El aroma del cacao se introducía salvajemente por sus fosas nasales. Olía delicioso, sin embargo aquella noche no tenía ganas de comerlo. Se sentía lleno, pero vacío al mismo tiempo. Era un fracasado y poco más que un objeto útil para los planes de su mayor rival… Pero ya lo tenía planeado, ganaría incluso si tenía que sacrificar su orgullo por una vez. Lo ayudaría sin que él lo previera, se burlaría y le restregaría en su cara que gracias a él, el asesino de L había caído de su trono de Dios.
Hasta entonces sería el mejor, el número uno…
-Matt- llamó al hombre recostado entre sus piernas. Él sólo movió la cabeza- llevas quince minutos con ese cigarrillo en la boca, ¿Qué te pasa?
-No tengo ganas de fumarlo-respondió divertido, casi sin mover los labios- ¿Por qué? ¿Lo quieres?
-No- sentenció- pero serías un buen ventrílocuo
-Qué bromista…No esperaba menos en nuestro reencuentro…
Y luego lo mataría. Haría que su sangre recorriera su nívea piel y manchara sus ropas con la ferocidad de una bestia.
-… ¿Sigues enojado, Mihael?- cuestionó el pelirrojo después de dejar su cigarrillo a un lado y apagar su juego portátil- ya sabes, por lo que te dije de Near…
-Tsk-chasqueó la lengua. Las manos del otro comenzaban a recorrer el cuero negro sobre sus piernas - cierra la boca, Jeevas
-Lo sabía- una sonrisa mostró su perfecta dentadura manchada de tabaco- sigues estando celoso
Mello sólo atinó un sonrojo. Cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás cuando lo sintió voltearse hacia él y comenzar a bajar el cierre de su chaleco para recorrer su torso con su lengua.
Y lo haría pagar, por siempre haber sido el mejor sin esforzarse…
-No digas tonterías, Matt- un suspiro escapó del rubio. Los labios del gamer iban ascendiendo con parsimonia; suaves, dulces, dejando tibia la piel por donde pasaban. – ¿Cómo crees si quiera que estaré celoso de ese…?
Matt cortó sus palabras y las reemplazó por jadeos. Había comenzado sus trabajos en su sensible cuello provocando que sus sentidos se intensificaran. Su cuerpo comenzó a temblar involuntariamente y todos aquellos cosquilleos que solo él lograba provocarle recorrieron su espina dorsal y sus piernas, erizándole la piel.
Concentrándose en su entrepierna.
Excitándolo.
Por aprovechar su ausencia en el orfanato…
Le sacó los guantes e hizo lo mismo con los suyos. Sus dedos se entrelazaron y guiaron los movimientos que terminaron recorriendo los tatuajes tribales sobre brazos y hombros del pelirrojo.
Por haber tocado a SU Matt
Sus labios se unieron en un beso desesperado, apasionado. Una batalla de lenguas que luchaban sin querer despegarse, buscando saciar la ansiedad que sus cuerpos albergaron durante años de lejanía.
Sus uñas trazaron caminos rojizos que se enfriaban con el viento de la noche. Ya no había ropa. No la habría en un par de horas.
Sólo quedaban sus cuerpos entrando en sintonía, fusionándose en uno solo, ansiosos de borrar todo rastro del albino en el cuerpo del pelirrojo.