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Ocaso del Caballero de la Noche por JessJe

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Notas del fanfic:

Me gusta decir que este fic, a parte de ser del género yaoi, tiene también acción y angustia. Ya estamos en la recta final y quiero agradecer a tod@s los que la han seguido fielmente y han dejado sus comentarios. Como nota adicional, espero incluir dentro del fic aquellos comentarios que, en su momento, me "movieron el tapete" :D por así decirlo. Vamos a ver si quienes me lo dejaron lo captan y me dejan su impresión.

Un abrazo a tod@s y nos seguimos leyendo.

Notas del capitulo:

Batman desparece por tres semanas, preocupando a su familia y amigos, en especial a Clark. Cuando la ansiedad crece, Bruce regresa, pero oculta una terrible noticia, que solo su fiel Alfred conoce.

Tres semanas… era demasiado tiempo ya. No había señales de él. Antes de irse, dejó un simple y corto mensaje en video para los fundadores de la Liga, “Señores, debo ausentarme un tiempo de Gótica. Estaré escondido del radar, tanto como Batman como Bruce Wayne. No me busquen, ni interroguen a Alfred. Nightwing patrullará Gótica, el resto del planeta es su responsabilidad”.

Y efectivamente, así pasó. Nightwing se encargó de la ciudad de Batman, con la ayuda frecuente de Robin/Tim Drake. Mientras tanto, las misiones usuales, algunos desastres naturales, motines, encuentros diplomáticos representando a la Humanidad y protegiendo al planeta de cualquier eventualidad. Pero para sus colegas de la Liga, su ausencia ya era demasiado preocupante.

-Tres semanas… es demasiado inusual, incluso para Batman, insistía Flash mientras comía su quinta hamburguesa. Chica Halcón aún no terminaba la suya, jugaba con las papas fritas pensativa. –Debemos estar tranquilos Wally, es decir, es Batman, si algo hubiese pasado, lo sabríamos.

-No sé, Shayera, me empiezo a preocupar, y temo no ser el único, decía mientras seguía a Superman con la vista. No era común que el hombre de acero visitara el comedor de la Atalaya, pero había decidido ir y acompañar a la Mujer Maravilla. Ambos se sentaron aparte de todos. –Creo que es momento de buscarlo, Diana

-Él se pondría furioso, Clark, lo sabes.

-¡No me interesa lo que pueda pensar o sentir ese necio!, no puede irse así, sin decir nada. Sabe que tiene responsabilidades para con la ciudad y la Liga.

-Y tú sabes también que él no es de los que dejan las cosas botadas. A ti no te molesta eso, te preocupa no saber de él, como todos nosotros.

Suspiró y bajó la mirada, -No puedo evitarlo, Diana. Es mi amigo.

-Lo sé… ¿ya hablaste con Alfred?

-Todos los días lo llamo, y me dice siempre lo mismo, que el señor Bruce se encuentra bien y que no debo preocuparme, que regresará pronto.

-¿Y Dick?

-Está en las mismas, aunque me aseguró que investigaría por su cuenta.

-Bien, entonces no hay nada más que hacer por ahora, esperemos a ver si él lo ubica.

-*-

En la baticueva, Dick buscaba en la red algún indicio de su mentor, pero no había ningún movimiento crediticio a su nombre. Eso no le extrañaba, imaginó que él tenía manera de desaparecer, pero insistía, debía haber algo que lo condujera a él, al menos, saber que estaba bien. Alfred bajó con una bandeja. –Imaginé que estaría aquí revisando la computadora, señorito Richard…, dejó de hablar al ver la pantalla. Se acercó y tocó un botón, apagándola por completo.

-Alfred, ¿qué haces?, le pregunta el joven indignado.

-Creo que el señor Bruce fue muy claro con usted, joven Richard. No quiere que lo busquen.

-No te entiendo, Alfred, ¿no te preocupa saber dónde y cómo está? A menos… ¡¿Tú sabes dónde está?!

-Le he dicho varias veces que no sé…

-Lo siento Alfred, pero no te puedo creer. Si no me quieres decir, bien, pero no me puedes prohibir que busque a mi amigo, le dice molesto y se va. El fiel mayordomo suspira triste. “Lo siento, joven Richard, lo siento mucho”.

-*-

Tim tiró su bulto en el sofá y calló rendido. Volvió hacia la ventana. Como siempre en esa época del año, estaba nublado, con grandes posibilidades de lluvia torrencial llegando la noche. Él, a diferencia de Dick, no le preguntaba a Alfred sobre Bruce, de hecho, no hablaba con nadie, ni en casa ni en la  secundaria. Por alguna razón, le perturbaba  esa larga ausencia. En 6 años que llevaba en la mansión, era la primera vez que algo así pasaba. Y a pesar de sus amigos, de Alfred y Dick, no tenerlo cerca lo hacía sentir muy solo.

-Ey, Tim. ¿Cómo estuvo el día?, le pregunta Dick mientras se sienta a su lado. El más joven hace un gesto de desdén, -Como siempre, ninguna novedad, debo ir a hacer tareas, nos vemos.

Se pone de pie, pero su hermano le toma la mano y no lo deja irse. –Oye, sabes que puedes hablar conmigo, ¿no? Sé cómo te sientes, yo también estoy preocupado por él…

-¡No me digas que sabes cómo me siento, Dick! ¡No tienes idea!, le levanta la voz mientras arrebata su mano.

-Tim…

-Sabes… quiero estar solo, iré a mi habitación. Mañana tengo examen, no podré ir a patrullar contigo esta noche, le responde cabizbajo. Toma su bulto y se va, dejando a Dick sorprendido. “Bien, Bruce, te encontraré, aunque sea lo último que haga”

-*-

Eran casi las cuatro de la mañana. Después de buscar pistas e interrogar testigos, Nightwing vigilaba desde la torre donde habitualmente iba Batman. Se sentía frustrado. Sabía que Alfred le ocultaba la verdad, lo presentía, por eso estaba molesto con el anciano. Una figura conocida se acercó a él, -¿Cómo estuvo el patrullaje?

-Lo usual…

-¿Supiste algo de Bruce?

-Nada, Clark. Pero Alfred sabe algo.

-Pero, él ha dicho…

-Lo sé, pero la lealtad de él hacia Bruce es incorruptible. No dirá nada. Aquí en Gótica no hay ningún indicio de Bruce Wayne o de Batman.

-Bien, tu sigue buscando por tu lado, que yo haré lo mismo.

El comunicador de Nightwing se activó, y contestó inmediatamente.

-¿Sucede algo, Alfred?, le pregunta fríamente.

-Joven Nightwing, debía informarle que el señor Bruce está en casa.

Nightwing volvió a ver a Superman, pero ya no estaba. El hombre de acero voló con rapidez, y en cuestión de segundos, estaba en la mansión Wayne. Entró por una de las ventanas de la sala. Ahí estaba él, entregándole su abrigo a Alfred y aflojándose la corbata.

-¿Dónde estabas?, le pregunta Clark al acercarse. El kriptoniano no dejó de notar que había perdido algo de masa muscular y tenía ojeras. -¿Qué haces aquí a esta hora, Kent?, le responde duramente.

-Estaba con Nightwing cuando Alfred le aviso, no contestaste mi pregunta, ¿dónde estuviste? ¿Por qué te fuiste así? Nos preocupamos por ti.

-Pues, como ves, estoy bien, fue un viaje importante, ya regresé, así que te puedes ir tranquilo, le responde mientras sube a su cuarto. Pero el hombre de acero no se iba a quedar con esa respuesta. Bruce se fue hacia la puerta de la habitación de Tim, pero volvió a ver fastidiado a su acompañante. -¿Me tienes que decir alguna cosa?

-Emm… solo que me da gusto verte, amigo, le responde.

-Sí… sí, igual yo. Como puedes ver, estoy vivo y fuera de peligro, Clark, ve a tu casa y descansa, le dice con una voz más suave. Le sonríe y vuela hacia la ventana.

-Y Clark… gracias por tu preocupación, le dice antes que él se vaya.

El hombre de acero vuela, ya con un peso menos encima. Bruce entra en la habitación de Tim en silencio y se acerca a su cama. El joven no se había quitado la ropa, está rodeado de libros de Cálculo y sobre su pecho estaba un libro de notas. Bruce con cuidado, le quitó el libro y lo arropó. Se acercó a él y besó su frente. -Descansa hijo.

Después que escuchó que Bruce cerraba la puerta, Tim sonrió sin abrir los ojos.

Bruce fue hacia su habitación. Alfred estaba arreglando su cama para que descansara. –Gracias Alfred, le dice mientras se quita los zapatos.

-Me da gusto que haya regresado, señor Bruce, le responde el inglés, que recoge los zapatos y los pone en el closet.

-No es necesario Alfred, yo puedo encargarme de esas cosas…

-Lo sé señor, pero no pierdo nada con serle atento… ¿no hubo algún cambio?

-No, Alfred, simplemente confirmaron la primera opinión… es definitivo.

El anciano suspira, y sale de la habitación. El héroe se deja caer en la cama, y ve hacia el techo. Esa noche no pudo dormir. No dejaba de pensar en lo sucedido esas semanas, y en lo que vendría de ahora en adelante. Sacó de su maletín las placas y las volvió a revisar por vigésima vez. No había dudas, tendría que afrontar esa verdad, pero antes, había mucho que hacer, mucho que solucionar.

Ya en Metropolis, Clark cumplió con su rutina habitual y fue a recostarse, con una gran paz. “Espero que estés bien, Bruce” Poco a poco fue cerrando los ojos y cayó en brazos de Morfeo.

 


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