PROLOGO: Después de la creación, yo he de contarte tu historia…
-Hace mucho tiempo atrás…
Cuando la tierra aún era joven, existía un único reino gobernando todo el mundo, extendiéndose desde el lejano naciente hasta el oscuro poniente, llevándose consigo siglos de sabiduría y existencia.
Aquel reino no poseía nombre ni reconocimiento alguno.
No era necesario. No cuando era el único existente en el mundo, pero con el tiempo se lle llamaría “Edén”.
Toda la gente hablaba una misma lengua, alababa a un mismo Dios, vestía y comía los mismo que los demás. Todos eran iguales entre sí. Y en aquel lugar lo único que conocían era la pureza. La luz.
Se ayudaban sin pedir nada a cambio, daban sin exigir lo mismo, amaban sin esperar ser correspondidos.
Un perfecto reino de Amor.
Uno que era gobernado por el piadoso rey Abel, y la inocente reina Eriel, los primeros humanos creados por el Señor para guiar al Edén que había formado para sus amados hijos.
Pasaron milenios y milenios en la tierra, años perdidos en la historia y enterrados bajo las arenas del tiempo.
La gente no envejecía, en cambio, se multiplicaba cada vez más y Dios dejo que poblaran la tierra. Pero los reyes del Edén no podían reproducirse.
Habían pasado años intentándolo, tratando con desesperación traer un hijo al mundo, pero el Creador no les concedía ese milagro.
Al menos así era, hasta que un día…la reina Eriel resulto embarazada.
El reino se regocijo ante la noticia, y no existió mayor felicidad para el pueblo cuando ella dio a luz a una hermosa niñita. Tenía un reluciente cabello blanco, y ojos verdes como las esmeraldas. Tan linda, pero sería ella quien, con sus propias manos, haría todo acabar.
Pues cuando Dios le concedió el deseo a Eriel de engendrar un hijo, su mano derecha Luzbel, se levantó en armas contra el cielo por el control de todo.
Aburrido y fastidiado de la pureza, Luzbel cambio su nombre a Lucifer y corrompió a muchos de sus hermanos, llevándolos a pelear por el camino de “Elegir”.
Él quería elegir su propio destino, quería que todo ser viviente lo hiciera, y usando todo su poder, fue capaz de lograr lo que nadie hasta entonces había logrado: Destruir.
Los ángeles, como seres divinos, solo eran capaces de crear y bendecir, pero el rencor que Lucifer sentía hacia Dios engrandeció sus poderes hasta el punto de convertirse en el creador de la oscuridad. Podía destruir, podía odiar, podía causar dolor así como sentirlo, y entonces, el Señor comprendió que si podía Luz, por naturaleza debía existir lo opuesto: Oscuridad.
Y a los ángeles corruptos, así como a su líder, los expulso del Paraíso, creando para ellos un reino oscuro en las entrañas de la tierra. Aquel lugar tomo el nombre de “Infierno”, y sus habitantes “Demonios”.
Ese hecho quedo marcado en la historia como…La Caída de los Ángeles.
Nada se compararía con la sangrienta guerra que se liberó en el Purgatorio para erradicar a los seres impuros del cielo.
O al menos hasta ese entonces. A pesar de que la humanidad se mantuvo ajena a ese suceso, nada impediría que la Oscuridad también llegara al Edén.
La hija de los reyes, Alexiel Shizuma, creció llena de vida y alegría. Una chica hermosa en todos los sentidos: valiente, fuerte, bondadosa, leal, viviendo solo para servir a su pueblo.
Pero desgraciadamente fue en ella en quien el Señor de las Tinieblas puso sus ojos.
Lucifer también engendro una hija con la ángel Nariel, aunque ella se negó a seguirlo, por tanto, aún vivía en el Paraíso. Y aquella niña fue nombrada como Ariane, la Hija del Mal.
Quien nacería con un destino ya escrito, pues su mirada y la de la humana NUNCA debían encontrarse-termino de narrar dejando su copa en la mesa, y mirando de frente al hombre de los ojos miel que se encontraba sentado en su delante.
-Pero se encontraron…¿no es así?-pregunto con una mirada fría y sin sentimiento
-Sí, has acertado mi buen amigo
-No entiendo que tiene eso que ver conmigo
-Jum-rio divertido ante su ingenuidad-Vaya, creo que aún no logra recordar
-¿Qué…?-frunció el ceño con molestia
-Entonces, te contare una historia, o más bien, TU historia…Zen