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Broken Record por NaranjaMorada

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Notas del fanfic:

KOF y todos sus personajes pertenecen a sus respetivos autores y son usados aquí con meros fines de entretenimiento.

Notas del capitulo:

Quiero dedicar esta historia a dos chicas geniales, primeramente a Aída que aunque no me da amor y me trata mal, yo la quiero (?), y a Jashinista, a quien conocí por aquí y me agradó saber que había más gente que compartía mis gustos, y a quien prometí un fic con nuestro querido Terry de protagonista. A las dos, lamento la tardanza y espero que consideren esto como un regalo adelantado de navidad XD también se lo dedico a mi hermano, quien aunque dice que detesta el yaoi, siempre me apoya en mis delirios XD te quiero.


Y bueno, un Terry/Rock que se me ocurrió de repente y no pude aguantar las ganas de escribirlo. Advertencia de lemon barato, personajes increíblemente OoC y cosas random, aclaraciones al final. ¡Espero les guste!

Un escalofrío recorrió la espalda de Terry en cuanto sintió el cuerpo del menor pegándose contra él. Rock lo abrazó por detrás, colocando las manos en su abdomen y el mentón sobre su hombro.


—Yo… estaba pensando que podíamos… Tú sabes —murmuró a su oído. De cierta forma Terry consideró gracioso el hecho de que diese tantos rodeos sin llegar al punto, pero no se animó a mencionarlo.


— ¿Ahora? —Fue todo lo el rubio mayor pudo preguntar tomando en cuenta las circunstancias. No tenía salida: Delante se encontraba el lavavajillas y detrás el joven, bien sujeto a él. Rock lo miró con vergüenza antes de asentir. A pesar de su aparente incomodidad no apartó la vista del más alto, e incluso se aventuró a bajar la diestra hasta llegar al borde de la ropa. Terry dio un respingo.


—Eh… la verdad es que estoy algo ocupado… —empezó a decir. Claro, el lavar los platos era una prioridad en su vida… Sonaba bastante lógico. Rock frunció un poco el ceño. Sin miramientos introdujo la mano bajo la camisa del contrario antes de darle una mordida en el cuello.


— ¡Oye! ¡Eso duele! —protestó Bogard. El menor le dedicó una enigmática mirada y Terry pudo contemplar que un sonrojo se hacía prominente en sus blancas mejillas.


— ¿No quieres? —preguntó Rock. Tuvo que tragar saliva antes de responder.


—Ah… N-no. Tal vez después de comer…


—Terry, acabamos de comer, por eso estás lavando los platos.


El mayor estuvo a punto de palmearse el rostro. Rock notó su incomodidad y se apartó en silencio.


—E-espera, Rockye. Yo… —musitó Terry en un afán de explicarse, al tiempo que colocaba el plato sobre el lavabo.


—Está bien. Iré a tomar algo de aire —contestó el menor antes de dar media vuelta para irse.


— ¿Quieres que te acompañe? —preguntó el más alto, pero se arrepintió enseguida de haberlo hecho. Rock lo miró con cara de hastío antes de salir de la habitación.


Terry se llevó la diestra al rostro, frotándose las sienes. ¿Por qué estaba actuando así? Por su mente pasaron todas las circunstancias que lo habían llevado hasta ese momento.


Al principio fue un shock el enterarse de que su pequeño Rock había crecido y había desarrollado sentimientos románticos hacia su humilde persona. Sin embargo, al ver su carita de culpa al confesarse, temeroso de que Terry se alejara de él, optó por actuar como el hombre adulto que era y quedarse a confortarlo, creyendo que era solamente una etapa del crecimiento, de esas que luego hablaban en televisión. Sin embargo, al sentir noches después sus caricias en todo su adormecido cuerpo, tuvo que aceptar la realidad: Rock no le era indiferente. De hecho, sus toques le ponían como jamás le habían puesto algunos, y sus besos, aunque torpes debido a su inexperiencia, eran los más deliciosos que probó nunca. Por supuesto, la culpa llegó pronto: No podía tener nada con él, considerando la diferencia de edades, el que ambos fueran hombres y, más importante todavía, su relación de padre e hijo que pasaría a ser la de un par de amantes.


Rock fue muy claro con él, e incluso Terry se asombró de su madurez: Lo amaba, amaba al mayor de los Bogard desde hacía mucho tiempo atrás, tanto que no lo recordaba con exactitud. Que cuando veía al mayor hablando con alguna mujer, le dolía, a pesar de que la chica en cuestión fuese solamente una amiga. Lo más duro para Terry fue escuchar cómo le revelaba el hecho de haberse tocado pensando en él. Que usaba de excusa los entrenamientos para tantear de más, para palpar sus músculos, y que después debía huir al baño más cercano, presa de la excitación.


Terry escuchó todo eso en silencio, tamborileando los dedos como hacía siempre que se ponía nervioso. Eso hasta que notó el rostro de Rock ocultándose de su vista y farfullando un “entiendo si no sientes lo mismo”. Y Terry tuvo que aceptar que sí, que sí lo sentía, pero que jamás se había atrevido a decir algo y en ese sentido el menor era mucho más valiente que él. Posteriormente se habían mirado fija y largamente antes de que el más pequeño se atreviese a besarlo,tomándolo de la nuca para que no escapara. Terry le correspondió con fuerza debido a que el chico hacía lo mismo, y no pudo evitar asombrarse del deseo que parecía desbordársele de la boca, el deseo por Terry y por nadie más. Nunca hubo alguien que sintiera tal devoción por él y, halagado, entrecerró los párpados y se dejó llevar por un ansia que no sentía desde hacía años.


Y así había iniciado todo. Debían mantener su relación en secreto aunque no era problema para Rock, acostumbrado siempre a callar sus emociones. Increíblemente fue más complicado para Terry, tan espontáneo y acostumbrado a demostrar su afecto en público, y que ahora no podría hacerlo a menos de que se tratase de un abrazo “paternal”.


Hubo también otro dilema al momento de que estaban a solas en su departamento: El tema del sexo. Terry sabía del mismo, pero únicamente cuando eran un hombre y una mujer los involucrados, fue entonces que se enteró que su pequeño Rock había frecuentado a escondidas los centros de reunión gay en South Town y ciudades aledañas, por lo que sabía qué hacer para que dos varones enamorados se demostrasen su cariño. Terry tuvo que dejar sus celos a un lado (y no pensar en el cuerpo de su Rock siendo tocado por alguien más) y poner atención a las indicaciones del menor, que le hicieron llegar con rapidez inusitada al más grandioso de los orgasmos. Aquello había sido una experiencia que estaba dispuesto a repetir cuantas veces fueran necesarias, y Rock pensaba lo mismo. Al principio todo iba bien y el sexo era una de las mejores cosas de estar juntos… hasta que el menor empezó a pedirle más y más. Terry no pensaba que eso se convertiría en un problema hasta que se dio cuenta que tenía un límite, y el gran lobo de South Town se había vuelto viejo. Otro choque con la realidad, y aunque Rock lo apoyaba y demostraba su afecto como siempre, Terry creía ver un atisbo de decepción en su mirada. No lo culpaba, Rock era un joven saludable y que había reprimido sus hormonas hasta que explotó, era normal que el contacto carnal con él le pareciese insuficiente. Tal vez si Terry tuviese unos años menos… Pero bueno, no era el momento de pensar en algo así: Rock lo había buscado, había acudido a él para saciar su libido como el chico enamorado que era y Terry lo había rechazado. No podía culparlo si es que salía a buscar a alguien más, la ciudad era grande y estaba a reventar de chicos igual de jóvenes y ansiosos que él… También hombres mayores, incluso más que Terry. Tal idea no le gustó para nada.


Se quitó el delantal, las ganas de hacer las tareas domésticas se habían esfumado. Se dirigió hacia la habitación que compartía con el más joven: Él y Rock acostumbraban dormir en el mismo cuarto desde que el último era un niño. En el departamento dormían en lechos separadas por mera comodidad y, cuando tenían ganas de estar juntos, simplemente caían en la primer cama que veían. Se recostó sobre la propia, incómodo y ensimismado. No podía pedir consejo a sus amigos o a su hermano menor, por el hecho tan simple de ser todos (o al menos eso quería creer) heterosexuales. Tampoco a Mary, porque ella en lugar de apoyarlo le rompería el brazo por hacer sentir mal al “pequeño Rock”, como jamás dejaría de llamarlo.


Chasqueó la lengua, la situación no era nada buena. De pronto, cierto pensamiento llegó a su mente, recuerdo más bien: las veces que lo habían hecho, él era “el hombre” en la relación (aunque sentía que ese no era un modo adecuado de nombrarlo), el que seguía los consejos del menor acerca de cómo moverse para llegar lo antes posible (y juntos la mayoría de las veces) y que no podía evitar soltar un grito ahogado en cuanto el interior ajeno se cerraba en torno a él. ¿Qué había de extraño en acordarse de algo como eso? En el hecho tan simple que, por un instante, se le ocurrió la idea de que posiblemente Rock deseaba eso de… ¿cómo lo llamaban? ¿Intercambiar papeles? Abrió los ojos de par en par. ¿De verdad sería que el menor quería hacer eso?


Por un momento se quedó en blanco, sin saber qué hacer. Nunca se le había ocurrido la posibilidad de que sucediese aquello, tomando en cuenta que toda su vida había sido (desde luego), la parte activa en una relación sexual. Jamás pensó que podría usar esa parte de su cuerpo para experimentar placer, aunque tomando en cuenta los gestos que hacía Rock cada que lo embestía (ya que por mucho que el menor intentara ocultarlos tras las manos, él conseguía verlos), podía apostar que no era algo tan malo. Tal vez debería probarlo, aunque la idea del dolor lo hizo sentir un escalofrío. Estaba acostumbrado al dolor de los puñetazos y demás golpes en las peleas, pero esa clase de sufrimiento era completamente distinto y, pese a todo, no estaba totalmente seguro de querer experimentarlo.


Sin embargo, era algo a lo que estaba dispuesto por él, por Rock. Tragó saliva antes de elevar un poco las caderas para desabrocharse el pantalón y bajarse los interiores. Soltó un suspiro antes de colocar la diestra en torno a su miembro y ejercer un par de fricciones, con el afán de relajarse antes de lo “otro”. En cuanto se sintió lo suficientemente excitado, bajó la diestra hacia su entrada. Inhaló antes de empezar a manipular la zona, hasta animarse a explorarla con el dedo medio: No pudo hacerlo, apenas introdujo la punta y la apartó enseguida, dolorido. Tal vez con la ayuda de algo más, como saliva… ¿Dónde rayos había quedado el lubricante? Tendría que improvisar. Llevó la mano a su boca antes de succionar el índice, indeciso. ¡Se sentía tan raro! y que alguien lo viera así… sobraba decir que no sería precisamente positivo. Pero aun así deseaba continuar, por lo que en cuanto lo consideró oportuno volvió a concentrar su atención en su parte baja. Quizá debía relajarse más… Justo estaba en eso cuando la puerta de la habitación se abrió y apareció Rock con su habitual semblante de indiferencia, mismo que cambió al asombro al mirarlo en aquella postura.


—… ¿T-Terry? —preguntó pasmado, y el más alto sintió como los colores se le subieron al rostro.


R-Rockye… Duró poco tu paseo… —dijo como pudo, e internamente maldijo su pésima suerte. Rock seguía mirándolo sin decir palabra, y Terry pensó que seguramente pensaría muy mal de él: Primero lo rechazaba y después se tocaba a escondidas. El joven dirigió su vista hacia la entrepierna del contrario por mera inercia, y el mayor de los Bogard no tuvo ni las fuerzas para cubrirse, tanta era su vergüenza.


— ¿Q-qué se supone que estás haciendo? —preguntó el chico, y Terry tragó saliva. ¿Qué podía decirle, más que la verdad? Se mordió la parte interna de la mejilla.


—Y-yo… estaba pensando que… —no se dio cuenta que esas eran las palabras usadas por el otro rubio hacia pocos minutos —.Nunca nadie me ha… ya sabes, e-eso…


No, Rock no sabía. Lo miró cada vez más confuso, y Terry bufó de la frustración.


— ¡Metérmela! ¡Jamás lo he hecho! —exclamó sin más. ¡Revelar algo así, a su edad! ¡Era todo tan vergonzoso! Y él que creía ser todo un adulto…


El joven Howard también se sonrojó. Sus mejillas se encendieron si es que se podía más, y entreabrió la boca aunque las palabras se negaron a salir de esta, hasta que carraspeó.


—Me… Me estás diciendo que eres… ¿virgen? —preguntó, y ese fue el acabose: Terry hubiese deseado que la tierra se lo tragase con todo y cama. Pero eso, desde luego, no sucedió, y tuvo que asentir con la cabeza ante la frase. Rock se quedó momentáneamente anonadado, y pasó la diestra por su nuca nerviosamente.


—Entonces, quieres que… ¿Qué lo hagamos así?—preguntó después de un vergonzoso silencio. Terry no respondió, tan sólo tomó aire para farfullar un ‘sí’.


No tenía porque haber un problema, ¿verdad? No es como si Terry fuese una chica virgen. Aunque en sí, lo era, excepto por lo de chica. Rock tenía más experiencia que él en ese sentido, así que confiaba que podría hacerlo de una forma no tan brusca… O al menos eso quería creer.


—Se… Sé gentil conmigo, ¿quieres? —suspiró Terry, con las piernas lo más abiertas que su pudor le permitía. Rock se sonrojó y se abstuvo de hacer cualquier comentario acerca de aquellas palabras tan impropias de su maestro. Suspiró y, en silencio, empezó a apartarse la ropa ante la mirada del mayor, quien hizo lo propio tomando en cuenta que únicamente debía quitarse la parte superior. En cuanto Rock terminó, se dirigió a buscar la botella de lubricante que guardaba dentro de un cajón (conque ahí estaba. De haberlo sabido, Terry se hubiese ahorrado muchos dolores de cabeza)


—Vamos a… a comenzar con lo más básico, ¿de acuerdo? Cierra los ojos —le pidió después de regresar y vaciar algo de líquido entre sus dedos. Terry obedeció aunque dio un respingo al sentir como su entrada empezaba a ser repentinamente embadurnada.


— ¡Hey! ¡Está helado! —protestó.


—Si no lo hago, te dolerá —afirmó el menor lo más tranquilo que pudo. La realidad es que él también se encontraba sumamente nervioso: definitivamente no era lo mismo hacerlo fuera, con chicos desconocidos y experimentados, que con el hombre que amaba y que para acabarla era “virgen”. Tragó saliva.


—Relájate —pidió para enseguida empezar a introducir el dedo índice en Bogard. Terry entreabrió los labios y soltó un quejido al sentir como procedía a moverlo de adentro hacia afuera.


R-Rockye… despacio…


El rubio volvió a tragar saliva. La voz del mayor sonaba tan erótica que estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para mitigar sus impulsos de írsele encima.


—Aguanta —atinó a decir antes de meter otro dedo, moviéndolo conjuntamente con el anterior en forma de tijeras. Terry arqueó la espalda, jalando las sábanas entre los dedos e internamente le pidió perdón a Rock por todas aquellas veces en que lo había tenido en esa situación. Tomó aire en pos de relajarse, pero su corazón bombeaba enérgicamente. Entre tanto Rock, con la mano libre, desabrochó su pantalón. Su entrepierna le pulsaba desesperadamente y dio un suspiro de alivio en cuanto su erección fue liberada de los interiores. Con cuidado sacó los dedos del cuerpo de Terry, quien soltó un jadeo. Observó que pese al corto tiempo, estaba bien dilatado, por lo que tomó al más alto de las piernas con firmeza para atraerlo hacia sí. Elevó una por encima de su hombro y un estremecimiento le recorrió al sentir la punta de su hombría contra la entrada del mayor.


SantoDiosRockesperanotanrápido —pronunció Terry ante la mirada confusa de Rock. Se encontraba agitadísimo y eso que todavía no empezaba lo “fuerte”.


—Estoy yendo lento, Terry —dijo el menor, depositando un beso suave en la piel contraria. Necesitaba tranquilizarlo o no lograrían nada. Terry exhaló sintiendo cómo se frotaba contra su entrada, provocándole un escalofrío.


—Tranquilo. Te amo —afirmó el joven mientras se introducía de una sola estocada en su interior. Terry abrió los ojos desmesuradamente y entreabrió la boca aunque sin soltar palabra alguna. Ladeó la cabeza mientras el otro se acomodaba en su interior. ¿En verdad la tenía tan grande? El joven esperó unos segundos, dejando que el mayor se acostumbrara a la intromisión.


—…Aquí vamos —anunció Rock antes de empezar a embestirlo. Terry jadeó mientras su cuerpo se movía al ritmo del otro. Dolía, pero no quería hacer mención alguna al respecto, tan sólo entrecerró los párpados sintiendo cómo se contraía ante el miembro contrario.


—E-está tan apretado… —farfulló Rock, y Terry creyó entreoír un tono de gusto en la frase. Sintió de pronto las uñas del rubio encajarse en sus caderas y dejó salir un ahogado gemido, apenas iba a pedirle que no fuera tan rudo, cuando de un rápido movimiento Rock cambió la postura y lo puso boca abajo.Terry posó la mejilla contra la sábana y apenas pudo apoyarse en las rodillas para elevar las caderas y dejar que el joven continuase penetrándolo. Rock lo tomó de los brazos, estirándolos hacia atrás sin parar sus movimientos pélvicos.


—L-lento… —logró murmurar Terry. Era inútil hablar, ya que Rock no le haría ningún caso: estaba demasiado concentrado en sujetarlo para continuar con sus frenéticas arremetidas. El mayor gimió al sentir cómo el golpeteo de la hombría ajena contra su interior iba en ascenso. ¿Ese niño no se cansaba nunca? Al parecer esa sería una excelente forma de averiguarlo. El rubio menor lo soltó de un brazo por lo que pudo apoyarse con el codo, temeroso de que sus rodillas no soportasen más tiempo su peso, eso hasta que su cabeza fue echada hacia atrás: ¡Rock lo estaba jalando de los cabellos!


Terry no era muy asiduo de usar la fuerza más que cuando luchaba y siempre procuraba tratar a Rock con suavidad, por lo que aquella fiereza resultaba nueva para él. Jamás había sido tratado con tanta brutalidad, y a pesar del dolor sentía algo más, como una especie de satisfacción. De pronto el menor lo atrajo hacia él, buscando sus labios con desesperación. Terry correspondió a su beso como pudo, ladeando la cabeza en un inútil afán de hacer el contacto lo más íntimo posible, pero no lo logró: un quejido emergió de lo profundo de su garganta cuando el más joven tocó un punto hasta entonces desconocido, haciendo que una corriente eléctrica le recorriera la columna vertebral bajando hasta su pene, provocando que se descargara sobre las sábanas de manera abundante, como jamás le había sucedido.


Cayó a la cama, con la cabeza dándole vueltas. Rock duró un poco más, sujetándolo con firmeza de las caderas mientras Terry intentaba reponerse inútilmente. Se mantuvo lo más erguido que pudo hasta que el joven se vació entre sus paredes, y apretó los párpados ante el repentino ardor. Escuchó al más bajo suspirar y desplomarse a su lado, boca arriba. Sin embargo, a Terry el mínimo movimiento le resultaba insoportable. Tenía los párpados entreabiertos y su respiración era pausada y lenta. Se imaginó que, posiblemente, así se sentía empezar a morir.


—Eres un exagerado —dijo Rock, acariciándole los cabellos en espera de tranquilizarlo.


—Me ahorro mis comentarios… —farfulló el mayor, a lo que Rock le dedicó una pequeña sonrisa.


—En realidad lo hiciste muy bien para ser tu primera vez —reconoció, aunque momentos después evitó la mirada de Terry, repentinamente avergonzado. El más alto acercó su diestra a la contraria para acariciarla con tranquilidad, por lo que Rock volteó a verlo, acercándose a él con timidez.


— ¿Por qué hiciste eso tan de repente? —preguntó. Terry esbozó una de sus habituales sonrisas.


—Bueno, no soy tan viejo como para no resistir algo como esto —dijo, orgulloso. A pesar del dolor, se sentía bien, había demostrado su cariño y confianza para con el otro, que Rock era el único hombre que podía tocarlo. Se estiró, haciendo una mueca de dolor que deshizo apresuradamente antes de mirar de nuevo al chico.


O-okey, creo que ahora sí podemos ir juntos a dar un paseo... A menos que quieras quedarte a repetir —dijo, sonriendo de forma coqueta tan sólo para molestarlo. Rock se sonrojó súbitamente y se quedó en silencio, pensativo. El mayor no comentó nada más, tan sólo hizo el ademán de incorporarse de la cama dificultosamente. Eso hasta que sintió los brazos del joven entrelazándose en su cuerpo.


—Nos quedamos —susurró Rock a su oído. Terry parpadeó sorprendido, antes de entreabrir la boca para protestar.


—H-hey, espera… Sólo era una broma, debo ir a…


—Nos quedamos, dije —espetó Rock antes de jalarlo de nuevo a la cama, hacia él.

Notas finales:

Y he aquí esta pequeña historia que, para ser sincera, mantuve mucho (demasiado) tiempo en el tintero. La verdad es que no me gustó del todo el resultado, considero que ya no escribo lemon tan detallado como antes y el hacerlo ahora me resulta un tanto difícil. Aunque al final ustedes, queridxs lectorxs, tienen la última palabra. 


Espero que les haya gustado y cualquier review me hará muy feliz. ¡Feliz próxima navidad y año nuevo! Mis mejores deseos para todos.


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