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Horror cinema por SublimeNightmare88

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Notas del fanfic:

Y regreso a escena con una nueva historia, las anteriores no las voy a abandonar, las retomare con el tiempo, por lo pronto los dejo con esta nueva historia. Despues de mucho tiempo inactiva con esta cuestion de los fics, decidí volver con esta nueva historia, que tiene mucho de mi, de lo que me gusta, de lo que creo, de lo que pienso. Es una carta de amor a mi genero favorito de cine y espero que lo disfruten, estaré actualizando de manera semanal, aunque quizás esta semana suba otro (el fin de semana) depende de como avance con el capítulo en el que estoy trabajando ahorita, muchas gracias por leer y darle la oportunidad a esta historia.

Notas del capitulo:

La dejo con el primer capitulo de esta historia, ojala lo disfruten. 

PRÓLOGO

 

 

Ezra soltó un pesado suspiro que se perdió entre los aplausos de las personas que estaban a su alrededor, miró a su acompañante quien le sonrió mientras se encogía de hombros, podía leer en su expresión lo que estaba pensando su amigo, al parecer no había sido la única a la que había desagradado aquella obra. La gente comenzó a retirarse de la sala, Dex se colocó su gorra en la cabeza, mientras Ezra se acomodaba los lentes de aumento que se le habían resbalado poco a poco durante la función.

Cuando el número de personas se volvió casi nulo se levantaron de sus asientos y salieron. En cuanto pusieron un pie en la calle sus respiraciones se hicieron visibles frente a ellos haciéndoles notar que la temperatura del ambiente seguía igual que cuando habían entrado a ver aquella obra de teatro. Ambos observaron como algunas personas hablaban muy animadamente de la puesta en escena que acababa de finalizar. Para Ezra aquello había sido una ofensa a Wes Craven –quien seguramente se estaba revolcando en su tumba en ese momento– y al clásico que había remedado su némesis Tatum.

Dexter vio cómo su castaña amiga se acercaba a ver el cartel de la obra, él se puso a su lado, mientras ella acomodaba bien la bufanda alrededor de su cuello, estaba haciendo bastante frío aquella noche.

–Lala… –la llamó mientras se ponía a su lado.

–Didi. –se giró a verlo– ¡Es casi una calca de “La última casa a la izquierda”!  –se quejó la chica de grandes y expresivos ojos color avellana.

–Tú y yo sabemos que Tatum nunca ha sido original.

–No, pero era prácticamente era la obra de Craven.

–Claro que no, los diálogos eran pésimos.

–Bueno… –Ezra sonrió– Cierto.

–Deberíamos irnos, es algo tarde y aun quiero hablarte sobre algo.

–¿¡Lo ves!? –exclamó una voz femenina cerca de ellos– ¡Es Dexter Hooper! –un grupo de chicas los había acorralado mientras discutían, sacaron sus celulares y comenzaron a tomarle fotos al pelirrojo.

Aquello había atraído la atención de más gente, Ezra puso sus manos en su gorro de lana negro que cubría su –largo y desordenado– cabello castaño dorado rogando no ser reconocida como su amigo. La gente poco a poco los empezó a rodear y algunas personas intentaban ver su rostro. Volteo a ver a Dexter quien ya comenzaba a sudar y forzaba su mejor sonrisa. En cuanto los ojos de su amigo se posaron en ella movió los labios diciendo “lo siento” y acto seguido tomó la gorra de su amigo y la arrojó al aire, las personas a su alrededor parecieron hipnotizados por la prenda del joven por lo que Ezra salió huyendo del lugar ignorando los gritos del pelirrojo.

 

–¿Laurie? –escucho preguntar una voz que ella conocía muy bien.

Se detuvo a dos cuadras de la escena de su fuga, volteo a ver a la mujer de cabello negro corto que estaba dentro de un automóvil estacionado.

–¿Tatum? –dijo mientras recuperaba un poco de aire– ¿No deberías estar en el teatro? –cuestiono la castaña, ella era la directora debía estar al pendiente de que todo saliera bien. Debía ser la primera llegar y la última en salir del lugar.

–Si, pero fui a buscar algo para mi novia. –le respondió en un tono que no le agrado a Ezra, además de recordarle algo bastante desagradable.

–Como sea, debo irme. Mañana debo grabar. –soltó molesta.

–O sea que lo próximo que hará la directora y escritora Ezra Laurie Hardesty es una película… –dijo con burla.

–A diferencia de la directora Tatum Cummings mis trabajos son 100% originales. –Ezra observó como la pelinegra fruncía el ceño y su rostro se ponía rojo.

–Yo hago muy buenos remakes. –se defendió.

–¡De clásicos que no lo necesitan!

–Sigues siendo igual de desagradable Laurie.

–Tú empezaste y no me llames por mi nombre.

Sus miradas estaban en un duelo intenso, la primera en desviar la mirada seria la que perdería aquel encuentro, ambas lo sabían, por eso ignoraban por completo lo que ocurría a su alrededor por lo que cuando apareció cierta peli naranja en escena ninguna de las dos se dio cuenta.

–¿Tate, Lala? –ambas voltearon a ver la intrusa.

–Nan, ya iba a llevarte la cena. –dijo la pelinegra saliendo del auto con una bolsa de papel en su mano izquierda.

La castaña y la peli naranja intercambiaron miradas y el ambiente poco a poco comenzó a ponerse pesado, entonces llegó Dexter, quien se veía bastante sucio y despeinado.

–¡Lala! Que cruel eres… –se quejó el joven.

– ¡Rayos! –Ezra miro atrás del joven y vio cómo se acercaba un grupo considerable de chicas. Sin decir una palabra más la castaña corrió con su amigo siguiéndola de cerca.

–Será mejor que nosotras también nos vayamos. –dijo Tatum tomando con su mano libre a su novia Nancy.

–Creía que Lala ya lo había superado.

–¿Tú crees que te volverá a hablar como si nada? –comenzaron a caminar hacia un callejón para no ser vistas, Nancy se veía triste por las palabras de Tatum– Sé que su relación se acabó en buenos términos, pero, eso no quita el hecho de que soy su persona favorita.

La peli naranja no dijo nada, solo asintió con la cabeza mientras observaba a las chicas correr por la calle detrás de su exnovia y su amigo.

 

–En serio… –apenas pudo pronunciar Dexter mientras jadeaba– ¿Por qué lo estacionamos tan lejos?

–Por qué dijiste que mi auto es muy reconocible. –respondió Ezra mientras se quitaba la bufanda y su gorro para luego aventarlos al asiento trasero.

–Me debes una gorra.

–No.

–¿Por qué no?

–¿Te acuerdas en sexto grado lo que le hiciste a mi gameboy color edición especial de Pokemon con el cartucho de Pokemon Silver?

–Ay no…. –dijo el pelirrojo escurriéndose por el asiento del copiloto– Lala, era de Star Wars edición especial autografiada por Obi Wan Kenobi.

–Didi, no estaba autografiada por Obi Wan. –dijo con fastidio– Estaba autografiada por Alec Guinness.

–¡Es lo mismo! –gritó– ¡Él es Obi Wan!

–Bueno mi gameboy color estaba firmado por Satoshi Tajiri.

–Lala… –suspiró el pelirrojo– ¿Así agradeces que te salve de aquella incómoda situación?

–No sé de qué hablas. –inconscientemente estaba apretando el volante de su auto.

–Creía que ya no sentías nada por ella.

–No es tan fácil, tu sabes que estuvimos juntas 5 años.

–Hace unos días me dijiste que estabas lista para continuar con tu vida, incluso quería ayudarte a cumplir con una de las cosas que querías hacer con ella y no pudiste.

–Lo estoy, pero no deja de ser dolo… –se interrumpió a si misma observando a su amigo confundida– ¿Con que cosa querías ayudarme?

–¿Recuerdas que tú y Nancy estaban por concluir cierto trámite? Recuerdo que tú estabas bastante emocionada porque tenías algo de tiempo con la ilusión de ser mamá.

–Eso, se canceló cuando nos separamos…

–Y esa es la razón por la que esa ruptura te dolió tanto.

–¡Espera! Estas diciendo que…

–Tengo una amiga con un problema. –le comento Dexter.

–¿Una amiga que no conozco? –preguntó Ezra.

–Okay, es amiga de Jess. Estábamos tratando el asunto nosotros antes de decirte algo seguro.

–¿Estaban planeando un complot? –la castaña por fin arranco su auto y comenzó a avanzar rumbo al edificio donde vivía su amigo.

–Es que esta chica no estaba segura de que hacer. –desvió su vista hacia la ventana viendo como algunas gotas de lluvia golpeaban contra el cristal, solo esperaba que no se convirtiera en una tormenta– Ella está terminando su carrera, y quedó embarazada de su novio. El chico no quiere hacerse cargo y ella no quiere saber nada del bebe, pero tampoco quiere abortarlo, dice que va en contra de lo que cree.

–¿Y quiere darlo en adopción?

–Ahora sí. Antes de que Jess hablara con ella no sabía qué es lo que haría.

–Por eso no me habían dicho nada.

–Aún no es algo muy seguro, ella quiere conocerte, dependerá de ti.

 

Ezra entró en su casa y arrojó las llaves hacia la barra de la cocina, las cuales se deslizaron por la superficie plana para terminar en el piso emitiendo un sonido metálico. Y camino hacia el sofá desplomándose en él, encendió la tv que estaba justo en donde lo había dejado, en HBO y estaban pasando Scream 4. Eso la hizo recordar la pésima obra que había visto. ¿Buenos remakes? No ha visto ningún remake que supere a su primer versión, si acaso que la igualaran pero eran muy raros esos casos. Tatum era pésima directora de remakes, casi como Rob Zombie, bueno eso era exagerar, hasta su archienemiga tenía más aciertos que ese señor. Refunfuño recordando cómo había destrozado uno de sus clásicos favoritos con su remake; Halloween.

Sentir que su celular vibraba la trajo de vuelta a la realidad, lo sacó del bolsillo de su pantalón y vio un mensaje de su amiga Jess, le avisaba que Dexter le había dicho que ya sabía de la situación de su amiga y preguntaba si estaba libre al día siguiente. Debía ir por la mañana a checar la locación para su próximo trabajo pero calculo que por la tarde ya estaría libre, eso le respondió y luego decidió prestarle atención un rato a Neve Campbell.

 

 

 

1

 

 

El automóvil iba por la carretera al límite de la velocidad permitida, y su castaña ocupante iba cantando a todo pulmón “do I wanna know?” de los Arctic Monkeys. Kilómetros de bosque la rodeaban y no estaba segura de cuánto faltaba para su destino, los letreros que había pasado estaban demasiado oxidados y borrosos como para saber siquiera si iba por buen camino, pero no estaba preocupada, llevaba más de medio tanque de gasolina y estaba consciente del tiempo transcurrido desde que había salido de la ciudad. Diviso una gasolinera y concluyó que ahí se detendría a comprar algo para tomar –ya que usualmente hay tiendas 24 horas en esos lugares– y conseguir un mapa de la zona o mínimo preguntar.

“Otherside” de Red hot chili peppers comenzaba a reproducirse en su autoestéreo cuando paso la entrada de la gasolinera y fue directo al estacionamiento de la tienda. Bajo de su auto tarareando la canción donde se quedó cuando lo apago, y luego de poner seguro ingreso en el local.

Ezra se encontró con que era la única clienta del lugar, y estaba sola con el encargado de la tienda, un joven de unos 21 o 22 años. Camino hacia los refrigeradores y tomo una botella de agua, cerró la puerta de vidrio y escucho como alguien más entraba al establecimiento, era un hombre que se veía bastante cansado, bastante alto y robusto, tenía la típica pinta de camionero. Le fue imposible no recordar aquel cuento corto de Stephen King; “Camionero grande”. La imagen de alambre de púas en medio de la carretera vino a su mente cuando aquel hombre volteo a verla. Se giró quedando de frente de nuevo a los refrigeradores y paso por la partes de los refrescos, sacó una botella de Coca-Cola mientras se decía mentalmente que debería tener cuidado con los obstáculos de la carretera.

Aquel hombre ya se estaba yendo cuando se acercó a la caja a pagar, busco con la mirada mapas pero no dio con ninguno así que pregunto atrayendo la atención del “camionero”.

–¿No tiene algún tipo de mapa?

–No, lo siento. –dijo el chico algo apenado– Casi no me los traen y cuando pasa se terminan muy rápido.

–Oh, ya veo. –sacó su celular para confirmar la ubicación del lugar al que iba– ¿Cómo puedo llegar a Tunich?

–Pues hay dos maneras. –respondió el corpulento hombre que se suponía ya se iba– Puedes continuar de largo 2 kilómetros y luego dar vuelta en la segunda bifurcación, es un camino de tierra, pero en menos de 30 minutos ya estarás en Tunich.

–¿Y la otra manera? –pregunto la castaña.

El camionero la observo como dudando si darle la otra opción– Tienes que ingresar a la autopista ahí no  hay tanto pierde por las señalizaciones, pero tendrías que rodear para llegar ahí, tardarías más o menos como 2 horas.

Ezra arqueo la ceja y volteo a ver al chico que atendía el local, se veía algo pálido y estaba sudando a pesar de que el aire acondicionado estaba funcionando perfectamente bien, susurro un “gracias” suficientemente audible para el hombre que le había dado instrucciones y él se retiró mientras pagaba.

–Creo que a veces es mejor tomarse su tiempo. –comentó el joven.

 

“It’s my life” con la voz de Bon Jovi resonaba en el interior del vehículo mientras avanzaba dudosamente a aquella bifurcación que le habían mencionado minutos atrás. Ahora estaba más pensativa por lo que pasó en la tienda, casi se le pasa el camino donde debía dar vuelta, por lo que dio un fuerte frenon que de no ser por el cinturón de seguridad se habría impactado contra el volante. Suspiro pesadamente y echo el coche de reversa, volanteo e ingreso al camino de tierra, árboles era todo lo que sus ojos alcanzaban a ver aparte del polvo que su auto producía al avanzar. Aquel atajo de alguna manera la hacía sentir incomoda. En su cabeza resonó con señales de alerta esa palabra; “atajo” y la hizo detenerse por completo, la imagen de un alambre de púas en la carretera volvió a aparecer en su cabeza. Ezra soltó una sonora carcajada, estaba cometiendo el mismo error que muchos protagonistas de películas de terror, atajos en la carretera desembocaban en tragedias sangrientas que podían evitarse si no eras impulsivo. Puso la palanca de cambio en la “R” y retrocedió para volver a la carretera mientras aún reía, quizás estaba siendo paranoica, o tal vez simplemente comenzaba a afectarle ver tantas películas y leer tantos libros de terror y suspenso. Fuera como fuese prefería ir a lo seguro.

 

2 horas y 45 minutos es lo que había tardado en llegar a su destino, al parecer aquel lugar estaba solo a 40 minutos de la ciudad donde vivía –si hubiera tomado la autopista desde el principio– y por ir cantando y no prestando atención a los letreros de la carretera se había pasado de largo, por lo que había perdido más de 4 horas de su vida llegando a un lugar que estaba relativamente cerca de donde vivía.

–Nunca he estado a favor de que tecnología me diga a donde ir, pero creo que me vendría bien un GPS.

Ezra bajo de su coche y camino a donde estaba la señora mayor a la que le había telefoneado en cuanto llego al pueblo. Aquella “abuelita” la esperaba frente al lugar que estaba interesada por rentar. Se detuvo un segundo para permitirse examinar el lugar a detalle con la mirada. Era una enorme casona, la forma de esta la hacía parecer un pequeño castillo. El jardín estaba bastante bien cuidado a diferencia de la verja que rodeaba la propiedad, estaba oxidada y el frente estaba caído, pero no le importaría darle mantenimiento para trabajar ahí. Era perfecto.

Ezra vio el reloj en la pantalla de su celular dándose cuenta que no llegaría a tiempo para la cita que había concertado con su amiga, por lo que aceptó el recorrido por la propiedad que le ofreció la señora. La casa era bastante amplia, y se dio cuenta que la fachada exterior de casa antigua no era solo eso, en el interior también se notaba como fue construida, con piedra y madera, si la castaña hubiera podido verse a sí misma hubiera notado el brillo de emoción en su mirada. El mobiliario era rústico y eran notorios los años que tenían, no había televisión ni un minicomponente, en la sala lo que había era un polvoriento piano y un tocadiscos. En la cocina pasaba lo mismo, los electrodomésticos eran viejos pero la dueña del lugar aseguraba que aún funcionaban. Al subir a la segunda planta las escaleras de madera rechinaban y el barandal estaba peligrosamente flojo. Ezra hacía anotaciones mentales de nuevas ideas para su película y la modificación de una que otra escena que ya tenía planeada. En el segundo piso había dos baños, una biblioteca repleta de libros que parecían no haber sido tocados en décadas, una especie de estudio y 10 habitaciones bastante amplias, en cada una contaba con 4 camas y otras pocas con una sola cama, eso explicaba lo enorme que le había parecido el comedor y la alacena. Durante el trayecto dialogaron sobre los términos y condiciones del contrato, la castaña no tuvo problemas aceptando el precio que pedía la abuelita, así que en cuanto terminaron el paseo firmó el contrato y dio un buen adelanto. Regresar a casa no fue tan complicado como ir a aquel lugar.

 

Ezra estaba viendo una película en su sala mientras comía palomitas con queso, no tenía mucho que había regresado su hogar. Tenía puestos sus lentes de aumento los cuales solo usaba cuando estaba en casa –cuando salía prefería los de contacto– y se había puesto ropa cómoda. Se reía mientras disfrutaba de “Hasta el viento tiene miedo”, era una de las películas que más veía con Dexter cuando eran pequeños y en aquel entonces esas situaciones sí que le daban miedo. Actualmente algunos diálogos le daban risa, pero no dejaba de apreciar aquella película que había salido en la época de oro del cine mexicano, “los filmes de terror mexicanos sí que eran buenos en aquella época” pensó e inmediatamente vinieron a su mente “Más negro que la noche”, “El libro de piedra” y “Veneno para hadas” sonrió pensando que había sido una buena época para México.

Le puso pausa a la película y tomó su vaso de vidrio para ir a servirse un poco más de refresco, al girarse para ir a la cocina se topó de frente con una mujer de cabello corto castaño oscuro con cara de pocos amigos, Ezra emitió un chillido, soltó el vaso y dio dos pasos hacia atrás topándose con la mesa de centro.

–J-Jess…

–Ezra.

–¿Cómo entraste a mi casa? –preguntó inclinándose para levantar el vaso que se había salvado gracias a uno de los cojines que tenía en el piso.

Jess le mostró unas llaves que le parecían bastante familiares, el llavero que tenía era del Halcón milenario. Frunció el ceño y vio que detrás de ella estaba su amigo pelirrojo saludándola con la mano y a un lado suyo una chica rubia que nunca había visto.

–¡Estás viendo “Hasta el viento tiene miedo”! –exclamó emocionado el joven– ¡Que nostalgia!

–Ya se. –comentó Ezra sonriendo– ¿Te acuerdas cuando la estábamos viendo y de la nada explotó la televisión sin razón aparente?

–¡Oh sí! –Dexter esbozo una enorme sonrisa– Pero la que estábamos viendo era “El misterio del rostro pálido”

–Hey, hey, par de frikis, luego se ponen a hablar todo lo que quieran de películas y el pasado.

Ambos voltearon a verla de una manera que ella pudo adivinar que estaban pensando que era una pesada, Jess se cruzó de brazos y suspiro. Se dio la vuelta para acercarse a su amiga rubia.

–Estuvimos esperándote un rato en la cafetería y nos avisaste 15 minutos después de la hora en la que habíamos quedado que tenías un inconveniente.

–Lo siento. –dijó acercándose a ellas– Me tomó más tiempo del que creía ir a checar el lugar.

–Le comentaba a Kirby, que tú no sueles ser así, por eso la convencí de venir.

–¿Kirby? –preguntó Ezra a la chica rubia, quien se sonrojo.

–En realidad es Dominique. –la joven extendió su mano– Dominique Freelings.

–Ezra… –dijo la castaña estrechando su mano– Har…

–¡Laurie! –grito Dexter desde su lugar en el sofá.

–Si, si, Ezra Laurie Hardesty.

–Eso explica porque él –refiriéndose a Dexter– se la pasó diciendo todo el camino “Lala esto”, “Lala aquello”. No lo entendía porque Jessie me dijo que te llamabas Ezra.

–No le hagas caso, es como mi hermano menor. –le comento Ezra– Por lo tanto hará todo lo posible por hacerme ver mal. –soltó la mano de Dominique dejando de sentir al instante el suave tacto del cual solo se había percatado cuando ya no la estaba tocando.

–De hecho se la paso haciendo todo lo contrario.

–Dex, vámonos. –lo llamo Jess.

–¿Por qué? –pregunto el pelirrojo.

–Para que Ezra y Kirby puedan hablar.

–Yo no las detengo.

–Cuando se trata de Ezra sueles meterte mucho en las conversaciones.

–No, pues gracias. –dijo ofendido el chico mientras caminaba a la salida de la casa junto con su amiga castaña.

Ezra le ofreció algo de tomar a la rubia, luego de servir dos vasos de Coca-Cola se sentaron en el sofá, Dominique observó los dvd y bluray que tenía amontonados la castaña en el piso y otros a los costados de la pantalla que estaba frente a ellas. Era todas películas de terror, misterio, suspenso y algunas series del mismo género.

American horror story, The walking dead, Buffy, The strain, Millennium, Black mirror, Wayward Pines, Salem… –hizo una pausa– ¿Breaking bad? Eso realmente resalta de tu colección.

–Hay que aceptar que es una buena serie.

–Hace como 3 meses Jessie me envió un boleto, la última presentación de una gira en la que estuvo, la más reciente obra en la que había trabajado. –tomo su vaso haciendo sonar los cubos de hielo contra el cristal–  Tenia tiempo queriendo ver un trabajo de mi amiga, así que no podía perdérmelo. Era una representación de lo sucedido en 1949, en la ciudad de Quito.

–Sabes sobre el incidente. –comentó la castaña más como afirmación que pregunta– Además sabes sobre series y supongo que también películas.

Dominique rió– No son tan escasas las personas que saben sobre el incidente de La guerra de los mundos.

–¿También eres de la industria? –preguntó Ezra con verdadero interés.

–Más o menos, soy alumna de Jessie.

–¿Alumna? Creí que eran amigas.

–Sí, lo somos.

Ezra se terminó el contenido de su vaso de un trago y lo puso sobre la mesa de centro, volvió su atención a Dominique, si era alumna de Jess debía tener entre 20 y 21 años ya que eran las edades de los alumnos de las clases que estaba dando en la facultad. Se veía más chica, al principio le había parecido de 18 años.

–¿Qué te pareció nuestra obra?

–Muy interesante, me agrado la manera en la que manejaste la parte de la histeria colectiva. Y fue hasta cómico cuando las personas se dieron cuenta de la verdad. –hizo una pausa– Eso hizo más manejable la parte fuerte de la historia.

–Esa era la idea, me alegra haber logrado mi propósito.

–¿Planeas criar aquí un hijo? –pregunto de la nada la rubia.

–No, esta casa solo tiene 2 habitaciones, una es mi dormitorio y la otra mi estudio. Es perfecta para mi sola, pero si se lleva a cabo la adopción me mudare a una más grande.

–¿No tienes problemas con eso?

–Para nada.

–Bueno, en cuanto a tu carrera parece irte muy bien, y eres agradable. –se puso de pie, y le dio un sorbo a su el vaso el cual ya era más agua que refresco, hizo un gesto de desagrado antes de continuar y tomárselo todo– Creo que no necesitare pensarlo mucho. –le regresó el frío vaso de vidrio a Ezra y saco su celular– Te hablaré luego de que lo piense un poco.

 

La castaña estaba con su mirada fija en la carretera, estaba terminando de contarles a sus amigos como terminó el encuentro con la posible madre de su hijo el día anterior. Jess iba de copiloto y Dexter en el asiento trasero jugando con su Nintendo 3DS. Por los sonidos que emitía el aparato supo que era uno de los juegos de Star Wars que tenía su amigo.

–De todas maneras ya nos había preguntado mucho sobre ti antes de su presentación oficial. –comentó Jess– Supongo que solo quería ver el modo en el que vivías y cómo te desenvuelves hablando con las personas.

–¿Crees que tarde mucho en marcarme? –preguntó Ezra preocupada.

–No tengo idea. –Jess vio su reloj– ¿Cuánto dijiste que nos tomará llegar a Tunich?

–Como 40 minutos. –vio a su amigo pelirrojo por el espejo retrovisor– ¿Didi ya leíste el nuevo guión?

Él frunció el ceño e hizo un gesto de inconformidad que no pasó desapercibido para Ezra. Seguía con su atención en el juego. Al parecer si lo había leído y como ella había imaginado no le parecía su papel. A Dexter le gustaba tener el papel principal de las historias, no se conformaba con ser uno de los protagonistas y casi siempre Ezra le cumplía ese capricho. Pero esta vez quería ver brillar a alguien más en escena.

–Ya no les conté ayer lo que me paso. –les comento a sus amigos intentando obtener la atención de cierto par de ojos grises– Por la mañana cuando vine a buscar la locación para la película casi cometo el clásico error de las películas de terror cuando te pierdes.

–¿Tomar un atajo? –preguntó Jess sonriendo.

–¡Oh! –exclamó Dexter poniéndole pausa al juego– ¡Alambre de púas! –Ezra asintió con la cabeza.

–Un poco más y te adentras en el territorio de los deformes. –rió la castaña de cabello corto ante esa idea– Como en “Las colinas tienen ojos”.

–¡No! –soltó el pelirrojo inclinándose al frente y poniendo sus manos a los costados del asiento de Jess a la altura de su cabeza– Eso es en el desierto, sería más como “Camino hacia el terror”.

–En ese momento por algo que pasó en la gasolinera pensé en “Camionero grande”.

–Cierto en ese relato de “Todo oscuro sin estrellas” el sujeto usa alambre de púas para poncharle las llantas al vehículo de la escritora.

–¿Difiere mucho de la película? –preguntó el joven volviendo a pegar su espalda al asiento trasero del vehículo.

Sus amigas se le quedaron viendo con cara de pocos amigos. Si bien Dexter era tan fan del terror como ellas, él prefería no tener que leer algo que no tuviera dibujos. Ezra volvió su vista rápidamente al camino. Mientras escuchaba como Jess le decía a Dexter la importancia de saber apreciar las diferentes versiones de una historia.

Luego de un rato llegaron a la casona que había rentado Ezra, como ya tenía las llaves les dio un rápido recorrido a sus amigos y le explico a Jess algunas escenas, como encargada de fotografía debía ir planeando como representar el ambiente idóneo para la historia. Dexter se acercó a una ventana y vio que en el patio trasero había una torre de piedra, al parecer igual de antigua que la casa, se acercó a sus amigas para preguntarles que era, las dos se asomaron por la ventana para verla y Ezra se volteo muy segura para responder a su amigo.

–Es un faro.

–¡Ya veo! –hizo una pausa– Es la primera vez que veo uno. –la castaña de ojos café oscuro soltó una carcajada mientras Ezra seguía intentando contenerse.

Entonces algo en el cerebro del chico pareció hacer “click” sintió como el calor se apoderaba de su rostro y fulminó a sus amigas con la mirada, era imposible que fuese un faro, el mar estaba a varios de kilómetros de distancia.

–Ya en serio. ¿Qué se supone que es? –preguntó Jess.

–La verdad no tengo idea –respondió Ezra– cuando la abuela me dio el recorrido por la casa fue solo el interior, no le preste mucha atención al patio.

–¡Vamos a explorar! –sugirió Dexter superando su estado de vergüenza.

Los tres salieron al patio, caminaron hasta el fondo de este y se detuvieron justo frente a la torre de piedra. Ezra abrió la puerta de madera causando un rechinido y delatando que ya había transcurrido bastante tiempo desde la última vez que alguien le aceito las bisagras oxidadas. Entraron y Jess ilumino el lugar con su celular, un fuerte hedor a humedad inundó sus fosas nasales, debido a que ya estaban bastante acostumbrados a ese tipo de exploraciones no le dieron importancia a pesar de que era bastante desagradable. Todo lo que había era una larga escalinata de madera. Sin decir ni una palabra comenzaron a subir, Ezra iba al frente y Dexter al final dejando a Jess en medio de ellos. Una vez llegaron a la cima se percataron de que tenían muy buena vista de los alrededores, además de haber tres binoculares, un viejo par de lámparas de aceite y varios fusiles antiguos que ya estaban oxidados, además de eso había cristales rotos que habían pertenecido a las ventanas de la torre. Dexter sostuvo una de las armas en sus manos y le apuntó a Jess.

–Nunca apuntes un arma hasta no asegurarte si está o no cargada. –le dijo seria la mujer de cabello corto a su amigo mientras observaba el fusil, entonces sus ojos brillaron y le arrebató el arma– Es un Win 94. –comento mientras examinaba.

–¿Un qué? –preguntó Ezra.

Jessica suspiró pesadamente antes de responder– Un fusil Winchester .30-30, fueron diseñados en 1894 y producidos por Winchester Repeating Arms Company hasta 1980. Esta arma fue la más popular en la revolución, ambos bandos la usaban, incluso le compusieron un corrido. –al ver la cara de confusión de sus amigos prosiguió– Ya saben “Carabina 30-30”

–¡Ah! Claro… –dijeron sus amigos al unísono.

–Nosotros somos frikis de películas de terror y tú de armas. –le dijo Dexter.

–No lo soy. –puso el fusil en el piso– Es historia.

–Yo creo que basta con saber los hechos –intervino Ezra– En los exámenes nunca preguntan qué armas utilizaban.

–Nunca está de más saber.

–Bueno… ¿Entonces esto es una torre de vigilancia que usaban en la revolución? –era solo una especulación, tampoco es que necesitara una respuesta, luego podría preguntarle a la abuela, pero fue lo único que se le ocurrió decir mientras su cerebro procesaba todo lo que estaba viendo para incorporarlo al guión de la película.

–Eso parece. –respondió Jess.

–Creo que haré unas modificaciones en el guión.

–¿Me darás más de tres diálogos? –pregunto interesado el pelirrojo.

–Ya veremos.

Notas finales:

Gracias por leer nos leemos pronto :D


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