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No soy un amargado (Suga x J-Hope) por Kantona Park

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Notas del fanfic:

Es una de las pocas veces que he escrito algo sentimental y no con lemon, por lo que os ruego que seáis comprensivos. Por favor, si hay errores decídmelo para poder corregirlos. Espero que lo disfrutéis mucho y os guste tanto como a mí escribirlo. Los RW son amor <3

Miraba cuidadosamente mi reflejo en el espejo del cuarto de baño, analizando mis rasgos. Pequeños círculos oscuros se arremolinaban en la parte baja de mis ojos gatunos. Piel blanca, demasiado para mi gusto. Labios finos y algo pálidos, fruncidos. Ahí radicaba el problema. Mi expresión. Mi gesto frío y neutral que se extendía por todo mi rostro. Suspiré resignado ante la imagen de mí mismo. Yo no quería que esto fuera lo que se viera de mí.

Cabizbajo terminé de ponerme el pijama para ir a cenar con los demás. Una vez más el sentimiento amargo inundaba mis papilas gustativas haciendo que me quedara un regusto desagradable en la boca. Una vez más, le estaba dando vueltas a lo mismo sin descanso.

Salí del baño, llevando la ropa sucia a su lugar para más tarde poner una lavadora. Jin preparaba la comida en el suelo de la cocina mientras Namjoon le ayudaba a cortar las verduras. Tenían un ambiente agradable, no necesariamente demasiado hablador. Simplemente se acompañaban con tranquilidad ayudándose el uno al otro a hacer las tareas culinarias. Mi estómago se revolvió levemente y antes de que se me notara, me fui al salón.

La situación allí no era muy diferente. Jimin veía la televisión embelesado, mirando cualquier cosa que fuera que echaran en ese momento. La verdad, ni siquiera me fijé en qué programa veía. Hoseok y Taehyung estaban sentados en el sillón con una conversación amena y ruidosa. Se reían, jugaban, bromeaban entre ellos con toda la naturalidad del mundo. Jimin a veces se les unía en las bromas y reían tan escandalosamente que resonaba en las paredes de la estancia.

Viéndolos, me quedé pensativo de nuevo. Taehyung tenía una mirada esperanzada, la que sueles tener cuando eres un tonto enamorado que pasa tiempo con el amor de su vida. Los ojos de V brillaban con luz propia cuando miraba a Hoseok y éste le sonreía. Los ojos de Hobi no le daban una respuesta muy diferente. Podía ver como era especial para él de una manera más allá a la amistad. A Hobi también le gustaba Taehyung, y yo sentía mucha envidia por ello.

Sin decir nada me dirigí de nuevo a mi habitación. Allí era el único lugar dónde podía sentirme tranquilo. Se me habían quitado las ganas de cenar después de ver aquella imagen, por lo que simplemente me tumbé en la cama mirando el techo.

- Oye, amargado, ¿vienes a cenar? - La voz de Jin me sacó de mis cavilaciones.


Respondí con un gruñido y una negación. Las palabras de Jin dolían como la primera vez que me las habían dicho los miembros. No era la primera ocasión en la que se referían a mí como «amargado». Según ellos, era por mi personalidad fría, indiferente y a veces tosca con la que los trataba. Si bien no era cariñoso, sí que quería a cada uno de los miembros. Pero no por ello tenía que hacer demostraciones con abrazos o algo así.

Suspiré. Yo no era un amargado. Dentro de mí yo no era así. Simplemente me costaba sacar al exterior mis sentimientos. ¡Ojalá pudiera hacerlo con la facilidad que lo hacen Hoseok y Taehyung! Pensar en ellos me sacó un segundo suspiro. Eran la combinación perfecta, la pareja perfecta. Y aquello me dolía como los mil demonios. Pero era consciente de que yo nunca podría ser como Taehyung. Yo nunca tendría su alegría, sus pensamientos extraños y divertidos, no sería cariñoso con los demás como él. Yo nunca podría ser para Hoseok, lo que V es para él.

Me hice una bola sobre la cama mirando el exterior por la ventana. Decían que era una perezoso, que me tiraba media vida durmiendo. Estúpidos, no dormía por eso. Lo hacía porque cuando se está durmiendo las cosas no duelen. Cuando estoy soñando, no me siento solo ni apartado de los demás. No siento que soy un amargado, ni que Hoseok no me mira más allá de lo necesario.
Siempre me he preguntado por qué ninguno era capaz de ver cómo yo era por dentro. Todos eran listos, todos supuestamente nos conocíamos bien. Pero sin embargo ninguno fue capaz de darse cuenta de que en el fondo soy mucho más sensible que ellos a bromas y palabras desagradables. Es posible que fuera de tipo duro por la vida, pero era mi único sistema de defensa ante las burlas. En el fondo, cada palabra se me hincaba hasta hacerme sangrar. Yo era de sentimientos extremos. Si estaba feliz, estaba realmente feliz. Si estaba triste, podía hundirme en una profunda depresión. Cuando amo, amo con todo mi corazón y si odio lo hago con la misma fiereza.

A veces, cuando tenía tiempo pensaba sobre todo eso en la bañera. La llenaba con agua caliente y me sumergía en ella hasta que la piel estuviera arrugada. Los miembros no me interrumpían, ya que me preocupaba en ser el último que usaría el baño. De todas maneras, con mi personalidad tosca, tampoco creo que se atrevieran a interrumpirme sólo por el mero hecho de no querer descubrir mi reacción. El agua normalmente me relajaba los músculos. En ocasiones, cuando sentía que estaba demasiado deprimido, hundía mi cabeza en el agua y esperaba hasta que mis pulmones gritaban por un poco de aire. Entonces, cuando salía y aspiraba una gran bocanada, era como estar renovado.


Esa noche dormí medianamente tranquilo. Dentro de lo tranquilo que yo duermo cuando le doy demasiadas vueltas a la cabeza. El día siguiente no fue demasiado duro. Sólo fuimos a practicar a la empresa. El problema es que yo me seguía sintiendo fuera de lugar. Estaba sentado en un sillón de la sala, en silencio. Todo a mi alrededor era un puro caos. Los chicos habían cogido una pelota y se dedicaban a darle patadas y pequeños toquecitos en lugar de descansar. Ninguno se había tomado la molestia de decirme si quería jugar con ellos. Directamente dieron por hecho que no quería hacerlo.

Parecía que se estaban divirtiendo mucho, sobretodo cuando Namjoon se tropezó consigo mismo y calló de bruces contra el suelo. Hicieron una especie de sándwich con él, lanzándosele encima. Una sonrisa salió de mis labios al ver la situación, pero no era del todo real. Yo quería estar ahí en medio con ellos. Aplastando a Namjoon mientras le daba patadas a los demás y me reía hasta tener dolor en el estómago. Pero yo no era así. O al menos, no parecía que lo fuera.


Esa noche fui a mi sitio favorito. No es como si ese lugar tuviera algo de especial, era simplemente la azotea de nuestro edificio. A veces solía subir y mirar el cielo mientras apoyaba mi espalda en la pared. Cada vez que subía, esperaba ver las estrellas. Pero a causa de la contaminación lumínica de la ciudad era completamente imposible. Sólo tenía una localizada. Una estrella débil y solitaria que brillaba un poco, pudiendo verse si hacías algo de esfuerzo. Siempre que la miraba no podía evitar pensar que se parecía a mí. Allí en medio de la inmensidad del cielo, sola, sin nada más a su alrededor. Podía pasarme horas mirando la estrella con su brillo tenue, como si me sintiera identificado.

Pero esa noche todo fue distinto. Noté como una persona se sentaba a mi lado, apoyando su espalda en la misma pared que yo para mirar hacia arriba. No necesitaba mirarlo para saber quién era, mi corazón era capaz de identificarlo. No sé si era su olor, o simplemente su presencia era diferente a la de los demás. Pero estaba completamente seguro de que la persona que había sentado a mi lado era Hoseok. El hecho de que estuviera allí era extraño. Nunca antes ningún miembro había subido conmigo a pesar de que sabían perfectamente dónde estaba.

La suavidad de unas yemas acariciaron el dorso de mi mano, enviándome una punzada directa a mi pecho. Me mordí el labio inferior sin desviar la mirada de la dichosa estrella, alargando la mano para entrelazar los dedos con los contrarios y apretar la extremidad con firmeza. Necesitaba decirle tantas cosas que las palabras se atoraban en mi garganta. Tenía que contarle tantos sentimientos que estaban estancados en mi pecho que decirlos de golpe se hacía imposible.


Noté una caricia en el dorso de mi mano producida por su pulgar. Y yo apreté un poco más el agarre. Era como si con sólo ese gesto fuera capaz de darle a entender todo lo que pasaba por mi cabeza. Y él, con su caricia, me consolara dándome comprensión. Nunca había sentido ese tipo de conexión con nadie, mucho menos con Hoseok, pero era lo más agradable que había sentido en años.

De repente, la luz se fue en la ciudad. No había un motivo aparente para que eso sucediera, ya que el cielo estaba despejado y no había ningún problema meteorológico. Cuando mis ojos se acostumbraron a esa penumbra tuve que tragar saliva con un esfuerzo sobre humano. Sobre nuestras cabezas había una infinidad de estrellas que adornaba el cielo que yo creía vacío. Mi estrella, esa que brillaba un poco más que las demás, estaba rodeada de otras miles iguales a ella.

 

Entonces lo entendí todo. No hay más ciego que el que no quiere ver. Aunque pensaba que estaba solo, en realidad no podía ver todas las personas que estaban a mi lado en esos momentos. Mi familia, que aunque lejos, siempre estaba apoyándome. Mis amigos, los que siempre me hacían sentir bien. Mis fans, que me hacían sonreír sinceramente en cada evento. Mis miembros, que a pesar de lo ruidosos siempre me daban su cariño de forma peculiar. Y en especial Hoseok, que sujetaba mi mano con toda su firmeza, diciéndome que estaba ahí para mí.

Me sentí completamente feliz. Había sido un completo idiota por no haber sido capaz de darme cuenta de todo esto antes. Me hubiera ahorrado un montón de noches en vela en el que me sentía deprimido. Noté la cabeza de Hobi apoyarse en mi hombro por lo que giré levemente el rostro para aspirar el aroma de su pelo. A pesar de estar nervioso deslicé los labios hasta su frente, dándole un suave beso que decía todo lo que mi lengua se negaba a pronunciar. Hoseok se movió de su posición y tuve miedo de que se alejara de mí.

- Yoongi hyung... - susurró despacio.

Por primera vez en toda la noche decidí mirarlo fijamente, encontrándome con su rostro sereno. Miré sus ojos a pesar de la oscuridad, maldiciéndola por no poder apreciarlos en su totalidad. Notaba la respiración de Hobi cada vez más cerca, golpeando mi rostro como una suave caricia. Apretó más el agarre de nuestras manos y armándose de valor posó sus labios sobre los míos. En ese momento sentí que el corazón iba a salirse de mi pecho. El sentimiento que me provocaban esos labios dulces entre los míos hacían que me temblara todo el cuerpo. Era la mejor sensación que había podido experimentar en mi vida.

La luz volvió, haciendo que nos separáramos del beso para mirarnos; ahora sí, pudiendo ver su rostro al completo. En él se dibujaba una sonrisa leve pero tranquila, dándome a entender una vez más todo sin palabra alguna. Sonreí hasta que mis mejillas dolieron, completamente incrédulo de lo que había conseguido. Hoseok estaba conmigo, de la manera que yo tanto había deseado. No pudiendo ocultar mi felicidad me lancé de nuevo a sus labios, besándolo con todas las ganas que durante esos años había reprimido en mi pecho. Más tarde, después de una hora de besos sin descanso, volvimos a nuestro apartamento. Los demás estaban en el salón jugando a algo y haciendo mucho escándalo. Pero no me molestaba en absoluto. Me senté junto a ellos comenzando a bromear, recibiendo miradas felices. Porque Yoongi, había vuelto.

En algunas ocasiones aún pienso en mis momentos de desdicha. Pero Hoseok, el cual a pesar del paso del tiempo aún sigue a mi lado, me recuerda que no estoy solo. Que las personas que somos frías por fuera, somos las más sensibles por dentro. Que no está mal ser de esa forma mientras haya alguien que sepa mirar dentro de tí, como Hoseok supo mirar dentro de mí. Y que cuando encontramos a la persona que verdaderamente amamos, lo hacemos de verdad. Con cursilerías incluídas.


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