Kim Jongin se sentó en la mesa con su madre, era la hora del desayuno.
-No quiero ir al instituto-Dijo mientras le daba un sorbo a la leche.
Su madre lo observó.
-¿Por qué no quieres ir ahora?
-Porque no -Soltó el moreno- La gente ahí es una mierda, me aburre.
-A mí también me aburre esta conversación, y no digas groserías en la mesa, ni en ningún lado.
Kim Jongin puso los ojos en blanco.
-Además- Siguió diciendo- para que ir si terminare dirigiendo la granja, como lo hizo mi padre, y como hizo el padre de mi padre… entonces ¿Para que?
-Para que seas una persona culta, que te enriquezcas de sabiduría ¿te parece eso poco?
En ese momento entro una mujer con el delantal de empleada, llevándose la losa sucia.
-Al fin tenemos empleada nueva-Dijo Jongin- Espero que no sea igual de incompetente y ladrona quela anterior.
-Esperemos- Respondió su madre- Aun que creo que es buena persona, puedo ver la bondad en sus ojos.
-Sí, olvidaba que eres psíquica- Dijo Jongin con ironía.
Luego de desayunar, fue corriendo a su habitación. Debía de ponerse el estúpido uniforme del instituto, pero al entrar en su cuarto se llevo una sorpresa no muy agradable al encontrarse con una criatura saltando en su cama. Era un niño de no más de ocho años quien brincaba como si de un canguro se tratara.
A Jongin le llevo unos segundos reaccionar.
-¿¡QUIEN ERES Y QUE CREES QUE HACES EN MI CUARTO!?-Gritó haciendo que el chico terminara de brincar y observara asustado. Al ver a Kim Jongin en la puerta se apresuro a bajar y esconderse bajo la cama. Quedando solo sus piececitos descalzos asomados bajo esta.
Jongin sin pensarlo se acercó y jaló sus pies, dejando expuesto al chico quien lo miraba aterrado.
-¡Pregunte quien rayos eras y que haces en mi pieza!- Volvió a gritar, abalanzándose sobre él y aprisionando sus brazos contra el suelo, a los costados de su cabeza, para no dejarlo escapar.
-Yo soy Do ky-kyungsoo –Dijo tartamudeando- Lo si-siento señor…
-Nada de losientos!! ¿Eres un ladrón?! Llamare a la policía
-No… Por favor señor… No soy robón lo juro…
-¿Entonces qué haces en mi casa niño? ¡Como entraste sin que te vieran los guardias?!! Debes ser todo un profesional en esto de robar!
-No… no señor… Solo vine a juegar! Yo no robo! –Decía el chico con voz temblorosa
-Y si no eres un ladrón ¿qué haces en mi cuarto? Confiesa
-Yo… solo quería juegar en la cama… lo siento si la desordene ¡La puedo volver a hacer!! Pero no llame a la policía… por favor…
Jongin lo observó con ojos entrecerrados.
-Conozco a los de tu tipo, cuando los descubren se hacen las victimas… no caeré en tu trampa. Es más, tomare justicia por propias manos!
-No señor, yo vivo aquí…
-¡Patrañas! ¿Enserio crees que voy a creer eso? ¡Vives en mi casa pero jamás nos hemos visto?!! JA!! Ya has sido descubierto y te das el lujo de mentirme en la cara? JA! te hare daño para que nunca más tengas ganas de robar.
-No no me haga daño… porfavor… -El chico forcejeaba con sus manitas para librarse de Jongin, pero el otro lo superaba en tamaño y fuerza. Kyungsoo se veía diminuto bajo este.
-Lamentaras el día en el que decidiste colarte en la casa de el Kim Jongin, el grandioso e implacable Kim Jongin, el temerario, el que no le teme a nada, el que hace justicia por sus propias manos, el que…
El llanto del chico interrumpió su egocéntrico discurso.
Kim Jongin alzó una ceja, observándolo.
-¿Enserio crees que comprare ese llanto de cocodrilo? JA! Deberías pensarlo dos veces antes de intentar engañarme… los de tu clase son perfectos actores a la hora de intentar salirse con la suya!
-Mamá… Mamá… -Susurraba el pequeño entre el llanto.
-¿Mamá? De seguro es ella la que te manda a robar a casas ajenas... Apuesto a que entraste por la ventana… ¿Qué pasaría si te arrojo por ella?! Estamos en un tercer piso…
De pronto Jongin sintió una humedad bajo él, una tibia humedad…
Se levantó de inmediato despegándose del pequeño, quien acababa de orinarse a causa del miedo. También lo había orinado a él, Jongin observó horrorizado su camisa húmeda…
De pronto la puerta del cuarto se abrió de golpe y por ella apareció la nueva empleada. El chico quien aun estaba en el suelo se levantó y corrió hasta donde ella, abrazándola con fuerza.
-Mamá –Dijo entre sollozos-No me gusta este lugar… no quiero vivir aquí…
¿Mamá? Jongin abrió los ojos como platos, ahora las cosas cuadraban en su mente.
El chico ladrón resultó no ser ladrón, sino el hijo de la empleada nueva.
Mierda.