Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Siempre gana. por Juuri Kiryu

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

No pude resistirme. Aquí están los culpables de que el otro fanfic no haya sido actulal

 

La música resonaba a un volumen aceptable en el salón. Las fiestas que Bruce organizaba para sus socios, siempre eran iguales. Las familias pudientes de Gotham, no parecían querer dejarlos en paz, y aunque normalmente Bruce los dejaba hacer acto de presencia un par de horas, y luego los dejaba ir. Sin embargo ésta parecía ser importante. Los mandó arreglarse desde la mañana, Alfred había pasado a dejarles sus trajes, confeccionados a medida, todos con algunos detalles especiales, por supuesto, obra del quisquilloso mayordomo. Jason solo podía bufar enojado. Odiaba vestirse de etiqueta, se sentía sofocado.

Pero tampoco tenía muchas opciones, después de todo. Se metió a la tina de baño, y se hundió en el agua, dejando que ésta la cubriera totalmente. No quería pensar en lo larga que sería la noche, con todos esos buitres alrededor suyo y de sus hermanos, revoloteándolos como si fuesen carne fresca. Claro, tanto para las chicas ricas, cómo para algún otro avispado que trataba de acercarse a Dick, Tim, y a él. Por suerte, la personalidad de Damian era lo suficientemente espantosa como para mantener alejadas de momento. Tim… el chico parecía ser asexual o algo, mantenía sus relaciones sociales limitadas a los Titanes, y a su familia. Pero Dick… Oh, Dick… Su hermano mayor era un imán de personas.

No podía pasar ni un segundo lejos de él, sin que alguien más llegase a molestarlo. Por eso, durante las últimas fiestas no se despegaba de él. U obligaba a Damián a ocuparlo. Claro, porque sí había algo a lo que Damian no podía negarse, era a proteger a su “idiota” hermano mayor.

Porque sí. Por un acuerdo unánime, habían decidido que Richard era quien más riesgo corría. No porque pecara de inocente (aunque a veces lo pareciera), más bien, porque su hermano era demasiado amable como para mantener alejados a aquellos chupa vida. Y para Jason, eso era imperdonable. Para Jason, ya era suficiente tener que compartir a Dick con Tim, con Bruce y sobre todo con Damian. Y sus amigos. Pero sobre todo, con el enano menor. Era probablemente, el arranque de celos que le daba al ver que su novio a veces incluso lo dejaba por atender al chiquillo ese. Odiaba con toda su alma no ser el centro de atención de Dick Grayson, pero no podía negar que también amaba con todo su ser ese lado de su personalidad. No quería, que Dick fuese de otra manera.

-          ¡Jason! – escuchó la masculina y aun así, juvenil voz que tanto le sacaba de sus cabales ser ahogada por el agua y entonces de un brusco tirón lo sacaron del agua.

Fue entonces cuando se dio cuenta de que había echado de menos el oxígeno. Pero mientras daba profundas bocanadas de aire, sonreía como idiota al hombre que enfadado le decía un montón de cosas sobre el tiempo, y las cosas que no había hecho aún. Cuando Dick se dio cuenta de que en realidad Jason no lo estaba escuchando, le arrojó la toalla que tenía entre manos a la cabeza, y dijo un aparentemente frío “muérete”  

Entonces Jason comenzó a reírse, y se incorporó. Miró a su hermano y pareja enfundado en aquel traje que remarcaba su figura fuerte y sensual, mientras que hacía resaltar sus ojos azules y esa encantadora sonrisa que tenía. Aunque claro. Para Jason, la mejor de las sonrisas que tenía ese hombre era cuando sacaba su lado más malicioso, esa sonrisa que se curvaba a un lado cada que se burlaba de alguien o algo. La que siempre le regalaba a él cuando quería retarlo, cuando lo provocaba a más. Se veía extremadamente guapo, y sexy. No pudo evitar rodearlo por la cintura, dejando que su cuerpo aún un poco húmedo, se rozara con la fina ropa. Olfateó el aroma de su pareja, totalmente encantado. Era una esencia sutil, aquel producto de la cara loción que Alfred le regalase en su último cumpleaños, mezclada con su esencia natural. Simplemente, le fascinaba.

Richard se sonrojó un poco, pero permitió que el más alto siquiera explorando su cuerpo. Era tan placentero. Podía sentir las grandes manos de Jason sobre sus caderas, su respiración en su cuello, y su calor detrás. Soltó un suspiro de placer, y un roncó jadeo de placer se escapó de sus labios cuando escuchó la voz suplicante del más joven en su oído

-          Dickie… No tenemos que ir

-          Jason…

-          Por favor… Quedémonos aquí – susurró mordiendo su lóbulo, rozando sus caderas en el jodidamente perfecto trasero de su novio.

-          Le prometiste que irías – repuso el mayor, que restregó sus nalgas descaradamente contra él. El muy cabrón.

-          No…

Y no pudo decir más. Si bien muchos definían a Jason como rebelde, agresivo, y un verdadero necio, se reirían fuertemente al ver lo manso que era en las manos de Dick Grayson cuando ambos estaban de buen humor.

Y ahora estaban allí, sonriendo como idiotas a los invitados de Bruce. Simplemente era un acto perfectamente ensayado. Decidieron que iban a dividirse al público. A Damian y lo mandarían con su padre y los adultos, él chico los soportaba más que a los adolescentes.  Tim, Dick y él, podían llevar bien al resto. O eso pensó.

Y es que maldecía a Alfred, y al maldito traje, y a su maldito novio, y a su maldito cuerpo perfecto. Ni bien lo vio allí parado, el recuerdo de la mañana tan insinuante que habían tenido, le hacía querer tomarlo allí mismo, detrás de uno de los pilares, o en el balcón. Especialmente para quitarles la sonrisa tan estúpida que lucían los chicos que rodeaban a su hermano. Simplemente, detestaba cuando eso pasaba. Soportaba que las chicas se le acercaran, después de todo, sólo bastaba con acercarse y hacerles un par de comentarios amables, para echárselas al bolsillo y luego despedirlas. Pero cuando se trataba de los hombres… Por alguna razón, sus celos aumentaban a niveles que Dick nunca terminaba de limitar.

A pesar de ello, no tardó en reaccionar. Tomó una copa más de champagne, la única bebida que había podido tomar sin que Bruce le asesinara con la mirada. Entonces, se acercó a su hermano, que al verlo venir le sonrió de lado. Sí, para Richard no era difícil darse cuenta de cuando el más alto se ponía celoso. Y amaba como se ponía. Por eso siempre que podía, lo hacía, lo provocaba, lo retaba continuamente. Quería ver, hasta donde era capaz de llegar, hasta donde su hermano era capaz de soportar sin intervenir. Y el promedio, hasta ahora, era de unos cuarenta minutos como máximo. El mínimo… Era otra historia.

Los ojos claros de Jason fulgurantes se clavaron en los otros hombres, que se cohibieron un poco ante la llegada del segundo de los hijos Wayne. Su uno ochenta y tantos, así como esa presencia imponente, parecida a la del señor Wayne cuando estaba molesto, era suficiente para ser la única compañía de la vivaz personalidad del mayor de los hijos de Bruce.

-          Caballeros… Hermano – saludó alzando la copa en un brindis, aunque su expresión sarcástica no cambiaba. Ellos se miraron nerviosos cuando al final, se situó al lado derecho del mayor, que solo sonrió con escepticismo.

-          Parece que Jason decidió unirse, chicos. Discúlpenlo. A veces es un pesado – anunció con un tono de doble sentido que el más joven captó enseguida.

-          Sí, bueno, no todos crecimos siendo el centro de atención – murmuró contra su copa, incomodando al resto de los invitados.

-          Eso no significa que crecieras en la jungla, sé educado – replicó mordazmente, y los acompañantes de Dick pronto buscaron un nuevo lugar para dirigir su mirada.

-          ¿Insinúas que soy un salvaje? – dijo divertido, enarcando una ceja.

-          Sé que lo eres.

Fue el colmo. Los jóvenes, nerviosos, abandonaron a los hermanos y buscaron un nuevo objetivo. Dick rio entre dientes con cinismo. Jason lo miró aún sarcástico, y aprovechando que nadie los veía, lo abrazó por la cintura. Esa condenada cintura, que se movía sinuosa durante las noches en las que el mayor lo cabalgaba hasta la locura.

Entonces la risa se detuvo y un suave murmullo se dejó oír. No sabía qué decir, porque su primer impulso había sido gruñir placenteramente. Esa era una buena señal. Nadie miraba a ese rincón, ese que estaba oculto por algunas cortinas y tenía por detrás un balcón, así que Jason continuo recorriendo el cuerpo de su hermano con rudeza, presionando la carne firme y generosa de sus muslos, fuertes, capaces de quebrarlo por la mitad si Dick así lo quisiera. Y subió lentamente, haciendo que de sus propios labios, un jadeo ronco por la excitación y la ansiedad se le escapara. Eso que su novio, aun siendo presa suya, soltara una risita, y murmurara

-          He… Jay… Pareces un mocoso

-          Cierra la boca

Y sin soltarlo fueron retrocediendo, sin darse cuenta de que después de todo, alguien si los vigilaba…

Llegaron al balcón, el cual daba  al jardín trasero que abandonado, no recibía más luz que la de la luna. Entonces sí, Jason estampó contra el muro de piedra a su hermano y comenzaron un fogoso beso que ambos anhelaban desde la tarde. A Dick dejo de importarle que lo pudiesen atrapar, y a Jason las ganas de tener a su hermano allí mismo lo invadieron. Las caricias subieron de tono, las manos de Dick se abrieron paso entre las prendas de su hermano, desacomodándolas. Las de Jason, no tardaron en hacerse con el trasero de su hermano, arrancándole un gruñido. Jason mordió el labio inferior de su hermano, y con la voz enronquecida le dijo

-          Dickie… Si tan solo ellos tuvieran idea…

-          Sh… Jason, te va a oír alguien – se quejó el mayor, antes de besar el cuello de su novio, aspirando lentamente el olor varonil del más alto.

-          No me importa…

-          Jay… - un tono de advertencia inútil murió cuando las manos ásperas lograron deshacerse de sus pantalones - ¡Jason!

-          Cierra la boca. Cierra la puta boca – fue su única respuesta. La cara y fina tela deslizó por las piernas de su hermano, dejando a la vista su ropa interior. Eran unos preciosos bóxer negros, un poco ajustados, pero que a él, le fascinaban. Por dios que sí.

Las protestas de Dick se detuvieron, cuando sus dedos se colaron debajo de la tela, presionando como si quisiera amasar ese trasero que lo ponía a babear como si de un animal se tratara. Entonces el gusto lo invadió y separó ligeramente sus piernas. Las manos del acróbata se deslizaron por la amplia espalda que lo enloquecía, y luego al llegar a la cintura del más alto se deshicieron con igual facilidad del pantalón, que cayó hasta sus rodillas, y Dick se rio cristalinamente, al ver que debajo de los calzoncillos, se alzaba su miembro. Un suspiro profundo vino de la boca de Richard, y Jason sonrió. De nuevo se apretó contra él, rozando sus miembros en un delicioso roce.

-          Joder… Dickie… - un jadeó ronco anunció la impaciencia de Jason por ir al final, besaba su cuello y su pecho semi descubierto. La sonrisa que Dick ponía, lo cabreaba. Lo molestaba porque sabía que había caído en su trampa.

-          Jay… ¡Mierda! – exclamó cuando lo estampó de nuevo, esta vez de cara a la pared. Su trasero, y su espalda quedaban a disposición de su hermano

-          Baja la voz, Dick. Podrían oírnos – Dijo con voz burlona, mientras planeaba el resto de su noche junto a su hermano.

 

Al diablo la fiesta, al diablo los invitados y al diablo Bruce. Él iba a follarse a su novio ahí mismo, aunque toda la liga los encontrara. Necesitaba sentir esa cavidad estrecha, y oír los gemidos ahogados de su Dick, suplicando por poder terminar, diciendo su nombre a cada embestida, llamándolo. Y nada iba a detenerlo ahora, ni siquiera el mismísimo Richard. No cuando estaba tan necesitado como él mismo, o tal vez más.

Bajó la ropa interior de ambos y entonces los dos miembros hasta hacía unos momentos atendidos, fueron liberados. Colocó la punta justo debajo de los testículos del más bajo, y dirigió con lentitud extrema los movimientos desde el perineo hasta donde los dos glúteos nacían. Los gemidos de ambos no tardaron en inundar ese lugar, pero se mantenían ahogados por el murmullo de la fiesta.

Dick arqueó un poco su espalda, dándole a entender al otro que estaba listo, ansioso por más que simples roces infantiles. Jason sonrió y con su mano, acarició la entrada. Poco a poco, la fue masajeando, y con suaves movimientos, logró introducir dos dedos. No tenía lubricante a la mano, y eso complicaría las cosas, pero pronto la voz de Dick se dejó oír entre jadeos y gemidos ahogados

-          En mi bolsillo

-          Eres un…

-          Solo hazlo

Y no necesitó que se lo repitieran dos veces. Buscó en el bolsillo del saco, de donde extrajo un pequeño sobre. Era poco, pero suficiente. Con los dientes rasgo el paquetito, y dejó caer el frio y viscoso liquido en la entrada palpitante. Una maldición ahogada le dio aviso del estado de su hermano, y continuó moviéndose, ni siquiera iba a prepararlo. No lo necesitaban a esas alturas. De un golpe, introdujo su miembro, y un grito fue ahogado por el brazo de su hermano. Las paredes se cerraron de golpe sobre él, y Jason hizo un gesto de placer, sujetando las caderas. Comenzó así, una y otra vez a embestir duramente a su hermano, zarandeando el cuerpo flexible debajo de él. Los gemidos aumentaron, después de todo, a su Dickiebird, le gustaba duro.

Duraron unos minutos así, antes de que entre esas embestidas sin control hallase el punto de placer dentro de Richard, se lo hizo saber en cuanto fue tocado, un temblor en sus piernas lo delato, y una maldición seguida de su nombre fueron suficientes para indicarle en dónde. Los roces aumentaron, mientras que adentro, parecían llegar al punto álgido del encuentro. Lucius estaba terminando de hablar, lo que significaba, que su padre seguía. Ambos sonrieron, uno con un poco de dolor disuelto entre todo el placer, y el otro solo lo miraba complacido.

Estaban tan cerca, a punto de llegar al final. Y entonces ocurrió. La mano de Jason sobre el miembro de Richard bastó para poder, finalmente, llevarlos al momento cumbre. Ambos gruñeron el nombre del otro, y estallaron. Jason dentro de su hermano mayor, y Dick en la mano del menor. Entonces oyeron a lo lejos la voz de su padre, mientras que el sopor del orgasmo los invadía.

Se relajaron, y Jason le dio la vuelta para besarlo, hambriento. Eso continuaría en la mansión, pero por el momento, si no querían que uno de sus hermanos los atrapase desnudos, debían vestirse y volver a la reunión.

-          ¿Qué diría Bruce si supiera que su chico maravilla estaba follando mientras él intentaba hacer el negocio del año?

-          Cierra la boca. 

Notas finales:

¿Segundo capítulo? Depende ustedes.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).