Izuki Shun salió corriendo de casa, esperando alcanzar el autobús, no podía llegar tarde ese día a la escuela, era su último día como alumno de preparatoria, después de ese día solo faltaría la ceremonia y podría felizmente comenzar su universidad, por fin después de tres años de escuela entraría a lo que sería el inicio de su futuro, la idea lo aterraba y emocionaba de igual forma.
Tuvo que correr un poco detrás del bus pero afortunadamente el chofer lo había visto y se había detenido. El primer tramo de camino había sido normal, pero lo que no sabía Izuki era que ese día su vida cambiaría por completo.
Aun no amanecía y poco se veía en las calles, era algo a lo que Shun ya estaba acostumbrado por vivir lejos de la escuela siempre salía antes de que el sol saliera, el autobús dio vuelta en su habitual ruta.
Entonces un par de camionetas obstruyeron el paso del bus, la gente asustada, miraba de un lado a otro esperando que algo pasara; y pasó, un par de hombres armados y encapuchados se subieron al autobús, no dijeron nada únicamente buscaron entre los pasajeros. El por qué no lo sabía, de hecho poco podía procesar de lo que sucedía de un momento a otro ya estaba en una camioneta negra siendo encapuchado, poco había podido hacer cuando el par de hombres lo habían tomado por la fuerza, no importo cuanta resistencia pusiera al final lo habían bajado del bus, ya sentado en una de esas camionetas sólo atino a comenzar a llorar esperando que esas gentes no fueran secuestradores de omegas, porque eso era el, sólo su familia y más cercanos amigos sabían de aquello por lo que sería poco probable que se lo llevarán por esa razón, sin embargo también era la única cosa por la que se lo podían llevar.
Una hora, 20 minutos, no sabía cuánto tiempo llevaba ahí siendo llevado a sepa la fregada. Por fin la camioneta paro y lo bajaron, lo trajeron caminando un rato por lo que el adivinó era un edificio. Por fin entro a una habitación, lo amarraron a una cama y sus temores aumentaron, sólo lloraba y maldecía el no poder gritar o hacer algo, las situaciones de peligro en lugar de activarlo lo paralizaban, odiaba eso de él, y algo le decía que después de ese día, si lograba sobrevivir, aprendería a reaccionar ante malas situaciones.
Le quitaron la capucha y pudo ver una elegante habitación, sus secuestradores lo abandonaron y no tardo en entrar otro hombre. Era un alfa, lo sabía de sólo oler aquel aroma dominante que desprendía, ese que decía "acércate y te parto la cara"
Era alto y apuesto, cabello negro que le cubría media cara, ojos aceituna grisáceos un coqueto lunar debajo de su único ojo visible. El chico lo miro con frialdad, casi tristeza, se puso entre sus piernas y de un jalón lo despojo de sus prendas inferiores, no hubo caricias previas ni juegos pervertidos, tampoco torturas ni nada como eso que se supone llevan las violaciones. Únicamente se dedicaba a dilatarlo, y una vez que estuvo preparado unto con bastante lubricante su falo. Lo penetro de una sola estocada y las embestidas comenzaron de inmediato y por fin Shun pudo gritar por el dolor que suponía tener tal cosa dentro de él.
Odiaba la mirada de su violador, pérdida y como sí no quisiera hacerlo, pero sin parar. El muchacho eyaculo dentro de él, Shun seguía llorando, desafortunadamente ese día era su celo, por supuesto nadie sabía de aquello aparte de él, pero el hecho de tener la semilla de aquel hombre dentro sólo podía significar una cosa: embarazo.
-A partir de hoy tu estarás vigilado – hablo por primera vez el joven – cualquier movimiento que hagas yo lo sabré, así que no intentes deshacerte de él. – El joven acarició su vientre haciendo referencia al bebe que seguramente gestaría. – si te deshaces de él lo sabré y volveré por ti –
-¿Por qué lo haces?
-Eso lo sabrás después Izuki Shun
-¿Qué se supone que haré con un bebe? ¡Ni siquiera soy mayor de edad!
- No debes preocuparte por eso, ya yo me ocupare de el
-¿Qué quieres decir?
-Sólo tienes que saber que volveré a buscarte en un mes
- Puedo denunciarte
- No lo harás. Por qué sólo yo podré ayudarte con él, ¿quién crees que se hará cargo de él que no sea yo?
Shun no podía negarle o reprocharle aquello, tenía razón pero no sabía de qué iba todo aquello. Sólo quería irse de ahí y encerrarse en su habitación sin saber que hacer ahora con su vida, ya no tenía elección. Volvió a echarse a llorar, el del lunar lo consoló de una extraña manera, lo ayudo a lavarse y a vestirse, luego lo fue a dejar a su escuela, aún podía entrar a las últimas clases.
-Puedes quedarte aquí o te llevo a tu casa – el chico lo miro – dime
- Déjame en mi casa
El otro así lo hizo, ahora sólo tenía que pensar como decirle a sus padres, lo más seguro era que lo corrieran de casa Pero por ese momento sólo quería tirarse a morir un rato y no pensar.
Acorrucado debajo de las mantas esperaba abrir los ojos y pensar que eso era mentira, que nada de eso había pasado. Pero esa pesadilla era real.
Solo un mes, si dentro de un mes no presentaba síntoma alguno de posible embarazo eso terminaría; claro el golpe de la violación se quedaría, pero al menos ya no tendría un hijo producto de eso, al menos podría continuar con su futuro como tenía planeado.
Pasaron los días y como pudo se las arregló para no encarar ni a su familia, ni a sus amigos, no tenía cara para verlos hasta no saber el resultado de la violación, en esos días había estado recluido, sintiéndose mal, sintiéndose sucio. Al menos algo podía agradecer y era la amabilidad de su violador, también había leído casos de otros omegas y podía decir que el suyo no era ni la milésima parte de lo que otros habían soportado. Tal vez no curara nada pero lo hacía más soportable.
Pero aún seguía con la duda ¿Por qué buscaría ese hombre embarazarlo? ¿Qué ganaba con eso? No lo sabía ni le agradaba la idea de averiguarlo, en realidad no le agradaba nada que tuviera que ver con él.
Pasó un mes y no hubo síntomas, nada de mareos, nada de vómitos matutinos, y mejor aún, ninguna señal por parte de el del lunar. Casi podía pensar que aquella violación había solo una terrible pesadilla.
Por fin acepto salir con sus amigos una semana después de cumplido el mes, ya que desde el incidente los había estado evitando, no había hablado con ellos desde entonces y cada vez estaban más preocupados. Los cito para verse en el parque y hacer algo. Cualquier cosa para celebrar que había librado el embarazo.
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Himuro Tatsuya salió del laboratorio donde trabajaba, cambio su ropa de trabajo y se alistó para salir, había sido un día normal de trabajo, desde la mañana hasta esa hora, todo había sido completamente igual a su rutina.
Hacer su trabajo como se debe, lidiar con los trabajadores envidiosos que lo miraban recelosos por ser hijo del dueño de aquellos famosos laboratorios. Vamos no había sido su culpa nacer en cuna de oro, y en todo caso, tampoco era como si se estuviese colgando de su apellido para conseguir el alto cargo de tenía. La verdad era que simplemente era bueno para su trabajo, el máximo nivel que un hombre ordinario podía alcanzar.
Era jodidamente inteligente, con un buen físico y de gran familia, sobre todo lo de gran familia. Y entendía que le tuvieran envidia, que lo señalaran, que no lo quisieran, pero se le hacía realmente absurdo, esa gente en lugar de pasar la vida quejándose por no ser él, debería de trabajar para conseguir un mejor puesto.
Soltó un suspiro después de despedirse de la amable señorita que atendía la recepción; si no lo miraban con odio, era con ojitos de amor, la mayoría de las chicas que trabajaban en el laboratorio aspiraban a tener un amorío con él, algo para asegurarse la vida como mantenidas de un futuro gran empresario.
-Tatsuya ¿iras a ver al sujeto?
Tatsuya se giró hacia el muchacho que le había hablado con cara molesta, realmente estaba molesto de recordar cuan diferente a su establecida rutina, iba a ser ese día.
-Así es Junichi
Tatsuya sonrió al ver la cabreada cara de Junichi-kun, quien era la mano derecha de su padre, Yamamoto Junichi era un hombre corriente, no muy agraciado físicamente pero sumamente listo, era más grande que Tatsuya y odiaba realmente cuando este lo trataba como un igual, seguro de que por ser la mano derecha del amo y señor de la empresa merecía más respeto, como ser llamado por su apellido, o al menos con algún honorifico. Pero Tatsuya no lo bajaba de “gato de su padre” y lo trataba como si lo fuera, por diversión y porque entre el gato y el hijo, era obvio cual era más importante; claro suponiendo que su padre lo ve realmente como un hijo.
Con pesadez se dirigió al sótano para buscar su auto, un bonito coche último modelo deportivo en color negro.
No engañaba a nadie no quería ir a buscarlo, se rehusaba, no quería volver a ver aquella mirada inundada en terror, aquella mirada que debía de permanecer siempre jovial y alegre. Se sentía una basura desde que había abusado de Izuki Shun. No desde que había sabido que tenía que abusar de él.
Otro suspiro salió de sus labios, bien tampoco era como si en verdad tuviese opción.
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Había sido una tarde magnifica para Izuki, al final junto con sus amigos habían ido al cine, Hyuga y Kiyoshi siempre lo cuidaban de más, por ello habían estado muy preocupados, sin embargo ese día Shun les hizo saber que todo estaría bien, que no tenían que preocuparse más.
Kiyoshi Teppei y Hyuga Junpei habían sido, desde que él tenía memoria, algo así como sus hermanos mayores, pero se habían puesto el doble de recelosos cuando supieron que Izuki era omega, la situación de dicha sociedad se había estabilizado bastante, pero no por eso dejaban de ser perseguidos, aunque claro ese par solía ser demasiado paranoico, sembrando miedo en Shun.
-¿Estás seguro Izuki? – Kiyoshi lo miro preocupado - ¿Al menos nos dirás porque no saliste de casa durante este primer mes de vacaciones?
-No es nada chicos, de verdad, confíen en… mí…
El pelinegro apenas había podido terminar la frase, su corazón había empezado a palpitar fuerte del miedo al ver del otro lado de la avenida a su violador, ahí estaba, bajando de un auto último modelo, mirándolo desde la lejanía.