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[Zoro & Sanji] Cuando no hay nadie en el barco. por TenshiNoTsubasa

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Notas del fanfic:

¡Hola a todos! Espero que os guste. Este es uno de los primeros two shots que escribo. Así que espero que sea de vuestro agrado.

Two Shots [One Piece] 

Aviso: PWP

Lemon

NR-16

¡Gracias por leer!

Notas del capitulo:

Esta es la primera parte del two shot. 

Espero que os guste mucho y si podeís comentad vuestra opinión

^^ ¡Disfrutad!

Acababan de llegar una isla nueva y como siempre, Luffy, el capitán, no podía dejarse tramo sin explorar. Así que sin ni siquiera reunir a todos en la cubierta del barco, se marchó dirección al interior del lugar. El resto de la tripulación que estaba arriba decidió seguirle como siempre solían hacer. En unos quince minutos ya no se veía al grupo desde la distancia y lo que ellos no sabían es que en el barco se habían dejado a dos miembros; Zoro que seguía durmiendo en algún rincón y Sanji que preparaba la comida.

En cuanto el rubio dejó sus quehaceres y salió a cubierta se quedó realmente sorprendido. ¿A dónde habían ido el resto? Antes de caer en la deducción más simple, que era que se habían ido a explorar la isla, decidió buscar por el interior del barco.

No veía a nadie hasta que llegó a uno de los cuartos y se encontró con Zoro durmiendo, roncando como siempre. Se quedó fijamente mirándole curioso. El peliverde dormía de una forma muy extraña, con sus musculosos brazos cruzados, sin dejar de roncar ni un segundo. El sonido era tan molesto que Sanji salió de su ensimismamiento y le dio un golpe en la cabeza para despertarlo.

—¡Deja de dormir! —Exclamó mientras intentaba levantarlo de donde estaba.

Zoro lo hizo, pero sobresaltado y de muy mal humor.

—¡Por qué coño me despiertas? —Su voz sonaba grave.

—El resto se han ido a la isla y nos hemos quedado aquí solos. ¡Si no durmieras tanto! —Frunció el ceño y Zoro lo apartó de un empujón saliendo de la habitación.

—Será ahora mi culpa, claro.

Zoro lo dejó atrás y pensó en subir a la cubierta pero en realidad lo que más le apetecía en aquel momento era darse un buen baño para despejarse. Hacía unos días que la tripulación había comprado una especie de bañera que solían utilizar para relajarse. Tenían varios cubos de agua al rededor de esta y la llenaban cuando querían disfrutar de un relajante baño y al terminar vaciaban el agua sucia por ahí. Era un trabajo costoso a veces y por eso no solían hacerlo mucho, pero aquel día a Zoro le daba igual, lo necesitaba.

Entró al lugar donde su ansiado baño le esperaba y llenó aquella bañera con unos cuantos cubos de agua. Que pereza le iba a dar rellenar de nuevo esos cubos cuando pudiera, pero iba a merecer la pena. Lo que el peliverde no sabía era cuanto.

Se quitó la parte superior de su vestimenta, dejando al descubierto su esculpido cuerpo. Tenía unos fuertes y anchos pectorales que combinaban a la perfección con sus fuertes brazos, pero ninguno de estos eclipsaba en algún momento a sus espectaculares abdominales. Zoro estaba orgulloso de su cuerpo, aún con cicatrices, bien trabajado y digno de ver.

Después de quitarse los zapatos dejó caer sus pantalones y la ropa interior, quedando completamente desnudo y sintiendo cierta libertad en su parte intima, que debido a su gran tamaño a veces se sentía oprimida bajo tanta ropa.

Notó cierto picor en su vello púbico y lo rasco, aquel movimiento produjo que su miembro de gran tamaño incluso flácido se moviera de un lado para otro. Observó a su grandullón y sonrió orgulloso. Al instante se metió en la bañera, sumergiendo todo su cuerpo y dejando tan sólo la cabeza fuera, apoyándola y cerrando los ojos para relajarse.

Sanji, que había acabado un poco estresado por la dificultad que le suponía hacer la comida ese día, decidió que tenía que relajarse. Se dispuso a sentarse en algún lugar, pero entonces cayó en la idea. Lo mejor que podía hacerse era darse un buen baño en aquella bañera que habían comprado.

Sin pensárselo dos veces se dirigió al lugar donde se encontraba. Sanji abrió la puerta y al ver a Zoro allí se sobresaltó gritando.

—¡Pero qué? —Se quedó con la mano en la puerta.

Zoro se asustó y abrió sus ojos mirando a Sanji.

—¡Joder! ¿Ni darme un baño tranquilo me vas a dejar? —Le preguntó mientras arqueaba una ceja, no del todo molesto. Serían los efectos de la relajación.

—Es que venía a darme un baño yo también.

El peliverde sabía que Sanji no iba a poder darse un baño al menos ese día, porque él había gastado todo el agua para llenarla y el trabajo que supondría vaciar y volver a llenar sería demasiado. Por lo tanto miró a Sanji y después a la bañera, viendo que era suficiente grande y le ofreció, aunque no fuera de su agrado, que le hiciera compañía.

—Hay sitio para los dos, si no te importa claro —volvió a cerrar sus ojos y relajarse.

Sanji suspiró, pero aceptó, total, era su camarada, no iba a tener vergüenza.

Se acercó a la bañera y donde estaba la ropa de Zoro comenzó él a desvestirse. Primero la parte superior, enseñando un cuerpo muy bonito pero menos musculoso que el del contrario y después se quitó los pantalones seguido de la ropa interior.

El peliverde, curioso, por su bravuconería, abrió un ojo para observar sin que Sanji le pillara. Sonrió entonces al comprobar que el rubio no la tenía más grande que él. Era un tamaño normal y bueno, pero es que él, estaba bien dotado y era muy difícil superarle. Volvió a cerrar su ojo sin borrar aquella sonrisa de chulo.

Sanji se metió poco a poco en la bañera, al otro lado, quedando de frente con Zoro e intentando no rozarle al entrar. Puso sus piernas de manera más cómoda para los dos y al hundirse apoyó su cabeza también y se relajó.

Al cabo de unos minutos, en los que no intercambiaron palabras, Sanji comenzó a tensarse y la verdad es que aquello no le relajaba, así que intentó sacar tema de conversación.

Lo primero que vio al abrir los ojos fue el reflejo de algo verde bajo el agua y aunque pudiera ser una equivocación, llevó la conversación por aquel tema jocoso.

—No imaginé que tu pelo fuera verde en todo el cuerpo —dejó escapar una risa.

El contrarío abrió los ojos y frunció el ceño, miró al reflejo amarillo y sonrió—. Ni yo que todo fuera rubio.

—¡Claro que lo es! —Exclamó como si le hubiera ofendido.

—¿Qué crees que estarán haciendo el resto en la isla? —Intentó continuar la conversación Sanji.

—No lo sé, seguro que nada importante. Mierda, necesito que lleguemos a alguna isla con diversión —sugirió Zoro, deseando que algo interesante les pasara.

—¡Sí! Y con muchas mujeres guapas —el lado pervertido y mujeriego de Sanji ya había florecido, tampoco era tan raro.

La extrañeza fue que Zoro le siguiera el juego.

—La verdad es que sí, algún lugar donde podamos divertirnos con ellas... Ya sabes, hace mucho tiempo que no... —Se rió un poco sin terminar la frase.

Sanji le miró a los ojos un poco pícaro.

—¿Cuánto tiempo hace? —El contrario supo a que se refería.

—Pues unos dos meses o por ahí. Mi amigo necesita ya alguien que le mime.

El rubio se quedó sorprendido.

—¿Tanto? Yo hace un mes, en una de las ultimas islas.

—¿En serio? —Se quedó perplejo—. ¿Y no me avisaste?

—¡Nunca lo hago! No iba a hacerlo aquella vez.

El silencio les invadió y Zoro lo rompió.

—¿Y cómo fue? —Alzó una ceja.

—Genial... —Hizo una pausa pensativo y después sonrió—. Tenía grandes tetas.

Los dos rompieron a reír. Sanji prosiguió.

—Estaban sabrosas, me tiré media hora lamiéndole los pezones.

Zoro suspiró, echando la cabeza más para atrás y riendo después.

—Joder, echo de menos eso pero si hay algo que eche más de menos es una buena... —Miró a Sanji a los ojos de forma cómplice.

—Sé a lo que te refieres. A veces es necesario que trabajen ahí abajo un poquito.

El ambiente se estaba caldeando, Sanji lo notaba en su piel, en su frente y en como el agua ya no le resultaba tan caliente como antes, si no que tenía un contraste frío. Pero aún con aquella calor, con esa excitación tan extraña que sentía no se esperaba para nada lo que Zoro le iba a decir.

—¿Lo harías para mí? —Preguntó con una mirada seria, con un rostro inexpresivo pero que dejaba entreverse cierta perversidad en sus ojos.

Creía saber a lo que se refería pero no estaba seguro. No sabía si era su mente que le estaba tendiendo una trampa o qué. Sin embargo, al instante lo supo, en cuanto Zorro se levantó en la bañera quedando de pie y sacando del agua aquella sorpresa.

Sanji lo tenía frente a sus ojos, el miembro de Zoro, completamente erecto y palpitante, duro como una piedra, venudo y ancho como ningún otro. La verdad es que la cantidad de miembros viriles que había visto en su vida no eran muchos y menos erectos, pero aquel  era el más grande sin duda y el que tenía una pinta más apetecible.

No sabía cómo actuar, no sabía bien que pensar, pero Zoro habló y le quitó todo aquel miedo.

—Anda... —Pidió ahora con una voz más juguetona sin dejar aquella virilidad que tanto le caracterizaba—. Es sólo una ayudita entre amigos —sonrió de lado y cogió la barbilla de Sanji con dos dedos haciendo que le mirara a los ojos.

Nunca en la vida el rubio había hecho una felación a otro hombre y mucho menos había tenido alguna relación con alguno. Sin embargo, no podía explicarse porque aquella situación le resultaba tan excitante. Porque su camarada era tan guapo y caliente, con aquel cuerpo de un dios. Ni sabía la razón por la que estaba deseando introducir aquello en su boca y comérselo como si fuera un plato de comida delicioso que el mismo había preparado.

Sin mediar más palabras se acercó y lo sujetó desde la parte inferior del tronco para ponerlo lo más recto posible y se introdujo una pequeña parte en su boca. Zoro echó la cabeza hacia atrás, liberando un suspiro y Sanji supo que acababa de empezar, que tenía que hacerle más. Su lengua atacó el glande del menor y poco a poco fue introduciendo más y más el miembro. Era tan grande que tenía que abrir la boca demasiado, incluso le costaba pero se esforzaba porque aquel sabor, aquella calidez que sentía en su boca era de lo mejor que había probado nunca. No cesó los movimientos de lengua que se tornaban cada vez más hábiles, jugueteando con cada zona posible de la envergadura. Llegando después a la punta del glande, donde se divertía más y más haciendo que Zoro gimiera bastante. El peliverde disfrutaba de aquello de una forma muy nueva. Nunca, ninguna mujer se lo había hecho de una forma tan deliciosa. Incluso empezó a cuestionar que aquella fuera la primera vez de Sanji. Miró hacia abajo y lo vio, moviendo su cabeza hacia delante y hacia atrás mientras su miembro entraba y salía. Quiso contenerse, quería llevarlo con calma pero aquella escena le puso aún más caliente. Le apartó a Sanji el pelo del rostro y le obligó a que lo mirara a los ojos. Después, puso una mano en la cabeza del contrario y empezó a dirigir él la velocidad de la felación sin apartar ni un sólo momento la mirada de él. La fogosidad de Zoro fue tanta que empezó a aumentar la velocidad de forma muy bruta, obligando a Sanji a comérsela casi entera mientras él movía también su cadera en un vaivén. Ahora lo que quería era follarle la boca y así lo hizo. Estaba disfrutando viendo a Sanji sufrir de alguna forma, perdiendo el ritmo de la respiración, viendo como su rostro enrojecía y que a veces tenía arcadas. Pero en cambio, él disfrutaba una barbaridad, sin disminuir la velocidad y gimiendo cada vez más, de forma más bruta.

Lo que el peliverde no sabía es que a pesar de todo lo que le estaba haciendo, el mayor lo disfrutaba demasiado. El placer de la sumisión, de tragarse todo aquello entero sin dejar de lamerlo, sintiendo todo el liquido pre seminal en su lengua y con la combinación de los sensuales gemidos del menor era suficiente para Sanji, que incluso se había puesto muy duro también .

Zoro llevó ahora sus dos manos a las mejillas del rubio, sin dejar de llevar el ritmo mirándole a los ojos de nuevo.

—Oh... Sí... —Dejó escapar de entre sus labios mientras Sanji seguía con la tarea.

Fueron unos segundos más y Sanji se la sacó de la boca, lamiendo desde el glande hasta abajo todo el miembro para después succionar uno de los testículos y volver a metérsela entera en la boca.

Eso fue demasiado para Zoro, que lo detuvo y apartó, obligando a que dejara de lamerle el miembro. Con la respiración agitada y suspirando intentó hablarle.

—Si seguías así iba a correrme.

—¿No era eso lo que buscabas? —Preguntó Sanji, con los labios un poco rojos y pasando una mano por ahí para limpiarse la saliva.

—Sí... pero... —No sabía si proponérselo.

—Córrete, no pasa nada —confesó el rubio, volviéndose a meter el miembro en su boca.

Zoro gimió de nuevo y se dejó hacer. Se mordió el labio inferior para poder retener sus roncos gemidos que Sanji le sacaba con aquella hábil lengua que no daba descanso alguno. Las manos se pusieron en las nalgas de Zoro obligando a que este la metiera entera hasta que los labios del rubio se pegaron al vello púbico. No iba a poder aguantar mucho más sin correrse si seguía de aquella forma. La velocidad de la felación aumentó y con ello la suciedad e intensidad con la que la boca la humedecía. Un chorro de saliva se le escapó a Sanji y Zoro, que no apartaba la vista, sintió un pinchazo de placer recorrer su cuerpo. Al final, con un sonoro y grave orgasmo terminó por correrse entero en la boca de su camarada, que intentaba contener todo aquel liquido blanco en su interior, pero que sin quererlo se desbordaba, saliendo por entre sus labios.

Zoro exhausto la dejó dentro de la boca de Sanji, mientras poco a poco se iba haciendo más pequeña. El mayor dejó caer todo el semen por su barbilla, mezclándose después con el agua. Se la sacó de la boca y se levantó, rojo y sudoroso, bastante agotado.

—Ha sido increíble, Sanji —sonrió victorioso, jadeando aún un poco.

—Te-tengo que preparar la comida —respondió el rubio con timidez y salió de la bañera, cogiendo su ropa y huyendo de la habitación.

El peliverde, confuso, se quedó observando la puerta y preguntándose el porqué había huido de esa forma. Pero en realidad le daba un poco igual, se volvió a hundir en el agua ya relajado y contento, deseando que aquello volviera a suceder pronto.

Notas finales:

Al principio esto iba a ser un one shot, pero acabé convirtiendolo en un two shot para poder terminarlo mejor, así que leed la segunda parte y disfrutadla.


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