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My Minseok por Togetherweare50

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El hombre mayor pensó largo y tendido, sentado en su escritorio. El cumpleaños de su hijo estaba a solo uno o dos meses. Todos los 19 años que su hijo ha vivido, siendo el padre que es, lo ha sorprendido cada año con algo especial. En su decimoquinto cumpleaños, le dio un auto último modelo. En su decimosexto cumpleaños, le regaló un campo de futbol en su patio trasero. Luhan estaba satisfecho con cualquier cosa que le daba, de todos modos. Le gustaba cuando su cumpleaños llegaba. Nunca sabía lo que iba a recibir. Por fin, la idea vino a él. Podía hacer casi cualquier cosa con sus propias manos, pero ahora que estaba envejeciendo, tenía un pequeño grupo de asistentes para ayudarlo a crear el regalo perfecto de este año.

Ellos se pusieron a trabajar de inmediato, recolectando trozos de metal y herramientas en el almacén del laboratorio, también compartiendo diseños e ideas. En una semana, el plan estaba listo para ser construido.

Desde que Luhan era pequeño, tenía prohibido acercarse o entrar al laboratorio de su padre en todo momento. Siempre se preguntaba qué hacía allí todo el día, solo saliendo para comer y conversar con él o su madre, o dormir. Por mucho que quisiese saber, él tenía en cuenta las palabras de su padre. Lo amaba lo suficiente como para mantenerse alejado de preguntar.

La mucama lo despertó a las 7:30 AM. No le gustaba usar alarmas porque solo deseaba dormir más oyendo ese tono molesto y repetitivo, por lo tanto, una sirvienta lo despertaba cada mañana. Se tumbaba en la cama unos pocos minutos todos los días, esperando a estar completamente despierto antes de ponerse de pie. Perezosamente se acercó a su baño y tomó una ducha. Siempre al salir, con la toalla alrededor de su cuello y en bóxer, no se daba cuenta cómo la doncella se sonrojaba. Se ruborizaba tanto que ocultaba su rostro con ambas manos. Luhan se puso de pie frente a su vestidor, mirando sus ropas. ¿Debería usar su propio estilo para vestir o el uniforme escolar?

Hoy no pudo decidir qué usar, así que solo sacó el uniforme escolar limpio y se lo puso.

Tal vez hoy no era su día. No condujo su auto hasta la escuela tampoco, decidiendo que el chofer lo llevara.

Vio a Sehun de inmediato. Puede decir que es él por la forma en la que camina. Sehun tiene un cierto andar que otros chicos no. Luhan sonrió ante lo fácil que se dio cuenta del andar de su mejor amigo. Es tan obvio. Corrió hacia Sehun después de salir del coche.

—¡Hey, Sehun!—dijo Luhan, ligeramente presionando su hombro izquierdo.

Sehun giró su cabeza a un lado.—Hey. No tienes que empujarme.

Luhan rió, su mandíbula colgando desencajada y revelando las patas de gallo alrededor de sus ojos.

—Ew, eres tan feo en este momento.

Luhan inmediatamente frunció el ceño y decidió cortar juguetonamente su cuello.

Cuando llegaron a la clase, Sehun le preguntó: —Por cierto, ¿qué quieres para tu cumpleaños?

Luhan olvidó que su cumpleaños llegaría este fin de semana. Pensó para sí: “Hmm, no lo sé. Qué pasa si mi padre ya lo consiguió para mí”.

—Tu padre te regala las cosas más caras, pero sabes que yo no puedo pagar algo así —dijo Sehun, quién también provenía de una familia rica.

—Entonces…—Luhan volteó su cabeza Sehun, sentado en el escritorio a su derecha—. Solo vayamos por bubble tea.

—¿En serio? ¿Eso es todo? Es demasiado barato…

—Sabes que también lo quieres... —dijo Luhan, con una cara presumida.

—Ok, está bien, bubble tea será. Mejor no digas que no te di nada agradable cuando lo único que pediste fue bubble tea—dijo Sehun, volviéndose hacia el frente de la clase cuando el profesor entró.

Cuando Luhan abrió la puerta se encontró con su padre, que aparentemente estaba por salir. Se estaba poniendo sus zapatos.

—¿A dónde vas?—preguntó, mirándolo fijamente mientras sostenía la puerta abierta para que pudiera salir.

—Solo a hacer algunas compras. Volveré en breve. Ya le dije a tu madre, no te preocupes —. Su padre se dirigió hacia su auto y condujo hacia la entrada.

Luhan entró en la casa, quitándose sus zapatos. Una mucama corrió a saludarlo, ya que estaba limpiando en una habitación cercana.

—Bienvenido a casa, Luhan—dijo ella, ligeramente sonrojada, mientras se inclinaba cortésmente.

—Gracias—dijo Luhan, caminando hacia las escaleras mientras la doncella volvía a la limpieza de la otra habitación.

Se cambió el uniforme escolar de inmediato, tomando su pelota de fútbol antes de bajar las escaleras. Le dijo a la doncella que iba a jugar al fútbol en el campo del patio trasero por un tiempo. Empezó a jugar de inmediato. Se pasaba el balón entre sus pies, pateándolo hacia el arco e hizo algunos tiros con la cabeza. Después de practicar, se acostó en el campo de hierba, suspirando.

“Me gustaría tener a alguien con quién jugar al fútbol. A nadie le gusta tanto como a mí” se dijo a sí mismo.

Una mucama corrió hacia él en el campo.—A su madre le gustaría que entre para la cena.

Luhan se sentó.—Allí estaré.

La doncella regresó corriendo dentro, para informarle a la madre de Luhan.

Cuando Luhan se aseó y se puso ropa casual, bajó para cenar. No vio a su padre en la mesa.

—¿Papá no regresó aún?—preguntó, sentándose a la mesa.

—Supongo que no. Pensé que lo haría. Ir de compras apenas toma tiempo para tu padre.

Justo en ese momento, el padre de Luhan entró en la cocina con las bolsas de la compra. Las dejó en el suelo y se acercó al lavabo. Su cabello era un desastre y parecía sin aliento. ¿Estuvo corriendo hace un momento o lo había estado haciendo todo este tiempo? Los ojos de Luhan se desplazaron hacia las bolsas. Su padre había comprado un montón. ¿Qué podría haber dentro de todas ellas?

—¿Qué es lo que compraste, querido?—preguntó la madre de Luhan, bajando su taza de té.

Luhan escuchó.

—Oh, ropa para chico. Un montón de ropa para chico—respondió su padre, que terminó de lavar sus manos y se unió a ellos en la mesa.

Luhan alzó su ceja, ¿era ropa para él? Tenía suficiente, no pensaba que necesitara más para su armario o vestidor.

—¡¡Estoy tan emocionado!!—dijo su padre, moviéndose ligeramente en su asiento y masticando su comida felizmente.

A Luhan le gustaba que su padre estuviera tan contento.—Papá, ¿por qué estás tan feliz?

Su padre tragó su comida.—Oh, tendrás que esperar. Te lo diré muy pronto. Este fin de semana, de hecho.

Luhan miró a su madre, quién se encogió de hombros.

¿Por qué ropa para chico, de todos modos? Luhan pensó, mirando su plato de comida.


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