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Cavando Tumbas por Aneria

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Estaba somnoliento, en un intento de mantenerme despierto balanceaba mis piernas que rozaban el suelo bajo la banca. Solté una exhalación solo para observar el vapor producido por mi aliento. Miré a mi derecha ansioso porque llegara Lui. Siempre me daba un horario aproximado para llegar a buscarme, esta vez se estaba retrasando por octava vez. Me fastidiaba un poco pues apenas era el doceavo trabajo para el que me contrataba. Admito que estaba ligeramente nervioso, aunque tuviera el material preparado, estaba tan soñoliento que debía de parecer un novato, naturalmente era culpa de Ion.

La noche anterior mientras terminaba el trabajo de lengua que debía entregar el lunes, una llamada llego a mi celular, la vibración me sorprendió y atrape el aparato que bailaba sobre la madera del escritorio. En la pantalla estaba el nombre de mi mejor amigo.

—¿Qué quieres Ion?

Con tres años mas que yo uno pensaría que era del tipo de persona autosuficiente, pero no era para nada así. Ion llegaba a llamar por nimiedades como lavar sus maletines o planchar sus calzoncillos, quería quejare y lo hacía, pero no podía negarme. Él era mi mejor amigo desde los cinco años y le tenía miedo.

—Necesito que limpies una cosa aquí, se resistió un montón y el lugar esta manchado desde el suelo al techo.

—Ya voy.

Sin optimismo o un tono que pudiera señalar disposición alguna acepté rápidamente y colgué.

En poco mas de quince minutos ya estaba dentro de un taxi de camino a casa de Ion, una hora y media ya estaba de rodillas restregando en el suelo una mancha de sangre. Siendo observado fijamente por Ion y cubierto de pies a cabeza no podía sentir otra cosa que una sensación de opresión.

Con porte de superioridad y una sonrisa burlesca Ion me miraba, cada tanto se pasaba una mano por sus cabellos rubios y ordenaba un mechón detrás de su oreja. Aun siendo un sin vergüenza era muy atractivo, no se podía distinguir si se burlaba de ti o te coqueteaba, aunque siendo el podía tratarse ambas, tenía una actitud retorcida que usaba con todos.

—La próxima vez llámame antes de que llegue el señor Sadao. Esto es desagradable.

Sadao era un cliente de Ion, un tipo sospechoso con un local de comida oriental. Cantonesa, china japonesa, había de todo, podía cuestionar la calidad de su comida, pero no sabía mucho sobre eso solo había escuchado que su kimchi era lo que mejor se vendía. La verdad sobre el negocio es que el dinero llegaba de la venta de órganos. No para trasplantes como uno creería, se trataba de algo diferente. Si hay hombres como Ion, psicópatas que tienen periodos en que necesitan matar personas para su satisfacción, era entonces cuando aparecía el señor Sadao. Compraba partes de los cuerpos y preparaba platillos de cerdo largo, tanto para enfermos multimillonarios como para enfermos sin mucho dinero.

Aquella noche Ion se había llevado una mujer a casa, aunque la había llevado con la intención de destriparla, el cuerpo estaba mas completo que en otras ocasiones. Incluso pensé que Ion se había contenido mas de lo usual. Su no fuera porque corto en una arteria y la sangre se disparo solo habría tenido de que preocuparme de lo que había provocado Sadao. Estaba por terminar con las manchas cuando mi celular de trabajo sonó. Un poco molesto por la interrupción me quite uno de los guantes y me las arregle para tomar el celular de mi bolsillo por debajo del pantalón de plástico que usaba para cubrirme.

—Aquí el enterrador. —Respondí y escuché un “Ju” profundo y agradable en mi oído, conocía esa voz.

—Undertaker. —Me llamo por ese apodo acariciando las silabas con su voz, era la clase de sonido que te daría un escalofrío la primera vez que llegara a tus oídos. —Necesito tus servicios mañana, dos trabajos, te encontrare en el lugar de siempre alrededor de las diez.

—Entendido. —respondí en el tono as profesional que pude adoptar y colgué.

No todos mis empleadores eran tan breves, pero prefería que fueran así. No me atraía la idea de involucrarme demasiado con ninguno, mucho menos al nivel de Ion. En tal relación, podrían matarme en cualquier momento y la duda sería porque razón no.

Tuve que soportar las burlas de Ion un rato, mientras arrastrábamos la maleta negra donde había puesto el cadáver de la mujer con la que Ion había jugado. La llevamos a una zanja y le prendimos fuego sin mucha ceremonia. Ion vivía fuera de la ciudad en un área bastante solitaria. Podías quemar basura, matar a alguien o lanzar un cuerpo al borde del camino sin que nadie lo notara en días o le diera importancia. Nuestro pequeño incendio compartía espacio con neumáticos calcinados de días anteriores y el cadáver de un perro.

Por hacerme cargo del desastre de Ion no tuve oportunidad de pasar por un sueño reparador, apenas pude despertare a las ocho para preparar lo que necesitaba en mi maleta y estar listo a la diez para cuando llegaran por mí.

Lui era completamente diferente a Ion, era la clase de hombre que juras que es respetable hasta que te enteras de la verdad. Se reformo de ser un asesino en serie, si es que le puedes llamar reformar a que ahora sea un asesino a sueldo. Sabía muy poco de él, aquello y su nombre falso eran mas de lo que necesitaba conocer.

El sonido de un motor llego a mis oídos y vi aparecer el auto plateado de Lui llegar al lugar, me levante del banco y arrastre la maleta en dirección al auto.

—Buenos días, lamento haberte hecho esperar.

Se disculpo mientras yo dejaba la maleta en la parte de atrás del auto. Nunca tenía los seguros de las puertas o del maletero, otras personas hubieran sido asaltadas, en las otras ocasiones que había subido a su auto me había preguntado si los delincuentes reconocen a los que son peores amenazas que ellos.

—Buen día Lui.

Subí el auto con la incomodidad usual y me acomode rígidamente en el asiento, el leve olor de los asientos de cuero se mezclaba con la posiblemente costosa de Lui, cerré la puerta con cuidado y espere a que el auto se pusiera en marcha. En su lugar se retiró el cinturón.

—No querrás salir malherido si sufrimos un accidente.

Mientras lo decía se inclinó sobre mí. Tomo el cinturón a mi lado y el olor de su colonia se concentro en mi nariz. Era una leve invasión a mi espacio personal, no era como si nadie lo hubiera hecho antes. No puedo decir que fuera desagradable, otros de mis empleadores a veces tenían el fuerte olor del perfume mezclado con la desagradable peste del alcohol o cigarrillos.

Una vez aseguro mi cinturón volvió a su asiento y comenzamos a avanzar de inmediato.

—No creo que tardeos mucho en este trabajo. Nos quedaremos en el mismo hotel que los dos objetivos que me han encargado. Uno de ellos ya debe estar ahí, el otro debería llegar esta noche. Necesito que los cortes.

Mi trabajo no se trata solo de disponer de cuerpos, pero tratándose de Lui siempre son cadáveres. Yo me dedico a desaparecer evidencia, lo que incluye una variedad más amplia que solo cuerpos. Es extrañamente gracioso que siendo el hijo de un simple carnicero terminara así. Mi madre cree que los fines de semana ayudo a cavar tumbas en el cementerio local.

Escuché a Lui aclararse la garganta. Me pareció extraño ya que antes no había tenido problemas para hablar. Cuando su voz salió tenía un tono mas amable que antes.

—Sabes, te conozco desde hace casi un año y nunca me has dicho un nombre por el que llamarte.

—Alec, solo dime Alec.

Solo eso, sin apellidos, sin segundos nombres, ni siquiera con las ultimas dos letras de mi nombre, aunque no me disgustara que Alecto fuera un nombre de mujer, prefería no decirlo, incluso eso me parecía demasiada información.

—Aun eres menor si no me equivoco. Debes de tener casi la misma edad que yo cuando comencé en esto.

—Tengo dieciséis, aun soy un estudiante.

Era lo que todos quería escuchar que era un niño involucrándose en un mundo de adultos.

—Lo justo es que yo te diga mi nombre, es Liviu.

Era un nombre extraño que nunca había escuchado, tenía un sonido interesante.

Me gusta. —Admití.

—Por cierto, soy medio, tengo veintiséis.

Entendía que me revelaba aquello como un equivalente a lo que yo había dicho. Que un medico hiciera de asesino a sueldo me resultaba contradictorio, aunque si alguien puede salvar vidas, por qué no habría de acabar con ellas también.

—Sabes he estado pensando. ¿Te gustaría trabajar exclusivamente para mí? A veces tengo que rechazar algunos trabajos, pero contigo no tendría que hacerlo.

Aunque no retiro su vista del aino me pareció que la sonrisa que apareció en sus labios era para mí.

—¿Algo como tu socio?

—Me encargaría de todos tus gastos. No necesitarías trabajar mucho.

Me estaba ofreciendo algo demasiado generoso, si lo comparaba con mi nivel actual de ida era casi vivir gratis, pero qué pensaría mi madre. Todo sin tomar en cuenta a Ion.

—No estoy seguro.

—No necesito una respuesta inmediata, solo tómalo en cuenta.

El resto del viaje paso en silencio. Llegamos al hotel donde haríamos nuestro trabajo Como si se tratara de un empresario cualquiera dejo el auto con el ballet y cargando mi maleta entramos al vestíbulo, no era un lugar especialmente lujoso, solo costoso.

Como parte de nuestro disfraz yo fingía ser su amante en una escapada fuera de la vista de mis padres, me mantenía colgado de su brazo con la cabeza gacha y evitando mirar a todos a los ojos, como si realmente fuera un inocente y estuviera avergonzado e inseguro de ir a ese lugar. Él se hizo cargo de todo.

Esconderme detrás de él era algo un poco difícil. Liviu no era demasiado grande, no se trataba de una pared humana era apenas una cabeza y media más alto que yo, era musculoso, pero no de forma exagerada, no se notaba con su abrigo. Aun así, yo parecía algo pequeño, mis músculos eran delicados y mi altura promedio. No soy diminuto, era solo el contraste de un joven y un hombre adulto. En nuestra apariencia solo había un detalle similar, nuestro cabello y ojos tenía un color aburrido sin nada a destacar. Cabellos y ojos marrones.

—Vamos cariño.

Me hizo avanzar en dirección al elevador, una mujer y un hombre subieron con nosotros. Las puertas metálicas se cerraron y yo busque el rostro de Liviu. Una media sonrisa estaba en sus labios mientras miraba al hombre.

—Ve al cuarto, creo que iré a buscar algo.

Me dio las llaves y me paso la agarradera de la maleta que había estado arrastrando. Unos pisos después me dejo solo con la mujer en el elevador mientras seguía al hombre.

Notas finales:

Mi primer historiia en Amor yaoi, esta hsitoria la habai escrito por primera vez hace dos años, luego se borro cuando estab ahaciendo limpiea en el ordenador de msi viejos archivos de preparatoria y finalmente decidi escribirla desde el incio.

para finalizar usualmente no ruego por reviews, pero por esta vez ya que no hetenido suerte en otras paginas lo hare, un review por favor, que pena.


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