Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Earth End por SumTheHeaven

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes no me pertenecen a mí, si no a su original creador, Gosho Aoyama.

Esta vez, simplemente he querido probar algo diferente y la ficción y fantasía que he estado leyendo últitamente están afectándome uwu. ¡Espero aún así que les guste! Ver a Shinichi como el débil cuidado por Kaito me hacía emoción y quería probar con ello u-ú, así que aquí esta c: Si es raro, eso es una afirmación, pero bueno, para mi lo raro es bueno*-*.

 

Notas del capitulo:

Este es el primero, la explicación de todo básicamente uwu. Ahora os dejo en este AU~.

 

Capítulo 1; {The Whites}

SumTheHeaven

 

Actualidad

Su aliento cálido pegaba sobre sí mismo en aquel infierno subterráneo. Valdría la pena, quedaba poco por esperar para salir del asqueroso lugar y lanzarse a las aventuras del exterior, aquellas que no deparaban más que guerra y conflictos. Él lo sabía, disponiéndose a acabar con todo lo que se cruzase en su camino, tal como el Central System lo hacía con ellos cada vez que desobedecían el más mínimo de sus injustas reglas. Criado e impulsado con esa mentalidad contra la dictadura instaurada hace siglos después del mito del mundo antiguo, él; otro más parte del ejército White, que llevaban décadas planeando el asalto a la cuidad Centro, contra todos los Close habitantes de la misma, aquellos que besaban los pies del régimen con tal de vivir de los trabajos que ellos, regiones alejadas del Centro, estaban en obligación de cumplir. 

—¿Estás listo, líder?—cuestionó uno de ellos, con el rostro más manchado que el propio. Los ojos marrón de su interlocutor brillaban con más éxtasis del que él poseía, todo por la emoción de salir de la pocilga en que se hallaban ocultos.

—Claro, nunca tanto como ahora—dijo con tranquilidad fingida, carcomiéndole los nervios por dentro. A un líder con escuadrón solo le quedaba esperar la misión que daban los revolucionarios en Jefe, pues eso los destinaría a hacer uno u otra cosa con la motivación a acabar con la sociedad que tan injustamente habían creado.

Con un suspiro de alivio, recibió la noticia esperada y deseó por un momento echarse atrás. ¡¿Desconectar el Control System?! ¡A menos de que llevase un ejército, eso sería un gran problema!

_________

Siglos atrás

La guerra asoló el mundo, como todos hubiesen esperado para el fin de su destrucción, más bajo habían caído matándose entre ellos. Pocos sobrevivientes que quedaban por el mundo, se obligaban a reunirse en zonas de seguridad en las que no hubiesen usados compuestos tóxicos ni de la variedad del armamento militar. Todo había quedado atrás, la guerra, aquella solución rápida e ilógica a la sobrepoblación ya no sería un problema para los sobrevivientes, si no el cómo mantenerse vivo de ahora en más. Recursos agotados y un mundo destruido en el que solo se podían hacer uso de ciertos edificios que no habían sido destruidos, como los grandes laboratorios del gran país Norteamericano, que se usó como sede para la nueva generación.

Motivados para no volver a caer en los mismos errores, se usó el proyecto sin finalizar de una computadora capaz de liderar por si sola una sociedad, buscando la mejor solución para los problemas y la mejor división para que no existiesen los problemas económicos, políticos y sociales con los que hasta antes de la guerra habían vivido. 

Se implementó la tecnología Madre, con la que se acabó de formar el Sistema Central, que dividió todo en regiones y repartió equitativamente los bienes y tareas.

Todo se mantuvo en calma y los sobrevivientes, orgullosos de su trabajo, en el que se necesitó a aquella persona que ahora no era más que un durmiente en el que sucedía todo, pudieron descansar en paz después del exhaustivo trabajo. Los llamados Close tomaron el terreno central, cansados del trabajar del día a día, y manipularon el Sistema Central a su favor, causando que la memoria original de Shinichi, fuente del sistema, se viese perdida, lo que terminó en todas las injusticias cometidas contra las regiones.

 

_______________

Actualidad

Kaito refunfuñó, gritándole improperios al idiota creador, o en realidad, su amiga; Miyano Shiho, científica jefe de los Whites, quien designaba misiones a partir de la capacidad del escuadrón. Sabía que serían capaces, tanto él como su equipo, pero para una primera misión, la científica se había excedido.

— Los Close han caído bastante ya, de hecho, la cuidad Centro ahora no es más que un campo de guerra viviente, solo tendrás que adentrarte al viejo edificio y desconectar el Sistema Central, no es tan difícil—relató la muchacha, haciéndole ver lo que se suponía que sería un trabajo de abrir y cerrar de ojos.

— ¡Si es tan fácil podrías ir tú!—contestó, rozando los límites de su ira, apretujando el pequeño aparato, invento del Profesor Agasa, otro científico loco miembro del equipo de Shiho—¡Yo ni siquiera se apagar esa cosa! ¡Nunca en mi vida la he visto!

— Tranquilízate, es fácil—la voz de la muchacha sonaba fría, yéndose a la burla contra Kuroba—¡Es un gran botón que dice "Disconnect"!—dijo—¡Ups, ya es tarde! ¡Suerte, Kaito!

Antes de que él pudiese reclamar nada, la muchacha había cortado la comunicación. Miró a su equipo, quién aunque, quizá jodido de miedo, estaban dispuestos a seguir las órdenes de su líder y llegar lo más lejos que les fuera posible con tal de cumplir su mandato.

El moreno, Hattori Heiji, activo y osado, encajado en la posición de un soldado distinguido, todo un protector del equipo. Ran Mouri, una estratega de primera, hábil con algunas armas, servible para el campo de batalla, personalidad fuerte y ruda. Shukichi Haneda, siempre con orejas, el tecnológico, un excelente hacker. Kazuha Toyama, al igual que su amigo Hattori, otra soldado de gran fuerza y por último él, Kaito Kuroba; con una rara y extraña variedad de todo, además de un experto ilusionista con tecnología, bastante servible a la hora de engañar.

Los cinco residían en la Región Way la tercera más cercana al centro, por la cual deberían irse por el pasaje abandonado de los trenes, que pasaban solo de vez en cuando trayendo materiales de otras regiones para ser llevadas a Centro.

—Partiremos por la mañana, hasta entonces, será mejor que descansen—anunció Kaito, echándose sobre un montón de paja que usaba como improvisación de cama.

Se alojaban en una de las tantas casas bajo tierra; sótanos deformes utilizados para ocultarse de los que impartían el régimen del Sistema Central.

 

Al amanecer, aún con pereza y otra vez, como en otros días; sin comer, debieron partir temprano por la mañana para poder llegar al tren de más temprano en ir a Centro. La osadía, parte de ellos, les hizo correr con apuro fuera del sótano, pues según la hora indicaba el tren pasaría en no más de tres minutos y debían recorrer una distancia considerable.

—¡Apurad el paso!—exclamó Kaito, echándose a correr. Sus vestimentas negras no pasaban desapercibidas para la temprana mañana en la que el Sol, aún cubierto por infinidad de nubes, daba la claridad habitual de su región. 

Se echaron a correr viendo la cercanía del tren, al cual sin duda deberían perseguir para subir, puesto que solo tenían programados y no hacían detención en ninguna parada a menos de que debiesen recoger cargamento. Su rostro sucio sudaba del esfuerzo, a tan tempranas horas de la mañana después de recién haberse levantado.

Era un gran esfuerzo, pero valdría la pena si podía acabar con las injusticias. Esta era la vida de los Whites siempre a la disposición de las órdenes con tal de llegar a su meta. Quedaba poco, ya no podía faltar más para acabar con los Close y su dictadura; la guerra llevaba meses en pie, los revolucionarios llevaban la delantera, no sería difícil ganar. En ese momento la cuidad Central estaba decaída, aunque cualquier función seguía en pie solo por el Sistema Central, el que aún ellos no podían tomar. 

Era arriesgado mandar solo a un grupo de cinco para completar una misión en ese edificio, el cual estaba lleno de los últimos Close resistentes; pero si Shiho así lo quería, el cumpliría el mandato, como era su deber, para su amiga y para su propia satisfacción. 

—¡El tren viene, intenten subirse a él por las rendijas abiertas!—ordenó Kaito, con su camiseta negra ondeando de lo ancha, desgarrada en varios sectores, mientras los pantalones ajustados a sus piernas hacían decoro de su admirable físico.

Los cinco lograron subirse en cuestión de minutos al rápido tren, pudiendo descansar entre los sacos de trigo del vagón al que habían subido. Con esa velocidad, tardarían solo dos horas en llegar a la cuidad Centro, que antes había sido la mayor fuente de belleza, ahora no era más que humo por doquier, los edificios y todo ello destruido, a causa de la injusticia que causaron los Close por querer servirse de los demás.

Kaito respiró hondo, dejándose llevar por el sueño que sentía, durmiéndose a los pies de los sacos, con su equipo tan o más agotado que él.

 

—¡Despierta de una puta vez!—quizá era la enésima vez que la impaciente muchacha Mouri le decía lo mismo y su líder continuaba sin hacerle caso.

Su paciencia se había ido cuando decidió que un saco de trigo rajado le serviría para azotarlo contra su líder y que despertara. Quedaba casi nada para llevar al Centro y debían bajar antes, la zona de cargo aún no era de pertenencia de los Whites. Kuroba no tardó en despertarse, pero Ran no acabó ahí su venganza. Deberían bajar al borde del bombardeo solo porque a Kaito no se le ocurrió mejor momento para dormir.

— ¡Ya, ya, ya!—rezongó Kaito, su mirada llena de pánico y un sarcástico asentimiento de parte de Ran al ver la proximidad con la zona donde se vivía la guerra a cada segundo. Ran ni siquiera esperó a su líder y se lanzó de un salto del tren en movilidad, dejando a Kaito solo en ese lugar con sacos sobre sus piernas.

Shukichi rió cuando Kaito fue el último en lanzarse pegando un grito, mientras el tren se perdía en el humo provocado por el levantamiento de la tierra en pleno campo de batalla.

La estación justo antes de la zona de carga era un lugar abandonado donde antes se habían posado los de la resistencia para acabar con la principal zona de recursos que tenían los Close. Ellos deberían atravesar la zona y bordear hacía la entrada del Este, puesto que si entraban por la más cercana acabarían calcinados. Demoraba más o menos tres horas en solo llegar a la otra entrada a pie, y después deberían cruzar la cuidad y meterse en el edificio. Tenían por suerte, un no límite de tiempo.

— ¡Eh, eh! ¡Mirad que genial están!—Hattori se detuvo, sus gritos llamando la atención del resto del grupo, que apreció a unos treinta pasos de ellos una infinidad de motocicletas, que suponían antes habían usado para llegar a la cuidad también y habían sido abandonadas ahí.

— Cojan algunas y avancen rápido—pronunció Kaito corriendo a la más gustosa para su vista, rojo y negro detallando el aparato. 

Con ellas, en cuestión de minutos habían llegado a las cercanías de la puerta y aprovechándose de sus móviles, se metieron a velocidad impresionante por la destruida cuidad Centro, evadiendo con más facilidad los sectores en ataque por la rapidez con la que iban. El edificio se alzaba a ellos amenazante, la puerta de por sí era resguardada ya por cuatro guardias de gran porte, aunque lo único en ellos interesante eran sus armas obtenidas de la tecnología militar producida por el System Center. No podían cruzar las puertas así como así, aunque por fortuna, ellos también portasen sus propias armas, cortesía desarrollada por Agasa y el grupo científico de Shiho.

— ¿Qué les parece si disparamos a la vez? Nos desharemos de cuatro gordos, obtenemos cuatro armas y tenemos vía libre al interior—recomendó Shukichi, quien recibió el asentimiento de Kaito.

Todos dispararían a excepción de Kazuha, a la que aún faltaba práctica con las armas. En nada más dos segundos cayeron rápidamente cuatro cuerpos y esta vez corriendo alcanzaron las armas para adentrarse al decaído edificio. 

— ¡Shukichi! ¿El mapa de este lugar?—Kaito apuró, los cinco resguardándose en las esquinas para evitar que se les sea tomados por sorpresa.

— Las escaleras de servicio son las más desocupadas en este momento—anunció él, su dedo con rapidez tecleando para mostrar la estructura física del edificio y la ubicación exacta de las escaleras.

— ¡Eh, ahí! ¡Deteneos, no escapéis!—gritó un hombre por el fondo, viéndose descubierta Ran, Kazuha y Shukichi, que cruzaban a la otra esquina para ir por las escaleras, como ya hacían Kaito y Hattori.

— ¡Las escaleras están doblando a la izquierda, ir por allí!—gritó Shukichi, deteniéndose para apuntar a los guardias que le seguían más de cerca, disparándoles con el arma que había robado a los de fuera.

Mientras corrían subiendo las escaleras gastaban munición dejando en inconsciencia a cualquiera que se cruzara con ellos, era una infinidad y por detrás también les perseguían, teniendo que dejar incluso caer las granadas para aturdirles, pues eran solo un artilugio con cloroformo.

— ¡Quedan dos pisos para el Sistema Central!—anunció Shukichi, Kaito sacó de su bolsillo una granada de poco alcance, lanzándola al piso de más arriba, donde se hallaba la puerta para entrar a ese montón de computadoras que hacían de dictador en su mundo. La granada simuló una explosión pequeña, volando la puerta con seguro del lugar. Tras ellos gruñeron los Close, si ellos ya habían dado alcance al lugar, lo más sensato sería huir. Como el Sistema Central recuperase su memoria ellos serían destruidos en un abrir y cerrar de ojos.

Se adentraron corriendo, pero Kazuha anunció que ya no debían de preocuparse. Los Close habían comenzado a correr y abandonar el lugar. Si no salían de los dominios del Sistema Central, serían destruidos por él. La habitación, enteramente blanca, admiró por su pulcra organización, llena de computadores y en el centro, conectándose a todas las máquinas, una cápsula que decía "Disconnect", tal como Shiho había dicho.

Todo esto acababa aquí.

Después de esto, personas como los Close jamás volverían a tener el poder. 

Kaito aspiró, con alivio recorriéndole el cuerpo, dejando escapar el aire nuevamente, apretó aquel botón ansiado. El final de la guerra se marcaba con esto. Las computadores hicieron abuso de sus altavoces, y la niebla que estaba dentro de la cápsula de disipó, abriéndose. Kaito se quedó sin voz al ver la figura en ese lugar, allí dentro, encerrada por los cables que ahora lo liberaban, dejándole abrir aquellos ojos azules que le hicieron casi tambalearse. 

— ¿Qu-quiénes... s-son us-ustedes?—preguntó en un hilo de voz, el joven que salía de la cápsula. Piel pálida, ojos celestes y un traje en su totalidad blanco. Bajo sus celestiales ojos, un poco más arriba de los pómulos, tres puntos blancos en línea hacían decoro.

— ¿Quién eres tú?—cuestionó esta vez Kaito, más extrañado que nunca.

El muchacho, apenas pudiendo utilizar fuerza para salir de la cápsula, miró por largo rato a Kaito, antes de dejarse caer en sus brazos ante la falta de fuerza para estar en pie.

— Me llamaban Shinichi, Kudou Shinichi—pronunció, su voz cayéndose a cada sílaba.

Notas finales:

-owo-. ¡Gracias por leer! Hasta la próxima uwu.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).