La vida en Ikebukuro había vuelto a la normalidad. Celty con sus trabajos de transportista, shinra atendiendo heridos clandestinos. Shizuo e izaya-kun peleándose cada vez que se veían, simón vendiendo ese extraño sushi. Dotachin y los otros ayudando a los demás y divirtiéndose juntos.
Mientras que por otro lado, kida había regresado con sus mejores amigos: mikado y Anri-chan, actualmente los tres habían ingresado en la misma preparatoria donde llevarían a cabo sus estudios.
Si, la vida seguía tan armoniosa como siempre, convirtiendo Ikebukuro en un lugar agradable y divertido. O eso pensaba kida nuestro protagonista. Quien nunca se imagino que un simple día todo su mundo cambiaria… y pensar que todo comenzó con el sonido de la campana.
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El timbre de la escuela sonó en todo su esplendor, anunciando el final de las clases. Todos los alumnos se levantaron de sus asientos. Dispuestos a retirarse e iniciar con su fin de semana.
Como todos los días. Los tres amigos inseparables se disponían a marcharse mientras platicaban de banalidades.
-¡¡¿¿quee??!!- gritaron tanto mikado como Anri.
-¿kida-kun terminaste con sakí?- cuestionaba el pelinegro extrañado.
-sip, ¡ahh! mi corazón está hecho pedazos, ¡mikado! Consuélame – el rubio se abalanzo sobre su amigo abrazándolo. Sin notar el sonrojo que ocasionaba en este.
La verdad era que a kida no le dolía en lo más mínimo su ruptura. Recordaba con algo de pena las palabras de su ex novia.
“tú nunca me has amado, lo que sentías por mi era una obligación moral… es tiempo de rehacer nuestras vidas ¡se feliz!”
-¡lo olvidaba!- grito algo alterado mikado al recordar un asunto importante. Mientras era observado por sus amigos- lo siento chicos ¿se pueden ir sin mi? Tengo algo que hacer- informo dispuesto a marcharse pero el rubio detuvo su andar tomándolo del brazo.
-Nee mikado-kun, ¿no iras a una cita verdad?- cuestiono con clara picaría en su vos. Más por dentro deseaba que este lo negara sin saber muy bien el motivo
-¡¿C-C-Cita?! ¡NO!- negó con fervor mientras su rostro se tornaba totalmente rojo- e-es que… ah.. i-iré a--- ¡la biblioteca! ¡sí! .. mgh t-tengo que--- ¡estudiar! Jeje ya sabes, esas cosas. ¡Nos vemos!- sin dares tiempo a reaccionar, se fue corriendo en dirección a la biblioteca de la escuela.
-masaomi, ¿no crees que está actuando muy raro?- comento la chica de lentes. Mientras se encaminaban a la salida de la escuela.
-.. Si, ohh ya se- tal parecía que una idea se había cruzado por su mente- Anri-chan ¿podrías irte sin mi? Tengo algo que hacer- menciono dejando a la joven mientras se adentraba en el plante. “jeje mikado-kun averiguare que me ocultas”
El rubio teñido. Por un tiempo estuvo esperando a que su amigo apareciera. Ya se había aburrido cuando lo vio dirigirse a la salida. Este al estar escondido tras un árbol, no era visible.
-¡mikado-senpai!- el nombrado y kida voltearon a dónde provino la voz, encontrándose con un joven apuesto de cabello azul. Saludándolo desde la entrada.
Por un momento kida sintió una desagradable sensación. No le caía nada bien ese sujeto. Recordaba como se había alegrado al enterarse que iría en otra ciudad a su preparatoria. Entonces ¿Qué hacia ahí?
-¡ah! Aoba-kun, ¿te hice esperara?- ¿Qué? ¿Esperen? ¿Quedaron de verse? ¿Prefirió irse con él a conmigo? Esas y mas eran las preguntas del líder de los pañuelos amarillos quien sintió una ira recorrer su cuerpo, pero nada parecido a lo que sintió al escuchar lo siguiente.
-¡nop! Estoy listo para nuestra cita- menciono abrazando al mayor quien se sonrojo ligeramente por el contacto.
-v-vamos. ¿A dónde quieres ir?- cuestiono el azabache comenzando a caminar.
-¡vamos a Ikebukuro!- pidió aferrándose al brazo del mayor. Mientras sonreía algo arrogante viendo hacia un árbol donde cierto rubio estaba que ni el sol lo calentaba.
````````````````Ikebukuro```````````````````
Después de que se bajaran del tren siendo seguidos por cierto joven, quien emitía un aura oscura. Se dirigieron al parque del lugar mientras caminaban tomados de la mano a pedido de aoba.
-nee mikado-senpai. ¿Le dijiste a tus amigos que vendrías conmigo?- cuestiono el peli azul. Mientras miraba por el rabillo del ojo al rubio quien le sostenía la mirada llena de enojo al verse descubierto.
-b-bueno n-no- respondió un poco deprimido el azabache.
-¿y a kida-senpai? ¿No se enojara si se entera de esto?- pregunto con sorna sabiendo la respuesta.
-¿eh? ¡No!.. El no tienen nada que ver. Mi vida privada solo me corresponde a mi- aunque las palabas y el tono de voz expresaba cierto enojo su mirada se notaba decaída al escuchar sus propias palabras.
- ¡cierto! Tu NO le perteneces… ¡tengo hambre! Vamos mikado-senpai!- el menor tomo de la mano al azabache dirigiéndose a un restaurante exterior. Donde ordenaron algo para comer
Kida-kun observaba desde una banca mientras cubría su rostro con un periódico mientras arrugaba este mismo al ver como ese tal aoba le daba de comer en la boca al azabache mientras este muy ingenio decía “ahh” ¡mierda!
-“¡ese es MI lugar! Solo YO puedo darle de comer en la boca, maldito mocoso. Como se atreve alegarme de MI amigo” eso y más pensaba el rubio cuando sintió como alguien le tocaba desde atrás haciéndolo voltear más que enojado. Por distraerlo en su espionaje- ¡¿Qué quieres Shizuo?!- bramo sin importarle que este lo podía matar.
-tsk, ¿has visto a la pulga?- cuestiono mirándolo inquisitivamente.
-ah sí- menciono regresando su vista hacia la “parejita de tortolos enamorados”- creo que estaba por allá- señalo sin mirar, un callejón- lo vi siendo abrazando por Dotachin mientras creo que lloraba o algo así.- explico sin tomarle importancia.
-¡ese maldito!- sin más el mayor emprendió carrera hacia el lugar mencionado. Más eso no le importaba al menor quien a los tres minutos escucho un golpe seguido de una cortina de humo.
Retomando su “vigilancia” se dio cuenta de que ninguno de los dos estaba. Eso lo dejo en pánico. ¿A dónde habían ido? Y si ese maldito secuestro a su amigo. pensaba mientras lo buscaba. Durante varios minutos le dio como tres vueltas al parque sin éxito. Unos gritos captaron su atención quedando algo sorprendido por lo que veía: Shizuo cargando a izaya en su hombro mientras este se quejaba
-¡bájame! ¡que me sueltes maldita bestia- gritaba sin ser obedecido- ¡esto es un secuestro!
-tsk, cállate- ordeno furioso por lo ocurrido hace momentos- kida-kun, gracias por la información- agradeció mientras se alejaba del rubio quien era fulminado por el azabache. Como diciendo “ya me las pagaras”
Olvidando lo visto, retomo su búsqueda pero llegando hacia las zonas de compras pero nada. Después de una hora se dio por vencido nunca lo encontraría. Por lo que decidió regresar al parque.
.”¡ahh! a que me importa si mi amigo, esta con otro. Es mas debería ser feliz por él. No es como que me moleste que sea un hombre su compañero. Es decir uno es libre de amar… ¡sí! Es más. Como su MEJOR amigo tengo que apoyarlo. Ya lo decidí” pensó determinado hasta que vio algo que quebró su corazón. Mientras una lagrima se escapaba de sus ojos.
Delante de él estaba su amigo mikado recargado en un árbol mientras era besado por aoba. Más este parecía estar en un trance ya que ni se movía.
-a-aoba … no.. De-detente- pedía el mayor al peli azul quien descendió sus besos hacia el cuello níveo del azabache.
-mikado-senpai, ya no puedo aguantarlo. Me gustas. Se mío por favor- pidió mientras dirigía su mano al pantalón ajeno o eso intentaba ya que un golpe le hizo rodar varios metros.
Ambos chicos giraron hacia el causante del golpe encontrándose con un muy enojado kida quien tenía sus ojos destellos de ira.
-escúchame bien bastardo- con enojo contenido tomo de las solapas al menor controlándose para no matarlo- no vuelvas a tocar lo que es MÍO. O te matare- soltándolo giro su vista hacia mikado quien estaba mas que confundido.
-k-kida-kun ¿eh? ¡Espera!- no tuvo oportunidad de hablar cuando se encontraba siendo arrastrado del brazo por su amigo y amor platónico.
-… iremos a mi casa- para suerte de ambos no estaba tan lejos. Al llegar kida cerró la casa con llave. Mientras lanzaba a su “amigo” a la cama y se posicionaba sobre él.
-¿ki-kida? ¿Qué haces? ¡b-bájate!- pedía tratando de deshacerse del cuerpo ajeno. Quien estaba posicionado entre sus piernas con sus manos a los costados del menor.
-¿Por qué?- cuestiono serio mientras mirada a mikado desde abajo el cual no parecía comprender- ¿Por qué saliste con él? ¿Por qué aceptaste tener una cita con él? ¿Por qué dejaste que te tocara?- esta última pregunta la formulo introduciendo su mano en la polera del menor quien jadeo al sentir como la fría mano ajena pellizcaba delicadamente sus pezones.
- ahh ¡no! kida no estás en tus cabales. Déjame. Tu solo estas dolido por la ruptura con saki-chan- menciono siendo ignorado por el rubio quien descendió sus labios hacia el cuello, donde chupo y lamio hasta dejar una muy visible marca- p-por favor.. No juegues conmigo- pidió el azabache con una lagrima en su mejilla mirándolo dolido desde abajo
-¿jugar?- esa palabra le dolió- mikado- le obligo a verle tomándolo del mentón- ¿crees que estoy jugando?¿ qué tiraría nuestra amistad de años a la basura si no fuera serio contigo?- con un claro sonrojo desvió su mirada algo nerviosos- estaba celoso… cuando vi que te besaba lo entendí todo… te amo. Y no dejare que nadie te aleje de mí. Así tenga que matarlos- esto último lo dijo tan serio que el menor se asusto un poco.
-¿m-me amas?- un asentimiento obtuvo como respuesta- sniff ¡kida!- el menor se aferro al cuello del rubio mientras restregaba su cabeza en el cuello ajeno- ¡dime que no es un sueño! Te he amado desde hace 3 años. P-pero tu tenias a s-saki, no tienes idea de cuánto me dolió eso
-¡pero! Te gustaba Anri- alejo incrédulo a las palabras de ¿su amante?
- ¿EH? ¡No! ella nunca me gusto. M-me ponía nervioso a su lado porque sabía que le gustabas a ella. Por eso… no quería que pasara tiempo contigo- confeso poniéndose rojo como un tomate. Más eso solo le pareció adorable al menor.
-entonces… mikado-kun. ¿Quieres ser mi pareja?- cuestiono kida sentándose en la cama.
-¡sí! – sin pensarlo dos beses el menor se lanzo a los brazos de su amado. Al tiempo que sus labios se encontraban en su primer beso juntos. Mikado era más tímido por lo que se dejo guiar por kida quien lo sentó en su regazo con cada pierna a su costado.
El beso era dulce pero lleno de pasión y deseo. Sus lenguas se enroscaban en una danza de deseo mientras que sus manos acariciaban la piel ajena. El calor aumentaba con cada roza, cada caricia, cada palabra. Sabían lo que pasaría… es mas lo deseaban como nunca desearon otra cosa
Poco a poco el rubio recostó a su ahora novio, en la suave cama. De un beso pasaban a otros. Las manos del mayor retiraron la polera de su uke mientras sus manos acariciaban, pellizcaban los tiernos pezones ajenos.
-quita..ahh mhg tu ca-camisa- pidió mikado subiendo la polera del mayor. Dejando ver su abdomen con algunas líneas de sus músculos.
-mgh que impaciente mikado-kun… descuida, te hare gemir toda la noche- susurro en el oído del menor quien inconscientemente asintió deseoso de que eso pasara.
-ahh mg ¡no muerdas! Ahh- el moreno sentía la lengua caliente y rasposa de su amante sobre su cuello descendiendo lentamente hasta sus pezones donde chupo con necesidad. Mientras sus manos desabrochaban el pantalón ajeno para adentrarse en la prenda y tomar entre sus manos el falo semi erecto del menor- ¡ahh! n-no mgh kida.. ahh mg ¡mas!- el placer que sentía no podía ser comparado con nada.
Cuando el calor aun punto donde la ropa comenzaba a estorbar. Kida se separo del menor, para acto seguido jalar la prenda inferior dejándolo totalmente desnudo. Y a su merced.
-ah ¡no es justo! Mgh t-tu aun tienes ropa- reclamo con un sonrojo por la excitación y un puchero por la “situación”
-jeje que pervertido mi-ka-do-kun… está bien, te complaceré- alejándose del menor quien no le quitaba la vista de enzima. Se deshizo de su pantalón muy lentamente dejándolo caer al suelo para acto seguido proseguir con su bóxer dejando apreciar su miembro duro como roca.
-¡e-es muy grande!- alego con algo de excitación y miedo a que “eso” entrara en el.
-no te preocupes, te preparare- musito retomando su tarea de besar a su pareja el cual lo atrajo más a su cuerpo haciendo que sus cuerpos se tocaran y sus erectos miembros se rozaran. Causándoles placer sin igual.
-mgh ahh k-kida t-te quiero adentro- pidió abriendo las piernas dándole al mayor la visión mas erótica que podía pedir.
-ahh no me provoques así mikado-kun
-¡ahh!- gimió al sentir como un dedo se abría paso en sus vírgenes paredes. El menor necesito respirar con dificultad tratando de calmar ese calor sofocante que sentía.
Lo que fue uno, se trasformo en dos para proseguir a tres. El menor movía las caderas por más de ese contacto. Pero le hacía falta algo.
-¡ahh! kida… me-mételo… por favor- rogo con sus ojos perdidos en el placer de la lujuria mientras su boquita gemía sin poderla callar.
-mgh… esto dolerá un poco. Respira- haciendo uso de todo su autocontrol, tomo lugar entre las piernas del menor colocando la punta de su pene en la entrada del azabache para después meter la misma lentamente- m-maldición.. e-es tan estrecho “ahh no puedo”- tirando la cordura por la borda lo penetro de una sola estocada. Haciendo que ambos arquearan las espaldas del dolor y placer que sintieron
-ahhh.. ahh al fin somos uno- musito mikado con su mirada perdida y lagrimas escurriendo por su mejilla mientras el mayor lo abrazaba y comenzaba a moverse lentamente.
Lo que comenzó con una suave embestida. Aumento poco a poco. Los gemidos, suspiros y el olor a sexo inundaban la habitación del rubio. Quien no sabía ni donde estaba. Solo quería hundirse más en el cuerpo ajeno mientras este le pedía más y más.
-ahh ven. Ahh si que caliente mgh- el rubio sentó al menor en su regazo haciendo que este se auto penetrara y que estas fueran tan profundas que sentía perder la cordura.
-¡me vengo!
-¡ahhhhhh!- en un grito con sus nombres ambos terminaron su primer encuentro de amor.
Kida cayó sobre el cuerpo de su pareja aun respirando agotado. Sentía que nada podría arruinar su felicidad. Y de eso se encargaría el
-te amo mikado.. Nunca me dejes- pidió volviendo a besar a su amado.
-… kida, nunca me sueltes- correspondió el beso amorosamente.
-nunca lo hare… eres mío- sentencio haciendo inmensamente feliz a su pareja.
Fin….