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Master and Servant (The Noblesse) por Driadel Rumsfeld

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Notas del fanfic:

Awwww en verdad me apena mucho que no haya casi nada de ellos por aquí, pero bueno, comenzaré haciendo algunas cosas cortitas antes de irme a lo más largo, como para entrar en calor jaja

Espero que les resulte tan tierna la pareja entre estos dos como me resulta a mí. 

Notas del capitulo:

"Desde la primera vez que te vi, nunca me juzgaste, aceptaste mis actos y respondiste a ellos, me tomaste bajo tus alas y me mostraste tu mundo..."

En casa no se solía hablar últimamente, incluso los chicos parecían más silenciosos, ellos, que casi siempre revoloteaban por las cercanías entre risas y risas. Todos habían sido afectados por los últimos eventos ocurridos, Rai se había ido de "viaje" rumbo hacia las montañas junto con Frankenstein, o al menos eso es lo que se les había dicho, pero en verdad, los nobles y los tres experimentos que vivían en la casa, sabía que la nobleza en verdad aun se encontraba en los dominios de aquella construcción, durmiendo en el último piso, en una habitación que su sirviente había hecho especialmente para él.

Frankenstein observaba el ataúd en silencio. Su maestro se había ido a dormir hace un par de semanas debido al gasto de energías provocado por los últimos eventos, y aquél no sabía en verdad cómo sentirse; en parte se sentía culpable de lo ocurrido, porque si fuese lo suficientemente poderoso, su maestro no habría tenido que interceder para protegerlo a él y al resto.

Los dientes del blondo crujieron amenazadoramente.

Necesitaba más poder, lo necesitaba para proteger el mundo que su maestro amaba, pero por sobre todo, para protegerlo a él de sí mismo, del noble corazón que portaba y que le impedía no mostrarle ayuda a quien la necesitaba.

Frankenstein se arrodilló junto al ataúd, dejando que una de sus manos tocara la fina madera con la yema de los dedos. Quizá nadie dentro de esa casa pudiera entender lo importante que resultaba ser su maestro para él, pero así era, una pieza fundamental en su vida que le había salvado de la oscuridad, de destruirse a sí mismo. —...Maestro, lo necesito ¿lo sabe? No puedo dejar de sentirme culpable por todo esto. —El ceño del rubio se frunció ligeramente en lo que su cuerpo se apegaba contra el ataúd. Si algo le ocurría, definitivamente su mundo se vendría abajo. Quizá no demostrara lo mucho que le había extrañado durante esos ochocientos años separados, pero lo cierto es que no había estado un día sin intentar dar con su paradero, creando para él al mismo tiempo, un entorno en el que aquél pudiera aprender más de los humanos y ser libre de la tierra de los nobles.

Frankenstein dejó que su cabeza se apoyara contra la tapa del ataúd. No escuchaba nada desde el interior de la misma pero sabía que allí, descansaba su maestro, con aquél aspecto que desde la primera vez le hubo sorprendido. Los labios del rubio rozaron la cubierta en una caricia suave antes de que por fin algo más saliera de los labios del humano: —Por favor maestro, vuelva pronto.

Los orbes celestes buscaron algún tipo de respuesta, a pesar de que sabía que su maestro debía descansar lo suficiente antes de volver a mostrarse. Quizá era un simple sentimiento egoísta...soledad, si, tal vez era que se sentía completo cuando el azabache estaba cerca, a pesar de que todo entre ellos fuese una relación de maestro y sirviente.

Pero tal parecía que sus pensamientos no habían pasado inadvertidos y es que la tapa del ataúd hizo un sonido hueco al abrirse. Frankenstein se movió de su lugar hacia atrás, observando en silencio lo que ocurría, aunque aun así no se puso de pie. Los orbes buscaron la figura de su maestro entre la capa de humo que escapaba del interior, pero lo primero que divisó, fueron un par de orbes rojizos recién abiertos.

La mano con el anillo tomó delicadamente el extremo del féretro y pronto vio erguirse la figura del vampiro.

Allí frente al rubio, estaba nuevamente su maestro, con la misma expresión tranquila de siempre, aunque muy en el fondo el humano sabía que aquél estaba preocupado por los demás habitantes de la casa y por los niños. Para Frankenstein su maestro se había vuelto un libro abierto, a pesar que muchas veces no podía entender ciertas acciones suyas sin que se las explicase.

Esta vez Rai fue el primero en moverse, tomando contacto visual con el contrario, relajando su cuerpo a la par que una de sus manos se movía hacia adelante, en dirección hacia el blondo, tomando posesión de una de sus mejillas con la yema de los dedos, mismos con los que acarició la piel en un movimiento tan breve, que para cualquiera hubiera pasado desapercibido, excepto para su sirviente, quien no se movió de su lugar y tampoco se alejó del contacto ajeno.

—Has estado aguardando por mí.

Frankenstein podía saberlo ahora, que su maestro había sentido su presencia de alguna forma y quería atribuir aquello, a algo más que la conexión entre ellos, porque así lo sentía él incluso si no era así para su maestro.

Una de las manos del rubio se estiró en dirección a la de su maestro, tomando con cuidado por la muñeca al contrario, moviendo la misma apenas unos centímetros para que fuera esta vez su boca la que rozase la piel de la mano ajena, contacto que pronto se transformó en un pequeño beso. —Siempre, maestro. Nunca dejaré de esperar por usted. 

Notas finales:

Como son drabbles, iré actualizando seguidamente ahora que tengo más tiempo, así que espero que los vayan siguiendo a medida que logre sacarlos. También habrá un par de songfics cada tanto, pero ya avisaré cuando les toque. 

¡saludos!


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