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AMABILIDAD por Minato Sakuma

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AMABILIDAD

AMABILIDAD...

 

Cuando jóvenes, éramos amigos, no los mejores pero si de verdad; convivíamos poco, y cuando lo hacíamos hablábamos de cosas sin sentido, hasta que llegábamos a ese punto en el cual preguntabas, fingiendo casualidad, y yo te contestaba sin titubear, al final reflexionabas en voz alta: “... si al menos... ella me permitiera...” al sentirte descubierto te sonrojabas y nervioso me mirabas, yo fingía no haber oído y seguíamos divagando.

Por un extraño don de nacimiento, sabia lo que pensabas cuando me veías con ella, siendo solo una constante en tu cabeza: “¿por que...? ¿por que...?¿por que...?” , ni yo sabia porque ella actuaba así conmigo, tal vez era por agradecimiento por haberla vengado -aunque decían que yo era quien debería de agradecerle, ya que por ella di mi primer paso hacia mi predestinado destino-. Al vernos caminar, ella tomada de mi brazo, mientras platicábamos amenamente tus ojos se tornaban celosos, los cuales enmascarabas perfectamente con tu peculiar amabilidad...

En los años de instituto , siempre estabas ahí para ayudarme, me prestabas tus apuntes, me asesorabas en las tareas, etcétera... si, siempre tan pendiente de mi, que muchos pensaban que deseabas algo mas que mi amistad, pero que equivocados estaban... no tenias poderes como yo, pero si un gran don de la observación, la cual te ayudo a saber a que me dedicaba por las noches... por eso me ayudabas, además del hecho de que fuiste sincero al decirme que no sentías nada por mi mas que solo y simple amistad.

Cuantas veces limpiaste mi rostro y mis manos, manchados por las lagrimas de sangre que brotaban... de mis victimas salpicándome, sin preguntar ni insinuar nada, recibiendo como único pago un simple: “GRACIAS...”

Terminando el instituto nos separamos, tu te marchaste a estudiar al extranjero, y yo... no pude evitar mi destino y me convertí en “Otohori no Satsujin”, creyendo que al fin había cumplido con lo predestinado... que equivocada estaba....

El día de tu regreso decidiste buscarme, encontrándome -yo con ella- en una situación algo comprometedora (fajándomela a mediodía sin importarme nada) pero, amable como siempre, fingiste demencia y nos platicaste el porque de tu regreso: tu padre había sufrido un accidente, dejándolo incapacitado, por lo tanto debías regresar para hacerte cargo de la empresa; a nuestra corta edad (19 años)  éramos sorprendentemente maduros.

Cierto día fui a visitarte enfundada en “mi verdadero yo”, me felicitaste y sin rodeos me preguntaste:

– ¿Hace cuanto... que tú y ella...?

-No oficial, al terminar el instituto, oficial hace apenas dos semanas -conteste secamente, como si de una puñalada en el corazón se tratara, tal respuesta hizo cambiar tu semblante dando paso a la angustia y sin hacer uso de mis poderes sabía cual seria tu siguiente pregunta...

–La... ¿la amas...?

-No...– sin medir las consecuencias de mis respuesta continúe- pero no te preocupes, he conseguido un buen contrato, con el que ya le he dado un techo además, de que no le hará falta nada mientras viva –por primera vez, en todo el tiempo que te conocía, te vi sorprendido, se hacia tarde y me retire dejándote solo con tu incertidumbre.

El tiempo para mi transcurría entre mi trabajo y el disfrutar de ella, de ese amor que día con día me prodigaba, de esa inocente pasión que solo yo conocía y que me arrastraba en cualquier momento; desde la ultima vez, te visitaba muy poco, inconscientemente (tal vez no) te evitaba.

Se me encomendó una nueva misión, a mi parecer bastante sencilla (demasiado), lo  comente con  ella, al cabo de un rato después de explicarle, me pidió que la llevara conmigo, yo trate de persuadirla para que desistiera, sin éxito, le explique que era peligroso, no tanto por la misión si no porque algunos de mis enemigos podría descubrirla y le haría daño, sin hacer caso a lo que le decía decidió usar sus encantos y mientras su lengua jugueteaba dentro de mi boca, recordé que el edificio donde haría el trabajo se encontraba cerca del de tu empresa, sin pensarlo dos veces correspondía tus traviesos besos y le dije:

–De acuerdo, vístete que ya nos vamos- emocionada te apresuraste a la recamara. Pocos minutos antes de iniciar mi trabajo, íbamos camino a tu oficina, ya ahí te sorprendiste al vernos llegar, te explique la razón de mi visita, rápidamente lo comprendiste todo y aceptaste sin titubear:

–Esta bien, no tienes que explicarme nada, tu y ella son bienvenidas

-Gracias...– me acerque a ella, que hacia a un lado de la gran ventana que hacia a la vez de pared en tu oficina...

–Es ahí ¿verdad?

-Si, es en ese edificio

-Pero... ahí vive mucha gente...

-Todo va a salir bien no te preocupes, regresare pronto -la bese tiernamente, para que se sintiera segura; saliendo por una de las ventanas del edificio me dirigí a mi destino...

Ya ahí todo sucedió tal como lo había planeado: entre sigilosamente al cuartel de mis enemigos; un sencillo departamento con una mesa al centro acompañada de sus respectivas sillas sobre ella bolsas de sangre medica a medio beber y  a su lado un estante con diversos recipientes; queriéndome tomar por sorpresa uno de ellos salio de su escondite atacándome, automáticamente desenfunde mi katana, partiéndolo en dos, no tenia humor para  jugar a “el gato y el ratón” -como comúnmente lo hago- así que en cuestión de minutos acabe el trabajo. Me disponía a salir del edificio cuando oí el ulular de sirenas policíacas, los alrededores se vieron rodeados por una decena de patrullas, sin detenerme a pensar  el porque de su llegada regrese a la habitación de mis victimas, decidí salir de ahí por la ventana, deteniéndome en seco al oír las palabras de algún oficial...

–A los residentes del edificio, les pedimos de la manera mas atenta que evacuen... se nos ha informado de una supuesta implantación de bombas en diversos puntos de la estructura... Por favor salgan con calma y solo con lo que traen encima... no contamos con mucho tiempo...–lo sabia, esto fue demasiado sencillo, alguien deseaba ponerme a prueba... o peor, matarme...

Regrese sobre mis pasos para salir junto con los demás, así no me rastrearían tan fácil, ya salia de la habitación cuando de pronto todo el edificio se cimbro y el pasillo se comenzó a llenar de humo, una niña de escasos seis años grito asustada, instintivamente me dirigí a las personas que faltaban por salir -los habitantes de las plantas altas- indicandoles que subieran a la azotea, sus rostros se tornaron dudosos -era obvio, ¿como escaparían? si en lo alto solo había aire, ni modos que volaran- eso era, volar, rápidamente tome mi móvil y marque varios números; disponiendome a seguir al último sujeto que faltaba, otra detonación volvió a cimbrarnos, no quedaba tiempo...

En la azotea, los niños se aferraban a sus madres quienes los tranquilizaban con mentiras consoladoras, uno de los hombres se me acerco tomándome agresivamente de la gabardina se disponía a reclamarme, yo lo miraba inexpresivamente cuando guíe mi mirada a un lado, el la siguió sorprendiéndose de ver lo que yo veía…: un helicóptero apareció de la nada, de nuevo organice a la gente indicandoles que subieran, otras unidades hicieron acto de presencia, mientras esperaba a que todos subieran...

Ella miraba aterrada a través de la ventana, angustiada te pregunto...

– ¿Crees que haya logrado salir de ahí?

-No lo se... solo se que esto ya estaba planeado

-¿Como...?– dirigiendo su vista al televisor observa a mayor detalle lo que sucede –no puede ser...

Efectivamente esto había sido planeado, era una trampa; el edificio estaba por venirse abajo, afortunadamente solo faltaba un hombre y su hija, ya estando con un pie arriba del helicóptero se oyeron unos pequeños ladridos, la niña comenzó a gritar un nombre al que el perro contestaba, sin nada mas en su cabeza  que su mascota la niña bajo por el ante la mirada horrorizada de su padre quien quería ir por ella, lo detuve, regrese por la pequeña tomándola entre mis brazos, dirigiéndome a nuestro transporte el estallido de otro dispositivo hizo caer parte del suelo que se encontraba debajo de mis pies...

Tu continuabas mirando el televisor impotente a lo que sucedía, con voz entrecortada y mirando sus ojos esperando encontrar consuelo, le preguntaste...

–Aun sigue con vida ¿cierto?... verdad que si...–no supiste que contestarle, como era tu costumbre le sonreíste amablemente, esperando tranquilizarla, ella negaba con la cabeza evitando creer lo que sucedía,  continuo mirando...

Logre sujetarme de una de las varillas de la construcción, salvando mi vida y aun mejor la de la niña también, subí de nuevo, logrando con éxito alcanzar la escalera del helicóptero, hice subir primero a la criatura, cuando alcanzo a su padre me dispuse a seguirla, de la nada unas ligeras ráfagas de viento detuvieron mi arribo, sin darme tiempo de reaccionar, las cuerdas se soltaron haciéndome caer, ante las miradas sorprendidas de los que había salvado y aun peor ante tus hermosos ojos, que opacados por lagrimas de desesperación y horror, no creían lo que veían.

En segundos me vi atravesando el gran hueco que se había formado en la parte central de casi todo el edificio, mientras caía oí estallar tres bombas mas, sin salida alguna solo atine a cubrir mi rostro, como si con ello lograra evitar el embate de las ruinas de la construcción... sin saber nada mas solo espere la  muerte... aquella alma piadosa que por fin me liberaría de esta asquerosa vida, marcada por la sangre de otros... igual o mas asquerosos que yo...

Anhelaba tanto mi libertad que ya nada me importaba, incluso tu que eras la persona que “mas amaba en este mundo” ya no tenias ningún valor para mi, te habías convertido en un recuerdo mas de tantos... tal vez por eso el me odiaba tanto, porque sabia perfectamente que tu eras para mi lo que la basura a la mayoría de la gente... nada. Es por eso que al verme de nuevo en su oficina como la ultima vez, se abalanzo furioso sobre mi, tomando la gabardina entre sus manos, caímos al suelo, azotándome una y otra vez contra el mismo, sin importarte nada desahogaste tu corazón...

— ¡No se supone que tu deberías...! ¡¿Como te atreves a regresar así como si nada hubiera sucedido?! ¡¡Y lo que es peor te atreviste a hacerle daño!!

-En mi vida le he puesto una mano enci...– no pude terminar,  el impacto de tu mano sobre mi mejilla me hizo callar...

–¡¡Cállate!! La has hecho llorar... me has hecho sentir impotente al no saber como ayudarla... no lo sabes y no creo que te importe pero ha intentado suicidarse dos veces en menos de diez días... argumenta que quiere alcanzarte para así poder vivir plenamente ese amor prohibido que todo el mundo ve mal en este plano...

-Da igual si es aquí o allá, este amor nunca debió ser

-¡Exacto! Y no es que este en contra de ese tipo de relaciones pero... ¡¡solo quiero saber porque...!! ¡¿Por que tu...?! ¡¡Tú, quien fingiste ser su mejor amiga... quien finges ser el amor de su vida...!! ¡DEMONIOS...!– de nueva cuenta me mostrabas una parte de ti que no conocía, te sentías derrotado, esta vez no sabias como  enfrentarte ante tu rival... tu rival de amores, una mujer, que desde hacia muchos años considerabas tu única verdadera amiga... lentamente soltaste mis ropas, te alejaste poco a poco sentándote a un lado mió, confundido te pasabas la mano por tu frente , alborotando de  vez en cuando tu pelo, incorporándome, me acomode mi indumentaria, te mire mostrándote mi verdadera esencia, inexpresiva e insensible, pronuncie sin rodeos...

–Me voy, necesito verla...

-Co... ¿Como...?

-Disculpa el mal momento que te he hecho pasar... me retiro- asomándome por uno de los grandes ventanales de tu oficina, me disponía a irme...

–Espera... ¿como es que estas viva?– no conteste, mirándote, observaste que mi mirada era fría, insensible...vacía, solo eso basto para que sospecharas lo que me había sucedido, tu rostro se torno preocupado, queriendo confirmar tus sospechas me preguntaste

– ¿En que te has convertido ?... Yukai...

-No se, Henrry... ni yo misma lo se – me lance al vacío, desapareciendo entre los edificios, trataste de alcanzarme pero reaccionaste tarde...

Regrese a casa, la oscuridad y el silencio reinaban en ella, extrañamente me agradaba ese ambiente… me dirigí a la recamara principal, nuestro cuarto de batallas, excitantes y apasionadas; te encontré, ataviada en aquel hermoso camisón de delicados encajes y fina gasa que muchas veces disfrute quitándote, aunque ahora lo veía mas extaciante, mas sensual, seria tal vez ¿por que en tu afán de alcanzarme en el otro reino sin querer lo impregnaste con tu calida sangre?; débilmente entreabriste tus ojos, difícilmente distinguiste mi figura y con dificultad me sonreíste…

-Yu… ¿Yukai?... sabia… sabia que vol… que volverías por mi…

-¿Volver por ti? –tome una de tus manos y observe detenidamente el delicado corte que atravesaba tu muñeca- jamás te llevaría conmigo a ese lugar –pase mi lengua por la herida, saboreando aquel fino elixir que ingenuamente me ofrecías

-En… ¿entonces…?-

-Una nueva oportunidad –sin miramientos destroce el delicado camisón, postrando tus manos sobre tu pecho, hice que se bañara de tu sangre, sin prisas, lentamente mis labios recorrieron el rastro carmesí dibujado en tu piel; calido, sentía tu pecho calido, subí por tu cuello hasta tus labios, que sin tintura alguna siempre estaban rojos, los cubrí con un beso lleno de pasión, rozaste mi mejilla con tu mano, la tome bruscamente sujetándote fuertemente, mientras la otra bajaba por en medio de tu talle hasta tu ardiente vientre; inútilmente intentabas acariciarme, querías corresponder a mis demostraciones pero tu endeble estado no te lo permitía… poco a poco aumentaba el ritmo, tu papel de victima me extasiaba demasiado, te sometí mas de lo que acostumbraba y queriendo incrementar tu dolor, comencé a morderte y a hacerte moretones  por todo tu cuerpo; tus delirantes gemidos cesaron al exclamar un ultimo cargado de placer.

Cansada, dormías placidamente, en tanto yo había conseguido un medico para que te atendiera, él no diría nada, tal fue la paga… y la amenaza que estoy segura que no lo hará. Descansaba en el sofá cuando oí que alguien entraba a la propiedad, salí a recibirlo…

-¿Cómo esta?

-Bien, mande a traer a un medico… no hay de que preocuparse

-Que alivio. Yukai ¿permanecerás con ella para siempre? 

-No

-N-no… ¿entonces?

-Henrry, la rueda de mi destino no ha dejado de girar… eso quiere decir que aun hay muchas cosas esperándome, entre las cuales ella no esta incluida

-La… ¿la vas a abandonar?

-No, no puedo y no debo

-Eres cruel Yukai… Marine

-Yukai… entonces no fue un sueño

-No, no fue un sueño, tienes que descansar, vamos a la cama –antes de entrar- y tu… demasiado amable, Henrry

Poco tiempo después, supe que “ellos” me buscaban y como siempre antes de hacer algo fui a verte….

-¿Quién eres Yukai?

-Uno más de aquellos que deambulan en las sombras… el Otohori no satsujin, del que alguna vez te hable

-Entonces tu destino ya esta…

-No Henrry, el oráculo dice que no llevo ni la mitad de lo que se me ha predestinado, aunque en realidad no me importa

-Sí, ya se que a ti nada te importa

 -Solo esta extraña amistad

-¿Cómo puedo creer lo que me dices?

-Esto no hay que creerlo, basta con solo sentirlo –algo llamo mi atención- ya me encontraron –salgo por la ventana- Henrry solo un consejo…

-Sí lo se, y la verdad a mi tampoco me importa –te acercas y tomas mi mano- cuídate

-Gracias- me dejo caer al vació

-“Tanta amabilidad hace daño” ¿mas de lo que ya nos ha hecho? No lo creo

Escapando de mis persecutores, reflexiono sobre esas palabras…

-“Tanta amabilidad hace daño” que frase tan mas acertada, porque si no fuera por mi amabilidad con Marine, yo no estaría con ella…usándola; también gracias a ese sentimiento me enamore de ti Lee, y por su culpa te perdí, por su culpa he hecho sufrir a muchos de los que alguna vez quise o estime y por ella Henrry me hace sentir culpable… Amabilidad, amabilidad es lo ultimo que tendré en mi nueva vida- me detengo en seco desenfundando mi arma, al mismo tiempo que “ellos” creen tenerme en sus manos, sin titubear les cerceno la cabeza y atravieso su corazón, lanzando mis aurines al aire decapito a dos más, volviendo uno de ellos a mi mano. Tras una ligera lluvia de sangre él aparece… en un rápido movimiento lo amenazo con mi espada, apuntando su cuello…

-Bravo, eres incomparable, si de por si ya eras hábil, al recibir nuestra sangre desarrollaste aun mas tus habilidades… ahora si ya eres una Williams

-Mi nombre es Yukai Otohori

-Será como quieras, ya sabes en donde es la cita, te estaré esperando –enfundo mi espada, alejándome de él- me sorprende tu amabilidad, Yukai –lo miro de reojo, al escuchar tal comentario

-¿Amabilidad? –mi otro aurin regresa rozando su mejilla, corriendo un hilillo de sangre hasta su barbilla, alzando mi brazo lo tomo- ¡al diablo la amabilidad!- sorprendido me miraste desaparecer, sonriendo maliciosamente satisfecho.

FIN… ¿?  

 


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