Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

"The Secrets of Love & Sex" por Kikyome

[Reviews - 36]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

ADVERTENCIA

Marzo 2017

Hemos retomado esta historia y hemos re-editado muchas partes, esperamos sea nuestro mayor proyecto del año y nos disculpamos con todos quienes la seguían. 

Se volverá a subir desde el capitulo 1.

 

Muchas gracias a todos.

^^

Notas del capitulo:

Para quienes ya lo hayan leído hay cambios en esta historia.

 

Episodio 1:

“The Secrets of Sex”

 

-Acompáñennos la próxima semana en otra emisión de “The Secrets of Sex” y no olviden que:

“Para ti que no puedes evitar llorar

Por aquellas culpas que llevas

Debes saber que...

Para las rosas que florecen en invierno

Para la lluvia que riega los campos en primavera

Para la tristeza que aparece en mí

Cuando te tengo cerca

Para aquellas cosas que son y no deberían...

Para todo siempre hay una respuesta”-

 

-Corte-

 

Esa había sido otra gran emisión de aquel exitoso programa “The Secrets of Sex” emitido a un horario poco accesible para los más jóvenes, aunque irónicamente las llamadas y las cartas siempre eran de chicos de instituto y él joven que había cerrado el programa con aquel poema era Fai Lion bajo su identidad falsa llamada Ephestion, el conductor de aquel atrevido y novedoso show, quien con sus conocimientos en el campo del amor y las relaciones sexuales cada miércoles, o mejor dicho, cada jueves en la madrugada, contestaba todas las dudas que tenían los espectadores.

 

Por ser un programa tan “llamativo” los directivos habían decidido que sería mejor ocultar su identidad con un sobrenombre y un disfraz de gigoló americano demasiado llamativo pero muy efectivo.

 

-Buen trabajo chicos, y en especial tú Ephestion, cada semana te superas más y más- El director se acercó al joven de plateados cabellos y se permitió posar una de sus manos sobre el hombro del muchacho con demasiada confianza para luego deslizarla con disimulo acariciando su brazo tratando de no ser visto por los demás en el lugar y sin poder evitar una sonrisa asomar por entre sus labios.

 

-Valla, es por esto que nuestra estrella se sigue superando, con “halagos” de este tipo hasta yo podría considerar entrar en el mundo de la televisión- El comentario que pretendía pasar por broma, provenía de un trigueño quien  sin quitar aquella expresión sonrisa de su rostro no dudó en  arrancar la mano del director del cuerpo del imperturbable conductor.

 

Rick Johnson era el productor del programa y el único que sabía la verdadera identidad de Ephestion ya que había sido él quien lo había “descubierto” hace un año en las orillas del río dictando “cátedra” a uno jovencitos mucho mayores que él, al escucharlo hablar con tanta seguridad se  quedó perplejo y sólo necesitó 5 segundos para crear un nuevo concepto en programas educativos.

 

-Si no necesita nada más señor director, debo retirarme a descansar- Sin esperar más respuesta comenzó a alejarse, solo miraba hacia el frente, sus ojos parecían distantes, su actitud realmente podía dejar helado a cualquiera.

-Claro señor Ephestion, espero que descanse, con su permiso me retiro- El hombrecillo se retiró mostrando temor disfrazado de respeto.

 

-Valla, me desaparezco una noche y todo el mundo se quiere aprovechar...no deberías dejarle hacer lo que quiera contigo ¿sabes?- Le reprochó Rick acomodando uno de sus mechones rubios y caminando a la par de Ephestion.

-Estoy cansado, quiero dormir...llévame a casa...por favor- Fue lo único que dijo el joven.

-Si señor- Se cuadro al más puro estilo militar en son de broma y acto seguido le abrió la puerta del elegante automóvil negro para dejarle que suba y así poder llevarlo hasta su casa como todas las semanas, aquella era una rutina divertida para Rick.

 

Eran cerca de las 2 de la madrugada, a esta hora cualquier madre se preocuparía por el paradero de su hijo, pero no Janet Lion, la encantadora morena de piel canela dormía plácidamente en su acogedora cama, hasta que escuchó a un auto estacionarse en lo que ella dedujo era la puerta de su casa, sonrió para sí misma y volvió a conciliar el sueño.

Aunque Janet no era la mejor madre del mundo, tampoco podría decirse que fuera una desobligada, sabía a la perfección que su pequeño llegaba tarde de su “extraño” trabajo semanal, hace un año se escandalizó cuando su hijo Fai llegó gritando algo acerca de un “pervertido” quien lo había seguido hasta la casa y que en ese momento llamaba insistentemente a la puerta. Pero luego de una taza de té las cosas se aclararon, era extraño que un productor viniera a pedir el asesoramiento de su hijo de tan sólo 15 años, pero después de asegurarse de que todo era cierto y de que no había peligro para Fai, no vio motivo para negarse, además en realidad su hijo se veía muy entusiasmado con aquel proyecto de “programa educativo juvenil” aunque aún no tenía la oportunidad de verlo, ella trabajaba en las mañanas así que nunca podía ver el trabajo de su pequeño.

 

***Jueves***

 

Los jueves siempre eran difíciles para Fai, se acostaba realmente tarde en la madrugada y tenía que levantarse temprano para poder ir hasta la escuela, era horrible tener que caminar medio dormido, tomar el tren medio dormido, en general hacer todo medio dormido.

El Instituto en el que estudiaba Fai, era mixto y regido por monjas y sacerdotes, estaba dividido en dos alas, la sección masculina y la femenina, así que los chicos y las chicas solo se veían a la hora del descanso y cuando había algún acto en el salón de eventos.

 

Con todo el cansancio acumulado, prácticamente cayó sobre su banca y esperó que nada lo despertara hasta la llegada del profesor, pero era obvio que eso no iba a pasar.

 

-¿Viste el programa de ayer?-

 

Aquella pregunta llamó su atención, y aunque quiso seguir durmiendo era demasiada tentación no escuchar, disimular era algo que él había aprendido a hacer muy bien, así que sólo escuchó la conversación de sus compañeros mientras fingía dormir sin mover uno solo de sus rojizos cabellos.

 

-Claro que sí, es más la última llamada que recibió era mi hermana- Comentó otro de los jóvenes completamente emocionado por el tema.

-¿En serio?- Preguntaron los demás.

-Que envidia, yo hubiera querido hablar con Ephestion- Suspiró uno de los muchachos.

-Con “Sex-sama” dirás ja ja ja-

Una risa general se escuchó.

-¿O sea que tu hermana está así de desesperada?- preguntó otro de los chicos haciendo burla por la pregunta algo comprometedora que había hecho, él recordaba muy bien la última llamada, hizo algo de memoria, era la voz de una joven y se podía sentir su nerviosismo, esa conversación estaba tomando un giro que no le agradaba y sólo esperaba poder seguir fingiendo dormir.

-Lo se! Pueden creer que yo estaba tratando de llamar pero ella me arranchó el teléfono y me mandó a dormir?...pobre ilusa desesperada...ja ja ja ja- Todos rieron.

 

Eso no había sido amable y suspiró antes de levantarse con pereza de su asiento -No creo que sea gracioso- Dijo interrumpiendo las risas malsanas, no le gustaba intervenir en las conversaciones ajenas y menos en ese tipo de conversaciones, pero le gustaba menos que un grupo de chicos se burlaran de la vulnerabilidad de alguien quien ni si quiera estaba presente para defenderse.

-¿Y a ti quién te preguntó Lion?-

 

El mayor del grupo se puso de pie, su compañero de clase, miembro del equipo de basket le sacaba algunos importantes centímetros por lo que tuvo que levantar su rostro y endurecer su mirada castaña para demostrarle que no iba a retirar su comentario, aunque ya podía verse con un ojo morado tirado en un callejón oscuro a la salida de clases, ¿por qué no podía simplemente quedarse callado?

-Nadie...pero...me parece que no deberían reírse de algo como eso...es decir...no es divertido reírse de los demás...- Acababa de meterse en una pelea sólo porque no había podido mantener su bocota cerrada, y por alguien que no conocía de nada.

-¿Y a ti que te importa?- Respondió el más alto avanzando amenazante contra él, con cada paso el contraste de sus cuerpos era evidente, Fai jamás había practicado ningún deporte por lo que su cuerpo era poco definido, no muy delicado como para llegar a ser femenino, pero tampoco tenía hombros muy anchos como otros de sus compañeros, al parecer leer no trabajaba los músculos correctos.

 

-Es que Fai nunca ha tenido la oportunidad de reírse de alguien....creo que quitaron todos los espejos de su casa- Comentó el hermano de la chica por la que había empezado todo aquel embrollo.

 

-Eso es un tanto cruel ¿no crees?- Una voz ajena a los presentes se hizo escuchar llamando la atención de todos en el salón. -En especial considerando que todos somos compañeros de clase y nos debemos respeto- El dueño de aquella voz dulce pero firme que imponía respeto sin atemorizar era Ruy De la Rose, el presidente de la clase y el alumno más respetado de todo el instituto.

 

-Si claro Ruy lo que digas, sólo estábamos jugando- Se disculparon nerviosos mientras retrocedían y se alejaban dándole unas palmadas amistosas a Fai para dejar ver que ahí no pasaba nada.

-¿Estás bien?- Preguntó el rubio de hermosos y cristalinos ojos azules, agachándose un poco para poder llegar a una altura más próxima al rostro de Fai, su voz con un sincero tono de preocupación que podría conmover a cualquiera.

-Sí....gracias- Murmuró algo ensimismado por la presencia tan cercana del rubio, tenía un olor inconfundiblemente dulce pero varonil, era demasiado perfecto la verdad.

-Si vuelven a molestarte no dudes en decírmelo ¿sí?- Se separó de él haciéndole de la mano y yendo a buscar su lugar antes de que comenzara la primera clase del día, la sonrisa encantadora con la que le había hablado era tan dulce que le fue imposible no sonrojarse con tan solo mirarlo, estaba rodeado por un aire de serenidad y perfección que nadie en la escuela podía imitar o resistir, ese cabello rubio, esa piel blanca, esos ojos azules, era simplemente el centro de atención de todos los chicos de la escuela, muchos lo admiraban por su físico, otros por su record académico, sus habilidades atléticas también eran envidiables, no pudo evitar suspirar mientras volvía a su asiento, algunos chicos tenían mucha suerte, si él pudiera tener sólo la mitad de su confianza tal vez....sacudió su cabeza tratando de despejar aquellos pensamientos inútiles.

 

-Debo aprender a no meterme en problemas ajenos- murmuró para sí mismo al tiempo que veía con desgano como la puerta de su salón se abría dándole la señal de que las clases comenzaban ya y era tiempo de dejar de perderse en sus ideas.

 

 

Las clases como cada jueves habían sido de lo más normales y aburridas, la tarea de mantenerse alerta, despierto y sin dejar que su mal humor lo lleve a responderle de mala manera a los profesores lo había dejado exhausto, sólo quería regresar a casa  y dormir hasta mañana, al menos eso iba pensando mientras arrastraba sus pies por uno de los pasillos rumbo a la salida oeste del lugar.

 

-En serio debo trabajar en dejar de escuchar conversaciones ajenas, siempre termino metido en problemas cada que escucho un...-

 

Antes de poder terminar su propia frase escuchó ruidos extraños que provenían del almacén de limpieza cercano a la salida, a esa hora era muy extraño que alguien estuviese sacando o devolviendo algún implemento de limpieza y antes de poder detenerse a pensar si era o no una buena idea, sus pasos ya lo habían guiado hasta estar asomando su cabeza sigilosamente en la habitación, se escuchaba como una persona...dos tal vez, mientras más iba adentrándose podía escuchar mejor aquellos sonidos que debió reconocer mucho antes tratándose de él, eran...gemidos.

 

Su primera reacción fue alejarse, su respiración agitada a mil por hora y su cara más roja que su cabello, trató de tranquilizarse, pero aquellos sonidos lo tenían clavado en el lugar, por el ritmo y la intensidad podía adivinar que no llevaban mucho tiempo de haber iniciado sus actividades, sin querer comenzó a hacer lo que siempre hacía cuando se encontraba en una situación embarazosa o difícil, su mente sobre-analizaba todo, cada detalle en busca de un entendimiento absoluto que esperaba le diera una respuesta de cómo debía actuar.

Comenzó a caminar al sentirse más seguro de sí mismo, sólo que sus pasos no lo estaban llevando a la salida del almacén como hubiese sido su plan original, su cuerpo iba avanzando en dirección a los quejidos, no que el fuera un mirón o un pervertido, pero ya que estaba ahí su brillante mente había concebido una excelente excusa, si observaba algo interesante podría servirle para su trabajo, después de todo era menor de edad por lo que cosas como videos con material explícito eran difíciles de conseguir y con esto en mente  continuó hasta que encontró a la feliz y “ocupada pareja”, solo hasta ese momento se percató de algo que debió ser más que obvio desde un principio, ambos amantes eran hombres, eso ciertamente era una novedad para él.

 

Debido a lo recluido del lugar sólo una pequeña cantidad de luz se filtraba por las ventanillas de la habitación dejando ver con disminuida claridad el rostro de uno de los chicos, el que se encontraba de pie y sujetando con fuerza las caderas de otro a quien la poca luz no le permitía distinguir.

 

 -Ese es...no puede ser!!- Había reconocido a uno de los chicos, incluso con su vista que no era muy buena, la altura, la voz, era Benjamín, su vecino de años  y capitán del equipo de lucha, jamás pensó que tuviera una vida sexualmente activa, menos dentro de la escuela y peor aún con chicos dentro de la misma escuela en horas de clases,  eso en verdad lo dejaba boquiabierto, aunque las sorpresas no estaban cerca de terminar, la siguiente frase que escuchó susurrar lo dejó aún más desconcertado.

 

-Vamos Benjamín, ¿Eso es todo lo que puedes hacer? Que aburrido, después de rogarme tanto por un poco de mi tiempo y no puedes siquiera retener mi atención, vaya, estoy desilusionado-

 

Aquel tono era totalmente despectivo y cruel, aquel muchacho no parecía estar sumergido en la lujuria o la perversión del momento, le divertía, en verdad le divertía hacer esos comentario para hacer sufrir a su pareja, quería presionarlo haciendo hincapié en su displicencia por su desempeño, algo que ataca directo al ego y podría lastimar a cualquier hombre y aunque Fai nunca había tenido la oportunidad de tener un encuentro sexual de ese tipo, de ese ni de ningún otro tipo, podía saber sin duda que el chico con el que estaba su amigo sólo buscaba gratificación dañando su ego, era alguien retorcido y no estaba seguro pero sentía que definitivo eso era algo que no debería estar viendo.

 

-Espera un segundo, por favor, dame un poco de tiempo...ahh-

La voz de su amigo se vio apagada por la risa fría y despectiva de su compañero.

-No tengo tiempo para perdedores como tú que ni si quiera pueden hacerme sentir placer...-

Aquello fue lo ultimo que Fai pudo resistir, aquel era su amigo Benjamín, y por mucho que le odiase por lo que iba a hacer, no iba a permitir que eso continuara. Buscó con la mirada cerca de su posición hasta dar con un grupo de escobas y con mucho cuidado los empujó provocando un estruendo ensordecedor que detuvo la actividad de ambos jóvenes de inmediato, acto seguido salió corriendo abriendo la puerta para asegurarse de que no pudieran continuar, siguió corriendo para evitar ser atrapado aunque dudaba que alguno tuviera el tiempo de arreglar sus ropas e ir tras él.

 

 

-Fue increíble, indescriptible, impactante, inolvidable, irresistible...fue...-

-Irrepetible- Continuó Fai.

-No digas eso ave de mal agüero- Le recriminó Benjamín mientras arreglaba su cabello rubio oscuro.

Fai se había pasado por el club de luchas para ver a su amigo y esperar que le comentara alguna novedad y conociendo al moreno no había tardado ni dos segundos en arrastrarlo a un rincón para contarle todo emocionado sobre su encuentro para tranquilidad del pelirrojo.

-Pero...- Fai trató de defenderse.

-Pero nada mi querido Fai, si vuelvo a tener la oportunidad claro que voy a tomarla sin importar las consecuencias, lo único que quisiera saber es quién fue el desgraciado que me cortó la maravillosa experiencia-

Fai tragó en seco. -¿No dijiste que no estaba yendo bien?-

-La verdad sí, no estoy seguro de qué estaba haciendo mal, además fue muy brusco y no me pareció tan gentil como luce el resto del tiempo, parecía diferente y su tono de voz también era diferente- Se quedó pensando un segundo. -Sin embargo fue una sensación incomparable, algo que jamás he sentido y que gracias a un alfeñique entrometido no voy a poder repetir- Golpeó furiosamente la pared para luego frotarse la mano.

-No se veía tan bueno desde donde yo estaba...- Ups, el comentario se había escapado de su mente en forma de palabras bastante audibles para su amigo quien ahora lo miraba algo inseguro.

-¿Qué fue lo que dijiste?-

-Este, este, yo....pues.....ya me tengo que ir....adiós Benjamín- Trató de escapar pero unos brazos lo apretaron fuertemente por detrás casi hasta sentir que sus costillas estaban a punto de partirse, que supiera lucha era particularmente malo en esa situación.

-Lo siento....- logró decir finalmente y Benjamín lo dejó caer al piso.

-Así que el alfeñique fuiste tú-  Benjamín pasó una de sus manos peinando su cabello castaño oscuro y mirándolo algo frío.

-en serio no fue mi intención espiarlos, pero es que no pude soportar como te hacía sufrir al menos eso fue lo que me pareció a mi, sé que no debí entrometerme pero tú le estabas pidiendo un momento y el se veía tan indiferente, parecía disfrutar con tu sufrimiento y no pude soportarlo, lo siento mucho Benjamín por favor, no importa si quieres golpearme hasta cansarte...pero no dejes de ser mi amigo por favor- Todo dicho casi en 3 segundos y con los ojos bien cerrados.

 

-Tonto- Benjamín lo tomó por el cuello y frotó sus nudillos en la cabeza de Fai hasta hacerle revolverse como muchachito para luego soltarlo sin más reproches. -La verdad, ese sujeto fue muy cruel conmigo, después de que te fuiste le pedí que continuáramos pero me dijo que ya no tenía tiempo que perder y que francamente aunque lo tuviera no lo perdería conmigo, fue de lo más antipático y hasta me sentí como un cualquiera-

-Benjamín lo siento tanto- Trató de consolar Fai.

-No te preocupes no es tu culpa, de hecho, gracias, otro en tu situación se habría quedado a ver el espectáculo...aún así...y aunque me duela admitirlo, fue una experiencia sensacional- Suspiró cerrando los ojos y lanzando su cabeza hacia atrás como regresando en el tiempo para recordar lo vivido.

-¿No será que eres masoquista?- inquirió el pelirrojo.

-¿Pero tu que puedes saber si en toda tu vida ni siquiera has besado a un sapo?- Contestó Benjamín sin pensar hasta después de haberlo dicho, cosa que le tomó dos segundo y abrió los ojos de inmediato para ver lo obvio. -Fai lo siento amigo no quise decir eso-

 

Pero era muy tarde, Fai estaba con la mirada baja y su semblante había cambiado por completo.

-ay no, yo y mi bocota- Ahora quien se sentía fatal era Benjamín, sabía a la perfección que a Fai por alguna razón le disgustaba mucho hablar de su castidad.

-No te preocupes, tienes toda la razón, no hay porqué disculparse cuando lo que se dice es verdad-

 

Aunque las palabras de Fai calmaban la culpabilidad de Benjamín su rostro no cambiaba de aspecto y esto hacía que siguiese preocupado.

-Si yo sé, pero no era para que lo dijese de aquella forma, fue muy poco delicado de mi parte Fai por favor discúlpame, se supone que soy tu amigo y mira lo que termino haciendo especialmente después de que.....-El brillo de los ojos dorados de Fai lo detuvo.

-Tranquilo Benjamín, en serio no pasa nada- Sonrió ampliamente para darle a entender que en verdad no pasaba nada.

-Hey Benjamín el entrenador te busca, la práctica ya comenzó- Le gritó uno de sus compañeros del equipo.

-Si ya voy, Fai tengo que irme, ¿estarás bien?- Preguntó mientras se incorporaba para regresar al entrenamiento.

-Claro que voy a estar bien, te aseguro que me iré directo a casa y miraré a ambos lados de la calle antes de cruzar y no hablaré con extraños....ja ja ja ja tonto ya vete y no olvides que mañana hay lección, adiós- Se despidió de su amigo y tras respirar 5 minutos más se fue a su casa, quería dormir, seguía cansado pero lo que más le agobiaba eran las palabras de su amigo, no porque hubieran sido crueles sino porque eran ciertas, él trataba de no pensar en ello muy a menudo pero con todo lo que había pasado hoy ¿Cómo no hacerlo?

 

Él era el gran Ephestion, el conductor de aquel programa de temática sexual tan exitoso y visto por casi todos en la ciudad, se supone que daba consejos a los chicos para que su experiencia amorosa y sexual fuera no solo placentera sino segura, sin embargo, todo lo que sabía era por medio de libros, revistas y artículos de Internet acerca de sexología, y aunque todo eso era válido ¿Cómo se atrevía a dar consejos si no sabía en carne propia de lo que hablaba? Era un timador.

 

Camino a casa Fai continuaba tratando de alejar aquella idea recurrente de renunciar a su trabajo, si había algo que no soportaba era sentirse como un traidor o un mentiroso, y era precisamente así como se sentía cuando pasaba algo parecido que le recordaba la experiencia que no tenía y que tampoco tenía el valor de adquirir aunque este día la idea de que no había nada peor que aquel sentimiento fue interrumpida por un choque en medio de un callejos. Se encontraba tan absorto que no se fijó al momento de chocar contra una persona, o mejor dicho, algunas personas.

 

-Disculpe- Dijo mientras se incorporaba sin ver de quien se trataba.

-No hay problema Lion, precisamente has llegado como caído del cielo ja ja ja ja- Aquella voz, era aquel chico abusivo de la mañana, y estaba acompañado de sus amigotes, ahora si que estaba en problemas, no estaba dentro ni siquiera cerca del Instituto, no había nadie cerca, oficialmente estaba en problemas.

 

-Ho...hola... Frank- Aquel tartamudeo no pudo ser evitado estaba completamente rodeado por 3 chicos, todos más grandes y más fuertes que él y de paso su estado anímico no le daba como para pensar en correr o como para inventar algún plan para zafarse de la paliza que seguro le iban a dar.

 

-Lion, Lion, Lion, ja ja ja ja es un apellido gracioso para alguien tan cobarde como tú- Lo abrazó sonriendo y lo obligó a caminar hasta una esquina alejada  de las calles principales donde algún metiche pudiera entrometerse en su diversión.

-Sabes, por tu culpa Ruy me acusó con el padre inspector y ahora tengo que quedarme desde el lunes 2 semanas después de clases para limpiar el salón, lo que significa que no voy a poder golpearte en dos semanas-

 

Fai sonrió mentalmente, eso era bueno ¿verdad?

-Así que sólo quería decirte que para que no me extrañes te daremos algo para que no nos olvides, pero es solo para ti así que no se lo vayas a andar comentando a nadie, ¿de acuerdo Fai?-

-Seguro Frank- aceptó tímidamente adivinando que era lo que venía a continuación y como dice el refrán “a mal paso darle prisa”

 

Un golpe justo en la boca del estómago, seguido de una lluvia de patadas y puñetazos, a Fai solo le restaba esperar que todo acabase ya que tarde o temprano se tenían que cansar de golpearlo, al menos esperaba que lo dejasen con fuerza suficiente como para llegar a su casa, sus manos instintivamente protegiendo su rostro, era ridículo como en aquella situación su primer impulso fue proteger su rostro, bueno no el suyo sino el de Ephestion, si le dejaban alguna marca no podría trabajar, por eso cualquier otro lugar estaba bien y aunque lo habían intentado su rostro estaba fuertemente resguardado y así sería hasta que se marcharan o el perdiera el conocimiento, lo cual no iba a tardar mucho más en pasar.

 

Golpe tras golpe, parecía una lluvia interminable, los sonidos eran borrosos por lo que supuso que estaba por desvanecerse.

-Oye, quítate de mi camino- Una voz totalmente diferente a la de aquellos muchachos interrumpió las risas y burlas malsanas que habían continuado inundando el callejón desde quien sabe cuánto tiempo ya.

Los golpes se detuvieron para suerte de Fai quien solo pudo respirar y descubrir que hasta eso le dolía.

-¿Y tú quién te crees que eres para hablarme así?-  Frank observó al joven alto de cabello oscuro y mirada despreocupada que había decidido pasar por aquel lugar en ese preciso momento, obviamente no le importaba un comino que estuviese golpeando al pelirrojo, así que simplemente se abrió un poco para dejarle pasar.

-Gracias- Continuó su camino sin siquiera voltear a ver a Fai.

 

Fai no podía creer que de todas las personas en Nápoles justo la más indolente tenía que pasar por ahí en ese momento, eso tenía que ser una señal de que algo andaba mal en su vida....muy pero muy mal, tanta mala suerte no podía ser casualidad.

 

Los chicos esperaron a que el joven saliera por completo del callejón para seguir donde se habían quedado, y Fai por supuesto regresó a su postura de “todo menos mi cara”  aunque tras un par de golpes más, un silbato y unos gritos aparecieron en escena, era la policía, tres guardias entraron corriendo al callejón, habían sido alertados, obviamente por el joven sin caridad humana, de que estaban a punto de matar a un chico, Frank y sus amigos salieron corriendo, lo que menos les hacía falta era que en el Instituto se enteraran de que se dedicaban a golpear a chicos como Fai, ya se las cobraría después no solo con Fai sino con ese chico misterioso, la ciudad no era tan grande y de seguro lo volverían a ver.

 

Uno de los guardias ayudo a Fai a ponerse en pie, estaba bastante mal, hasta comenzaba a salirle sangre por la boca, aunque había procurado cubrir su cara lo mejor posible en realidad no había hecho un muy buen trabajo, mientras caminaban hacia una gaceta un lujoso auto se detuvo y de él salió un desesperado hombre, era Rick, había visto a Fai en tan deplorable condición y sin dudarlo se detuvo para ayudarlo, después de explicarle al oficial que era su “tío” lo subió al auto para llevarlo a su casa y poder curar esas horribles heridas antes de que pudieran dejar marcado ese rostro tan dulce e inocente.

 

 

-Fai cariño ¿Cómo fue que te sucedió algo como esto? ¿Cómo alguien podría atreverse a marcar este rostro angelical?- Seguía repitiendo mientras aplicaba merquiolate a esas heridas sin preocuparse de los quejidos de Fai.

-Ya te dije que para variar me metí en donde nadie me llamaba-

-Tú y tu complejo de defensor de la justicia-

-¡ay me duele Rick ten cuidado!, y pues sí, no soporto la injusticia ¿qué le voy a hacer?- Terminó por decir un tanto molesto por el sarcasmo del hombre y fastidiado por el mal día que había tenido.

-Consíguete un amante que te pague un guardaespaldas- La idea no era mala....era pésima.

-¿Estás loco?, ¿De dónde voy a sacar a alguien que me pague semejante cosa?- Se exaltó Fai aunque ya sabía por donde iba la conversación.

-Pues....- Dijo acercándose peligrosamente el hombre de ojos grisáceos encantadoramente lujuriosos. -Yo no tendría inconveniente en realizar ese servicio porque eres mi amigo, y además eres la estrella de mi programa....pero como dije anteriormente, eso sería, si tu aceptases ser mi amante......- Una pausa dramática mientras lo miraba directo a los ojos, podía sentir la respiración de Fai, este cerró los ojos, suspiró y...

-No- Esa era su respuesta, y esa seguiría siendo su respuesta hasta el final de los días.

-Pero ¿por qué? Yo soy un hombre muy apuesto, tengo mucho dinero, un trabajo decente y mis intenciones son de lo mas respetables para contigo si quieres puedo hablar con tu mamá de seguro la convenzo para que sea la madrina de nuestra boda, anda di que si Fai por favor me harías muy feliz hasta podría considerar en subirte el sueldo....anda di que si por favoooooor-

 

Justo en ese momento toda la sensualidad de ese hombre se había escapado por la ventana, Rick podía ser muy seductor cuando quería pero perdía el hilo de la situación y pasaba de un atractivo e irresistible hombre a un chiquillo consentido, cosa que divertía a Fai y por eso ya había aprendido que conservar la compostura era la mejor técnica para lograr aquel berrinche adorable.

 

-Sabes....- interrumpió la pataleta de Rick. -Hoy me di cuenta de que soy un timador, hablo de cosas que no sé, ¿Cómo me atrevo a dar consejos de algo de lo que no tengo ni idea? Esas personas confían en mí, me cuentan sus problemas y yo las engaño fingiendo ser alguien que no soy y de paso dándoles consejos que no sé si funcionan o no, ¿Qué clase de monstruo soy Rick?...Quiero dejar el programa- Dijo finalmente a lo que el hombre de cabellera castaña recobró la compostura y se sentó junto a Fai para hablarle seriamente.  Fai aún tenía sólo 15 años y era muy sensible con respecto a la honestidad, pero no era la primera vez que le sucedía aquel “bajón moral” y en esas circunstancias lo único que quedaba por hacer era apoyarlo y recordarle que lo que hacía no era malo sino bueno, con esto último en mente pasó uno de sus brazos por la espalda del chico y sin mirarlo le habló.

-¿Otra vez?- Le preguntó refiriéndose a las últimas 4 veces que le había dicho exactamente lo mismo.

-¡Es en serio Rick!- Trató de imprimir fuerza a su decisión, aunque sin mucho éxito por la expresión relajada del mayor.

-Sabes que no es así, lo que tu le dices a la gente no son mentiras ni engaños, tú lo sabes mejor que nadie, además para aquello de la experiencia estoy yo, los consejos que das son muy buenos además de útiles, no tiene ninguna importancia que tú seas virgen, puro, casto y casi casi santificado- Concluyó con un poco más de confianza, ese era el discurso de siempre, y siempre le funcionaba.

-…está bien, no dejaré el programa- Asintió un tanto cabizbajo, ¿Por qué demonios nunca podía ganarle a Rick? A lo mejor era por ese estúpido argumento suyo que destruía toda su defensa sin dejarle oportunidad para reclamar o decir nada en su favor, aunque en el fondo sabía que el problema es que no quería dejar el programa.

 

-Tu problema mi querido Fai es que eres virgen, o mejor dicho, te molesta ser virgen y tener que hablar tanto de sexo, yo te comprendo, también me sentiría frustrado si hablara de algo como todo un conocedor sin nunca haberlo experimentado, es como ser instructor teórico de salto de paracaídas, sabes lo excitante que es por los libros, sabes todo lo que se debe hacer, pero nunca lo has intentado y ni siquiera con los libros sabrás nunca como se siente en realidad, eso es algo inevitable mi querido Fai- Dijo sin detenerse a pensar que aquel ejemplo podría hundir al pelirrojo.

-.........-

-Pero si tanto te molesta...- Una nueva pausa, respiró hondamente para decir lo que venía...Fai notó la presión que imprimió Rick en su abrazo y volteó a verlo.

-Podrías hacerlo conmigo y así resolverías todas tus dudas Fai...hablo en serio...te adoro pequeño- Acto seguido besó el cuello del joven sin recibir respuesta ni afirmativa ni negativa, así que siguió subiendo hasta encontrarse con aquellos labios a los cuales se apresuró sin miedo, esta vez de seguro lo haría suyo.

 

Continuará.....

Notas finales:

Muchas gracias por acompañarme en esta historia, espero les guste y continuén con nosotros!

Este es mi 2do trabajo importante y espero poder darle el final que se merece.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).