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Dicusiones por Jesica Black

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Notas del fanfic:

Los personajes le pertenecen a Shiori. Lo hice en una hora el fic, así que tengan piedad de mi :( 

 

 

Discusión.

Por: Jesica Black.

 

 

Kardia de Escorpio es uno de los caballeros dorados más osados que pudiera haber pisado el santuario. No por alguna cualidad que lo develara como tal, sino por toda su esencia.
Ser el guardián del octavo templo no es fácil, sobre todo por lo que representa en sí mismo llevar los ropajes dorados que Athena entregaba a sus caballeros para luchar contra las fuerzas del mal.
Pero el joven escorpiano era más que un simple guerrero, que usaba aquella letal arma tras su uña escarlata que picaba en el cuerpo produciendo un terrible dolor en el sistema nervioso central, y para hablar de ello tendríamos que viajar desde los comienzos, cuando sólo era un niño pequeño y le habían detectado su problema cardíaco. Lo único que movía su vida desde ese día, era el vivir intensamente, expresarse de la misma forma y sobre todo, mantener esas conversaciones que tanto le agradaban con el dueño de onceavo templo: Dégel de Acuario.

No, no era por lo que es Dégel en si lo que le atraía, era más aquella conflictiva que le provocaba cuando se conocieron. El acuariano era diferente a lo que Kardia esperaba de un compañero, siempre se encontraba rodeado de libros, mantenía conversaciones en solitario y muchas veces cuando Kardia quería expresar su ira ante ello, Dégel le ignoraba.
Eso, de alguna forma no-biológica, afectaba el corazón de quien se creía el guerrero más sagaz de todo el santuario.

Tenía que admitir, Dégel a pesar de ser una persona seria y estricta consigo mismo, era bondadoso, aunque probablemente a Kardia le gustaría que se expresara un poco más.

Ese día, como todos los días, salió a patrullar la ciudad. Rodorio se mantenía tranquilo en esa época, por sobre todo dado a la llegada de la infanta Athena. Mascó el caramelo que se había comprado, lo tragó y subió los doce templos sagrados, saludando a sus compañeros de batalla. Pero una vez llegado al suyo, siguió de largo directo al de Acuario, el aguador.

Sagitario siempre solía estar desierto, y capricornio, bueno, capricornio solía estar con sagitario, por lo cual atravesó los dos templos con bastante prisa y sin necesidad de anunciarse.
Golpeó como pudo el piso, para hacerse oír, y sonrió abiertamente. Pasó por la cocina, la cual estaba anterior a la biblioteca/living donde Dégel solía pasar sus días, y robó una manzana suculenta que se encontraba en un platón junto a otras frutas. Le dio una mordida y mascó fuertemente, apoyándose en una de las enormes columnas de piedra.
Obviamente y no hacía falta aclarar, Dégel jamás apartó la vista de su libro.

–Sabes –comentó, casi de una forma grosera, por primera vez en todo el día los ojos violáceos del onceavo guardián se despegaron de ese libro forrado en piel–. Tal vez seríamos más unidos si me hablaras de vez en cuando.

–Kardia –murmuró, levantó la vista con una sonrisa en los labios, una que según Kardia no era o verdadera–. Tal vez sino irrumpieras en mi templo cada vez que se te da la gana….

–¡Que no se hable más! Esto termina en discusión –predijo y dio otra mordida a su manzana, ya iba por la mitad, pues la dentadura de Kardia era bastante voluptuosa.

–¿Y qué haces en el onceavo templo del zodiaco? –Preguntó y se levantó del suelo donde estaba rodeado de los libros más antiguos, cerró el que llevaba en sus manos y caminó hacia el santo dorado, pasando por encima de todos esos montículos de hojas–. Yo te diré que “no” viniste hacer, pedir prestado un libro.

–¿Cómo podría leer esas cosas? Apenas y puedo leer en griego y quieres que lea en tu idioma o en otros…. ¿qué diablos dice aquí? –tomó una hoja del suelo.

–Es la lista de compras –se la arrebata, algo sonrojado–. Y esta en griego.

–¿En serio? –miró con una expresión de espanto, Dégel no respondió, se fue directamente a la cocina y Kardia lo siguió–. Te apuesto lo que sea que no sabes ni la mitad de mi.

–¿Hm? Sé que tu nombre significa corazón, lo cual irónicamente tiene que ver con el órgano que más problemas te ha traído –se da la vuelta y sonríe–. Una ironía.

–“Una ironía” –murmura imitándolo–. ¿Qué te dijo Sage?

–¿Sobre qué? –preguntó mientras comienza a ordenar las cosas de la cocina, Kardia resopla.

–Eso estoy intentando descifrar, “genio” –rio bajito y se acercó, se colocó a su lado y le dio dos palmadas en las nalgas.

–¡KARDIA!

–Sólo intento ser amistoso…..–comentó con gracia, Dégel frunció el ceño bastante molesto.

–¿Amistoso? –cuestionó con ese tono de burla–. Amistoso es un perro que mueve la cola cuando llegas a casa.

–¿Quieres que te la mueva como un perro? –respondió inmediatamente.

–Al menos ya tienes el intelecto de uno –Bufó y caminó hacia el lado contrario a donde estaba Kardia–. No te importa que me diga Sage en una reunión privada.

–Si me importa cuando te vas de esta mugre de santuario –tira su manzana, a medio comer, al tacho.

–¿Tu mamá no te enseñaba a no desperdiciar la comida? –Preguntó y fue al tacho para sacar la manzana–. Y vete de aquí, no necesito un detective privado.

–Me vale –se acercó rápidamente hacia Dégel y lo arrinconó en la mesa–. ¿Qué te dijo Sage?

–¿Para qué quieres saberlo? ¡Y quítate de encima de mí!

–Quiero saber si volverás a irte a ese lugar, ese con nombre extraño.

–¿Bluegraad? –Kardia afirma y lo presiona más, Dégel le empuja–. No, no iré a Bluegraad ni a ningún otro lado….

–¿Entonces? –le toma mejor de la cintura, Dégel entonces baja la guardia y coloca ambas manos en los hombros del peliazul.

–Sólo me llamó para que traduzca unos informes en francés…..tu sabes que a pesar del enorme intelecto del patriarca, soy el único que sabe Francés en este lugar –comentó, casi como si le hablara a su esposo–. ¿Ya está?

–No…..

–¿No me vas a dejar?

–No, porque ya me puse duro –los labios de Kardia se curvaron, mostrando sus dientes, a lo que Dégel lo observó horrorizado.

–¡Basta Kardia! No estoy de humor –le empujó hacia la mesa que se encontraba en frente–. Siempre es lo mismo contigo ¿No? Sino vienes a buscar pelea, vienes a tener sexo….

–Buando, tu sabes, no funciono sin comida y sin sexo –comentó, cruzó los brazos y le siguió con la mitada–. Además, ya hemos tenido sexo antes, aguador, ¿quieres que te lo recuerde?

–¡Estaba en debilidad! No volverá a pasar, te lo dije esa vez y te lo digo ahora….–el peliverde de hermosos cabellos largos intenta retirarse lo más rápido posible, pero Kardia lo detiene, tomándole del brazo.

–Tú querías, yo quería ¿por qué no dejarnos llevar de nuevo por esos deseos mundanos? –se relame los labios y lo atrae, pero Dégel se niega y tira de su mano para desprenderla–. ¡Ay vamos, Dégel! No te hagas la virgen María.

–¡No me hago nada! –Suspira pesadamente, casi como si estuviera a punto de perder la paciencia–. Escucha…..esa vez, que nosotros…..–intenta explicar–. Que nosotros tuvimos ese….affaire.

–¿Qué diablos es affaire? –cuestionó irritado, estaba perdiendo la paciencia.

–Ese….sexo sucio y mundano ¡eso! –gruñó–. Cuando tuvimos sexo…......

–¿Vas a decirme una estupidez? Como que no querías o que fui muy duro. –esta vez era Kardia quien estaba gruñendo, y bastante molesto por lo que escuchaba.

–¡FUISTE UN BRUTO! –Criticó y volvió a tomar aire–. Kardia, escúchame, sólo quiero que seamos amigos, ¿de acuerdo?

–¿Pero qué me dices? ¡Si hasta Shion te escuchó gemir como puta! –Apenas y acabó de expresar eso, fue el mismo Dégel quien le congeló un mechón de su cabello–. ¡Oye!

–¡TU EMPEZASTE, ME LLAMASTE ZORRA!

–No te llamé zorra, te llamé puta, existe una gran diferencia gramatical en esas dos palabras –comentó, la paciencia del peliverde había llegado a su fin cuando señaló la puerta

–¡Vete!

–¿Por qué? ¿Eh? –Cruzó los brazos–. ¿Yo te hago gozar como nadie y tengo la culpa?

–¡ERES UNA MIERDA, KARDIA! ¿Cómo puedes decirme algo así? –el peliazul comenzó a reír, como si estuviera contando un chiste muy bueno, el acuariano no comprende en lo absoluto lo que está ocurriendo pero esa estruendorosa risa le hace bajar su ira–. Siempre es igual contigo ¿verdad?

–Me encanta cuando te enojas, me haces sentir más macho –se le acercó nuevamente, esta vez tomándolo más fuerte y aferrándolo hacia si–. ¿Por qué no te quitas toda esa capa de hielo que tienes a tu alrededor y nos calentamos un poco?

–Lo confirmo, eres un idiota….–coloca ambas manos en el pecho y empieza a empujar–. El calor es tu principal problema…

–Dégel, no hay nadie, debes dejar de hacerte el difícil cuando sé que quieres como un loco que te la meta por el culo….deja ese puritanismo que te hace tanto mal, cuando tuvimos sexo pude ver tu esencia…..

–Aaaah…..–suspiró, nuevamente se estaba rindiendo ante Kardia–. Tienes razón en algo….

–¿En serio? Wo, normalmente no suelo tener razón en nada….

–Bobo….–le tomó del cuello–. Es verdad, cuando tuvimos sexo fui realmente yo, deje de lado mi frialdad para satisfacer mis bajos instintos.

–¿Hm? Vaya, pensé que sería más difícil hacerte entrar, ahora vamos a la cama.

–¡CLARO QUE NO! Vete de mi casa.

–¿Hm? Pensé que ahora pasaríamos a la acción –el escorpiano suspira resignado, Dégel era bastante difícil de llevar y lo sabía.

 

La vez que habían tenido sexo tuvo muchísima ayuda, entre ello, la depresión de Dégel, cosa que no solía pasar a menudo, y por consiguiente, el exceso de alcohol en su sangre, lo cual le había calentado bastante para dejarlo preparado. Pero esta vez, el peliverde era consciente de lo que ocurría, no era tan fácil como aquella noche de placer donde le abrió las piernas y le hizo vibrar como nadie.

–¿Qué tengo que hacer para tenerte en mi cama?

–No sé, morir podría ser una opción –cruzó los brazos el acuariano y se dio la vuelta–. Ahora vete, quiero seguir leyendo.

–Aburriiiido.

–¿Qué dijiste? –giró en su eje y le miró frunciendo el ceño.

–No puedes divertirte ni aunque tu vida dependiera de ello.

–¡Ya quisieras!

–Es verdad……ese culo no sabe de diver…..–no terminó la frase cuando sintió los labios del otro por sobre los suyos. Había caído.

 

Kardia sabía perfectamente cómo hacer que el cerebrito de Dégel terminara cediendo, no porque lo hubiera hecho de esa forma antes, en realidad era una práctica, pero había funcionado.
Le tomó de las caderas y respondió el beso con más intensidad, acariciando su trasero con descaro, intentando proporcionar más placer a esas nalgas.
Dégel por su parte, no era un idiota, sabía lo que Kardia estaba haciendo y utilizaba aquello para hacer lo que realmente deseaba, como poner un paño de tela por encima de algo, de su esencia.

Hacer el amor con el acuariano no era del todo fácil, se quejaba constantemente de todo, pero a pesar de su poca experiencia con el galo, lo había logrado bastante bien.
Lo llevó a la cama, le acarició el cuerpo desnudo, le embadurnó la entrada con aceites y lubricantes para dejar pasar su enorme miembro entre las nalgas. Las embestidas eran sobre todo profunda, le tomaba fuertemente de las caderas y lo penetraba, con una de sus manos agachaba la cabeza del chico hasta la cama mientras levantaba las caderas hacia donde estaba él. Su pene ancho entró con absoluta libertad, como si lo conociera, y el ano le devoraba de una forma exquisita, apretándole con las paredes acolchonadas del interior.

Los gemidos que salían del interior del onceavo templo se hacían cada vez más fuertes, las piernas enredaban sus caderas, la traspiración ayudó a que el orgasmo se sintiera más al igual que ese enorme miembro en el interior.

Cuando cayó en el mundo de los sueños sonrió, siempre era así, siempre sería así, siempre antes del sexo mantendrían una pelea estúpida, ya buscarían un por qué o un cómo. Acuario y escorpión suelen ser signos completamente diferentes, y en la diferencia está la atracción que muchas veces podía ser el peor de sus males.

 

Fin.

Notas finales:

Antes que nada, SI, voy a acabar mi fic quebrados, solo me tomé un descanso mientras terminaba la facultad y el trabajo -w- ya entro en vacaciones la próxima semana.

Este fic fue cortito, un oneshot pero bueno.

 

Este fic va dedicado a Meli Romgood por su cumpleaños, espero que hayas tenido un hermoso día linda :) besotes.


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