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El florista de la otra calle por ChanRoaar

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Notas del capitulo:

¡Muchas gracias por leer!

¡Felices fiestas a todos y feliz año nuevo!

Cruzando la calle desde la tienda de tatuajes y perforaciones, hay una pequeña floristería de exteriores blancos y tejados de color rosa palo que van a juego con todas las flores en exhibición en la parte exterior de la tienda, dándole un toque pintoresco a la calle y ofreciendo un gran contraste visual entre la tienda de aspecto rockero desde donde siempre la observa un chico de cabellos en tonalidades rosáceas. Baekhyun trabaja en aquel lugar, de paredes oscuras y ruidos constantes de máquinas de tatuajes; fue contratado por un muchacho algo más bajo que él y de cabellos rojizos hace aproximadamente siete meses, y no podría estar más agradecido con KyungSoo por haberlo contratado a pesar de ser aún considerado como un novato en el mundo de los tatuadores.


Su lugar favorito para mantenerse dibujando es el mueble junto a la ventana que da con dirección a la floristería de pintoresca fachada, sin una razón en particular, o al menos así era hasta hace dos meses, cuando un chico atractivo empezó a trabajar en el colorido local cruzando la calle, llamando con creces la atención de Baekhyun.


Chanyeol y ZiTao hacían burla con frecuencia de la mirada hipnotizada que Baekhyun mandaba con regularidad al muchacho que arreglaba flores todo el día, en la calle contigua, a veces olvidándose por completo del lápiz en sus manos y el cuaderno de bocetos en sus delgadas piernas.


Para aquellas fechas del año, solo estaban Chanyeol y él en el local supervisando si entraba algún cliente de improvisto pidiendo algún tatuaje o perforación de último minuto, puesto que las agendas volvían a llenarse la segunda semana del año con pedidos de todo tipo para las personas que allí trabajaban; así que Baekhyun simplemente se encontraba en el sillón de siempre, con una taza de chocolate caliente a su lado, cortesía de Chanyeol, y su cuaderno de bocetos en las piernas, haciendo la ilusión de que este estuviera trabajando en algo, puesto que minutos atrás lo había dejado en el olvido al ver al chico alto del otro lado de la calle empezar a preparar un pintoresco ramo para aquel año nuevo, el sí tenía mucho trabajo por hacer.


Minuto tras minutos las flores se deslizaban en los dedos del ágil florista al otro lado de la calle, terminando varios ramos y dejándolos en agua hasta el momento en que vinieran a recoger la entrega. El de cabellos rosáceos despegaba sus ojos de la floristería de a momentos, garabateando flores por todo su cuaderno, dibujando leves caricaturas del muchacho de cabellos negros al otro lado del cristal, que parecía tararear una canción mientras organizaba las flores en bonitos arreglos. Chanyeol sonreía desde el  mostrador, mirando a Baekhyun con una leve sonrisa dibujada en sus labios de manera aparentemente inconsciente y oscilando su mirada entre la caricatura que se dedicaba a dibujar de forma esporádica, junto a las flores, y el muchacho de la floristería, Kim JongIn.


A Chanyeol le recordaba a cuando el aún era un estudiante de artes y solía pasar por la clase 103, que usaban como un salón solo para uso de los estudiantes que no tenían otro lugares en donde quedarse a pintar, y observaba a KyungSoo pintar un lienzo tras otro por horas, sin cansarse, mientras el mismo garabateaba sus cuadernos y lienzos, oscilando su mirada entre su trabajo y el muchacho de, en aquel entonces, cabellos negros y ceño ligeramente fruncido debido a la concentración.


La diferencia entre ambos era escasa, Chanyeol, al igual que Baekhyun durante esas semanas, solía esconderse cuando el otro desviaba, con extrañeza, su mirada hacía donde él se encontraba, sintiéndose observado y luego olvidando aquello para volver a su trabajo. Pero Baekhyun no había notado que el florista al otro lado de la calle también lo observaba cuando Baekhyun estaba demasiado ocupado haciendo el diseño de un nuevo tatuaje para un cliente, ni tampoco el hecho de que aquel muchacho había comenzado a trabajar allí solo dos semanas después de haberse realizado un tatuaje con KyungSoo y haber preguntado quién era el muchacho de cabellos rosáceos y pantalones ceñidos sentado el otro lado de la habitación, dibujando con entusiasmo en su cuaderno de bocetos. KyungSoo se había negado a darle información acerca de sus empleados, alegando que no era ético y que si de verdad necesitaba algo del muchacho, le buscase fuera de las horas de trabajo, a lo que el de cabellos azabaches había asentido, aún sin despegar la vista de Baekhyun, que se había levantado a preguntar algunas recomendaciones para su dibujo a ZiTao y luego a Chanyeol.


Cuando Chanyeol supo quién era el nuevo florista al otro lado de la calle no pudo hacer otra cosa que reír a carcajadas, el hermano menor de su mejor amigo podía ser demasiado obvio por momentos, al igual que JongDae; los hermanos Kim no se caracterizaban por ser demasiado discretos cuando venían a la mesa temas amorosos y JongIn había alegado que estaba interesado en Baekhyun hacía un par de semanas cuando habían acudido con KyungSoo a una cena en casa de los mayores Kim, para celebrar la compra de la nueva casa de JongDae y JoonMyun, donde por fin vivirían cómodos fuera del apartamento de soltero de JoonMyun.


Baekhyun por su parte, se levantó de su asiento en la ventana, estirando sus piernas y bostezando con parsimonia cuando vio al repartidor entrar a la floristería y llevarse al pelinegro a la parte de atrás para darle todas las indicaciones de las órdenes que debería llevar ese día por toda la ciudad. Al parecer año nuevo era un día agitado para los floristas, pero no tanto como San Valentín.


– ¿Todo bien, Baek? – Chanyeol cuestiona cuando ve al chico de mediana estatura y complexión delgada caminar hacia su respectivo escritorio, tomar una caja debajo de este y ponerse de pie con ella en manos, con algo de dificultad. – ¿Necesitas ayuda?


– Estoy bien, Chanyeol –. El de cabellos rosáceos sonríe, dirigiéndose de nuevo al sillón y dejando la caja sobre este, antes de voltearse a encarar al pelinegro que sigue en el mostrador, pies en la barra y bocetos y marcadores regados por toda la mesa. – Voy a salir un momento a tomar unas fotos de las flores de al frente y vuelvo, ¿Sabrías si tenemos algunos lienzos?


– Sí hay, hace poco fui a comprar más con ZiTao, ¿necesitas que te saque algunos? – Chanyeol cuestiona con una sonrisa, bajando sus largas piernas de la barra y poniéndose de pie cuando Baekhyun asiente, más concentrado en sacar algo de la caja que está en el sillón donde antes estaba sentado.


Dentro de la caja hay algunas pertenencias de Baekhyun, una polaroid con nuevo rollo y papel fotográfico, acuarelas y marcadores de todos los colores imaginables, igual que una amplia gama de pinceles de distintas medidas y espesores. Baekhyun sonríe y toma la polaroid entre sus manos antes de salir de la tienda, acomodándose el amplio abrigo y colocándose el gorro que dejo en la puerta al entrar al local aquella mañana.


Los inviernos en Seúl son más fríos de lo que Baekhyun los había imaginado cuando partió de Bucheon a los 18 años, y a sus 21 ya debería de haberse acostumbrado a las bajas temperaturas de la ciudad, pero cuando sale del local donde trabaja le es imposible evitar dejar salir un estornudo y sentir sus largos dedos congelarse alrededor de la pequeña cámara instantánea que sostiene con firmeza, para no dejarla caer y arruinarla.


No le toma más que un par de pasos llegar a la floristería, donde JongIn sigue en la parte de adentro, colocando los pedidos en orden; o eso supone Baekhyun, cuando se agacha frente a las flores del exterior y les toma una foto de cerca, detallando los pétalos de las diversas especies de flores que allí se encuentran y otra desde otro ángulo, mostrándolas a todas hacer una gama de colores armoniosos que combinan con la delicada fachada de la tienda y la nieve en el suelo de las calles. Algo nervioso Baekhyun se aventura a entrar en la tienda, sintiéndola ligeramente cálida para que las flores estén a gusto y toma diversas fotos del local, guardándolas en los bolsillos de su abrigo cuando estas han terminado de revelarse, para no dañarlas.


Baekhyun salé de la tienda a tiempo para que JongIn lo vea tomar una foto desde la otra calle de la floristería, antes de adentrarse nuevamente en el local de tatuajes, dejando al pelinegro ligeramente decepcionado de no haber podido presentarse al chico de cabellos pasteles.


Cuando el de cabellos rosáceos vuelve a entrar al local Chanyeol ha preparado un lienzo para él y ha dejado algunos lápices especiales y otros elementos para que no ensucie su ropa mientras pinta y le agradece de manera silenciosa, recibiendo una sonrisa amplia del chico alto de cabellos negros, quien está muy ocupado hablando por teléfono como para emitir algo más que un mudo “de nada” desde el otro lado de la habitación.


Baekhyun se retira el abrigo y el gorro, colocándose un pequeño mandil con su nombre y atándolo antes de sentarse frente a la ventana, con el lienzo en medio entre el ventanal y el. Comienza dibujando pequeñas líneas y luego de algunos minutos contempla el boceto plasmado en el lienzo, dándole su propia aprobación antes de empezar a buscar entre sus acuarelas los colores que necesita, pinceles y demás utensilios.


El día empieza a irse con Baekhyun aún concentrado con sus pinturas frente a la ventana, mirando de vez en vez con dirección a la floristería, en busca de su inspiración. Chanyeol le mira desde atrás, sonriendo mientras recuerda de nueva cuenta sus épocas de estudiantes mientras Baekhyun se limita a fruncir levemente el ceño cuando una de las flores que se encuentra delineando toma el color incorrecto y se da cuenta que ha puesto el pincel sobre el color equivocado, así que lo limpia y sigue con las flores de alrededor para dejar como último el arreglo de su error, frunciendo el ceño por esto cada vez que pasa sus ojos por el lugar, enojándose y haciendo reír entre dientes a Chanyeol, que hace tiempo ha recogido todo su desorden y se encuentra mensajeándose con KyungSoo para ponerse de acuerdo en la cena de esa noche.


El local está destinado a cerrar temprano aquel día, después de todo es la víspera de año nuevo y cuando Baekhyun ve entrar por la puerta de caoba oscura a KyungSoo, con ropa formal y perfumado, sabe que se le ha acabado el tiempo para terminar aquel lienzo al que solo le desentona una rosa de color equivoco y algunos focos de iluminación sobre el rostro del sujeto plasmado en aquel cuadro. Más sin embargo, KyungSoo se quita el abrigo negro y le sonríe a Baekhyun, haciéndole un pequeño gesto para que siga con su arte, aún la puesta de sol no ha llegado y el chico de la floristería está regando las flores que llenan el local con delicadeza.


KyungSoo se dirige hacia el mostrador, donde esta Chanyeol apoyado, aun mirando a Baekhyun y su lienzo, sonriendo ligeramente. KyungSoo se posiciona al lado del más alto mirando a Baekhyun limpiar el pincel y cambiar la tonalidad del color que está usando para iluminar el rostro del florista en su lienzo, haciéndole sonreír con amplitud al notar lo que el de cabellos pasteles está haciendo, cayendo en cuenta de que Chanyeol lo ha estado mirando todo este tiempo, con algo de nostalgia y picardía impregnada en su mirada.


– ¿Te recuerda a algo? – El más alto cuestiona en voz baja, pasando uno de sus brazos por los hombros de su pareja, acercándole más hacia sí.


El pelirrojo asiente con una sonrisa divertida, alternando su mirada entre Baekhyun, el lienzo y el pelinegro a su lado. – Es como recordarte en el salón 103 durante el 5to semestre, cuando la profesora Shim nos mandó a hacer un retrato y no sabías si mirar el lienzo, o hacer como que no me mirabas–. KyungSoo confianza, riendo levemente ante el recuerdo de un Chanyeol de 20 años con cabellos castaños desordenados y manchas de pintura por todos sus brazos y a veces en su rostro.


El pelinegro ríe suavemente y se inclina ligeramente a besar la mejilla de su pareja, acercando más hacía sí al de baja estatura. – Te encantaba eso.


KyungSoo rueda sus ojos divertido, con una sonrisa en sus labios que puede decir mucho más de lo que sus palabras alguna vez dirán. La mirada de la pareja se centra por los próximos minutos en el lienzo del nuevo empleado, la rosa ha sido retocada y los últimos detalles han sido dados, Baekhyun ha firmado el lienzo en una de sus esquinas y sonríe orgulloso aún sentado frente a este, la puesta de sol llegará en tan solo dos horas, debido a que es invierno, y la tienda tendría que haber cerrado hacía una hora, pero los dueños del local le han dejado terminar su obra maestra, en especial porque están esperando a que sea la hora indicada para dejar salir a aquel chico de perpetuos ropajes oscuros o de colores pasteles, para que pueda conocer al chico que se ha esmerado por plasmar en su lienzo, tal como JongIn les había pedido hacía algunas semanas con un detallado plan de cómo quería conquistar al nuevo empleado de KyungSoo.


Baekhyun voltea hacía la pareja, llamando la atención de sus jefes mientras sonríe ampliamente, orgulloso de sí mismo y de su trabajo.


– He terminado, ya podemos irnos, muchas gracias por esperar–. El menor de los allí presentes hace una pequeña reverencia para los mayores, volteándose de nueva cuenta cuando recibe un asentimiento de estos,  para empezar a recoger las cosas que ha utilizado e ir a limpiar otras y dejar el local impecable, como siempre.


Chanyeol da el aviso a JongIn mediante un mensaje de texto y JongIn dirige su mirada a la tienda de tatuajes al otro lado de la calle, mirando a Chanyeol sonreír con aprobación mientras el muchacho de cabellos pasteles se mueve de un lado para el otro, recogiendo el desorden que ha dejado en el espacio que ha utilizado para pintar durante las últimas horas.


Baekhyun lava sus manos con agua caliente para retirar la pintura que ha podido quedar en sus manos y sale al local, escuchando a KyungSoo y Chanyeol deliberar si comer italiano en un restaurante costoso o algo tradicional debido a que sería año nuevo en tan solo unas horas, a lo que el de cabellos rosáceos ríe y se dirige a por su mochila, guardando en su cuaderno de bocetos las fotos instantáneas que ha tomado de la floristería y que ha usado de referencia aquel día. Se acomoda la ropa y el gorro cuando se dirige a la salida del local siguiendo a los mayores, dando un último vistazo por la ventana hacía la floristería, percatándose que se ha tardado demasiado en alistar todo y que la floristería ha cerrado y que el chico de las flores ya no está allí, entristeciéndose un poco ante la idea de que este podría ir a pasar el año nuevo con su pareja, porque era obvio, al menos ante el razonamiento de Baekhyun, que siendo tan atractivo, el pelinegro tendría más de un pretendiente en toda la ciudad.


KyungSoo salé primero, fingiendo no ver a JongIn parado a un lado de la entrada cuando saca las llaves del local para cerrar hasta el día lunes, seguido de Chanyeol quién se coloca a un lado de KyungSoo en la acera y le sonríe con discreción al menor de los Kim, deseándole suerte mientras Baekhyun salé, dando un bostezo y despejando el camino para que su pequeño jefe cierre el local, aún sin percatarse de la presencia del florista.


– Bueno, eso es todo por este año, ten un feliz año nuevo Baekhyun. – KyungSoo se despide, sonriéndole levemente al muchacho de cabellos en tonos pasteles. – Ten un buen regreso a casa, cuida que ningún desconocido te siga a casa, hay muchas personas locas hoy en día.


Chanyeol ríe levemente al ver la sonrisa maliciosa de su pareja dirigiéndose hacia JongIn, quién le frunce el ceño al pelirrojo que intenta molestarlo, ganándose una expresión extrañada por parte de Baekhyun, quién solo asiente y les desea un feliz año a ambos.


Cuando KyungSoo y Chanyeol se retiran, Baekhyun vuelve a bostezar, dándose la vuelta para dirigirse a casa y dejando escapar un leve sonido ahogado de sus labios, debido al susto y la sorpresa que le causa ver a alguien más de pie a su lado, y a quién antes no había notado.


 JongIn se encuentra también algo sorprendido por la reacción del muchacho de menor estatura, pero le sonríe levemente avergonzado, algo temeroso de decir algo y tiende en dirección al pequeño tatuador un ramo de gerberas, coloreadas en tonos pasteles. Baekhyun se sorprende de nueva cuenta e intercala su mirada entre el ramo arreglado hermosamente y el chico de sonrisa avergonzada al que normalmente solía espiar desde su lugar en la ventana; los colores suben al rostro de Baekhyun, sin saber que decir cuando el florista se ve algo incómodo al ver que él no dice nada.


El pelinegro carraspea levemente y se acerca un paso más a Baekhyun, sonriéndole con amplitud y tragándose todo deje de timidez que pudiese existir en su cuerpo, para romper el silencio. – Siento que esto sea algo raro…–. JongIn ríe levemente, apartando su mirada del muchacho frente a él un momento antes de respirar profundamente y volver su mirada al chico de cabellos pasteles. – Pero, me llamo Kim JongIn… y estas… son para ti.


Baekhyun aún no cree lo que está ocurriendo y parpadea incrédulo un par de veces antes de asentir, hacer una leve reverencia ante el chico y tomar el ramo que se le es ofrecido, ya que parece haber olvidado cómo hablar cuando el muchacho, que se ha presentado como JongIn, ha sonreído de forma amable y resplandeciente solo para él luego de presentarse.


–Y… me preguntaba si quisieras ir a comer algo, claro, si no tienes algo más que hacer… – JongIn se oye avergonzado y algo nervioso, terminando por delatarse cuando pasa una de sus manos por su nuca, sobando levemente su cuello en el proceso, mientras espera una respuesta. – Puedes decir que no si quieres, no… no te voy a obligar a ir, ni nada parecido… es solo que…


Y antes de que JongIn termine de pronunciar aquello, creyendo que el silencio del pequeño tatuador es un rechazo, Baekhyun asiente, colocando una sonrisa en sus labios.


–Está bien… me gustaría comer contigo. – Baekhyun acepta, abrazando el ramo que JongIn ha preparado para él con cariño, mientras sus mejillas se tiñen levemente de un color rosado más intenso que el de sus cabellos. – Mi nombre es Byun Baekhyun.


JongIn sonríe cuando escucha aquello, aún algo avergonzado cuando procede a indicarle a Baekhyun a donde quería que fuesen, mientras caminaban con dirección a uno de los parques de la ciudad, que les serviría como atajo, aun tomando algo de distancia entre sí, tímidos y avergonzados por su primer encuentro, en la víspera de año nuevo.


La situación parece un poco incomoda a vista de todas personas ajenas a esta y la verdad es que ambos muchachos se encuentran algo tímidos e incomodos mientras intentan encontrar un tema del que hablar a la par de que van descendiendo por la calle. Las manos de Baekhyun se están enfriando debido a que sigue sosteniendo el ramo de flores que le ha obsequiado el florista y JongIn se reprocha por haber hecho aquel tipo de regalos a una persona que no llevaba guantes en invierno, cuando las temperaturas eran notablemente inferiores a la de las semanas anteriores en la gran ciudad.


 


 


Baekhyun ríe con entusiasmo mientras JongIn le cuenta una de sus anécdotas recientes en la floristería, cuando su amigo SeHun fue a verlo para hacer un pedido para su pareja, Yixing. Hace horas ambos se instalaron en un pequeño restaurante hogareño entre las calles de Seúl, decidiendo que debían conocerse más y dejando a un lado la timidez inicial, pudieron entablar una conversación que no tenía, por el momento, la intensión de terminar.


JongIn había descubierto que Baekhyun podía hablar mucho y reírse de las cosas más tontas, así como hacer chistes muy malos, y Baekhyun, por su parte, había descubierto que JongIn no hablaba demasiado y que tenía una risa patosa y profunda, pero que el chico en general podía estar lleno de sonrisas mientras le escuchaba hablar. Algo le decía al de cabellos pasteles que allí había gato encerrado y que JongIn ya sabía más de él de lo que el mismo había podido decirle en las últimas horas, pero no le molestaba, porque él también sabía un poco más del chico de lo que creía. JongIn era dulce y amable con él, tenía anécdotas divertidas y lo más importante, podía hacerle reír de forma autentica mientras esperaban por su nueva orden de comida.


 


 Cuando las campanadas del nuevo año dieron inicio unas horas más tarde ambos muchachos se vieron entre sorprendidos y avergonzados, debido a las horas que habían pasado juntos sin percatarse, sonriéndose el uno al otro cuando las campanadas hubieron cesado, deseándose un feliz año nuevo con meras palabras llenas de vergüenza; JongIn invito al chico  de menor estatura a realizar un corto brindis antes de decidir que sería mejor escoltar al chico de apariencia aniñada hasta su departamento, donde Baekhyun le despidió con un sonrojo y un beso en la mejilla, excusándose con que debía llamar a sus padres para desearles un feliz año mientras se adentraba a su pequeño departamento de manera nerviosa por sus anteriores acciones. JongIn sonrío algo atolondrado por la acción del chico de cabellos pasteles antes de retirarse con un gesto de su mano y un “buenas noches”, haciendo su camino hacía su respectivo hogar con una sonrisa que aparentaba no desaparecería de sus labios en los próximos días.


Aquella noche, Baekhyun durmió con una sonrisa en el rostro, después de todo, su pequeño deseo de año nuevo se había realizado, al parecer aquel guapo florista estaba interesado en él de la misma forma que en la que el de cabellos rosáceos se había interesado en el pelinegro, y sin temor alguno, Baekhyun podría confesar que se había enamorado por completo del guapo florista de la otra calle, luego de una noche entera junto a él.


 


 


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– ¿Cómo crees que le haya ido a JongIn? – Chanyeol cuestiona mientras acaricia los cabellos rojos de su pareja con parsimonia, mientras miran un show de tv al día siguiente por la mañana.


– No te ha llamado, ni ha llamado JongDae, así que podemos suponer que Baekhyun no le ha tirado las flores por la cabeza y lo ha rechazado–. KyungSoo se encojé de hombros, bostezando mientras se acomoda más en el sillón, bajo la manta que ha traído desde la habitación a la sala de estar.


– Tienes un punto–. Chanyeol ríe divertido, inclinándose a dejar un beso en la frente del más bajo, quién sonríe con levedad por el gesto. – Pero cambiando de tema, ¿no te parece que sería una buena idea empezar el año con algo de acción? – El pelinegro cuestiona con una sonrisa ladina, provocando risas en KyungSoo.


– Tenemos unos días para quedarnos en casa, sin nada encima y ordenando comida a domicilio…– KyungSoo susurra sobre los labios del menor por meses, usando un tono provocativo mientras se acomodaba de mejor forma en el sillón, dejando al descubierto sus blanquecinas piernas mientras se sentaba sobre el regazo del azabache con gesto coqueto. – Eso claro, si quieres que no salgamos de la cama.


Chanyeol ríe por lo bajo mientras lleva sus manos a las caderas de KyungSoo, aquellas que conoce a la perfección desde hace años y que el pelirrojo sabe usar muy bien para provocarle. El pelinegro besa primero una de las mejillas del más bajo, antes de detenerse a escasos centímetros de los carnosos labios ajenos. – Eso era lo que tenía planeado…


KyungSoo ríe divertido antes de negar con su cabeza por lo obvio que podía ser aquel chico algunas veces y procede a unir sus labios con una sonrisa, llevando sus manos a desabotonar la camisa del pijama de Chanyeol. No importaba como hubiese salido la noche vieja de JongIn y Baekhyun, a él le interesaba más como pasaría el primer día del año entre los brazos de aquel gigante del que se había enamorado años antes.


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