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Más allá de la verdad por Miraku

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Notas del fanfic:

¡Hola! Mucho gusto, soy Miraku y me emociona muchísimo que les pueda compartir esta nueva historia n_n/.

Pero eso sí, hay cosas que hay que dejar digámos que en claro:

  1. La historia al ser AU (Universo Alterno), las personalidades de los peronajes podrá llegar a variar. O sea a cambiar, esto es con el fin de que se adecúen a mis escritos.
  2. Habrán cuatro tipos de narradores: •Misaki, •Hiroki, •Shinobu y, •Narrador en tercera persona (omniciente). Bueno aviso esto porque no soy de poner: (Personaje)POV, quita la concentración de la lectura. En cada capítulo eso sí, avisaré quienes narraron el capítulo, por si acaso, igualmente se darán cuenta de quién es quién cuando narran. xD
  3. Cada martes se estará subiendo capítulo, y los lunes repondo los rews de todos, así que no crean que soy de esas personas que dejan los rews sin contestar, al contrario: los contesto un día antes de actualizar siempre, en este caso los lunes, es como un aviso de que el siguiente capítulo está listo. (esto por ahora se ha pospuesto debido a fallas técnicas)
  4. Siempre que vaya haber escenas sexuales. lo aviso en las notas principales. xD no sé si eso era necesario, pero por si acaso...

Bueno, bueno creo que eso era todo, eso sí, muchas gracias por darle una oportunidad al fanfic, este es un proyecto bastante grande y con mucha trama, o sea que hay para rato con el fic.xD.

Créditos: Los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen, éstos son de propiedad de Shungiku Nakamura. Yo únicamente los uso para la elaboración de mi historia sin fines de lucro.

PAREJAS:

-Romántica.
-Egoísta.
-Terrorista.
-Una orignal <<serán leves.

Géneros:
AU, Fantasía, Drama, Acción.

Advertencias:
Lemon, muerte de personaje.

Notas del capitulo:

Bueno aquí el primer capítulo de este fanfic, creo que será largo.

NARRADOR: Misaki.

Espero que les guste,

Sin más a leer:

Salí corriendo de mi casa, sin mirar atrás. Quería estar solo, ¡de nuevo peleaban ellos dos! Tenía miedo, tenía miedo de sufrir algún daño. Mi padre borracho y mi madre que le reclama por sus malos hábitos. Para un niño de tan solo seis años, aquello le aterraba, temía por él mismo y por sus padres…
            Vivía en una casa alejada de la cuidad, o bueno ya empezaba a urbanizarse más el lugar donde vivía. Cerca de mi hogar hay un bosque, mi lugar preferido para pasar el día y la noche, ya sea jugando, durmiendo, haciendo mis tareas o comiendo con unos amigos. Y ahí era donde me dirigía una vez más, escapando de mis miedos. Sus árboles eran frondosos y altos, había un pequeño riachuelo con el agua cristalina, donde podías ver perfectamente tu reflejo. No quería escuchar los constantes gritos de mi madre y los reclamos de mi padre. Quería estar solo. Mis piernas no dieron para más y dejé de correr, esperé unos segundos para retomar el aire y seguir mi camino. La noche era más brillosa que de costumbre. Si hay algo que me fascina, es la noche. Comencé a caminar, ya me faltaba poco para llegar a mi lugar preferido, con cada paso que daba más árboles veía y con ellos, vi luces. Sí, lo que vi eran luces de varios colores, flotando entre la flora. Nunca en mi vida las había visto, pero me encantaban. Iba distraído viendo a todos lados, siguiendo a cada lucecita que se atravesaba con mí vista, hasta que sentí que algo chocaba contra mi frente. Era una mujer, muy, muy pequeña, de complexión delgada y delicada, toda ella era de color morado claro. Sus ropas parecían ser una flor, pues los pétalos eran la falda y los tallos de ellas cubrían sus senos. Desprendía una tenue luz, como las que había encontrado aquella noche. La mujercita, me vio por unos segundos y luego me sonrió ampliamente, le devolví el gesto. Vi como de sus manos salían chispas de varios colores fríos,  y comenzó a formar algo, movía sus manos con agilidad y rapidez, parecía una masa, un montón de polvo brilloso, y de eso la mujercita hizo una corona de flores. Eran de mis colores favoritos, morado, gris, aguamarina y verde esmeralda. Luego de verla por unos momentos, la pequeña mujer flotante asintió satisfecha y me puso el adorno sobre mi cabeza,  justo cuando iba a dar las gracias ella desapareció.
            Decidí no buscarla, supongo que todas esas luces de colores eran igualmente pequeñas mujeres y hombres de colores, que creaban coronas de flores. Cada vez había más claridad a pesar que era de noche, no fue necesario sacar la linterna de mano que llevaba conmigo. Y cuando llegué al riachuelo lo vi a él. Un hombre alto, que desprendía un aire de elegancia y poder. Lo recuerdo perfectamente, él estaba sentado sobre una enorme piedra y con un báculo jugaba con el agua, parecía dibujar o escribir algo. Sus cabellos grisáceos que se movían al compás del aire, su piel pálida que brillaba a la luz de la luna, su extravagante atuendo: un saco largo de color negro que le llegaba casi al suelo, unas botas largas arriba de las rodillas color café, pantalón blanco, numerosos cinturones, en algunos de ellos se veían colgados unas botellas con contenidos extraños. Su báculo casi tan alto como él, de color plateador y en la parte superior había una piedra preciosa de color lila, que de ella desprendía un aura del mimo color con tenues brillos de ésta. Esa misma piedra la pude ver en el broche con el que cerraba su saco solo que un poco más pequeño. Lo más interesante que vi de él, eran sus ojos. Apagados y sin vida pero a pesar de ello, con un bellísimo color morado pintándolos. Me sentí asustado. Él me vio y me regaló una dulce sonrisa, en señal de que me acercara, lo cual hice.
            —¿Q-quién eres?, ¿Por qué estás aquí?, ¿Por qué vistes de esa forma? —lancé mi bombardeo de dudas.
            El hombre soltó un pequeña carcajada y negó con la cabeza:
            —Es cierto lo que dicen de los niños: siempre quieren saber todo, por más descabellado que suene.
            Su voz, profunda y hermosa. Al igual que todo él, era mágica.
            —Bueno, vayamos por partes —volvió a hablar él.—, me visto de ésta forma porque… digamos que es mi uniforme de trabajo. Estoy aquí porque es uno de mis lugares favoritos, ¿y tú pequeño? No es hora para que los niños estén afuera.
            —¡Y-ya mero cumplo los siete!... pero no me dijiste quién eres.
            Él se acercó a mí me tomó la mano y me llevó al riachuelo. No quería mojarme, hacía frío y mucho más si entraba al agua. El hombre pareció entender el por qué no caminaba a la par que él, pero al ver su tenue sonrisa me relajé y caminé: sentí el agua en las plantas de mis pies, pero nunca pasó de ahí, ¿ese hombre es brujo o qué? Pero hizo que pudiéramos caminar en el agua. Soltó mi mano, alzó con ella el báculo e hizo una increíble maniobra, dándole vueltas a éste con una gran rapidez, la arma fue poco a poco cambiando de color, a millones de tonos morados, azules oscuros, rosas: una galaxia, se veían las estrellas que salía del báculo. Todos estos colores se fueron concentrando en una bola en la punta del arma, la cual el hombre la golpeó contra el agua y la magia sucedió: como si fuera arena, figuras de varias criaturas, principalmente animales del bosque, se formaron y corrieron hasta el cielo donde simplemente desaparecieron, y la noche cobró más vida de la que acostumbro ver, el cielo no era negro, millones de colores lo acompañaban, las estrellas brillaban de tal forma que no era cegadora pero tampoco inservible, auroras boreales brillaban. Simplemente perfecto, el hombre me volteó a ver y sonrió.
            Él se fue a sentar nuevamente en la enorme piedra, yo lo hice igualmente a su lado, esperando a que me contara sobre su “trabajo”. Solo me respondió con una frase, que se me quedará marcada por siempre: “Soy el ser encargado de cuidar, vigilar y por supuesto crear la noche”. ¡Era un guardián! También me relató sobre las “flips”, eran las haditas que estaban de un lado a otro en lo más frondoso del bosque, la hadita que me regaló la corona de flores era una flip. Ya después de un rato, el sueño comenzaba a ganarme, pero algo que me impedía dormir era la curiosidad de saber el nombre de aquel guardián… él jamás me respondió, pues argumentó que posiblemente nos volveríamos a ver, tengo fe de que eso sucederá muy pronto. El sol estaría a punto de aparecer, y él tenía que irse. Antes de hacerlo con un simple y ligero movimiento de su mano derecha hizo un collar a mi medida, de correa negra y un cristal: éste era en forma de rombo y transparente, aunque cambia de color dependiendo en que situación me encuentro, como por ejemplo el negro significa que no me encuentro en peligro todo lo contrario, o el rojo que estoy en una situación de emoción extrema. En fin me fascina aquel collar.

Miré mi examen, si una de las razones por la cuales llegué un poco tarde a clases, es por esto. El profesor Kamijou es bastante estricto en especial con los exámenes y proyectos. Me desvelé estudiando y puedo asegurar que tendré una buena calificación, en especial por lo último que acabo de escribir, dónde pedía que se escribiera un relato de por lo menos mil palabras sobre alguna ocasión muy especial para mí, el conocer al más increíble guardián, el de la noche, ¡es más que importante! Me levanté de mi asiento y fui a dejar el examen en el escritorio del profesor, que al ver que era de los primeros en entregar se quedó con una cara de asombro, créame “demonio Kamijou” yo igual lo estoy. Suspiré en plan de victoria, recogí mis cosas y salí del salón. Hoy solo habría el examen final y después empezaría una celebración, no recuerdo muy bien sobre de qué, creo que del aniversario de la escuela. Habría lo típico, comida, juegos, torneos inter escolares, exposiciones, al aburrido discurso del director, en fin: una celebración como cualquier otra. Miré mi collar, pues con el tiempo éste crecía conmigo, ahora quedaba como cadena hasta la mitad de mi pecho, no creo que hoy haya algo diferente a como siempre es…
            Caminaba con el fin de ir a comprar algo en la cafetería, ya que si algo odio es la comida que hay en las kermeses de la escuela, hasta que sentí que alguien me tomaba por el hombro. El extraño que me tomó, dejó de serlo cuando me volteó y me encontré con el molesto de Sumi Keichii y sus “amigos”.
            —Mira a quién tenemos aquí —comenzó a dar sus estúpidos insultos.—, al chico más extraño de la escuela. ¿Cómo me divertiré hoy contigo, friki?, ¿Qué ya volviste a ver a unos de esos estúpidos guardianes?
            Sus amigos se rieron siguiendo la broma.
            —E-eso no te incumbe, Sumi… además, no veo por qué debes de molestarme, si ni siquiera te he hecho algo.
            —¿Qué no me has hecho nada? Deja de hacerme reír, Misaki. Tu simple rareza hace por completo mi día un asco. Siempre hablando como un niño de cinco años sobre unos seres que tu mente autista creó.
            Sus amigos volvieron a reírse y dándole a Sumi ideas para burlarse.
            —Tampoco te permitiré que me llames así, una persona con autismo merece respeto.
            —¡Ja! Pero tú para nada, maldito friki.
            Vi como alzó su mano haciéndola puño con la intención de darme un buen puñetazo. Cerré los ojos esperando el golpe, que nuca llegó, una tercera voz se escuchó:
            —Sumi, ¿por qué no usas tu cabeza llena de aire para salir volando?
            El nombrado casqueó la lengua al ver a mi mejor amiga, Aikawa.
            —Miren. Llegó la novia igual de friki del Tonsaki. ¿Qué? ¿También vienes a hablar sobre los dichosos “guardianes?
            Aikawa lo vio de la mala forma, me miró a mí y tomó mi mano, salimos de ahí sin decir nada más. Y nos dirigimos directamente al jardín trasero de la escuela, el sol estaba perfecto por lo que nos sentamos a hablar.
            Aikawa me miró y suspiró cansada, creo que porque me volvieron a molestar, no era ni de cerca la primera vez que sucedían situaciones como la que acabó de ocurrir:
            —Misaki ya tenemos 17 años, no puedes seguir así, sin defenderte. —me empezó a sermonear.— Sabes que con Sumi no debes de meterte.
            —¡Pero yo no dije nada! —me defendí.
            Mi amiga pelirroja suspiró. Ella al igual que yo cree en los guardianes. Nunca ha visto uno como yo, pero sabe de ello y bastante. Si existiera una carrera sobre la historia de guardianes, sin duda ella sería la primera de su clase. Sabe cada cosa sobre ellos, sobre la de nieve, el del viento, el del agua, la de la flora y su hermano el de los animales y ecosistemas, el del fuego, el del día, el de la noche, la del tiempo, el de la muerte, en especial éste último que es su favorito. Eso sí, si hay algo que ni ella ni yo sabemos, son sus verdaderos nombres, los ubicamos como “guardián de: y lo que protegen”. Me hubiera encantado aunque sea saber el nombre del guardián de la noche. Sentí un escalofrío recorrer mi columna y por instinto volteé a mi espalda, creí que alguien me veía.
            —¿Quieres ir a la celebración? —preguntó mi amiga, mientras se acomodaba unas de las tres gargantillas que traía puestas.
            La miré con un gesto irónico, sabe perfectamente que no me gusta eso, a ella tampoco. Aikawa rió sonoramente.
            —¡Anda aunque sea vamos a ver que pusieron y ver si encontramos a Todou! El pobre debe de estar buscándonos…
            —Está bien, vamos.
            Tomamos nuestras mochilas y nos fuimos del jardín en dirección a la entrada de la escuela, donde estaban las decenas y decenas de puestos. Nada que me llamara la atención, mi collar estaba en color verde, o sea que la situación era emocionante, creo que se descompuso porque esto será lo último que piense sobre las fiestas. No me gustan para nada. Preferiría estar en casa, en vez de tener música a todo volumen y recordatorios de ir a tales puestos. Joder y más joder. Pronto vimos a nuestro amigo Todou, como siempre sonriendo, con sinceridad. Me gusta su sonrisa.
            —¡Chicos! Por fin los encuentro.
            Los saludamos chocando los cinco y luego el puño.
            —Logré que Misaki accediera a venir a ver los puestos, me debes de comprar algo. Eso era la apuesta.
            Ya entendí porque mi amiga quería venir conmigo a los puestos.
            —Está bien, está bien… —rio.— por cierto, Misaki, el demonio Kamijou, te está buscando, dice que tiene que hablar contigo.
            —Bueno, ¿dónde está?
            —En su oficina. Corre.
            Me dirigía donde se encontraba el profesor, siento que será por algo malo, ¿pero de qué? Si soy un ángel, no dañaría a nadie. Corrí entre la gente, chocando con algunos y disculpándome con los mismos, cada vez se escuchaba menos ruido, me alegra que la oficina del maestro, estaba alejada de donde se hacía la celebración. Al llegar en frente de la puerta de donde se encontraba, toqué y el demonio Kamijou pronto me abrió, entré y me pidió que me sentara.
            —Misaki, estaba revisando los exámenes —comenzó a hablar mientras vi que se sentaba.—, el tuyo fue bastante sobresaliente, me impresionaste, fuiste la mejor calificación, y ésta pudo ser perfecta, pero hubo un problema.
            —¿C-cuál?
            —En el último ejercicio, pedí que narraran un acontecimiento que te sucedió, verdadero y-
            —¡Pero el mío es verdadero!, ¡T-tengo pruebas! Mire, el collar que describí es el mismo que tengo aquí. Tome.
            Saqué el collar de mi playera, me lo quité y se lo extendí. Lo tomó y lo vio quedando impresionado.
            Suspiró.— Ese no el problema, ¿qué es eso de “flips” o del tal guardián? Misaki tienes 17 años ese tipo de cuentos se narran a niños de 5 años; tienes una amplia imaginación y eso está bien porque podrías llegar a ser un buen escritor… pero no permitiré que te burles de mí, sé lo que es real y esto que escribiste no lo es. No me quiero enojar ni nada, pero por favor, Misaki entiende, hay que diferenciar de entra la realidad y la fantasía. Te cancelaré el ejercicio y no quiero escuchar peros de nada, absolutamente nada. Puedes irte… y-
            No lo dejé acabar.
            Me enojé, no me dejó hablar, no me creyó. Tomé mi collar del escritorio, recogí mis cosas y salí de ahí, no quería estar de todas formas en la escuela. Fui a mi casillero, tomé los libros paras las tareas, lo cerré y me dirigí a la salida, me quería ir a casa y eso haría.
            —Misaki ¿a dónde vas? —preguntó Todou mientras llegaba con Aikawa afuera del colegio.
            —A casa, no quiero hablar. Nos vemos luego amigos.
            Sin nada más que decir me fui, casi corriendo, me puse mis audífonos, ni siquiera quería tomar el autobús, así que caminaría hasta casa. Genial, tendré bastante tiempo para pensar. Mientras andaba, no me dejaba aquella sensación de que alguien me ve, volteaba repetidas veces y simplemente no encontraba alma alguna. Creo que me estoy volviendo loco, debe ser por la falta de sueño. El sol comenzaba a esconderse, el cielo se tornó rosado, me sentí triste. ¿Y si realmente estoy loco?, ¿Y si realmente soñé con aquel guardián y el collar que tengo fue un regalo de mi niñez? No quiero ni pienso saberlo. Solo a mi mente llega la imagen de aquel guardián, al igual que la noche, él me agrada, me hizo sentirme seguro… desearía con todo mi corazón volver verlo. Sé que los guardianes no envejecen, ni mueren, bueno sí puede morir, solo por una causa posible: heridas profundas. Como cualquier humano, si ellos reciben por ejemplo un cuchillazo pueden desangrarse y morir, pero de otra forma: ellos son inmortales, así si llegara a volver a verlo posiblemente estará como hace diez años, sin ningún cambio. Chequé la hora en mi teléfono, ya serían casi las siete de la tarde, ya estaba a nada de mi casa. Corrí hasta ella, saqué las llaves y entré. Subí corriendo las escaleras, mi madre posiblemente estaría dormida, no la molestaré y mi padre debe estar “trabajando”. Suspiré triste, ella no se merecía aquel sufrimiento que mi padre le provocaba. Entré a mi habitación, me cambié por una playera más cómoda de color verde menta pálido, dejé mi mochila en mi cama, solo me llevé mi sudadera. Bajé nuevamente y de la cocina tomé un paquete de galletas, solo por si me daba hambre, tomé agua, ahora me doy cuenta de lo lejos que está mi casa del colegio, me dolían un poco las piernas. Y sin nada que esperar, salí de casa en dirección al bosque, caminaba viendo a todos lados, únicamente el bosque era el lugar que no fue llenado con nuevas casas y vecinos que no conozco. Miré mi collar, estaba de color negro, mi favorito en él, pues todo estaba en orden y paz, no tenía por qué preocuparme. Llegué al lago, como siempre sus aguas claras, donde podía verme y al paisaje como si fuera un espejo, únicamente difuminando la imagen cuando había movimiento. Me puse la sudadera, comenzó un aire bastante fuerte, que raro no es común que esto suceda. Me senté en la roca donde lo encontré a él. Bostecé, joder tengo bastante sueño. Tomé unas piedritas que había en la orilla y comencé a lanzarlas a lago haciendo patitos. Estos eran los únicos momentos en los que podía descansar mi mente, respirar y despejar mis ideas. La escuela puede provocar que te asfixies y lo haces sin siquiera saber por qué, a veces me preocupo de más y cuando pienso bien las cosas, acomodo mis tiempos, todo vuelve a la normalidad. Pero igual no deja de ser demasiadas cosas que me impresiono como es que logro acabar todo con tiempo. Creo que esto ya comienza a cobrarme, hoy en la mañana las ojeras estaban más marcadas que de costumbre y de por sí a mí se me notan demasiado.
            Las palabras del profesor no dejaban de sonar en mi cabeza, ¡claro que no trataba de burlarme de él! Ni mucho menos, pidió escribir algo real, escribí algo real; desearía que me creyeran, me molesta bastante que no tenga a nadie de mi lado, los guardianes verdaderamente existen y no hay duda de ello. Rayos, el sueño comienza a ganarme, pero tampoco quiero volver a casa, no aún. Y esa maldita sensación de que alguien me ve sigue ahí, ya me cansé, creo que sí hay alguien espiándome:
            Me levanté sobre la piedra y miré todos lados.— ¡Si hay alguien ahí, que se muestre!
            No hubo respuesta. Le enseñaré a quien me esté viendo… o sí, enserio ya me volví un loco.
            De la nada vi una sombra, de una mujer para ser más específicos, temí un poco. Me preparé para atacar, hasta que sentí que algo detenían a mis pies, eran… ¿tallos de flores? Éstas se hicieron raíces, pegándose en el suelo, impidiendo que me moviera, me alarmé, hasta que un jazmín tocó la punta mi nariz, el jazmín es mi flor preferida, y no se encuentran aquí, son tropicales. Tomé la flor entre mis manos y la vi detalladamente: tenía un esplendor especial, su aroma era más fuerte pero igual de exquisito, su color blanco, brillaba, a pesar de ya estar obscuro. La flor comenzó a brillar más y más, el brillo era dorado. Cerré los ojos por la intensidad, y cuando sentí que ya los podía abrir, me quedé congelado. Una bellísima mujer alta, de cabellos violetas lisos y largo que le llegaban casi debajo de las rodillas, su cabeza era decorada por una corona de flores, de todos tipos, colores y formas, en perfecta armonía, lo colores fríos con los fríos, los cálidos con los cálidos. Su tez blanca y se veía suave. Facciones limpias y delicadas, labios carnosos, ojos grandes y de pestañas largas de tonalidad aguamarina claro, con un brillo de dulzura y coqueto. Traía un vestido largo de color blanco opaco, y justo debajo de sus senos había un elegante broche de oro, con salientes curvados en ambos lados y en el medio de éste había una piedra preciosa de la cual emanaba un brillo rozado y para completar su joyería, unos aretes bastante grandes, pulseras, ajorcas y collares de oro con pedrería en forma de flores, y tal vez estoy todavía más loco, per aquellas flores se movían, florecían y volvían a hacerse capullo, una y otra vez. La chica me sonrió y detrás de ella salió un chico: de cabellos castaños desacomodados por todos lados, su piel un poco bronceada, de baja estatura. Facciones delicadas para ser hombre, sus ojos eran peculiares, uno era de color verde como el pasto de primaveras, y el otro de color azul como los mares del caribe, ambos grandes con un brillo de inocencia. Traía un pantalón café roto hasta la mistad de las rodillas, de él salían hojas de varios tipos. Una playera de tres cuartos de color verde pantano cubría su pecho y en su muñeca derecha traía un brazalete grande que tenía una piedra de la cual emanaba un brillo café y verde volando en direcciones opuestas. Quién acompañaba también era otra chica: sus cabellos blancos, blancos, pero no como si fueran canas, no, como si hubiera nacido con ese color, éste era agarrado en una coleta alta dejando solo dos mechones como fleco, uno en cada lado, piel morenita y tersa. Sus ojos eran azules y frío como el hielo, pero a pesar de ello, se veían con un brillo de ternura, sonriente de labios delgados y brillosos. Era de la estatura de la otra mujer, su vestimenta constaba en un pantalón negro ajustado y se veía calientito, botas de peluche blancas con algunos tonos grises, éstas le llegaban hasta arriba de las rodillas, una playera sin cuello de un solo tirante que parecía ser de metal, plata para ser más precisos, al igual que el corset que traía de colores plateado y azules claros, varios cinturones decoraban su cintura y un collar a la altura de la clavícula con un diamante azul transparente.
            —¿Eres Misaki? —preguntó la mujer de cabello violetas. Yo asentí, dudoso.
            —¿Ves? ¡Por fin lo encontramos! —dijo la otra chica presente.— Deja que nos presentemos: El chico de ahí es Toby, el guardián hermano de la flora, es el guardián de los animales. Ella —señaló a la mujer de cabellos violetas.—, es Fiorella, la guardiana de la flora y yo, soy Ceci, guardiana de la nieve. Un gusto, Misaki.
            —¿D-dijiste guardianes? —pregunté emocionado.
            —Así es. —contestó Fiorella.— Pero no hay tiempo de explicaciones, te necesitamos.
            —Te hablaremos más a fondo del por qué cuando lleguemos.
            Justo cuando iba a preguntar, sentí un delicioso olor y mis párpados pesados, me dejé vencer por el sueño.

Cuando desperté, sentía que algo lamía mi mejilla, me removí, aún quería seguir durmiendo. Hasta que sentí que volvieron a lamer. Me desperté de golpe y sorpresa, sorpresa no estaba en el bosque de casa, estaba en un lugar extraño y alucinante al mismo tiempo, colores verdes por todos lados, árboles frondosos y grandes con animales corriendo entre sus ramas, había un riachuelo que corría detrás de mí, de él habían hadas bañándose, como las flips pero más grandes y visibles en forma, donde estaba acostado, eran varias tela como cobija y aunque fuera piedra era realmente cómoda; era un clima húmedo, es como si estuviera en una selva… ahora que lo recuerdo, Ceci, Fiorella y Toby dijeron que me necesitaban, ¿para secuestrarme? Se supone que son guardianes, no necesitan dinero ¿o sí? Sacudí mi cabeza. ¡Eso es lo de menos, tengo que averiguar cómo salir de aquí y rápido! Vi que alguien entraba a la “cueva” donde me encontraba, entre un hombre.
            —¡Oh! Ya despertaste, me tenías preocupado, Fiorella no es muy buena usando mis pócimas.
            Era un hombre bastante alto por cierto, ¿dónde rayos estoy?, ¿Conoce a Fiorella?
            —¡Oye! Yo sí sé usar tus pócimas, malvado. —entró Fiorella y se abrazó del brazo del hombre.
            El chico alto sonrió y negó para volver a verme a mí.
            —Ven, alguien quiere hablar contigo.
            —¿Quién? —pregunté dudoso.
            Las siguientes palabras me dejaron congelado:
            —A Usami, el guardián de la noche. Él nos dijo que lo conociste hace cerca de diez años.
            ¿Volveré a verlo? Sin esperar nada me levanté de donde estaba acostado, y vi a un cachorrito peludo de color gris a mi lado, él debió lamerme. Me salí de donde estaba y la más espectacular vista que jamás imaginé en mi vida, se posaron ante mis ojos.
            —Increíble… —fue lo único que pude articular.

CONTINUARA
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

Bueno, bueno espero que les haya gustado n.n ya que le di todo mi esfuerzo.

Me encantaría saber sus opiniones, todas son válidas, son mi motivación a continuar. Así que, ¿Rew?

El próximo capítulo literalmente ya comienza toda la historia como tal, y en el tercer capítulo será ya incluída la historia de los egoístas.

Espero que les haya gustado, un gran saludo,

Los Quere Musho Miraku SAYO~


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