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Lo que es mío por mikuuchan

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Notas del fanfic:

Naruto ni ninguno de sus personajes me pertencen, son de su creador Masashi Kishimoto, yo solo los utilizo para mi entretenimiento.

Notas del capitulo:

Debería actualizar mis otros fics; de hecho, ya estoy trabajando en ello, pero me vino esta idea y tenía que escribirla antes de que se me olvidara ahahaha, solo es un three-shot ni más ni menos así que no va alterar la actualización de las otras historias que tengo. 

¡Si no te agrada el Mpreg, abstente a leer!

La Cuarta Guerra Ninja finalmente había terminado, asegurando con éxito el triunfo del mundo shinobi sobre su más temido enemigo, Uchiha Madara. La prosperidad y armonía reinaba en cada país dentro de las nombradas Cinco Grandes Naciones y con ella el motivo para honrar a su más privilegiado héroe, Uzumaki Naruto. Siendo éste la persona que logró la anhelada victoria en compañía de sus aliados. Sin embargo, pensando en conservar aquella sublime felicidad de júbilo en la mayoría de los poblados y ciudades aledañas, el sistema feudal decidió unir vínculos con los estados líderes para prolongar la unanimidad de paz, entre ellos la Aldea Oculta de la Hoja como principal precursor.

El alto mando tomó la decisión de realizar un enlace matrimonial entre un miembro digno de Konohagakure y la máxima autoridad gobernante de Suna, el actual Kazekage, Sabaku no Gaara. La propuesta nupcial había sido una solución temporal, considerando el poderío de ambas aldeas ninjas y la unión que aseguraría la tregua de dos grandes potencias para con el resto de las naciones hermanas que, indudablemente imitarían la celebración en un futuro cercano.

No era un secreto a voces conocer los genuinos sentimientos del Kazekage hacia el rubio revoltoso de Konoha, él amaba a Naruto y confesó su sentir al culminar la guerra contra Madara, tomando por sorpresa al blondo shinobi. Tal acción por parte del pelirrojo hizo hincapié a la resolución de paz, siendo aceptada la propuesta de matrimonio por el propio consejo feudal y dando el visto bueno de que el Uzumaki fuese el miembro honorable para completar el nexo...

—¡No permitiré que tomes una decisión descabellada por caprichos del Kazekage y el consejo, Naruto! —la Godaime se oponía totalmente a la supuesta resolución de paz que el sistema feudal estipuló en determinado momento. A su consideración, era una soberana estupidez el matrimonio forzoso que el alto mando consentía por la ambición de poder y el deseo egoísta del joven bermejo de Suna, quien no se negaba a tal imposición.

Tsunade intuía la tetra malintencionada de los líderes gobernantes para con el rubio. El actual círculo regente tenía conocimiento de la sexualidad de Naruto, siendo éste un doncel fértil y uno de los shinobis más poderosos dentro del mundo ninja, la continuidad de descendencia no se limitaría.

—La resolución de paz no solo beneficiará a Konoha y a Suna, también al resto de las naciones gobernantes al ser testigos de la unión entre aldeas ninjas. La armonía que deseamos para el mundo shinobi es un sueño que se podrá hacer realidad con este enlace. Además, los sentimientos de Gaara son sinceros, no tengo nada que perder. —el rubio ojiazul fingió una sonrisa que no pasó desapercibida por la Hokage. Tsunade entendía el criterio de Naruto, pero no deseaba ver a su querido nieto adoptivo en un matrimonio forzado, pensando únicamente en el bienestar de los ciudadanos, quizás la nobleza del blondo era más que su propio sentir, ignorando el amor que ya calaba en el doncel hacia el último de los Uchiha.

—La prosperidad en el mundo shinobi se podrá conseguir por otros medios, no bajo un contrato matrimonial, Naruto. El departir civilizadamente con los líderes de las demás aldeas ninjas, lograríamos afianzar nexos sin imponer sacrificios como el que quieres hacer. —Tsunade entrecruzó sus finas manos sobre la amplia mesa de la mansión Hokage, mientras posaba su mirada en el rostro estoico del blondo. —Pienso en tu felicidad y por tal razón me opongo, hijo.

—Te agradezco la preocupación, pero decidí darle una oportunidad a Gaara. Me casaré con él lo antes posible. —la rubia miró con sorpresa e indignación a su interlocutor, reaccionando inmediatamente de su estupor al golpear con fuerza el escritorio de su oficina, manifestando su desagrado ante tal respuesta por parte del doncel.

—Siendo la máxima autoridad de Konoha, haré valer mi posición de líder y me opondré al compromiso, Naruto. Lo lamento, pero es una decisión irrefutable que no pienso discutir. —el rubio frunció el ceño disgustado al escuchar las palabras de la Godaime. No podía creer que su abuela se negara a sus deseos de prosperidad para el mundo ninja. 

—Gaara es un hombre honorable, un buen líder y sus sentimientos para conmigo son verdaderos. No existe razón para oponerse, Oba-chan. Estoy seguro que con el tiempo corresponderé a su amor. —Tsunade sonrió con tristeza al ver la determinación en el rostro del rubio, ella no negaba las cualidades del Kazekage. Lo admiraba por lo que había logrado en poco tiempo en Suna. No obstante, auguraba un rotundo fracaso en dicho matrimonio si se llegase a concretar.

—Un matrimonio de amor unilateral no tiene futuro, Naruto. Si bien es cierto, Gaara demuestra tener sentimientos sinceros hacia ti. Sin embargo, un enlace sagrado como tal, no se basa única y exclusivamente en sentir cariño por parte de una persona. Debe haber confianza recíproca para establecer los lazos en una relación, y por lo que he notado a simple vista… tu corazón tiene dueño y no es el líder de Suna, sino tu mayor rival, Uchiha Sasuke. —el rubio entreabrió sus delineados labios, llevando una de sus finas manos en dirección a la boca para mitigar el gesto de sorpresa en sus agraciadas facciones.

—No sé de qué estás hablando, Oba-chan… —Naruto murmuró con rapidez, desviando su azulina mirada de los ojos color avellana de su abuela. Tsunade no tenía la necesidad de fingir una absurda incredulidad cuando intuía sobre los sentimientos de su nieto hacia el ninja desertor; de hecho, los compañeros y allegados cercanos del rubio divagaban acerca de ello con total seguridad, afirmando su razonamiento en el abandono del propio azabache y la búsqueda incansable del doncel por traerlo de regreso a la aldea.

—No tienes que hacerte el desentendido, Naruto. Entiendes perfectamente de lo que te estoy hablando. Tus sentimientos hacia el Uchiha van más allá de una amistad de antaño que no causa mayor sorpresa para nadie, inclusive Sakura lo supone y no reniega de ello como tú lo haces. —el rubio mordió con fuerza su labio inferior, mientras sus manos se aferraban a la tela de sus pantalones.

—No comprendas nada, Oba-chan… —el rubio habló con voz queda, intentando vanamente refrenar la angustia que crecía en su pecho. Naruto amaba a Sasuke, lo había descubierto en plena lucha contra el antiguo líder de los Uchiha, una tarea que no fue fácil admitir a sí mismo porque no lograba entender cómo ese sentimiento de hermandad se trasformó en amor. Sin embargo, jamás pensó en la minúscula posibilidad de declararse por miedo a perder el único lazo de amistad que aún quedaba entre él y el azabache varón. 

—Si eres tan amable de explicarme sabré entenderte, Naruto…

—Acepté casarme con Gaara para traer la paz al mundo shinobi. Sasuke se consume por el odio y la necesidad de venganza, siendo ésta su mayor prioridad. Deseo erradicar aquel sentimiento en él, mediante la creación de un lugar donde la armonía será el elemento principal junto la convivencia con el resto de los países que conformaban las Grandes Naciones. Por tal razón quiero ofrecerle un sitio prospero, demostrándole el cambio que se puede lograr en conjunto, Oba-chan. —Tsunade entornó sus ojos, analizando cada palabra propiamente dicha por el menor. No podía rebatir su lógica, viendo con minuciosidad la mirada expresiva en los zafiros de Naruto y el tono de voz audible que denotaba convicción.

—A pesar de que me oponga lo harás con o sin mi consentimiento, hijo. No obstante, te pido que lo pienses detenidamente. Sasuke es el amor de tu vida y el error que cometerás al casarte con otra persona te traerá dolor, Naruto. —el rubio se levantó con parsimonia de la silla, acercándose al puesto de la Hokage para abrazarla con cariño.

—Estoy seguro de mi decisión, Oba-chan. Lo que pienso hacer es únicamente por el bienestar de Sasuke, quizás puedes considerar cobarde mi idea de utilizar el enlace matrimonial para alcanzar tal propósito, pero seré feliz por lograr traer al Teme de vuelta a su aldea. Él verá el asombroso cambio de los ciudadanos al convivir con los demás habitantes de las naciones hermanas, siendo testigo de la paz que gobernará nuestro mundo shinobi como verdaderos hermanos. —la Godaime, suspiró con resignación, correspondiendo el abrazo de su nieto. Solo esperaba equivocarse y que el rubio alcanzara la felicidad con sus anhelantes sueños en puerta.

 

 

El compromiso matrimonial del héroe de Konoha, Uzumaki Naruto y la máxima autoridad de Suna, Sabaku no Gaara, corrió como pólvora en cada rincón de las Cinco Grandes Naciones, inclusive a oídos del propio Uchiha Sasuke, quien se sorprendió ante tal acontecimiento durante uno de sus frecuentes viajes.

En el área recóndita de los poblados de la frontera del País del Fuego, residía actualmente el pelinegro con motivos de índole personal. Las habladurías de la gente sobre el evento magnificente del mundo shinobi, no fue ignorada por el moreno. Le costaba creer que su eterno rival fuese capaz de contraer nupcias con el Kazekage. Sonrió con ironía, pensando que solo se trataba de simples y absurdos rumores de gente ignorante. Sin embargo, la semilla de la incertidumbre había nacido en él para atormentarlo en los días próximos...

Sasuke se sentía furioso ante tal aseveración, había contactado a uno de los ex miembros del antiguo equipo Taka para confirmar la desagradable noticia. Maldijo al pelirrojo y se odiaba a sí mismo por no poder controlar los sentimientos de ira hacia el tipo que en cuestión de escasos días tendría a Naruto en sus brazos, pero rápidamente recuperó el temple orgulloso digno de un Uchiha, decidiendo solucionar el molesto problema que le incomodaba en demasía.

 

 

Los días siguientes para la Aldea Oculta de la Hoja trascurrieron con verdadero caos, el matrimonio de la figura más importante del mundo shinobi, se casaría dentro de una semana. Los preparativos del evento se llevarían a cabo en la ciudad que vio crecer a Naruto, estando de acuerdo el propio Kazekage. El varón de cabellos bermejos cumpliría cada capricho del doncel, demostrándole cuanto le amaba.

Gaara no objetó palabra alguna en cuanto el lugar de realización de su futuro matrimonio, ya que también se daría un pequeño festejo en compañía de sus familiares en la ciudad de Suna para fraternizar las relaciones de ambas aldeas ninjas, siguiendo con el protocolo del sistema feudal.

 

 

Naruto suspiró con cansancio al mirarse una vez más en el amplio espejo de la habitación de su abuela. Tsunade y Shizune en compañía de las demás kunoichis se encargarían de vestir al rubio doncel para su cercana boda con el Kazekage, mostrándose recio en llevar el ropaje ostentoso que la Godaime compró para él.

El kimono color blanco de mangas largas estilo Uchikake, característico para las ceremonias de matrimonio, era absolutamente hermoso. La tela de seda bordeada con flores de Sakura en tonalidades rojas y sus degradados, acentuaba la tez trigueña de Naruto, a juego con sus expresivos ojos azules ligeramente delineados. Sin embargo, el doncel no se sentía emocionado en asistir a su propio festejo nupcial. Pensar en Sasuke le hacía dudar si estaba tomando la decisión correcta en aceptar dicho compromiso.

—¡Te ves precioso, Naruto! —el comentario entusiasta de la pelinegra asistente de Tsunade, trajo a la realidad al joven, mientras embozaba una pequeña sonrisa por el alago. Sin embargo, la Godaime miró con detenimiento a su nieto, deseaba que éste se negara a asistir a dicha boda que no sería más que un chantaje del consejo y el pelirrojo para asegurar sus propios beneficios y no las del doncel, pero debió callar por decisión del rubio ninja.

­—Cuando estés listo para salir, partiremos hacia la mansión Hokage, Naruto. —el rubio asintió con la cabeza, observando a las mujeres que le ayudaron a vestir, abandonar la espaciosa habitación, dejándolo con la grata compañía de su abuela. —Aún estas a tiempo para detener esta locura, hijo. Por favor no cometas una imprudencia que te podría costar caro.

—Te veré en la mansión, Oba-chan. Antes quiero ir a la roca Hokage para admirar el panorama de la aldea. —Tsunade dio su consentimiento, viendo con tristeza a su joven nieto. Le dio su bendición, partiendo hacia el lugar donde se llevaría cabo el compromiso.

 

 

Con dificultad el rubio pudo llegar al monumento distintivo de Konoha, observó cada detalle de su amada aldea. La vista majestuosa que se presentaba en su campo de visión le llenó de dicha, pero al mismo tiempo de incertidumbre por acercarse el momento de su boda.

—Ha sido un verdadero trabajo venir aquí con éste kimono, papá. Hoy me casaré con Gaara y antes de ir a cumplir con mi compromiso quise visitarte. La abuela no está de acuerdo en que asuma tal responsabilidad, inclusive mis amigos tampoco me apoyan. —la suave brisa acarició el rostro de Naruto, alborotando las sedosas hebras dorados fijamente arregladas para la ocasión. —Me gustaría escuchar tu sabio consejo...

—Quise pensar que todo lo que decía la gente en cada ciudad que visité eran simples rumores, pero al verte sé que es real. Te casarás con el maldito Kazekage, Naruto. —la voz varonil del pelinegro sobresaltó al rubio, girándose rápidamente sobre sus pies para encarar al azabache, quien le miraba con fijeza sin mostrar emociones como de costumbre.

—¡¿Qué haces aquí, Sasuke?! —el moreno miró con detalle la vestimenta del rubio, sonriendo ligeramente al admirar lo hermoso que se veía el doncel con aquel lujoso Kimono, mientras Naruto desviaba la mirada avergonzado por el gesto poco disimulado del varón de cabellos negros.

—Vine a comprobar si era verdad lo del supuesto matrimonio, Usuratonkachi. Ahora veo que es así y por obvias razones no pienso permitir tal estupidez. —Naruto parpadeó incrédulo, escuchando con atención las palabras de su moreno amigo. No entendía el actuar de Sasuke, entre ellos jamás existió una relación de carácter amoroso, sino todo lo contrario.

—¿Qué tratas de decir, Teme? ¡No comprendo nada! —Naruto inquirió con cierta cautela, observando recelosamente al atractivo pelinegro, quien se acercaba al asecho de su persona. Su corazón golpeteaba con fuerza, sintiendo la adrenalina recorrerle las venas por lo que el varón provocaba con su imponente presencia.

—No hace falta que entiendas nada, Dobe. Solo necesitas saber que jamás le pertenecerás al estúpido pelirrojo de Suna. —el rubio llevó una de sus delgadas manos a su pecho, intentando calmar el rítmico palpitar. Sintió el sublime roce que se posaba en su mejilla derecha, mientras Sasuke se inclinaba hacia su rostro para susurrarle cerca de los labios las palabras que siempre anheló escuchar. —Eres mío y de nadie más, Naruto…

El moreno invocó al enorme halcón de nombre Garuda, tomando en brazos a un anonadado rubio, quien actuaba por inercia. Naruto rodeó el cuello del pelinegro para sostenerse del agarre, a la espera de su inevitable partida en compañía del amor de su vida…

Notas finales:

Comentarios, opiniones, simpre los respondo, así que tienen toda la confianza de escribir que responderé gustosamente.

¡Nos estamos leyendo!


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