiendo las cavidades vacías donde momentos antes habían estado sus ojos. No sentía dolor, ya que aún tenía la morfina conectada, pero la dosis no era lo suficientemente fuerte para mantenerlo dormido.


-¿Qué pasa, Aka-chin?- Preguntó Murasakibara a su emperador, mientras entraba a la habitación de su cereza, había escuchado el grito y había corrido para ver que le pasaba.


-¿Qué pasa Atsushi, eso me preguntas?- Dijo, desesperado el emperador, había perdido por completo el dominio de sí mismo del que usualmente hacía gala –Estoy ciego Atsushi, he perdido la visión… No solo eso, mis ojos… No están…- Finalizó Akashi, ahogado en un abismo de desesperación y angustia.


-Aka-chin, ¿Conoces la historia “El amor es ciego y la locura le acompaña”?- Preguntó impasiblemente el pelimorado a su amante mientras tomaba asiento en una silla que había junto a la cama.


-¿Qué pregunta es esa, Atsushi? ¿No has escuchado lo que te dije?- Cuestionó, desesperado, el emperador a su amante, asustado por su estoicidad.


-Responde Aka-chin~ ¿Sí o no~?- Respondió Murasakibara, un poco amenazate, haciendo caso omiso de lo que decía su pareja.


-N-no- Contestó, tartamudeando, si, el gran emperador tartamudeaba, sin sus ojos se sentía completamente vulnerable y a merced de su pareja.


-Bien~ Entonces te la contaré~ La historia dice así~:- Contestó Murasakibara, procediendo a contar el relato.


 


El Amor es ciego y la Locura  le acompaña


 


Cuentan que una vez, se reunieron todos los sentimientos y cualidades del hombre.


 


Cuando el aburrimiento había bostezado por tercera vez, la locura les propuso  jugar a las escondidas.


 


La intriga levantó la ceja y la curiosidad, sin poder mantenerse preguntó ¿escondidas? el entusiasmo danzó, seguido de la euforia, la alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a la duda y a la apatía, que nunca se interesaban por nada.


 


1,2,3.. comenzó a contar la locura, la primera en esconderse, fue la pereza, que como siempre cayó detrás de la primera piedra del camino, la fe subió al cielo y la envidia se escondió detrás de la sombra del triunfo, que por propio esfuerzo había conseguido llegar a la copa más alta del árbol.


 


La generosidad casi no logra esconderse, porque cada lugar que encontraba le parecía bueno, para alguno de sus amigos, si era un lago cristalino, ideal para la belleza, si era la copa del árbol perfecta para la timidez, si era una ráfaga de viento, magnífica para la libertad.


 


Así es que terminó escondiéndose en un rayo de sol, el egoísmo un lugar bueno desde el principio, ventilado cómodo pero solo para él, la mentira se escondió detrás del arco iris y la pasión y el deseo en el centro de los volcanes.


 


Cuando la locura terminaba de contar el amor todavía no había encontrado lugar para esconderse,  pues todos estaban ya ocupados, hasta que encontró un rosal y cariñosamente decidió esconderse entre sus flores, concluyó la locura y comenzó la búsqueda, la primera en aparecer fue la pereza apenas a tres pasos de una piedra.


 


Sintió vibrar a la pasión y al deseo en los volcanes, en un descuido encontró a la envidia y claro pudo deducir donde estaba el triunfo, al egoísmo no tuvo que buscarlo. El solo salió disparado de su escondite que era en verdad  un nido de avispas. De tanto caminar la locura sintió sed y al aproximarse a un lago descubrió a la belleza.


 


La duda fue más fácil de encontrar estaba sentada sobre un cerro sin decidir dónde esconderse y así iba encontrándolos a todos, al talento entre la hierba fresca, a la angustia en una cueva oscura, pero el amor no aparecía por ningún lugar, la locura lo busco detrás de cada árbol, debajo de cada roca del planeta y encima de las montañas.


 


Cuando estaba a punto de darse por vencida, encontró un rosal y comenzó a mover sus ramas con energía, entonces escuchó un grito doloroso, había herido al amor en los ojos con las espinas del rosal. La locura no sabía qué hacer para disculparse, lloró, rezó, imploró, pidió perdón y prometió ser su guía para siempre, es por eso que desde entonces el amor es ciego y la locura siempre lo acompaña.


Una vez que el pelilila terminó la historia, guardó silencio por un rato, observando el rostro de su amada cereza, ahora ciega. Akashi se atrevió por fin a hablar:


-¿Por qué me cuentas esta historia, Atsushi?- Preguntó Akashi con una voz algo temblorosa, el rumbo de todo esto le asustaba, le daba un mal presentimiento, pero muy en el fondo algo le alegraba, aunque aún no sabía que era. Murasakibara tomó el rostro del más bajo con una de sus manos y habló nuevamente:


-Aka-chin, yo siempre estuve celoso, celoso de la gente que estaba contigo en el trabajo, en tu casa, la gente que se te acercaba por tu belleza, por tu inteligencia, por tu dinero… Yo estaba seguro de tu amor, de tu lealtad, pero aun así no podía evitar el deseo de monopolizarte, de que te fijaras solo en mí, que me miraras solo a mí…- Hizo una pequeña pausa, suspirando –Así que hace un par de meses leí el relato que te acabo de contar y se me ocurrió un plan, uno brillante que permitiría que jamás volvieras a fijarte en nadie más, solo en mí… Por el resto de la eternidad- Hizo una nueva pausa, respirando agitadamente, estaba demasiado excitado con su plan –Aka-chin~ ¿Aún no captas~? Tú eres el amor… Y yo soy la locura~- Finalizó su loco discurso ante un atónito Akashi, que había quedado sin palabras desde el inicio.


Pasaron unos momentos en silencio, Akashi recuperándose del impacto por la confesión implícita de Murasakibara de ser el culpable de su ceguera, y Murasakibara recuperando su aliento por su largo discurso. Finalmente el silencio fue roto por Akashi.


-Atsushi…- Llamó el pelirrojo a su acompañante –A pesar de lo que me has hecho no puedo odiarte… Al contrario, te amo más, mucho más, mi locura- Le dijo, volteando su rostro hacia donde sentía la voz del más alto.


-Amor mío, te acompañaré… Por toda la eternidad- Juró fielmente Murasakibara, sellando su pacto con un beso, su amor ya no era puro, se había vuelto algo demasiado profundo, oscuro y sádico, pero ambos se entendían, amándose de esa forma tan retorcida y profunda como solo ellos sabían.


Después de eso, nadie los volvió a ver. Sus amigos, familias y conocidos los buscaron por cielo mar y tierra, parecía que se los hubiera tragado la tierra… Pero lo único que encontraron fue una nota que decía:


“El amor es ciego y la locura siempre le acompaña”

Notas finales:

Espero que les haya gustado el capítulo, se acepta cualquier comentario, crítica, tomatazos, amenazas (?). Esta idea surgió, como ya mencioné más arriba, gracias a un relato que recordé cuando estaba teniendo una “reconciliación” con mi waifu del grupo #ESYY~ Agradezco a mi waifu Chi-chan~ porque gracias a nuestra discusión tuve esta maravillosa idea, al grupo #ESYY, al grupo Hermanas Fujoshis 2.0 *0*, a mi betareader Sao-chan~ Y a mi novio por apoyarme con la idea de este fic~ 

 

Sin más comentarios, saludos y nos vemos~ 

 

Allen Walker.


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