YiFan estaba sentado ante la mesa con una botella de cerveza medio vacía. En días como el de hoy, era cuando deseaba dejar todo y alejarse aunque sea por un rato, sin importar de que era el alfa y tenía una manada que proteger y guiar, detestaba la dependencia que tenían sobre su persona. Aparte de algunos problemas internos, tenía que pensar que solución le daría a los problemas que le estaba dando la manada del Este. Dejo escapar un profundo y sonoro suspiro, mientras dirigía su mirada a la botella, tomándola entre sus manos.
-Hey, jefe ¿Te sucede algo?- pregunto una profunda voz, mientras su beta Choi Siwon se sentaba frente a él.
-El molesto de Zhoumi de nuevo. Al parecer el tipo desea morir. El y los demás saben perfectamente que nadie entra en mi territorio y deja por todo el lugar su asqueroso olor- agarro su cerveza y se tomo todo el contenido una vez, dejando el embase sobre la mesa con un fuerte sonido.
-Sabes, que solo la hace para fastidiarte. No creo que sea tan estúpido, como para entrar en la cuidad y sus alrededores. Aun sabiendo, que lo atraparíamos antes de que llegue- El beta esbozo una sonrisa de orgullo al proferir la última frase.
Lo más loco de todo era que Zhoumi era un cobarde, provocaba a la manada por tonterías, sin la menor intención de invadir su territorio. Todo los intentos del hombre lo molestaban de sobre manera y estresaban al máximo. Estaba pensando seriamente en matarlo y terminar con toda la mierda que el hombre dispersaba.
- ¿Porque no vas a la cuidad? La cafetería seria el lugar perfecto para relajarse. Ve y no te preocupes, yo me encargo de las cosas por aquí. A ti te hace falta urgente un poco de relax- Siwon le dedico una muy amplia y tranquilizadora sonrisa.
YiFan le dio una seria mirada- Esta bien, te dejo a cargo mientras voy a despejarme. Solo si la situación lo amerita y me necesitas con urgencia me llamas o si la cabeza te explota sobre esta mierda- Necesitaba un urgente cambio de la rutina diaria, ya nada era divertido. Todo le parecía el mismo aburrimiento. Una vez que la chispa de la diversión desaparecía, nada parecía traerla nuevamente.
Saliendo de la casa, se subió a su motocicleta, pensando en lo complicado que se había vuelto su vida desde que decidió formar su propia manada. Su padre pesaba que él podría liderar la manada una vez que dejara el liderazgo. Después de todo YiFan era el más grande lobo timber, sobrepasando a su padre que media dos metros. En su forma de lobo no había quien rivalizara con él.
Sabia mejor que nadie que no podría cumplirse el deseo de su padre, ya que la manada se puso furiosa cuando descubrieron que le iban mejor los hombres, y gritaron sus opiniones de mente estrecha y homofóbicas directamente a su padre.
Su padre al enterarse le había asegurado que la manda con el paso del tiempo cambiaria de opinión. Pero dudaba mucho que eso se cumpliera. Y esa fue la principal razón por la que dejo la manada, junto con su mejor amigo Siwon.
Con el paso de los siglos se había encontrado con otros shifter, que compartían la misma preferencia, uniéndose y formando una manada, poniendo inmediatamente a Siwon como su beta y hombre de confianza. Cuando Tao se unió, lo nombro el comandante sobre los demás centinelas o guardianes. Los que tenia la tarea de proteger a la pareja del alfa y a las demás parejas, que tendrían con el tiempo.
Había pasado tres siglos desde que había abandonado su manada de nacimiento. Y habían pasado tres siglos sin encontrar a su pareja.
YiFan suspiro profundamente, sentándose correctamente sobre la motocicleta y encendiéndola, rezando poder encontrar a quien el destino había destinado como pareja lo más pronto posible. Los shifter vivían mil años, y él en particular no era ningún jovencito.
Llegar a la cuidad no le llevo mucho tiempo. La propiedad que le pertenecía estaba en lo profundo del bosque, bastante alejada y escondida del camino principal, pero desde ese lugar la ciudad no estaba demasiado lejos. Al entrar en el estacionamiento de la cafetería, apago el motor. Esperaba que el destino supiera lo que estaba haciendo porque él estaba realmente cansado de esperar.
Entro en la cafetería, ordeno lo que quería y se dirigió a un sofá que estaba ubicado junto a la ventana. Se recargo contra el rojo sofá y cerró los ojos, disfrutando un poco de la tranquilidad que emanaba el lugar. El latido en su cabeza pareció calmase bastante, mientras sentía la tención abandonar su cuerpo. Sonrió al observar que su orden había llegado. Tomo la taza de Te Chai. En secreto era un aficionado al te. El único que sabía su pequeño secreto era Siwon.
Sonrió ampliamente, tomando un sorbo. Si los demás integrantes de su manda se enteraran no dejarían de burlarse de él en un largo tiempo. Acerco nuevamente la taza a sus labios, saboreado el caliente y delicioso brebaje. En ese momento un delicioso olor llego a sus fosas nasales. Era una mezcla de canela y lluvia de verano, haciendo que sus sentidos regresaran nuevamente a la vida. Abrió los ojos y observo la concurrencia de gente que en ese momento se encontraba en el local, localizando el propietario de ese delicioso olor.
Su mirada se poso en un chico que observaba el mostrador de cristal donde se encontraban los pastelillos moviéndose de un pie a otro con indecisión. Aspiro profundo y observo que el dueño del delicioso aroma era ese chico, ya que el olor se arremolinaba entorno a este. Bajo su taza de té y lo observo con más detenimiento, recorriendo con la mirada ese lindo y sensual cuerpo. Tenía el cabello corto un poco despeinado de un negro azabache, que dejaba al descubierto parte del blanco cuello. Delgada espalda cubierta por una camiseta bordo que se ajustaba a su delgada figura. Unos pantalones negros que se apretaban perfectamente a sus duras nalgas, haciéndolas resaltar, junto con sus delgadas piernas. Si esa era la parte trasera, podía apostar que el frente era aun mejor.
Como si el destino estuviese de parte de YiFan, el chico se giro. Mirando directamente a los ojos del más alto. Al observarlo por primera vez sus ojos se abrieron al máximo. Era en realidad impactante. Tenía un desordenado corte de cabello, y el fleco le caía suavemente sobre la frente. La forma de su rostro era perfectamente simétrica y tenía un cuello demasiado blanco que invitaba a ser besado y chupado. Y ni hablar de esos labios en forma de corazón, que lo tentaban a sentir si eran suaves. Pero lo que más le llamo la atención fueron esos grandes y expresivos ojos color marrón claro.
El chico lo observo un momento, girando levemente la cabeza, hacia un lado como si se estudiaran. Luego de un momento se giro para atender al cajero. Sabía a ciencia cierta que el pequeño moreno había sentido la atracción, esa había sido la única razón por la que se había girado mirando el la dirección de YiFan. Sonrió de lado, acariciando su barbilla, expectante a cuál sería el movimiento del moreno, se quedaría y buscaría un asiento o se iría.
Lo observo y a cada una de las acciones que realizaba, como giro su cadera, la forma en que se marcaban sus piernas. ¡Dios! lo deseaba, aun estando lejos.
Su lobo asintió en aprobación, ante sus pensamientos
Él lo quería.
¡Mío!- Grito su instinto-