Mi vida no siempre fue fácil, había situaciones en las que tenía que arriesgarme todo o a nada.
Mi historia comienza en la High School Domino, donde este campus es sólo permitido por hombres, se preguntaran ¿Por qué entrar aquí? la razón es simple, esta escuela es una de las mejores con excelentes profesores y un buen nivel académico.
Así que decidí entrar, lo cual no fue un problema ya que obtuve una beca por mis altas calificaciones, lo único que falta era disfrazarme de hombre, lo cual hice.
Pero no creí que al entrar aquí tendría muchos conflictos, sobre todo con Yami, el es el que me hace la vida miserable por ser mi compañero de cuarto aún peor por averiguar mi mayor secreto.
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Me levanté muy temprano por la mañana, hoy era el día en que iría a presentar mi ficha en una de las mejores escuelas de Domino. La High School Domino, lastimosamente es para hombres, pero yo quiero entrar a esa escuela ya que es la mejor de todas aunque tenga que convivir con... hombres.
Lo bueno de todo es que es un campus y a mi siempre me fascinó entrar a uno.
Bien, llego la hora de parecer un hombre.
Me miré un momento al espejo y pensé la forma en peinar mi cabello, ya que era tricolor y algo lacio, tenía que parecer de verdad un peinado masculino.
Intenté varios peinados, uno de lado, otro de frente hasta que se me ocurrió algo increíble. Pararlo en puntas, cuando lo hice se veía genial, pero había un problema, mis mechones amarillos, a estos los baje un poco quedando algunos mechones de lado izquierdo y derecho, y dejando un pequeño mechón colgando, así en forma de copete.
Ahora lo más fácil, la ropa.
Fue sencillo escoger la ropa que llevaría me puse unos pantalones de piel, una camisa blanca y un chaleco encima de este.
- Vaya, parezco en verdad un hombre con este peinado. - Sonreí mientras me miraba al espejo y mis cabellos en punta. - Es hora.
Tomé mis hojas para inscribirme y baje las escaleras, vivía con mi abuelo en la casa.
- ¡Abuelo, ya me voy! - Dije felizmente.
- ¡Buena suerte Yugi! - Gritó mi abuelo antes que saliera.
Me dirigí para tomar el autobús, ya que estaba un poco lejos de donde vivía. Cuando entré e intenté buscar un asiento para sentarme, varias chicas se me quedaron viendo y murmuraban cosas. ¿Acaso tan fatal me veo...?
Pero todo se aclaró cuando empezaron a gritar.
- ¡Siéntate aquí conmigo!
- ¡No, mejor conmigo!
- ¡Ven, tengo un lugar reservado para ti guapo!
Me ruborice por sus palabras, pero decidí mejor sentarme hasta atrás, sería algo incomodo para mi.
Pero las chicas no paraban de mandarme piropos hacia mi físico, yo sólo les agradecía amablemente con un rubor en mis mejillas. Lo que hacía que ellas se emocionaran igual.
Cuando por fin llego mi parada me baje lo más pronto posible antes que las chicas me tomaran por la fuerza.
Suspire cansada cuando el autobús se fue, vi frente de mi la escuela y entré buscando la oficina del director.
Cuando estaba por los pasillos escuche un par de gritos.
- ¡Es que no puede ser que hayas reprobado todo el semestre Yami!
- ¡No es mi culpa que contrates docentes incompetentes!
- ¡Más te vale ponerte al corriente el siguiente, estas atrasado un año! ¡Estabas por pasar a segundo semestre!
- ¿¡Y eso quiere decir!?
- ¡¡Que tomarás primero nuevamente!! ¡Agradece que soy el Director de esta escuela si no te habría expulsado más rápido que un perro!
- ¡Me importa una mierda!
Dios... una pelea de padre e hijo supongo. Cuando de pronto la puerta de la oficina fue azotada y de ella salió un chico que debo decir bastante atractivo, de hecho se me hizo extraño que llevara casi el mismo cabello y estilo que yo. Se veía furioso, tenía una mirada penetrante y seria. Cuando paso por mi lado me dio un empujón por el hombro.
- Quítate de mi camino. - Dijo entre dientes saliendo de ahí echo humo.
- ¡Fíjate por donde vas idiota! - Grité enojada, pero no me prestó atención.
- Joven, lo siento. Entré. - Giré mi rostro para ver al Director, aclaré mi garganta.
- No se preocupe Señor Director. - Entré a su oficina, era un lugar amplio para ser una oficina.
- Tome asiento por favor.
Yo hice caso sentándome en una de las sillas de ahí.
- Veamos ¿a que vino? - Pregunto entrelazando sus manos.
- Ah, si vine a inscribirme, traje todo el papeleo que se necesita para hacerlo. - Saqué un folder donde venían todos mis archivos necesarios para inscribirme, el director los leyó con atención.
- Tienes excelentes notas, joven....
- Yugi, Yugi Muto.
- Joven Muto, creo que le agradará esta noticia que estoy por darle. - El director cerró el portafolio para mirarme directamente.- Le daré una beca completa. - Sonrío este.
¿Que? ¿Es en serio?
- ¿De verdad señor Directo? - Pregunté con emoción en mi voz.
- ¡Claro que si! por tus notas puedo ver que serás un buen estudiante, entonces te espero aquí mañana por la mañana con tus cosas.
- Gracias, en serio esto significa mucho para mi.... - Dije casi como una chica, reaccione.- Quiero decir, gracias Man. Tengo que irme. - Tomé mis cosas para salir de ahí a toda prisa.
- ¡Estoy dentro, no puedo creerlo! - Salté lo más feliz que estuve, corrí por toda la ciudad hasta mi casa.
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- ¡Abuelito, ya llegue! - Entré por la puerta brincando, estoy demasiado feliz todavía.
- Yugi ¿Cómo te fue? ¿te aceptaron? ¿no te descubrieron? - Preguntó muy preocupado.
- Abuelito tranquilo, me fue bien, no me descubrieron y no sólo eso ¡Me aceptaron ofreciéndome una beca completa!
- ¿En serio? ¡Felicidades hijo! quiero decir... ¡Hija!
Mi abuelito me abrazó fuertemente, el estaba tan feliz como yo.
- Gracias abuelito, mañana mismo me voy... - Dije sonriendo leve, sabía que el abuelo se sentiría solo.
- ¿Tan pronto? - Su voz sonaba triste, pero sonreía.- Esta bien hijo, ve a alistar tus cosas.
- Gracias abuelito, te prometo que si tengo días libres vendré a visitarte. - Sonreí ampliamente, el sólo asintió y fue a la cocina.
Me fui directo a mi cuarto para alistarme y guardar mis cosas. Empaqué todo lo que necesitaba. Cuando por fin terminé me recosté en la cama para dormirme por fin, mañana sería un excelente día.
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Me encontraba afuera de la escuela, había autos que llegaban a estacionarse y chicos saliendo de ellos con sus maletas.
Miré nuevamente la escuela, suspire sonriendo y entré, nuevos amigos y nuevas aventuras encontraría aquí.
Estaba en los pasillos de los dormitorios buscando mi dormitorio que al parecer compartiré con alguien más, pero según estoy informada las habitaciones están divididas en dos. Eso me alegra.
- Numero 178, 178...178...¡178! - Cuando lo encontré abrí la puerta de esta y al parecer no había nadie en la primera puerta, así que entré en la otra y tampoco nada. - Creo que me gustará esta habitación segunda.
Entré y desempaque mi ropa, según leí en el reglamento podías usar el uniforme o tu ropa de casa. Suena algo tonto pero por mi esta bien, podré usar ambas cosas.
Oí como la puerta de a lado resonó, quizá sería mi nuevo compañero salí para recibirlo pero mi sorpresa fue que era el mismo chico el que vi ayer salir de la oficina del Director, ¿compartiría habitación con el? diablos, bueno tendré que llevármela tranquila.
- ¡Hola! soy tu compañero de cuarto, mucho gusto. Soy Muto Yugi. - Extendí mi mano para estrecharla.
Pero sólo conseguí que me mirara de mala forma e ignorara mi cordiable saludo.
- Oye, es de mala educación que no saludes a la gente. - Fruncí el seño.
Pero nuevamente me ignoró.
- Al menos trata de ser amable ya que compartiremos habitación niño irrespetuoso.
- Mira mocoso, mejor cállate. No me interesa ser tu amigo, para que ni lo intentes. - Dijo gruñendo molesto y sacando sus cosas de la maleta.
¿Como? ¡Genial! no vuelvo a entablar amistad con un imbécil como este. Lo miré por unos segundos, y aunque parezca un idiota es alguien lindo... borré esos pensamientos de mi mente.
- ¿Quieres dejar de mirarme y largarte a tu cuarto? me estorba la gente metiche.
- Que genio. - Iba a entrar a mi habitación, cuando oí que me llamó.
- Y de una vez te aviso que no intentes pasarte de listo conmigo, y si vuelves a llamarme idiota como ayer me las pagas ¿oíste? - Dijo tirándose en la cama.
- Sí, como sea. - Entré a mi habitación azotando la puerta.- Ese tipo tiene problemas. - Susurré lo más bajo posible para que no me oyera.
Saqué mis cosas para acomodarlas en el closet, la verdad esque era un lugar bastante agradable. Tenía una televisión plasma, un estéreo y sobre todo una agradable vista al campus. Esto es fantástico.
Me tiré en la cama cerrando lo ojos y colocando mis manos atrás de mi cabeza.
Algo me decía que este año escolar sería diferente a cualquiera que he vivido, sólo espero que no descubran que soy una chica... rodeada de hombre me imagino lo que hacen.
Pornografía, fiestas, alcohol...
- Wow será un ciclo largo. - Dije para después quedarme dormida.